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viernes, 31 de enero de 2020

ALLÍ ESTÁN!

Nos acompañan creencias en nuestro ser emocional.
Transcurre nuestra vida y muchas veces no llegamos a entender.
Las emociones parecieran que actúan solas.
¿De donde salió esta actuación?. Si yo no soy así.
¿No creía poder hacer esto o aquello? ¿Que me motivo a hacerlo?
Esas emociones ocultas (sombras), nos llevan por caminos que nos coscientizan las maneras de actuar y enriqueces pues muestran que en el sótano de nuestra vida hay recurso que no utilizamos y otras veces nos derivan a lo opuesto.
Solemos asustarnos cuando emergen, pues no las reconocemos y ¡Allí están!
No nos engañemos pensando que no somos ello también.
Consideremos que el error o el desconocimiento nos abre fronteras muchas veces.
Respetemos nuestro margen de error.
A través del mismo podremos sacarlo a la luz.
ASOMBRARNOS.

martes, 25 de mayo de 2010

PARALELOS : PARA-LELOS????

ESCRIBIENDOLE A PATTY (una amiga bloggera de Peru) me di cuenta por que estoy triste.
HOY ES EL BICENTENARIO DE LA ARGENTINA. ¡¡200 años!! un 25 de mayo de 1810.
Y HACE CUATRO DÍAS QUE ESTAMOS DE FESTEJOS.
PERO DEBIDO A QUE HAY PELEAS ENTRE EL GOBIERNO Y LOS OPOSITORES, TODOS LOS FESTEJOS SE HACEN POR PARTIDA DOBLE.
DOS FIESTAS!
DOS TEDEUM EN EL DIA DE HOY!
TODO PARALELO!
CUANDO DIJE TODO PARALELO, ME DIJE
TODO PARA-LELOS, O SEA PARA IDIOTAS
QUE ¿NO PUEDEN PONERSE DE ACUERDO
EN UNA FIESTA DE ESTAS CARACTERISTICAS?
¿TANTO CRECIMIENTO FALTA?
(parece que si) Y ESTO ES TAL VEZ LO QUE MAS DOLOR Y TRISTEZA ME PRODUCE
Y POR LO CUAL NO PUEDO FESTEJAR CON FELICIDAD.
UN BESO

sábado, 20 de marzo de 2010

TENER AL ENEMIGO CERCA....

SIEMPRE ESCUCHO DECIR QUE: "ES MEJOR TENER A LOS ENEMIGOS CERCA Y CONOCERLOS BIEN" pues de esa forma vamos viendo sus pasos de maldad y podemos cuidarnos de ellos.

Pero el esfuerzo y la influencia que nos lleva a luchar contra ellos, hacen que tengamos que aprender a usar sus propias armas, y ello con el tiempo nos transforma a nosotros tambien, colocando- dentro nuestro- armas que terminan por dañarnos.

Soy del sentir que es mejor tenerlos lejos!!!!!! y cuanto mas lejos mejor!!!!!!! y si están cerca pienso que una debe actuar como es, pues para que haya enemigo debe haber dos!!!!!

Solo una reflexión para compartir y tratar de "no engancharnos con quienes nos hacen mal"

viernes, 28 de agosto de 2009


Un artículo de Eduardo Galeano
Lo que me pasa es que no consigo andar por el mundo tirando cosas y cambiándolas por el modelo siguiente sólo porque a alguien se le ocurre agregarle una función o achicarlo un poco.
No hace tanto, con mi mujer, lavábamos los pañales de los críos, los colgábamos en la cuerda junto a otra ropita, los planchábamos, los doblábamos y los preparábamos para que los volvieran a ensuciar.
Y ellos, nuestros nenes, apenas crecieron y tuvieron sus propios hijos se encargaron de tirar todo por la borda, incluyendo los pañales. ¡Se entregaron inescrupulosamente a los desechables! Si, ya lo sé. A nuestra generación siempre le costó tirar. ¡Ni los desechos nos resultaron muy desechables!
Y así anduvimos por las calles guardando los mocos en el bolsillo y las grasas en los repasadores. ¡¡¡Nooo!!! Yo no digo que eso era mejor.
Lo que digo es que en algún momento me distraje, me caí del mundo y ahora no sé por dónde se entra. Lo más probable es que lo de ahora esté bien, eso no lo discuto.
Lo que pasa es que no consigo cambiar el equipo de música una vez por año, el celular cada tres meses o el monitor de la computadora todas las navidades.
¡Guardo los vasos desechables!
¡Lavo los guantes de látex que eran para usar una sola vez!
¡Apilo como un viejo ridículo las bandejitas de espuma plástica de los pollos!
¡Los cubiertos de plástico conviven con los de acero inoxidable en el cajón de los cubiertos!
¡Es que vengo de un tiempo en el que las cosas se compraban para toda la vida!
¡Es más!
¡Se compraban para la vida de los que venían después!
La gente heredaba relojes de pared, juegos de copas, fiambreras de tejido y hasta palanganas de loza.
Y resulta que en nuestro no tan largo matrimonio, hemos tenido más cocinas que las que había en todo el barrio en mi infancia y hemos cambiado de heladera tres veces.
¡¡Nos están fastidiando! ! ¡¡Yo los descubrí!! ¡¡Lo hacen adrede!! Todo se rompe, se gasta, se oxida, se quiebra o se consume al poco tiempo para que tengamos que cambiarlo. Nada se repara. Lo obsoleto es de fábrica.
¿Dónde están los zapateros arreglando las media-suelas de las Nike?
¿Alguien ha visto a algún colchonero escardando sommiers casa por casa?
¿Quién arregla los cuchillos eléctricos? ¿El afilador o el electricista?
¿Habrá teflón para los hojalateros o asientos de aviones para los talabarteros?
Todo se tira, todo se desecha y, mientras tanto, producimos más y más basura.
El otro día leí que se produjo más basura en los últimos 40 años que en toda la historia de la humanidad.
El que tenga menos de 40 años no va a creer esto: ¡¡Cuando yo era niño por mi casa no pasaba el basurero!! ¡¡Lo juro!! ¡Y tengo menos de... años!
Todos los desechos eran orgánicos e iban a parar al gallinero, a los patos o a los conejos (y no estoy hablando del siglo XVII) No existía el plástico ni el nylon.
La goma sólo la veíamos en las ruedas de los autos y las que no estaban rodando las quemábamos en la Fiesta de San Juan. Los pocos desechos que no se comían los animales, servían de abono o se quemaban. De 'por ahí' vengo yo. Y no es que haya sido mejor. Es que no es fácil para un pobre tipo al que lo educaron con el 'guarde y guarde que alguna vez puede servir para algo', pasarse al 'compre y tire que ya se viene el modelo nuevo'.
Mi cabeza no resiste tanto.
Ahora mis parientes y los hijos de mis amigos no sólo cambian de celular una vez por semana, sino que, además, cambian el número, la dirección electrónica y hasta la dirección real.
Y a mí me prepararon para vivir con el mismo número, la misma mujer, la misma casa y el mismo nombre (y vaya si era un nombre como para cambiarlo)
Me educaron para guardar todo. ¡¡¡Toooodo!!! Lo que servía y lo que no. Porque algún día las cosas podían volver a servir. Le dábamos crédito a todo.
Si, ya lo sé, tuvimos un gran problema: nunca nos explicaron qué cosas nos podían servir y qué cosas no. Y en el afán de guardar (porque éramos de hacer caso) guardamos hasta el ombligo de nuestro primer hijo, el diente del segundo, las carpetas del jardín de infantes y no sé cómo no guardamos la primera caquita. ¿Cómo quieren que entienda a esa gente que se desprende de su celular a los pocos meses de comprarlo? ¿Será que cuando las cosas se consiguen fácilmente, no se valoran y se vuelven desechables con la misma facilidad con la que se consiguieron?
En casa teníamos un mueble con cuatro cajones. El primer cajón era para los manteles y los repasadores, el segundo para los cubiertos y el tercero y el cuarto para todo lo que no fuera mantel ni cubierto. Y guardábamos.. . ¡¡Cómo guardábamos!! ¡¡Tooooodo lo guardábamos!! ¡¡Guardábamos las chapitas de los refrescos!! ¡¿Cómo para qué?! Hacíamos limpia-calzados para poner delante de la puerta para quitarnos el barro. Dobladas y enganchadas a una piola se convertían en cortinas para los bares. Al terminar las clases le sacábamos el corcho, las martillábamos y las clavábamos en una tablita para hacer los instrumentos para la fiesta de fin de año de la escuela. ¡Tooodo guardábamos!
¡¡¡Las cosas que usábamos!!!: mantillas de faroles, ruleros, ondulines y agujas de primus. Y las cosas que nunca usaríamos. Botones que perdían a sus camisas y carreteles que se quedaban sin hilo se iban amontonando en el tercer y en el cuarto cajón. Partes de lapiceras que algún día podíamos volver a precisar. Tubitos de plástico sin la tinta, tubitos de tinta sin el plástico, capuchones sin la lapicera, lapiceras sin el capuchón. Encendedores sin gas o encendedores que perdían el resorte. Resortes que perdían a su encendedor.
Cuando el mundo se exprimía el cerebro para inventar encendedores que se tiraban al terminar su ciclo, inventábamos la recarga de los encendedores descartables. Y las Gillette -hasta partidas a la mitad- se convertían en sacapuntas por todo el ciclo escolar. Y nuestros cajones guardaban las llavecitas de las latas de sardinas o del corned-beef, por las dudas que alguna lata viniera sin su llave. ¡Y las pilas! Las pilas de las primeras Spica pasaban del congelador al techo de la casa. Porque no sabíamos bien si había que darles calor o frío para que vivieran un poco más. No nos resignábamos a que se terminara su vida útil, no podíamos creer que algo viviera menos que un jazmín.
Las cosas no eran desechables. Eran guardables. ¡¡¡Los diarios!!! Servían para todo: para hacer plantillas para las botas de goma, para poner en el piso los días de lluvia y por sobre todas las cosas para envolver. ¡¡¡Las veces que nos enterábamos de algún resultado leyendo el diario pegado al trozo de carne!!!
Y guardábamos el papel plateado de los chocolates y de los cigarros para hacer guías de pinitos de navidad y las páginas del almanaque para hacer cuadros y los cuentagotas de los remedios por si algún medicamento no traía el cuentagotas y los fósforos usados porque podíamos prender una hornalla de la Volcán desde la otra que estaba prendida y las cajas de zapatos que se convirtieron en los primeros álbumes de fotos. Y las cajas de cigarros Richmond se volvían cinturones y posa-mates y los frasquitos de las inyecciones con tapitas de goma se amontonaban vaya a saber con qué intención, y los mazos de naipes se reutilizaban aunque faltara alguna, con la inscripción a mano en una sota de espada que decía 'éste es un 4 de bastos'.
Los cajones guardaban pedazos izquierdos de palillos de ropa y el ganchito de metal. Al tiempo albergaban sólo pedazos derechos que esperaban a su otra mitad para convertirse otra vez en un palillo. Yo sé lo que nos pasaba: nos costaba mucho declarar la muerte de nuestros objetos. Así como hoy las nuevas generaciones deciden 'matarlos' apenas aparentan dejar de servir, aquellos tiempos eran de no declarar muerto a nada: ¡¡¡ni a Walt Disney!!! Y cuando nos vendieron helados en copitas cuya tapa se convertía en base y nos dijeron: 'Cómase el helado y después tire la copita', nosotros dijimos que sí, pero, ¡¡¡minga que la íbamos a tirar!!! Las pusimos a vivir en el estante de los vasos y de las copas. Las latas de arvejas y de duraznos se volvieron macetas y hasta teléfonos. Las primeras botellas de plástico se transformaron en adornos de dudosa belleza. Las hueveras se convirtieron en depósitos de acuarelas, las tapas de botellones en ceniceros, las primeras latas de cerveza en portalápices y los corchos esperaron encontrarse con una botella.
Y me muerdo para no hacer un paralelo entre los valores que se desechan y los que preservábamos. ¡¡¡Ah!!! ¡¡¡No lo voy a hacer!!! Me muero por decir que hoy no sólo los electrodomésticos son desechables; que también el matrimonio y hasta la amistad son descartables. Pero no cometeré la imprudencia de comparar objetos con personas. Me muerdo para no hablar de la identidad que se va perdiendo, de la memoria colectiva que se va tirando, del pasado efímero. No lo voy a hacer. No voy a mezclar los temas, no voy a decir que a lo perenne lo han vuelto caduco y a lo caduco lo hicieron perenne. No voy a decir que a los ancianos se les declara la muerte apenas empiezan a fallar en sus funciones, que los cónyuges se cambian por modelos más nuevos, que a las personas que les falta alguna función se les discrimina o que valoran más a los lindos, con brillo y glamour.
Esto sólo es una crónica que habla de pañales y de celulares. De lo contrario, si mezcláramos las cosas, tendría que plantearme seriamente entregar a la 'bruja' como parte de pago de una señora con menos kilómetros y alguna función nueva. Pero yo soy lento para transitar este mundo de la reposición y corro el riesgo de que la 'bruja' me gane de mano y sea yo el entregado.

sábado, 14 de marzo de 2009

AUTOBIOGRAFÍA EN CINCO CAPÍTULOS

1.
Bajo por la calle
hay un enorme hoyo en la acera
me caigo dentro,
estoy perdida…impotente
no es mi culpa se tarda una eternidad en salir de allí.
2.
Bajo por la misma calle
hay un enorme hoyo en la acera
hago como que no lo veo
vuelvo a caer dentro
no puedo creer que esté en este mismo lugar
pero no es culpa mía
todavía se tarda mucho tiempo en salir de aquí.
3.
Bajo por la misma calle
hay un enorme hoyo en la acera

creo que está allí
igual caigo en él…es un hábito
tengo los ojos abiertos
se donde estoy
es mi culpa
salgo inmediatamente de allí.
4.
Bajo por la misma calle

hay un enorme hoyo en la acera
paso por al lado.
5.
Bajo por otra calle.

BUCAY

miércoles, 14 de enero de 2009

CUESTION DE GENERO

El nacimiento de una nueva ciencia de la mente
Eric Kandel: el cerebro, la conciencia y la memoria
Para el Premio Nobel, todo es un proceso biológico que fue evolucionando. Mecanismos celulares del aprendizaje. Los vínculos con el psicoanálisis y la psicoterapia. ¿Hombres y mujeres piensan diferente?

El Premio Nobel de Medicina, Eric Kandel, destaca los avances de la biología de la mente.

Kandel recuerda que existe una memoria implícita, que comprende los hábitos, la sensibilización y el condicionamiento clásico, además de destrezas perceptivas y motoras como andar en bicicleta.

Y, además, está la memoria explícita, que incluye los recuerdos conscientes sobre personas, lugares, objetos y hechos.

Por supuesto, una repetición permanente puede convertir en memoria implícita a la explícita.

Los biólogos siempre consideraron que los seres humanos tenían capacidades mentales que no podían hallarse en animales más simples, por lo que creían que la organización funcional del cerebro humano debía ser muy distinta.

“Aunque esa opinión contiene algo de verdad – señala Kandel- se pasaba por alto el hecho de que ciertas formas elementales de aprendizaje son comunes a todos los animales.



Cuestión de géneros.

Otro de los hallazgos de los últimos años fue que los hombres y las mujeres no razonan igual, no apelan a las mismas estrategias de para, por ejemplo, encontrar el camino hacia un lugar determinado. Las mujeres recurren a indicios próximos. Cuando se le pide una indicación, es probable que una mujer diga “doble a la derecha en la farmacia y después siga sin doblar hasta que vea a la izquierda una casa de estilo colonial”.

Los hombres, en cambio, recurren en mayor medida a un mapa geométrico interno. Es probable que digan “siga cinco kilómetros hacia el norte, después doble a la derecha y siga hacia el este otro medio kilómetro”.

“En las imágenes funcionales del cerebro – explica Kandel- se observa que en los hombres y las mujeres se ponen en actividad distintas regiones cuando piensan en el espacio: la zona izquierda del hipocampo en el caso de los varones y la zona parietal derecha y la corteza prefrontal derecha en el caso de las mujeres”.

Un descubrimiento que se logró a partir de esta biología de la mente.

A partir de los avances logrados con los vínculos entre mente y cerebro, la psiquiatría se convirtió en “un estímulo para el pensamiento biológico y también en su beneficiaria directa”. “He podido advertir en la comunidad psicoanalítica – concluye el Premio Nobel - un interés significativo por la biología de la mente.

Sabemos ahora que todo estado mental es un estado del cerebro y que toda perturbación mental es una perturbación del funcionamiento cerebral.

Los tratamientos están destinados a modificar la estructura y el funcionamiento del cerebro”



Kandel fue distinguido con el Premio Nobel de Medicina en el año 2000, junto a Arvid Carlsson y Paul Greengard. Es profesor y director del Centro de Neurobiología de la Universidad de Columbia. Entre otros reconocimientos, recibió la Medalla Nacional de Ciencias de los Estados Unidos, el Premio Wolf, la Medalla Internacional Gairdner y el Premio Lasker. Desde 1974 es miembro de la Academia Nacional de ciencias de los Estados Unidos.