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martes, 2 de diciembre de 2025

Hombres analógicos

A los hombres de vida sencilla, de acontecer cotidiano, de costumbres locales y de alma pequeña e irresoluta les está vedado el mundo de vida social mundana, globalizada.

A los hombres de vida sencilla se les niega el acceso como a un night-club súper exclusivo esa vida de avatares varios y ajetreos llamados comunes.

A los hombres de vida sencilla no se los acepta por ser considerados ignorantes de la verdadera vida, no conocedores de algún vulgar secreto social, político, vivencial.

Sin embargo, ¿alguien le preguntó a los hombres de vida sencilla si deseaban entrar a esa vida más compleja?

Se ven rostros preocupados por cómo luce la foto de perfil, por cómo la cantidad de aprobaciones a través de un me gusta va en declive. Se ven almas errantes soñando que viven mil vidas, que son reconocidos por todos y que impulsan con sus actos cambios relevantes en el mundo.

Desde mi perspectiva de hombre sencillo y una sola vida real, le cuento a quien quiera escuchar que podemos parecer ignorantes, toscos e incluso algo idiotas, pero les aseguro que no estamos disgustados con nuestra simple y llana vida, escasa en complicaciones, vencimientos, culpas o tarjetas sin fondos. Es más, hasta podría decir que nos alegra no poseer nada más que esas pequeñeces, nos satisface tener pocos amigos, pero reales de carne y hueso.

A pesar de todo tenemos un buen talante dispuesto a albergar sollozos y penas de quien quiera confiar en estas almas vagabundas, simples pero a su manera, complejas.

viernes, 26 de septiembre de 2025

Hola primavera!

 El día de la primavera empezó temprano, el sol alumbró la carpa y enseguida empezó a hacer calor en su interior. El cierre cremallera subió veloz, el joven salió y otro cierre bajó para dar lugar a la primera meada del día, densa y urgente, cargada de cerveza y otros líquidos menos definidos. Alrededor, en un gran espacio arbolado se esparcían decenas de carpas, iglús de diferentes tamaños, alguna que otra casilla y parrillas que ya empezaban a echar humo. Latas, botellas y platos sucios se acumulaban sobre la mesa de hormigón y en el piso, colillas decoraban la tierra junto a piedras y algún que otro pedazo de vidrio.
Abrió los brazos, los sacudió y emitió un fuerte bostezo; los pocos que estaban despiertos lo miraron y lo saludaron con un leve agitar de manos. Abrió un táper y miró qué había adentro: dos pedazos de tarta de jamón y queso, una empanada de carne y varios trozos de asado y hamburguesas; mientras esperaba que se caliente el agua para el mate mordió la tarta distraído. Al mismo tiempo que la pava comenzaba a vibrar, escuchó un quejido sordo que venía desde dentro de la carpa, así que apuró el llenado del mate y se cebó el primero y los dos siguientes para asegurase que no esté muy amargo. Puso el agua en el termo y con el mate listo se metió en la carpa.
Al fondo una cabellera oscura y algo despeinada se empezó a mover; en el otro extremo los pies empujaban la frazada, dejando al descubierto unos estilizados talones. Posó su mano sobre el muslo y la fue subiendo lentamente hacia su nalga; con ternura lo apretó mientras susurraba algunas palabras.
Unos ojos miel aparecieron tras los párpados soñolientos; las comisuras se curvaron hacia arriba en una media sonrisa al ver frente a su rostro el mate humeante.
- Buen día dormilona- dijo a media voz - acá te traigo un matecito calentito.
Se apoyó en el codo y se inclinó hacia ella, apoyó sus labios en los de ella en un tierno beso, apenas mordiendo la piel, apenas sintiendo el brumoso aliento.
Ella se tomó en dos sorbos el mate, lo apoyó al costado de la colchoneta y arrastró su cuerpo cálido hasta el de él, puso la mano en su nuca y alineando sus caderas, empezaron a disfrutar de la primer mañana de la primavera. 

domingo, 31 de agosto de 2025

Corazón delator

Tu corazón te delató duramente, te sacó el velo que te cegaba de los ojos, permitiéndote ver con claridad lo que para vos no existía y era evidente para el resto del mundo.

Hoy sos una persona renovada, que no oculta lo que siente, que se juega por esa persona especial.
Al pensar que antes no vivías realmente, te das cuenta de lo mucho que se puede lograr siendo sincero con uno mismo.

Mi corazón me delató, traicionándome, haciendo que caiga en una tonta trampa. Consiguió que revele mis sentimientos, que pretendía con egoísmo guardarme para mi para siempre.
 
Hoy creo ser alguien un poco más demostrativo, no tan reservado y con la honestidad para decir lo que por mi mente pasa y siente mi corazón. 
Al pensar que no existe otra persona que logre lo que vos lográs, caigo en la cuenta de esta verdad que no me quedó otra que aceptar.

Nuestros corazones nos han delatado, se han reído de nosotros; nos han hecho quedar como dos tontos.
Pero aún así me alegro de haber perdido esta batalla con mis sentimientos, a causa de un espía que quizás me comprenda mejor que yo mismo

lunes, 25 de agosto de 2025

El día en que

 El día en que mis ojos
ya no te puedan ver
me sentiré triste
porque no podré alimentarme
de tu color,
de tu sonrisa,
de tu belleza.

El día en que mis brazos
ya no te puedan abrazar
me sentiré desamparado
y me caeré sin remedio
sin tu apoyo,
sin tu ayuda,
sin tu cuerpo.

El día en que mis manos
ya no te puedan acariciar
me abandonará toda esperanza
de seguir con alegría
con tesón,
con compañía,
esta pesada vida.

El día en que mis piernas
ya no me acerquen a ti
caeré para siempre
si me abandonas
si de mi te olvidas,
si ya no me amas
moriré sin remedio.

El día en que mis labios
ya no te puedan besar
ni tampoco hablar
se quebrará ese vínculo
creado por los dos,
para nosotros dos,
entre los dos.

El día en que nos separemos
el sol se apagará,
la luna llorará lágrimas de polvo
el viento silbará una triste melodía
y mi cuerpo todo
se resistirá a seguir viviendo

sin ti.

jueves, 10 de julio de 2025

Ausencias

Algunos dicen que vivamos
el presente,
que no lloremos por el pasado
que no pensemos en el futuro.
Otros dicen que ahora
estamos todos
y que en un futuro próximo
quizás no estemos,
que nos invadirá una ausencia
la cual calará hondo en nosotros
y lloraremos,
y gemiremos
por un poco de compasión
pero por sobre todo
por un poco, solo un poco
de compañía.
 
 
No te vayas todavía
no me dejes con tu ausencia
solo me hará sentir un poco más solo.
No quiero ver
que me invade la oscuridad
que todo se vuelva hostil.
Tal vez me sienta herido
y no pueda razonar,
y no pueda sentir, 
quizás la sombra de tu soledad sea tan grande
es muy posible que me pierda en ese laberinto
ausente,
sin tu calor
ausente
sin tu compañía
ausencia
si tu no estás.


domingo, 15 de junio de 2025

Ricos besos siniestros

Que este mundo está hecho para diestros es algo que no es novedad. Cuántos problemas hay con las tijeras que tienen el ojal preconfigurado, las asas de las tazas de café y algunos modelos de mates, para no hablar de los botones de las camisas, los cintos y un montón de cosas más de todos los días.
Y más. ¿Por qué a los malos se les dice que son personajes siniestros? Y siniestros son los desastres o los accidentes también, todo con una connotación negativa. Claro, los que son hábiles en algún deporte o en alguna técnica específica son muy diestros...
Y ni hablar cuando en ciertas escuelas los obligaban a escribir con la derecha, atándoles la zurda a la silla con el argumento de que era una monstruosidad y que iba en contra de los designios del creador.
Igual, dicen que para ciertos deportes, los zurdos tienen ventaja porque la orden enviada por el cerebro (desde el hemisferio izquierdo) tarda menos en llegar porque no tiene que cruzar todo el cuerpo; que será, digamos menos de la mitad de la mitad de un microsegundo. Vaya ventaja.
Pero quiero compartir con ustedes una verdadera ventaja que supe aprovechar con altos beneficios. Hay ciertos movimientos reflejos que bajo determinadas circunstancias son muy fáciles de adivinar.
En cierto domicilio de alguna calle perdida se llevó a cabo una fiesta y en ella una serie de juegos entre los convidados y entre la platea femenina había una en particular que me desvelaba. El juego consistía en apoyar espalda contra espalda y a una orden, girar rápidamente la cabeza hacia uno de los lados; si los rostros no coincidían la dama abofeteaba al varón pero si ambos miraban hacia el mismo lado, se coronaba la acción con un rico beso. Rápidamente me di cuenta que los diestros (hombres y mujeres) giraban siempre su cabeza hacia la derecha por lo que entre ellos había más cachetadas que amor. Aproveché mi condición de siniestro conspirador para recibir bastante cariño; solamente un lance se vio castigado y fue provocado a propósito para no levantar la perdiz de aquellos diestros incautos; del resto de la noche guardo aún el calor de esos labios deseados.
Y con esa sola ventaja me conformo.

viernes, 14 de febrero de 2025

De ti amo

 De ti amo esa dulzura
con que tus ojos me miran,
esa ternura que me brindas
en cada abrazo, en cada beso,
la paz que siento cuando
los dos estamos juntos
y somos un solo cuerpo enamorado.

De ti amo esa impaciencia
que te llena el corazón
cuando no estamos juntos
la sorpresa que implica
descubrir cosas de a dos
que nunca antes valoraba
un amanecer, un beso apasionado,
una tarde sentados, una cena íntima.

De ti amo esos ojos moros
que cuando se posan en mi
producen una cosquilla maravillosa
tus manos que son fuego
cuando me tocan
y convierten mi piel
en una tela suave y ardiente,
tu cabello lleno de vida
fiel reflejo de tu energía.

De ti amo tu cuerpo
sencillo y sin rodeos
llano y básico
pero capaz de complacer
mis más ocultas pasiones.

Pero más aun amo tu alma blanca
tus palabras a veces amables
a veces celosas
tus besos sinceros
tus miradas de amor.

Te amo toda entera
sin excepciones
sin vergüenzas.

lunes, 13 de enero de 2025

El silencio de la ciudad

Ahora que las vacaciones están transcurriendo y el año nuevo se va desgajando de a poco, sobre la ciudad pesa un extraño silencio. A veces, un murmullo de brisa se cuela por entre las ramas de las acacias y los plátanos refrescando la vereda recién regada. Otras, un remolino de viento cálido arrastra los papelitos que dormían al reparo del cordón cuneta. El calor agobia y es tal vez un elemento que apaga las voces, las acalla y modera y los raros paseantes que pisan las veredas cubiertos por sombreros y anteojos de sol avanzan en esforzado silencio.
Una calle en la que tradicionalmente es imposible encontrar un sitio para estacionar, ahora ofrece múltiples opciones; pero tampoco hay autos que quieran ocupar esos espacios vacíos. Si uno se instala en medio de esa calle y mira hacia el frente se pueden apreciar sin barreras ni peligro de sufrir un atropello los árboles que delatan el arbolado parque a algunas cuadras de distancia.
Sentado en un cantero donde reverdece un paraíso se puede disfrutar del silencio, tachonado en forma esporádica por algún taxi perdido o una moto que reparte pedidos de aplicación. Se echan de menos (o por lo menos se nota su ausencia) los golpes rítmicos de un bombo protestón, las frenadas desafinadas de los internos de la línea 18B y los graves de la música electrónica brotando de un exagerado auto modificado.
El calor aplastante, el sol que amenaza con sus rayos y el asfalto recalentado hasta lo imposible el aire, tanto que se vuelve irrespirable, silencian durante la siesta los cantos de las aves y hasta el perro que le ladra a las bicicletas de la bicisenda yace con la lengua afuera en la vereda.
El silencio se esparce, se derrama por la ciudad, rebota en las vidrieras cubiertas de lonas, descansa en la sombrita de un zaguán y se esconde en el fondo de un baldío.

viernes, 3 de enero de 2025

Primer carta del año

Ya se pasó el fin de año y empezó, aunque no se note, uno nuevo; algunos empezaron antes con los asuetos y jornadas no laborales y todos están pensando en las vacaciones y en no cumplir horarios.

El año viejo se nos fue en un balance desparejo, con más prepotencia que hechos, con más palabras y discursos que acciones para entender al otro, con vaivenes propios de una sociedad que sufre como ninguna la rebeldía de la adolescencia, que no se da cuenta que tiene la mejor mano para ganar sin siquiera recurrir a la mentira y que sin embargo lo hace para pretender demostrarse corajuda. Se pretende adulta pero se comporta como púber intentando impresionar a alguna niña esquiva.  Lo que importa no es en este caso el pasado, sino lo que viene y si no podemos enfrentarlo con renovado espíritu entonces estamos sonados. .

Pero este fin de año es diferente: no puedo ver en la gente la energía que se suele renovar en esta etapa, ese pensamiento positivo de renovar las cuentas, renovar la vida. Al contrario, los escucho algo abatidos, nerviosos y no quisiera decir desesperanzados. El tono de voz refleja que la realidad en la que se ven inmersos ya ocurrió y que se está por repetir irremisiblemente. Veo desazón, veo inquietud, veo infinita resignación. Pero también brilla en sus ojos la certeza de que no bajarán los brazos.

Sigo pensando (lo escribí ya alguna que otra vez y lo reafirmo) que el espacio virtual da vida a muchísimas cosas que se cristalizan en la vida real (o al revés, lo importante es que coexistan y no se aniquilen entre sí) y que me han dado un apoyo que no sabía que necesitaba. Esto es difícil de explicar, aún más cuando la intensidad de los contactos disminuyó en estos últimos tiempos; esta ausencia se resiente más debido a esto. Agradezco la persistencia, la lealtad, la presencia en mi ausencia, realmente la valoro y aprecio mucho.  

 ¿Deseos para el año que viene? Deseo que todos ustedes sean felices.

Cada vez que pasa una estrella, en mi cumpleaños, cuando pasa un coche con los recién casados, todas esas ocasiones para pedir deseos, yo no pido nada. ¿Qué puedo pedir si ya tengo lo que quiero?. Entonces pido eso, que sean felices. O mejor, pido lo que ustedes quieran pedir. Y como dice en la parte de atrás de muchos camiones, te deseo el doble de lo que vos me deseás a mi.

La felicidad viene de la mano de cosas que hoy están devaluadas y no tanto por las posesiones materiales, así que está en uno poder descubrir ese tesoro que todos tenemos a mano.

Brindis, amigos, fotos viejas, tarjetas. Campamentos, lluvias, arena de mar, agua de lago. Cenas con velas, asados, llantos, abrazos, un buen libro. Una piedrita, un pedazo de papel, un moño de regalo, un colgante, una agenda de hace muchos años. Cada uno encontrará en esas pequeñas cosas el valor de la vida y sabrá que no hay otra cosa que la reemplace, que el recuerdo podrá ser el último refugio frente a la necedad.

Una de las tantas cosas que no podemos evitar es el paso del tiempo; entonces el futuro vendrá y se colará como una realidad en nuestras vidas. Deseo (realmente lo quiero) que no importa lo que contenga, lo que tenga para depararnos, lo que nos haga vivir, que sea de lo mejor que nos haya ocurrido en la vida.

 

martes, 10 de diciembre de 2024

Sin plan ni intención

Estoy acostado en mi cama, los luminosos rayos del sol entran pidiendo permiso por entre las cortinas de mi ventana, inexistentes nubes de un cielo celeste con ganas, las sábanas tiradas a un costado, la almohada toda desordenada en el piso junto a los zapatos.
Pienso en todos los sentimientos que mi corazón ha sentido, en todos los rostros pasajeros que mis manos han acariciado, mi memoria toda se recrea de gráciles recuerdos, imborrables palabras, ásperos abrazos traicioneros, agradables momentos vividos.
Recordar es un lindo ejercicio que desempolva en la memoria los hermosos ratos que nunca debemos olvidar; recordar mantiene joven el espíritu al mismo tiempo que nos facilita la aceptación de que al cuerpo le cuesta más hacerlo. Las experiencias vividas y el conocimiento adquirido no son gratis.

Estoy sentado en una silla mirando por la ventana mientras la música invade mis oídos en suaves arrebatos de ritmo muy controlado. El hilo musical vagabundea entre estilos y años, pero todas las piezas remiten a un momento, una persona, un hecho significativo, un abrazo tras un llanto, un cigarrillo luego de hacer el amor.
Pienso en todas las personas que a lo largo de mi existencia han respirado el mismo aire que yo, han caminado sobre las mismas huellas y han corrido junto a mi tras una meta en común sin más recompensa que la satisfacción personal.
Recordar a veces exalta el ánimo proponiéndonos continuar y desafiándonos a sumar más momentos al equipaje de nuestra historia. A veces aún no hemos vivido todavía el mejor recuerdo de nuestras vidas.

Estoy parado con las manos en los bolsillos, el suave viento meciendo mi cuerpo, observando como el sol de verano aprieta cada vez más con sus rayos la desprotegida tierra.
Pienso en todos los momentos en que pudimos hacer algo, sumar un granito de arena, hacer la diferencia como dicen por ahí, decir alguna palabra que aporte tranquilidad o un atisbo de solución al problema sin pensar en más que el bienestar del otro.
Recordar a veces no es más que un ejercicio de humanidad.

martes, 29 de octubre de 2024

Nacida y demás

Todo brilla bajo el helado resplandor del sol invernal. Un rayo traspasa el ventanal, reposa sobre la espalda del sillón y termina desparramado bajo la pata de la mesa.
Adentro del living atestado de muebles la atmósfera es cálida y así debe ser. Varias mantas descansan sobre el baúl del living y en las camas de ambas habitaciones, uno nunca sabe dónde y cuando las necesitará tener a mano. También pequeños trozos de tela para enjugar cualquier efluvio encuentran asilo en bolsillos urgentes.
A pesar del paso del tiempo, aún siguen viniendo visitas; el ritual es básicamente el mismo: timbre, abrazos, felicitaciones, regalo, mate, charla varia, saludos y despedida. No podría decir que las disfruto, tampoco que me molestan pero a veces una necesita (en la acepción más vital) de un poco de tranquilidad y silencio. Lo que mi heredera no podrá nunca reclamar es por la falta de presentes, eso no cabe la menor duda.
Todo lo que una madre pueda decir acerca de su vástago podrá ser (y con justa razón) tildado de parcial, el juicio nublado por cataratas de babas maternales impide hacer un despliegue honesto de características, subrayando las enormes capacidades que transformarán a nuestra hija en cualquier cosa sobresaliente que se nos ocurra e ignorando los ya de por sí inexistentes defectos. Los agudos gritos son interpretados como la afinación de una futura barítona, los intermitentes llantos pronostican a la sucesora de Andrea del Boca y los dedos largos auguran cualidades innatas para descollar tocando el piano. Toda ella está concebida para arrasar con los corazones humanos, sin distinción de género ni color, sus pestañas curvas hacen un aleteo hipnótico, sus brazos estilizados confeccionados para estrujar cinturas y sus infinitas piernas vadearán los océanos sin esfuerzo.
Atrás en el olvido quedarán las noches en vela, caminatas alrededor de la mesa aferrada a la esperanza de que sus ojos pronto encuentren descanso y mi cuerpo sosiego. Estas cosas no son más que detalles pintorescos de una relación que se fortalece con cada segundo que transcurre.
Si alguien alguna vez pudiera buscar y no encontrar una definición de belleza, que me llame sin dudar, una foto de ella será más que suficiente para simplificar el concepto.
Fuera, la fría noche se cierra haciendo de los transeúntes pequeñas fumarolas de vapor, la luna vigila espectante la ventana de aquel tercer piso, como queriendo compartir un pequeño momento con el sol que allí descansa.

lunes, 14 de octubre de 2024

Límite para siempre

Hoy te pensé más de lo debido
te apoderaste de mi corazón sin piedad
te recostaste ante mis ojos
y te quedaste ahí
tan seria, con tanta determinación
que yo solo
me limité a observarte.

Hoy te extrañé más de lo debido
me ahogaste el recuerdo con tu sonrisa
me desmayé al caer en la cuenta
que no te tenía conmigo
y desesperé
y grité enroncando mi voz
lo mucho que te quiero.

Hoy te pertenecí más de lo debido
eché por tierra el orgullo
rompí las máscaras
del fanático y descabellado machismo
y me entregué
sin oponer resistencia
a tus brazos imaginarios.

Hoy te pensé, te extrañé
mi corazón lloró tu nombre
y mi voz se apagó prudente
y quise tu boca en mi boca
y extendí mis brazos buscándote
que atravesé los límites de mi razón
derribé mi orgullo y sometí mi vergüenza.

Aquel día entré en razón
caí en la cuenta
lo que para muchos es obvio
extrañarte más de lo razonable
es poner resistencia
cuando el sentido pierde el rumbo
y la razón su conciencia.

Durante todo ese día
traspasé líneas que durante mucho tiempo
me parecieron infranqueables
hoy, este límite de la vergüenza
ya no existe para mi, para vos,
más de lo debido
hoy, para siempre.

domingo, 8 de septiembre de 2024

El cerro

Era un lugar mágico, se veía increíble desde la cima del inacabado cerro. Allí, cerca de la ciudad, podías trasladarte a cualquier lugar que quisieras, sólo con la mente... La visión abarcaba todo el mundo, o por lo menos esa era la sensación. Podías imaginar cómo el globo se iba doblando como succionado por un poderoso centro de gravedad, curvándose hasta cerrarse sobre sí mismo y plegarse en el otro lado. El viento que allí hay en forma permanente completa la fortaleza de los poderes naturales arrastrándote hasta el borde y obligándote a aferrarte a las rocas para no caer. Los árboles tachonan el faldeo del cerro y las planicies en oscuros montes siniestros. Los cables de acero que apuntalan las gigantescas antenas, forzados por el aire en movimiento, crean sonidos lúgubres, con una deprimente cadencia que hiela la sangre. Al este, bien en la lejanía, casi cayéndose del cuadro, reposaba tranquilamente el desvelo de mis noches de verano. Aquel inaccesible cerro me turbaba los sueños, se metía en mis conversaciones, creaba un desconcierto que yo no podía controlar y una angustia me invadía cada vez que lo miraba, cada vez que lo pensaba.

Es un espectáculo que no cansa la mirada pues tiene esa originalidad que es única en la naturaleza. Sólido contra el azul frío del cielo, perdido entre las nubes de algodón, oculto tras las tormentas de verano, coronado por la neblina de la mañana, estoico en lucha con el viento. A veces, desde la ruta que lo bordea por el sudoeste, se lo puede ver, flanqueado por su hermano menor, marcando su orgulloso perfil e imponente en su altura. Yo lo veía y no sabía darme cuenta qué era lo que me quería decir...

Un día de febrero, de esos en que uno está de mal humor, que perdés la paciencia al menor comentario inocente y que todo te cae mal, a eso de las dos de la tarde, me fui a limpiar el lava-pié en la entrada de la pileta riñón, para no tener que soportar los comentarios sarcásticos de Mirta, una simpática mujer que desde hace un tiempo dirige a su gusto el balneario municipal. Al bajar la escalera, se me ocurrió que nunca lo había entendido porque el mensaje no me llegaba, no lograba establecer contacto. Necesitaba encontrar una forma de calmar la inquietud en que me encontraba y pensé que la mejor manera de hacerlo era enfrentarme a él, y vencerlo. La temporada de los natatorios terminaba el fin de semana previo al comienzo de clases, por lo que el momento ideal era en Semana Santa. No había otra, estaba decidido. Por entre medio de las ramas del parque, veía que sin inmutarse, el cerro me esperaba.

Siempre es difícil desprenderse de las cosas aunque no sean más que eso, meros objetos. Pienso que debe ser que nos recuerdan momentos, vivencias o los consideramos una especie de amuleto para la suerte. Así fue que tuve que vender ciertos elementos de valor sentimental para comprar todo lo necesario, desde la mochila y la ropa más todo el equipamiento básico y alguna que otra cosa superflua pero que a los ojos del vendedor eran indispensables para que no muera lenta y dolorosamente en la aventura. El tiempo se me fue en preparativos, desde conseguir el permiso del dueño del campo, hasta alguna carta topográfica, sabios consejos de gente que había subido y todo tipo de recomendaciones útiles. Intenté la compañía de un amigo; no podía, era el cumpleaños de su novia. Una semana antes estuvo todo listo y yo, dominado por la impaciencia, dormía muy mal, andaba distraído y nervioso en el trabajo y dos veces estuve a punto de suspender la excursión porque el pronóstico del tiempo daba lluvias y tormentas para el fin de semana.

Cada vez era más claro el mensaje, se iba formando en mi cabeza, tenía forma, empezaba a saber cuál era el motivo, me golpeaba con fuerza, me provocaba un desconcierto sin control; un temor indefinido se me instaló firme en los huesos, una especie de incertidumbre comenzaba a invadirme. Todas estas sensaciones, el malestar físico que se hacía insoportable, el frío que me azotó en todo momento, todo desapareció cuando en un último paso, esforzado movimiento, me aferré con una mano a la gran antena y después de apoyarme con firmeza sobre los pies, levanté la vista y disfruté del homenaje que la naturaleza puede ofrecer a los ojos de un ser viviente.

domingo, 1 de septiembre de 2024

Pasos

 Había llovido un poco y por eso la gramilla estaba más verde y reluciente que de costumbre, además de guardar en los pliegues de las hojas pequeñas gotas de rocío lo que hacía que mis zapatillas se humedezcan con cada paso. Hacía frío, el invierno en la pampa es intenso y la humedad cala los huesos.
Muchos pasos que me fueron acercando a la puerta que así cerrada parecía una barrera infranqueable, un obstáculo que esperaba ser traspasado pero a la vez una protectora del tesoro que tras su sombra se escondía para ser descubierto.
En el piso ahora las espinas secas de los pinos, testigos de años que pasaron, formaban un colchón marrón y suave que amortiguó mi caminar y silenció cualquier duda adolescente que pudiera tener. No había espacio ahora para retroceder, las palabras que se dijeron no dejaban espacio para ser malinterpretadas y no actuar en esa dirección traería consecuencias que mi aún endeble personalidad no podría superar. 
Golpeé con el puño encrespado y la nuca húmeda, las ideas que en mi cabeza giraban y se entremezclaban con los temores, no hicieron más que envalentonarme, quería estar allí y verla y por qué no, tocarla por primera vez.
Había estado pensando en que no era momento, en que no me interesaba, en que había otras cosas que ocupaban más mi mente, y sin embargo ahí estaba, había caminado de la punta del pueblo a la otra solo para enfrentar una situación que a lo mejor me haría sentir incómodo, pero también satisfecho.
Al abrir la puerta unos ojos oscuros pero profundamente luminosos me recibieron, una sonrisa nerviosa, casi tanto como mi torpeza, me dieron la bienvenida, tal vez una palabra como saludo que he olvidado y di otro paso más en dirección a su cintura.

domingo, 4 de agosto de 2024

El momento de callar

Cuando es difícil hallar las palabras que expresen con precisión lo que tu mente imaginó, cuando se torna una peligrosa misión explicar sin temores a malas interpretaciones lo que quiere a golpes salir de tu pecho, eso que te dibuja una exuberante sonrisa en los labios, eso que de a uno no alcanza a madurar, eso que no acepta ser manejado por nadie ni por nada.

Cuando el verde cristalino te enfoca sin pestañear, cuando las palmas transpiran de solo sentir su proximidad y el entorno de golpe se silencia para dar espacio al más vertiginoso suspenso. Cuando ya no existe palabra inventada ni por inventar que perfeccione ese momento.

Cuando escasean las palabras, desaparecen los sinónimos, se oculta por completo el alfabeto, cuando en lugar de articular perfectas frases decoradas de exactos adjetivos y míticos modificadores (directos e indirectos), sólo hallamos monosílabos o sonidos guturales, nada más, es allí el momento, el instante único en que sin anestesia de ningún tipo, sin ataduras, sin camuflajes en que la acción reemplaza a las palabras.

miércoles, 24 de julio de 2024

La mesa maravillosa

El patio del pub invitaba al ocio. Espacioso, con varios sectores apartados de dudosa oscuridad, era un oasis de aire puro en el páramo del vicio. La atmósfera veraniega, sofocante durante el día, encontraba en los pliegues de la pared de revoque grueso un atemperador del fresco de la madrugada. Había en toda su superficie solamente un mueble, una mesa de jardín, de duro plástico y un agujero en su centro para que pase el palo de la sombrilla. A las cuatro de la mañana de un viernes de un fin de semana que no destaca en el calendario, Lalo, uno de esos personajes asociados a la noche, de pelo largo y peinados rulos se acercó a la mesa, arrimó una silla y con mirada lánguida miró a Cele y Eloísa, invitándolas con discreción.

- Estuve a punto de cometer un error - dijo Lalo con un susurro-. Casi no vengo. Tenía un asado con los preventistas de Lever.

Eloísa sonrió y emitió unos sonidos apagados mientras lo hacía. El vaso lleno de fernet con cola mantenía el equilibrio en su mano derecha mientras que con la izquierda pellizcaba a su amiga. Enseguida vino el Ciego, un noctámbulo que trabaja en la confitería del centro y en sus noches libres frecuenta los bares para mantenerse en forma y se sumó al grupo de la mesa.

- ¿Qué hacen mis bellezas? - casi gritó. -¿Listas para casarse conmigo? - esto fue más como un suspiro mientras se sentaba.

- Eso pasará el día que me crezca la barba - dijo Cele, una rubia preciosa de ojos pardos, con finos cabellos y poco vello en su tersa, suave piel.

- ¡Uy, que maldad! No seas así con el Ciego, rubia - la amonestó Lalo, aunque en su voz se entreveía su satisfacción.

- Recién llego de afuera, vengo de ver al Gurí y me dijo que el lunes es feriado administrativo. ¿Armamos algo para el domingo? - dijo sin más trámite el Ciego, dando muestras de no haber sufrido consecuencias con el rechazo.

- Todavía no animamos la noche, está bastante tranquilo - dijo Eloísa con evidente animosidad.- Estamos esperando que pase algo.

Estas frases salidas de la boca de esa morocha delgada pero de formas generosas, contundentes, fueron un mazazo en el balance de la charla. Se generó un silencio aturdido, alguno se acomodó en la butaca mirando para otro lado.

- Ey chicas, ¿qué hacen con estos jovatos? - terció el Coti, uno de los dueños del pub, del otro lado de la barra - ¿Les traigo algo para tomar?

- Si, dalee! Algo más de lo mismo. Estamos con mucho calor y sed.- dijo Cele mientras hacía un guiño que vio solamente Lalo.

Al fresco de las bebidas, la charla se animó un poco más, dejando de lado las tensiones y rondando temas más livianos. Sin apuro, Lalo sacó un cigarrillo de esos con filtro de cartón y lo encendió cubriendo la llama del viento con su mano izquierda. El Ciego estaba contando una pequeña discusión de clientes en la confitería mientras las chicas lo escuchaban sin interés. De repente, un grupo de chicos salió al patio arrastrando a un amigo que necesitaba un poco de aire fresco. El ánimo de la mesa no se alteró, miraban muy divertidos la escena.

- Las veces que te habrán tenido que sacar así, en ese estado.- comentó divertida Eloísa a su amiga.- De las mías, la verdad que no me acuerdo. -agregó y luego largó una graciosa carcajada que hacía estremecer su generoso pecho, y por consecuencia los globos oculares de los hombres.

- No te hagas la boluda, si el fin de semana pasado terminaste así. - la condenó Cele. - De hecho, podrías hacer un libro, con varios tomos.

-¡Uh, qué bárbaro! Que amiguita que tenés, cómo te mandó al frente.- dijo el Ciego desde atrás de un vaso de cerveza.

- Hay que mantener la dignidad. Y si no se puede, que sea ahogada en alcohol.- Lalo cerró el diálogo con energía.

El patio comenzaba a iluminarse, el ruido era cada vez más lejano. Los ojos cada vez más escondidos tras los párpados. La mesa maravillosa estaba callada, hundidos los pensamientos en el regreso a casa. Otra noche de fin de semana se acababa. 

martes, 16 de julio de 2024

Puente

Abriste con tu mirada

un abismo, una trémula grieta

golpeaste esa puerta

que hasta hoy estaba cerrada.


Creaste con tu abrazo

un puente, valiente salto

quiero pasar por alto

esta prisión, este lazo.


Abriste con tus gestos

un canal, poderoso arroyo

con energía yo corro

con alegría yo acepto.


Creaste con tus ojos negros

un torbellino de sensaciones

recreaste mil emociones

las elevaste hasta el cielo.


Abriste con la expresión de tu alma

un camino, árido sendero

soltaste murmullos sinceros

en un espíritu que pedía tu calma.

domingo, 30 de junio de 2024

Magia exclusiva

Antes que el polvo de la desmemoria
nos cubra y quedemos en el mutuo olvido, 
me gustaría inmortalizar con palabras 
que aunque no resulten memorables, 
serán por quien las reciba, bien merecidas.

Aquel día te reconocí físicamente (te conocí mucho antes), 
nuestras sendas se cruzaron en más de una oportunidad 
pretendí reconocer en el fondo de esos ojos 
de mirada hipnótica, de mirada profunda
esa química que une a las personas, 
esa magia que los sagitarianos (y muy pocos más) 
sabemos cultivar tan bien.

No quiero evocar caminatas, 
ni botones desprendidos, 
ni corbatas por el piso. 
Tampoco quiero recordar cuerpos (no interesa) 
y mucho menos un día perdido, 
tal vez porque esas anécdotas
no me tienen como protagonista, 
tal vez porque no quiero ser egoísta.

No pretendo recordar nada, 
tal vez porque el presente nos una solamente por un instante.
No pretendo asirte contra mi,
tal vez porque prefiera añorar que ser olvidado.

Simplemente pretendo abrir la expectativa, 
abrir una ocasión futura en la cual compartir el cielo, 
conversar de todo y de nada,
y por qué no,
pretender hacer realidad esa química que nosotros los sagitarianos
hacemos tan merecida gala.

domingo, 2 de junio de 2024

Al borde de la emoción

 Estaba mirando fijamente la pantalla, sin ver nada. Ya había pasado la mañana completa llenando planillas y corrigiendo sumas, comparando los valores que le habían pasado desde Gerencia para ver si había alguna forma de optimizar los resultados y evitar el cierre de la sucursal. Es decir, la idea de subsistir en contra de todos los pronósticos no le era ajena pero tenía muchas dificultades en la ejecución y así se encontraba impactando de lleno contra la pared sin solución de continuidad cada vez que las situaciones le eran adversas. Analía resopló resignada y agitó apenas el mouse para tratar de que el cursor le responda y modifique un número que no coincidía con las ventas; el resultado apenas negativo no encajaba en las pretensiones de los jefes y había que trabajarlo un poco más. Ya había almorzado y ahora el cuerpo entumecido le pedía una dosis poderosa de café; había que lavar la taza manchada que alguien había dejado en el fondo de la pileta a pesar de las millones de veces que había pedido que si la usan aunque sea la enjuaguen con un chorro de agua.

Había poca gente en la oficina, entre los que habían faltado por el finde largo y estiraron el regreso y los que hacían tareas on line, resabio de la pandemia. Las luces penumbrosas apenas arrojaban más claridad que la que entraba por las ventanas del cielo nublado. A los pasos insonoros de Analía hacia la cocina se le interpuso el escritorio de Benicio, su caos de papeles, carpetas y fólders, su aroma y su ausencia por un proyecto personal. Fue un cachetazo que no esperaba y por lo inesperado aún más contundente. El nudo que había crecido despacito estas poco más de dos semanas que pasaron desde su partida, explotó en un llanto inexplicable. Inexplicable porque en general nunca se había llevado bien con él, no era un compañero generoso ni cómplice, al contrario, casi diría que parecía un miembro de la patronal disfrazado de colega; tampoco era un foco de atención de las mujeres, de apariencia regular y poco llamativa; sin embargo había tenido esos pequeños detalles con ella que la habían llevado a pensar si podría haber algo de onda entre ellos. Fue el golpe bajo que hizo que la angustia que la colmaba y que tenía otro origen simplemente salte hacia afuera. Se le doblaron las rodillas y cayó al piso hasta la mínima expresión de la posición fetal, mientras las lágrimas caían sin prisa al suelo. Empezó a temblar, los hombros se sacudían, algún que otro hipo y ese gemido que brota de las entrañas, desesperado e inconsolable. Los brazos rodeando su propio cuerpo pretendían darle algo de protección, sin éxito. Así pasaron breves minutos; se recompuso como pudo, se pasó la manga por los ojos y tuvo que desviarse hasta el baño porque tenía la cara descompuesta, el maquillaje se le había mezclado y era una rara tonalidad despareja cubriendo sus mejillas.

Nadie se dio cuenta, a veces las explosiones de nuestro alma, esos momentos en que por supervivencia nos liberamos de algún peso, se dan en soledad. Quizás para Analía así fue la mejor manera de sanar y que la muerte de su hermana pase a ser algo que no le duela tanto.

miércoles, 24 de abril de 2024

Amantes al agua

Ya no había amor, eso empezó a ser cada vez más claro y las diferencias que antes ignoraban, empezaron a molestar. Entre ellos la chispa ya no brillaba cuando la mirada de sus ojos se encontraban: empezaron a esquivarse. Sus pieles ya no se sentían únicas cuando se tocaban. 
Al entrar en la habitación del incómodo alojamiento se quisieron alimentar de los labios esquivos pero el sabor al rozarse ya no era el mismo.
Más tarde, en la amplia costanera frente al gélido mar buscaron infructuosamente el calor del otro, chocándose contra una espesa capa de telas y tejidos que les impidieron hallarse.
Al otro día y después de una noche interminable en la que sus cuerpos alertas jugaron a las escondidas tuvieron otra oportunidad. En la cubierta del barco, sobre las aguas del golfo y frente a los animales más grandes del mundo acuático solamente pudieron arrullarse y combatir el mareo, sin lograr siquiera que la amistad sobreviviese.
Frente a una caliente taza de té naufragaron sus ilusiones; frente a una caleta hallaron los restos de ese naufragio sin poder rescatar ni un solo doblón, ni un solo lingote.
Perdidos ellos, perdida la pasión que los unió en el gozo y perdidas las lágrimas que los reunieron en la desgracia, el desastre final fue inevitable.

Ya no habría más amor para ninguno de los dos.