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martes, 14 de mayo de 2024

Saquemos una foto

Podés estar saltando, gritando fuerte, brindando con tus amigos, riendo a carcajadas; tal vez nadando en aquel tanque, pasándola bien, pescando en un lago del sur, creando arte, trabajando a destajo. Pudiste estar haciendo cualquiera de esas cosas y lo seguís haciendo en el trozo de papel que muestra la imagen que hoy tengo frente a mis ojos.

Podés estar simplemente mirando el lente de mi cámara para quedar impreso para siempre. Y eso te transporta, inmutable y raudo, del pasado que te albergó a este presente lejano en que te recuerdo.

En su naturaleza de evocar en quietud insoslayable la fotografía crea movimiento, imagina aromas, supone sonidos, piensa cosas nuevas, dice otras palabras. En ese poder de inmovilizar tu gesto, de aquietar la tormenta que se agitaba en nosotros, transporta el escenario, recrea e incluso mejora nuestra evidente impericia para sobrellevar ese momento.

Hoy los archivos son digitales y ya el álbum es una carpeta en la computadora; a mí me gusta el cartón ajado del sobre papel, los negativos envueltos en gris celofán esperando servir para una copia futura, la elección fundamental del acabado mate o brillante que definía el tenor del contenido del rollo. Son parte fundamental del recuerdo.

Una fotografía cualquiera es un puente al pasado, otorgándole inobjetable realidad, es un recordatorio de implacable precisión, es un baúl de recuerdos donde reposan las imágenes que nuestra memoria creyó haber olvidado.

miércoles, 24 de abril de 2024

Amantes al agua

Ya no había amor, eso empezó a ser cada vez más claro y las diferencias que antes ignoraban, empezaron a molestar. Entre ellos la chispa ya no brillaba cuando la mirada de sus ojos se encontraban: empezaron a esquivarse. Sus pieles ya no se sentían únicas cuando se tocaban. 
Al entrar en la habitación del incómodo alojamiento se quisieron alimentar de los labios esquivos pero el sabor al rozarse ya no era el mismo.
Más tarde, en la amplia costanera frente al gélido mar buscaron infructuosamente el calor del otro, chocándose contra una espesa capa de telas y tejidos que les impidieron hallarse.
Al otro día y después de una noche interminable en la que sus cuerpos alertas jugaron a las escondidas tuvieron otra oportunidad. En la cubierta del barco, sobre las aguas del golfo y frente a los animales más grandes del mundo acuático solamente pudieron arrullarse y combatir el mareo, sin lograr siquiera que la amistad sobreviviese.
Frente a una caliente taza de té naufragaron sus ilusiones; frente a una caleta hallaron los restos de ese naufragio sin poder rescatar ni un solo doblón, ni un solo lingote.
Perdidos ellos, perdida la pasión que los unió en el gozo y perdidas las lágrimas que los reunieron en la desgracia, el desastre final fue inevitable.

Ya no habría más amor para ninguno de los dos.

sábado, 28 de mayo de 2022

Ciudad de oscuros callejones

 En las ciudades la vida transcurre puertas adentro y en ciertas ciudades lo que allí ocurre ahí debe quedarse. 

El escritorio cubierto de una fina capa de polvo tenía una de sus esquinas decorada por un sobre blanco lleno de billetes. Marlowe miraba por sobre el humo del cigarro cómo la mosca abatida se retorcía en el piso hasta quedarse finalmente quieta. Aquel matón había llegado prepotente, con su pretendida supremacía a fuerza de gritos e imposiciones, pateando la moqueta y dejando allí su barro inmundo. Pensaba que su mujer lo engañaba, imbécil arrogante, claro que tu mujer se revuelca con otro, es imposible soportar la petulante mirada con que filtraba el mundo sin perder la cordura. No pensaba declinar el encargo aunque tampoco pretendía salir airoso. Necesitaba la referencia, necesitaba sacarse la herrumbre de las rodillas tratando de que no se rompan. 

Sacó la botella de whisky del cajón, barato como la comida que hacían en el local de abajo y deprimente como su vida a partir de las siete de la tarde. Sacó el tapón y olió profundo dejando que el alcohol sacuda sus pulmones, maldita sea, cuando sería el momento de retirarse y tomar sol en la playa de Santa Mónica sin preocuparse por ganar 25 dólares por día. Dejó esos pensamientos interrumpido por el sonido del timbre del teléfono; sonó dos, tres veces, descolgó el tubo y lo dejó sobre el secante. Dejaría que los sonidos de su ritual se escuchen del otro lado: agarró un vaso, vertió una medida y lo decoró con tres hielos para después mandar todo eso al fondo de la garganta. Luego, sin pausa, levantó el tubo del teléfono y escuchó atento. Una voz femenina capaz de derretir la totalidad de los glaciares del mundo simplemente dijo: 

- Vete al carajo, Marlowe.

Apagó la luz del velador, tomó su sombrero manchado de sudor y poniendo el sobre en el fondo del bolsillo del sobretodo, salió al pasillo en dirección a la calle. En el vestíbulo lo esperaba la humedad y el smog intenso que antecedía a su presencia y cuando abrió la puerta se arrepintió de inmediato de haber salido.

jueves, 10 de diciembre de 2020

Última mirada

 Se escuchó el ruido de la puerta. Indudablemente alguien había entrado a la habitación. Es decir, se baja el picaporte con su típico chirrido carente de lubricante, se escucha el sufrido girar de los goznes con idéntica frecuencia, se percibe una leve baja en la temperatura debido al ingreso de una masa de aire frío proveniente del exterior del cuarto, se escucha la presión que alguien realizó sobre la placa de madera hinchada por la humedad para que encajase en su marco y se oyó claro y prístino el golpe de la puerta cerrándose. Era obvio que alguien había entrado.

Levanto pesadamente la vista de unos documentos que estaba estudiando para crear más tarde una ordenanza cualunque, la poso sobre el pisa papel de acrílico transparente en cuyo interior flota una rosa de pálidos pétalos rojos, continúo en una trayectoria elíptica subiendo la mirada que se posa en un orificio pequeño y oscuro de apariencia temeraria; enfoco más hacia el fondo ensanchando el campo de visualización y detecto un pulgar tembloroso y de manicure inexistente curvado sobre una pieza de metal en forma de medialuna. Mi mirada se sintió atraída por el color chillón de las flores que Olga había dejado sobre el otro escritorio porque en sí el pasamontaña, el pulover, los pantalones y el calzado que no recuerdo si eran zapatillas o zapatos, eran oscuros e indefinibles. Pude acaso adivinar las patas de gallo que se perdían bajo el punto trémulo de una aguja septuagenaria, pude incluso oler la colonia barata pringosa y siempre inadecuada que se quedó conmigo un par de minutos más, incluso cuando la puerta ya se había vuelto a abrir y cerrar y la amenaza casi comenzaba a surtir efecto.

sábado, 23 de agosto de 2014

Otras ciudades [30]

Sion (Planeta Tierra)

Apenas se sintió ese silencio atronador, interrumpido por las últimas cápsulas vacías de metal que caían al fondo de la ciudad, todos nos quedamos expectantes, como esperando el final. Fue el grito esperanzador de un joven que nunca perdió la fe, fue el suspiro de alivio que Morfeo dejó escapar por entre sus dudas, fueron todas las hazañas que Neo hizo sin saber, lo que me convenció que la guerra había terminado.
Aún así, me costó soltar el fusil.
Mirábamos hacia arriba sin poder creer que los calamares viajaban en círculos, serenos, sin intenciones de atacarnos. Entre el dolor que sentimos por los que perdimos y la alegría de poder pensar en un futuro carente de guerras, pudimos soltar gritos de emoción, lágrimas que regaban el suelo árido de la caverna que nos alberga desde que quemamos el cielo.
Hoy sé que no volveremos a ver al Elegido. Tal vez eso no importe demasiado. Nos dejó un legado de valor y sacrificio, de esperanza y unidad.

lunes, 19 de agosto de 2013

Otras ciudades [29]

Villa El Chocón (Neuquén)

Quiso la Argentina de los grandes proyectos ubicar una represa en un sitio inhóspito y para eso requirió de mucha gente que estuviera dispuesta a afincarse por un largo tiempo en un barrio cercano a la obra, incluso trayendo consigo a su familia. Después de finalizar la obra, las casas quedaron vacías, los ocupantes regresaron a sus lugares de origen o donde su trabajo lo requiriera. Estas casas están en un lugar privilegiado, sus ventanas miran al Embalse Ramos Mexía, a la inmensidad de la Patagonia y a la tranquilidad y paz que ella transmite.
Hoy, ese es el principal recurso y motivo para visitar la villa, poder desconectarse de las complicaciones diarias por un par de días y poder apreciar los frutos de un país que cuando se lo propone, puede concretar enormes logros de la mano del esfuerzo y el compromiso.

sábado, 6 de abril de 2013

Pequeños textos para la CD

1- La lluvia arreciaba con esa garúa ínfima que apenas se siente, de esa que se derrama sin pausa y por tanto tiempo que parece humedecer hasta los huesos. Bajo esa cortina líquida, con velocidad controlada y destino cierto, un auto se dejaba arrastrar por la potencia juvenil de su motor, llevando dentro ilusiones y ganas de descanso.

2- No es que quiera hacerlo, sino que me dejo llevar por lo que ocurre a mi alrededor. Si estoy en un grupo y vamos a comer una pizza, no veo ningún inconveniente en posponer mis ganas individuales de engullir un buen pollo al horno con papas fritas regado con un fresco merlot. Mi carácter conciliador me lleva a evitar cierto conflictos y someterme a los deseos ajenos.

3- Si la arena que el viento arrastraba hubiese sido marea alta, nos habría tapado hasta la nariz. Como una fina lámina dorada pasaba por sobre nuestros pies, brillaba tenue al rayo del sol y se posaba un poco más allá. Un momento después, animada por nuevos aires, reiniciaba su paseo rumbo al mar. A pesar de ello, los lobos marinos se mantenían estoicos bajo el sol de marzo con sus párpados entornados y sus aletas removiendo la arena en busca de frescura.

4- Del bordó más intenso pintado en la pared al dorado brillante de la arena marina, del fresco verde arbóreo al algodonoso gris de las nubes de tormenta. De todos esos colores se ha pintado este viaje, que el cuerpo agradeció y que la mente necesitaba. Y sin embargo, aún quisiera estar sin horario y sin obligaciones. 

jueves, 7 de marzo de 2013

Literatura, ficción y más ciudades [28]

Una conmoción repentina

Mientras permanecía meditando sobre este triunfo demasiado perfecto del hombre, la luna llena, amarilla y jibosa salió entre un desbordamiento de luz plateada, al nordeste. Las brillantes figuritas cesaron de moverse debajo de mi, un búho silencioso revoloteó, y me estremecí con el frío de la noche. Decidí descender y elegir un sitio donde poder dormir.
Busqué con los ojos el edificio que conocía. Luego mi mirada corrió a lo largo de la figura de la esfinge blanca sobre su pedestal de bronce, cada vez más visible a medida que la luz de la luna ascendente se hacía más brillante. Enfrente podía ver el plateado abedul. Había allí, por un lado, el macizo de rododendros, negro en la pálida claridad, y por el otro, la pequeña pradera, que volví a contemplar. Una extraña duda heló mi satisfacción. "No", me dije con resolución, "ésa no es la pradera".
Pero lo era, pues la lívida faz leprosa de la esfinge estaba vuelta hacia allí. ¿Pueden ustedes imaginar lo que sentí cuando tuve la plena convicción de ello? No, no podrían. ¡La Máquina del Tiempo había desaparecido!
Enseguida, como un latigazo en la cara, se me ocurrió la posibilidad de perder mi propia época, de quedar abandonado e impotente en aquel extraño mundo nuevo.

La máquina del Tiempo - (H. G. WELLS)

lunes, 4 de febrero de 2013

Otras ciudades [28]

Cinco Saltos (Río Negro)

Cuando la cabeza se aturde por algún tipo de impacto emocional profundo u otro evento que excede la capacidad de comprender, las cosas que suceden suelen ser como un carrusel al que se le desgastan los frenos y empieza a arrastrar a todos los que están encima de él provocando que la visión de todo aquello que está fuera sea borrosa e inexacta.
Cuando el cuerpo no tiene más que magulladuras, cuando lo que ha recolectado han sido golpes en los brazos, las manos y muñecas y una tremenda quemadura por roce en el hombro pero que en comparación no han sido más que pequeñas secuelas, la vida se pone en perspectiva tan rápidamente que uno cree que en cualquier momento se pedirá repetir la escena porque ha salido horrible.
Cuando la noche se abalanza impiadosa sobre los miedos con el solo objetivo de alimentarlos para que ellos, teniendote a su merced indefenso y casi derrotado, no queda más que abrazarse al suelo inhóspito, enterrar la cabeza en las sombras y rogar que el fétido olor a desechos se disperse pronto con la abrasadora brisa veraniega.
Cuando el sol viene a rescatar a la víctima de su castigo, cuando se pone en marcha la maquinaria legal, es el pincipio de una excursión peatonal, una intrépida etapa de planificación paciente y postergación obligada. 
Y es cuando uno agradece mirando fijamente el horizonte.

jueves, 29 de noviembre de 2012

Sobre cómo disfrutar el exilio

No importa la cantidad infinita de horas que uno tiene que viajar para llegar. No es importante que la diferencia horaria sea prácticamente inexistente, aunque estés del otro lado del paralelo más extenso y el agua del inodoro gire hacia el otro lado. No influye que la humedad supere el cien por ciento, que la ropa sea una tela pegajosa y se adhiera porfiada a tu piel y el calor se haga sentir, inclemente.
Nunca se me ocurrió que levantarse a las seis de la mañana sea un factor que arruine la estadía; tampoco el tipo de cambio y menos el idioma, que aún siendo el castellano, resulta bastante intrincado en sus expresiones.

En ciertos lugares del planeta ocurre este extraño pero muy buscado fenómeno: no importa lo estresado que uno llegue, pareciera que los problemas viven lejos de uno. Incluso ese pariente que nos llama solamente para pedir plata o ese compañero de trabajo que no hace más que complicarnos la vida, pareciera que ya no existiesen. La mente se desplaza por un mar pleno de tranquilidad y saludable vacío; el cuerpo parece ya no pertenecernos y se deja llevar sin quejas hacia la arena, rumbo al mar.

domingo, 18 de noviembre de 2012

Psicología del transeúnte de masas


En las ciudades modernas, por no decir grandes amontonamientos inexplicables de gente, la múltiple diversidad de lugares en los cuales encontrarse a un conocido es increíble: en la fila del pago fácil, en la espera del semáforo, en la góndola de los productos de perfumería del súper, en algún vagón o interno del transporte público, en el escritorio de reclamos de las compañías de servicios telefónicos y hasta a veces te los topás en la vereda del banco. Es decir, menos mal que uno nunca anda haciendo cosas reprobables, tales como pasear en horario laboral o explorando las vidrieras cuando deberíamos estar cumpliendo con nuestros deberes... En fin, sigamos.
Si este conocido ya ocupa un lugar en nuestra rutina, es fácil entablar alguna conversación, algún comentario, tal vez alguna mención a personas conocidas en común. Pero si el rostro solo nos es vagamente conocido y además, lo vemos sacado del contexto en que sí es posible su rápido reconocimiento, pueden ocurrir confusiones lastimosas y a veces dolorosas... Es por demás común decirle un nombre que no es y confundirlo con su primo o directamente pensar que es el portero cuando en realidad es el marido de una compañera de trabajo. De ahí al ridículo, cuando no a la directa metida de pata hasta el cuadril hay una centésima de segundo. En esos encuentros salen a relucir nuestros dotes de memoriosos y relacionistas, asociando parientes, recordando jefes o lisa y llanamente mintiendo acerca de cómo nos acordamos de la cena en que su sobrino se cayó de la silla. A su vez, la conversación suele ocurrir a voz en cuello por lo que se suelen recibir extraños aportes del resto de los paseantes, cosa nada agradable por cierto.
Mucha gente de los pueblos pequeños tiene la fantasía de pasear por una ciudad cosmopolita donde nadie los conozca, pasear sin tener que ir saludando a todos y asumir el anonimato de la masa, nii hablar de aquellos que salen de la mano con una pareja que no es la señora con la que dieron el "si" frente al gordo de túnica blanca y no quieren ser interrumpidos por un encuentro incómodo. Pero estas historias siempre terminan de la misma forma: siempre habrá alguien que comente: ¿A que no sabés con quién me encontré?

martes, 15 de mayo de 2012

Otras ciudades [26]

Playa del Carmen (MEXICO)

Sin saber bien por qué, y sin siquiera haberlo pensado demasiado, lo cual ya es de por sí bastante extraño, de golpe tomé una actitud temeraria. Tal vez, y lo digo de esta manera porque no estoy seguro de que así sea, ya poseía un espíritu aventurero pero nunca tuve oportunidad de realizar alguna actividad que requiera de valentía o siquiera que contuviera un pequeño margen de peligro (subirme a una montaña rusa, que lo hice, no encaja en este tipo de actividades).
Uno no percibe a nivel consciente lo que te puede modificar como persona y como observador del entorno un momento de adrenalina pura, un instante en que el sudor frío te recorre la espina cuando fuiste invadido por ese pensamiento macabro de que todo puede irse al demonio (y a veces lo hace) en un segundo de descuido o exceso de confianza.
Después, todo transcurre normalmente y los temores resultan infundados y hasta te permitís comentar que si hubieras sabido que sencillo era todo, lo habrías hecho antes. Claro, la seguridad de estar sano y salvo pisando tierra firme te brinda esa sentimiento de vanagloria e indestructibilidad tan común en aquellos que terminan estampándose contra el piso por atrevidos.

Por suerte, la pileta, la playa y los cócteles sin límite, hicieron su trabajo de relajación sobre mi espíritu inquieto...

lunes, 23 de abril de 2012

Aventuras de fin de semana largo

1- El café tomaba temperatura de a poco sobre la cocina a leña; el olor exquisito a pan casero se esparcía incluso hasta la planta alta donde dormían los demás. La casa ubicada en la esquina frente a la terminal de ómnibus despertaba de a poco de su letargo, unos armando sus bolsos, otros preparando el mate.

2- Por la ventana entraba un viento frío que venía del lago que helaba la cocina de la cabaña; ya se sentía en todo su esplendor el otoño cordillerano, en las mañanas frías de cielos despejados y árboles amarillentos. Ella lo miró, la espalda contra el edredón y los ojos cerrados. Se levantó lentamente, tratando de no hacer ruido, buscó sus cosas y sin despedirse, salió en dirección al cerro.

3- Ni bien ella entró en el salón, lo vio conversando con sus compañeros, enérgico y bien plantado, con ese aura de seguridad masculina que la dejaba muda. Buscó entremezclarse entre los corredores que animadamente comentaban la carrera, pero no hubo nada que hacer, él ya la había visto y caminaba en cámara lenta hacia ella. Se le paralizó el corazón, se le llenó el corazón de vergüenza y su rostro se puso rojo al instante.


lunes, 30 de enero de 2012

Otras ciudades [25]

Viedma (RIO NEGRO)

Durante la gestión anterior, en la que me desempeñaba como Director de Turismo, tuve la suerte de viajar recorriendo la gran mayoría de distritos turísticos que formaba parte de un gran consorcio turístico; el trabajo que siempre se llevaba a cabo por la mañana, dejaba tiempo para otro tipo de actividades durante el horario vespertino. En esta ciudad, me alojé por dos días en casa de una amiga que había conocido en la universidad, durante mis años de estudiante, y ella me llevó a un paseo en catamarán por el río. La vista de la ciudad desde el río es increíble, le da al trabajo humano de fundar y levantar una población otra perspectiva, diferente totalmente de aquella que uno percibe cuando se caminan las calles. Pasar por debajo del puente ferrocarretero, percibir esa obra de ingeniería increíble, perderse entre las islas que forman una intrincado barrio acuático. Darse cuenta que el río tiene una fuerza potencial, notar que bajo los pies fluye inquieta una marea que va de orilla a orilla, rebotando entre juncos y bancos de arena.
También tuve la oportunidad de dirigir el destino de aquellos incautos que sin saberlo compartían mi misma dirección.


Esta tarea, la de responsabilizarse por los futuros de numerosos desconocidos, es difícil y requiere de mucho talento y mucha muñeca, de mucho tacto y sobre todo mucha visión.
No todos tienen la suerte de ser dirigidos por este capitán.

viernes, 9 de septiembre de 2011

Otras ciudades [23]

Ushuaia (TIERRA DEL FUEGO)

Sin saber bien qué íbamos a encontrar en la ciudad, llegamos temprano por la mañana. No teníamos alojamiento y paramos una noche en un hostel que nos regaló picaduras de pulgas en todo el cuerpo; de ahí nos mudamos a una hostería a estrenar por casi la misma plata. Una ganga.
La ciudad es una costanera y una calle angosta de mucho movimiento. Allí se mezclan los locales que la luchan soportando el frío con los turistas que van y vienen con sus camperas deportivas y sus cámaras de lentes infinitos persiguiendo imágenes esquivas.
Arriba y con solo levantar la mirada, se puede apreciar el glaciar Martial vigilando el movimiento diario de las excursiones que exploran todos los secretos del canal, el puerto con un incesante arribar de cruceros llenos de ojos nórdicos y orientales y que nadie se vaya sin permiso del penal más austral del mundo.
Es una ciudad bella, con toques de pueblo, inmuebles de chapas y vigas de madera, construcción típica del sur más austral. Y es la única ciudad argentina ubicada "del otro lado" de la cordillera de los Andes; subiendo por ella se llega al paso Garibaldi y de ahí al lago Fagnano, que más que un lago parece un mar embutido en la isla, dueño de una superficie de color extraño y olas de fuerza bravía.
Quedaron cosas por recorrer, por conocer y por nombrar aquí en este resumen.
Vale la pena molestarse hasta allá...

martes, 5 de julio de 2011

Otras ciudades [22]

San Patricio del Chañar (RÍO NEGRO)

La noche era cerrada y húmeda; se sentía la piel fría y la cerrazón nublaba la vista. Al cobijo de la penumbrosa luz de la luna, iba el grupo abigarrado de estudiantes, como un cardumen de alevinos en busca de su alimento. Al frente el mayor de ellos y el más confiado indicaba el posible camino; los otros, dos chicos y tres chicas, apenas podían ver la huella que el pie del de adelante hacía en la arena húmeda. Los brazos enlazados en la cintura del compañero brindaban seguridad y ahuyentaban el miedo que se asomaba tras los párpados.
De repente, un aullido se escuchó, fuerte y sobrecogedor a la izquierda, sobre las ramas de un álamo añoso; parecía un animal salvaje y a juzgar por lo gutural y potente del grito, muy grande. Todos se agacharon, apenas un segundo y enseguida salieron corriendo hacia la fuente del sonido, sabiendo que era la única posibilidad. En un movimiento coordinado, rodearon el árbol y le clausuraron la posible escapatoria.

Con esa captura, la del Chancho, la patrulla 4 ganó "El Grillo" en el parque municipal, con un total de 45 puntos. De ahí nos fuimos a cenar todos juntos al fogón del campamento, a escuchar guitarras afónicas y declaraciones utópicas y tratar de abrazar alguna cintura amigable...

domingo, 22 de mayo de 2011

Otras ciudades [21]

Puerto Madryn (CHUBUT)

Ya no había amor. Entre ellos la chispa ya no brillaba cuando sus ojos se encontraban. Sus pieles ya no se sentían cuando se tocaban. Ya no sentían el mismo sabor cuando sus labios se rozaban.
En la costanera frente al gélido mar buscaron infructuosamente el calor del otro, chocándose contra una espesa capa de telas y tejidos que les impidieron hallarse.
En la cubierta del barco, sobre las aguas del golfo y frente a los animales más grandes del mundo acuático solamente pudieron arrullarse y combatir el mareo, sin lograr siquiera que la amistad sobreviviese.
Frente a una caliente taza de té naufragaron sus ilusiones; frente a una caleta hallaron los restos de ese naufragio sin poder rescatar ni un solo doblón, ni un solo lingote.
Perdidos ellos, perdida la pasión que los unió en el gozo y perdidas las lágrimas que los reunieron en la desgracia.

Ya no habría más amor para ninguno de los dos.

sábado, 12 de marzo de 2011

Otras ciudades [20]

París (FRANCIA)




En la vida las cosas se aprecian con la perspectiva de cuando te ocurren. Y el primer viaje al continente europeo en la juventud te golpea en todo su significado cuando te han sellado el pasaporte de regreso a casa.
Pisar la tierra de la revolución, de la literatura romántica, esa tierra regada por la sangre en miles de batallas, en cientos de filosas ejecuciones; esa nación de espíritus tan orgullosos como fieros, tan modernos como atados a ancianos prejuicios, generó en mi una especie de salto personal, un hipo en el alma que despertó ciertos mecanismos estancados.
Honrar la sombra del bosque que tal vez haya cobijado mis antepasados fue como una lección de historia en breves segundos. Arrastrar los pies sobre la tierra que le dio de comer (apenas) al árbol familiar golpeó mis recuerdos oxidados.
Breve paseo académico por las rutas galas, brevísima visita por sus íconos de tarjetas postales pero eterna cicatriz en mi memoria.

martes, 26 de octubre de 2010

Otras ciudades [18]

Jáuregui (BUENOS AIRES)

Cerca de esa localidad el Colegio La Salle tiene un lugar para realizar campamentos y retiros para grupos de estudiantes de sus escuelas de todo el país. Y allí íbamos los que pertenecíamos al grupo que se denominaba "Pastoral Juvenil", una actividad fuera de hora que nos permitía escaparnos de clase con una excusa respetable y una o dos veces por año, viajar de campamento y faltar un par de días sin acumular ausentes.
La principal razón siempre fueron las mujeres. Es decir, nadie iba allí pensando que se transformaría en cura; al contrario, buscábamos un rinconcito oscuro para chamuyarnos a la de San Martín (las mejores mujeres, lejos) o preocuparnos por el estado de los cabellos de la niña de Flores o por qué no, le escribíamos una líneas a la del La Salle Centro.
Confluíamos adolescentes cargados de incertidumbres, repletos de sueños y quizás algo perdidos en la vida y los animadores del encuentro se esforzaban en darle credibilidad al asunto. Pero no había caso: en las habitaciones se formaban corros guitarreros y en las carpas el cigarrillo y las cartas viciaban la cosa. Más allá de los rezos obligatorios y las constantes referencias a santos y ciertas liturgias, todo el mundo disfrutaba las actividades al aire libre y las tareas encomendadas: cocinar, lavar los trastos o levantar la mesa, buscar leña o preparar el escenario para los sketches de las patrullas.
En tres años fui cuatro veces y en cada ocasión me encontraba con la misma gente (y alguna más) y recordábamos los momentos allí transcurridos, nos reíamos y vivíamos nuevos y mejores momentos.
Terminado el campamento, cada grupo volvía a su escuela para no volvernos a ver hasta el otro año.
Hasta que egresamos de 5to año.

martes, 7 de septiembre de 2010

Otras ciudades [17]

Monte Hermoso (BUENOS AIRES)

Yo fui adolescente en una época genial. Y no es que era el más popular ni el más reconocido, menos el más galán, nada de eso. Me pasaron cosas geniales y las recuerdo así, inolvidables.

Allá por el año 1994 los Fabulosos Cadillacs hicieron de su música un recital cerca de la playa para la Fiesta de la Primavera y la playa, se sabe, genera esa cosa de libertad en los jóvenes.
Enardecido por las sonoras notas de ese saxo increíble y ese bajo fenomenal, retozamos a velocidad luz por la arena.
Volvimos por la peatonal hasta el centro en busca de nuevas miradas, de nuevas cinturas. A la madrugada, cuando todavía había gente sin destino nocturno, nos fuimos hasta Stand Up a buscar saciar esa sed. Debo de haberme excedido en algo, el rostro y el orgullo me dolieron un par de horas.
A la mañana y sin escalas, el colectivo nos esperaba impaciente en la playa (de estacionamiento) para llevarnos de regreso. Como un souvenir díscolo y revelador (¿rebelador?) a la pasada le pedí prestado un libro a un polirubro que había abierto y que todavía no devolví.

"Silencio dijo el cura, silencio dijo el juez, silencio entonces idiota, silencio entonces no!!"