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jueves, 27 de agosto de 2020

Donde vuelvo con los libros. 2 reseñas como dos soles.

Hay malas costumbres que no llegan a irse del todo.

La pedicura intracutánea, aterrorizar a campistas con una máscara, machete y ganas de carne fresca y escribir comentarios de recientes lecturas. No me gusta, lo había dejado, pero de vez en cuando recaigo y me pongo a pensar que tal libro si le hago reseña, que tal otro si escribo sobre él a lo mejor encuentra lector, que si... Mierda y mil veces mierda porque me dije que no volvería a las andadas y aquí estamos de nuevo. Y más si, como es el caso, se trata de literatura juvenil.


Alguien me comentó en alguna red social (no recuerdo dónde) que Dare me (¿por qué no se ha traducido el título? Un Rétame queda la mar bien...) no le había gustado porque no había ningún personaje simpático. Otra lectora me comentó algo parecido, que en la novela de Megan Abbott no se había podido identificar con ningún personaje y eso le había provocado mucho rechazo. A mí me ocurre lo contrario, que absolutamente todos los personajes sean egoístas, egocéntricos, crueles, víctimas y verdugos y que la autora no haya jugado la baza fácil de la identificación es lo que me atrapó. Eso y que esté ambientada en el cruel universo de las animadoras de instituto; submundo que me gusta y al que estoy dedicando un ciclo en mi blog de cine.

Dare me es un thriller psicológico; una entrenadora nueva llega al instituto y revoluciona el equipo de animadoras a base de trabajo y exigencia ganándose la enemistad de una y la admiración de otras. Se entra en un juego de poder, secretos y venganza que, naturalmente, acabará conduciendo a la tragedia. Y a la diversión, claro, porque gran parte de la gracia de la novela es ver cómo se construye poco a poco la trama y como se pavimenta el camino hacia un inevitable final en el que todo saldrá mal. Muchos silencios, muchas palabras por decir, muchísima manipulación, claro, y todo explicado por un narrador muy poco fiable y que distorsionara lo sucedido para ajustarlo a su mundo.

Megan Abott es una escritora muy hábil, como ya demostró en una novela anterior que publicó la imprescindible Es POP Edicines, Reina del crimen, y su gusto por los narradores "olvidadizos", los personajes turbios, la violencia soterrada que acaba estallando y las tramas complejas. No busca ponerle las cosas fáciles al lector ni trata el género juvenil con condescendencia (como sí hacen otros muchos autores de literatura "adulta" cuando se ponen a escribir para jóvenes) y arma su novela con contundencia narrativa y literaria.

Dare me es un thriller ambientado en un instituto y protagonizada por las reinas de éste, las animadoras. Hace un análisis preciso del nivel de exigencia física, del sacrificio que supone ser una animadora, de los personajes que deben inventarse (ahora eres una animadora) y de todas las renuncias. Un grupo complejo, ambiguo donde dota de vida y voz propia a los personajes esquivando los estereotipos, pero donde se la juega con el trío protagonista. 

Abby y Beth son las reinas abejas de las animadoras y mantienen una relación de amistad compleja, dura, llena de silencios y manipulaciones donde no sabes quién es cruel con quién ni quién es el manipulado. Esta amistad se pone a prueba con la llegada de Colette, la nueva entrenadora, otro personaje turbio y complicado. Las relaciones de poder que se establecen entre las tres es el armazón de la novela y lo que hace que ésta sea tan adictiva. 

Reconozco que esperaba poco de ella y me ha dado mucho. Dare me ha sido una gratísima y compleja lectura y la que provocó que me entraran muchas ganas de volver a leer literatura juvenil después de un tiempo alejado de ella porque solo encontraba lo de siempre y explicado de la misma forma.

Y si a alguien le da pereza el libro, en Netflix podéis encontrar una serie basada en la novela. No se conforma con ser una traslación, si no que hace crecer el mundo, le da más complejidad y protagonizada por una fascinante Marlo Kelly como Beth. Le sobran filtros azules, cámara lenta e hieratismo a alguno de los actores, pero es entretenida y cruel. A mí me vale.


*** *** *** *** *** *** *** *** *** *** *** *** *** 


Pero si ha habido una sorpresa en las lecturas juvenil que he hecho últimamente es Muertes perfectamente evitables de Deirdre Sullivan que ha publicado La Galera Editorial. Es una de esas historias que sin saber muy bien por qué tocan cuerdas y fibras precisas y acaban haciédolas tuyas y explicándote. Suena cursi, lo sé, pero con novelas que me han gustado mucho me cuesta explicarme. 

Que recuerde un mazazo emocional parecido tendría que retroceder a la lectura de La temporada de accidentes de Moïra Fowley-Doyle. 

Deirdre Sullivan. Como me ocurrió con Moïra Fowley-Doyle y Maggie Stiefvater, mientras leía su novela solo quería pedirle matrimonio y que me rechazara.

Y sí, ambas tienen muchos puntos en común, Irlanda, familias complejas, brujería, toneladas de ambigüedad y un acercamiento diferente y esquivo al fantástico. La historia de dos hermanas en un pueblo nuevo está cargada de aristas y ambigüedad, gracias a un narrador poco fiable y que los elementos fantásticos pueden ser o no y no dejan de ser traslaciones de lo que les ocurre a las protagonistas funcionando como contrapunto y sombra.

De ritmo tranquilo, donde la historia y los personajes crecen poco a poco y donde el lector debe acostumbrarse a este discurrir lento. No hay grandes momentos épicos ni revelaciones, todo es más tranquilo... e inquietante. Porque es una novela de secretos y el lector asiste como se desvelan poco a poco y cambian la historia. Pero algo inquietante y turbio discurre por todas la páginas, una violencia implícita que no proporciona una lectura tranquila. Ritmo lento, pero no tranquilo. Algo no funciona en ese pueblo y Deirdre Sullivan consigue trasmitirlo muy bien al lector por medio de la mirada de Madeleine. No es una lectura cómoda.

Esto es lo que busco en una novela; no quiero el terreno conocido y cómodo donde sé qué me voy a encontrar. Quiero novelas que me reten y me expliquen otros mundos y otras dimensiones. Muertes perfectamente evitables busca abrir otros caminos en el género y encarar los temas de otra forma. ¿Por qué explicar lo mismo? Hay una voluntad literaria en la forma en que está escrita la novela, el narrador parcial, la ambigüedad, el gusto por una prosa lírica, evocativa, descriptiva, crear escenas de onirismo y fantasía (los paseos nocturnos de Madeleine, su romance...), coquetear con el terror y tener como referente Siempre hemos vivido en el castillo. En esa tradición literaria se adhiere Deirdre Sullivan; ese gótico rural con pequeños destellos de paganismo. Y hablar de "temas importantes" sin que en ningún momento suene a sermón, lección o se coman lo que es importante, la literatura.


Para mí Muerte perfectamente evitables se ha convertido en una novela importante; una de esas que no sabes por qué te explican y con las que doy la tabarra en la librería insistiendo en ella. Vale la pena acercarse a este universo. Y perdonad las cursilerias.

jueves, 17 de octubre de 2013

Días cinematográficos contados

Ayer fui al cine con mi buen, pero irritante amigo Jordi. Cual fue nuestra sorpresa que al entrar en la Sala 1 donde hacían la película que habíamos ido a ver (hablaré de ella más abajo), nos encontramos que nuestra fila de butacas había desaparecido. Desde tiempos inmemoriales nos sentamos en la fila seis. Es la fila ideal ya que la pantalla ocupa todo el ojo sin que la pared moleste. La película entera en la retina. Llegamos bastante minutos antes para ocupar esa fila, hemos llegado a expulsar a carromatos de abuelas cargadas de laca por esa fila. Una vez matamos por alguien que había ocupado nuestra fila. Allí hemos visto incontables horas de basura cinematográfica comercial que tanto nos divierte y nos hace felices. Películas de terror, films de pensar, acción a raudales con muertes y desnudos que nunca son gratuitos porque bien me han costado una entrada, películas de risa e incontables horas de un mundo cinematográfico ideal que en los malos momentos nos dio espectáculo y esperanza e hizo que los buenos, fueran mejores.
- ¡Cursi!
Y tú, gilipollas.
Total, que nuestra fila ha desaparecido. ¿Y por qué? ¿Estúpida abducción extraterrestre? ¿Reparaciones de última hora? No. El cine, nuestro cine, el único cine que hay en Igualada, cerrará sus puertas a finales de año y ya han empezado con el desmantelamiento.


Es un cine anticuado e incómodo que no ha sabido adaptarse a los nuevos tiempos. Pero es el único cine que hay en la ciudad y la noticia de que cierra sus puertas es una inmensa putada. Desaparece un cine en el centro de Igualada y, la verdad, esta se verá más pobre y vacía. Ya sé que existe algo llamado coche y que hay cines en pueblos / ciudades cercanos, pero no tengo coche y me jode no poder ir al cine cuando quiera, andando y luego volver a casa en un tranquilo paseo pensando en lo que he visto. O poder llevar a los niños a ver sus películas de dibujos. Me entristece pensar que Niño Lobo y Niña Zombi puedan llegar a crecer en una ciudad sin cine. Ya sé que siempre queda la posibilidad de que construyan los famosos multicines en las afueras de Igualada (la mierda es la palabra "afueras"), pero de eso llevo oyendo hablar desde hace siglos y no creo que pase. Además, al ritmo que van las cosas en esta ciudad...

¿Y el año que viene, qué? Sin cine. Sin seguir la mierda actualidad cinematográfica. Sin mis películas de género, sin las escapadas de los martes / jueves por la tarde, sin mis cabreos por los comentarios de las abuelas que comentan la vajilla que sale en la película o comprobar una y otra vez lo difícil que es para el noventa por ciento de la población cerrar la puta cortina cuando entras en la sala que entra luz, joder, entra luz y molesta, hostias, la puta cortina, joder.

Seguiré informando y deprimiéndome.

¿Y la película que fui a ver?


Interesante y muy efectivo thriller. La desaparición de dos niñas abre las puertas del infierno. Los límites del mal y la moral. Hasta dónde podemos llegar por algo que creemos justo. Muy en la línea de las novelas de Dennis Lehane.