Mostrando entradas con la etiqueta infancia. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta infancia. Mostrar todas las entradas

viernes, 5 de septiembre de 2025

Estival

En "Estival", el escritor bilbaíno Guillermo Aguirre nos va llevando a recorrer a través de la voz de Jonás, el protagonista que se contempla a sí mismo desde la distancia de los años y desde la experiencia ya vivida, toda una vida a través de sus veranos. "Un puñado de vacaciones, eso es la vida. Este presente constante de viñetas que son veranos, salpicones de luz, arañazos de placer." Arranca el relato en la primera infancia a través de los recuerdos reales o inventados por el niño, oídos de sus mayores. El tiempo avanza, transcurrirán cincuenta años, pero el momento evocado siempre corresponde a la misma temporada de vacaciones, a los veranos en la casa del pueblo, en los mismos escenarios, donde cada verano es diferente pero lo básico permanece.

"Tal y como sospechabas y al fin descubres, el verano es más un modo de estar en un lugar que una estación del año."

Desde la inocencia absoluta de la infancia donde se observa el mundo sin comprenderlo, al adolescente, el joven, el universitario, el cuarentón, avanza a lo largo de los años acompañado por aquellos que estuvieron junto a él, los que se van yendo y los que permanecen a lo largo del tiempo: abuelos, primos mayores, vecinos y amigos, la cuadrilla, las chicas y los personajes peculiares del pueblo, los míticos y los clásicos. "Uno solo es el polvo que se agita con la palabra de los que siguen vivos. Y recuerdan." Los días de bicicletas, de descubrimientos y verbenas darán paso a los enamoramientos, el sexo, los desengaños y los fracasos vitales, la búsqueda de un lugar en el mundo. Más que acontecimientos nos habla de sensaciones, sentimientos y emociones, de crecer y hacerse adulto, punteando en texto de tanto en vez con letras de canciones de la época y brochazos de la actualidad social de cada año que va pasando.

Nostalgia de la infancia a través de imágenes evocadoras de la estética, los modos de vivir, las costumbres de los ochenta, de la casa del campo frente a la vida en Bilbao, de toda una vida que va avanzando, verano a verano. Vamos contemplando sin juzgar a ese niño que se hará hombre y atravesará todas las etapas vitales disfrutando de sus escasos éxitos, sufriendo las pérdidas, cometiendo todos los errores que nos llevan de una edad a otra, que nos arrastran hacia el futuro que resultará ser una distopía apocalíptica. Todo ello contado a través de un torrente de palabras que brotan con ansia de contar, de conservar los recuerdos antes de que huyan en largos y densos párrafos donde atropelladamente las escenas se suceden, cargadas de riqueza en el lenguaje y maestría en la narración. El relato se complica cuando, llegados al momento presente, éste se abre en diferentes opciones de futuro, en tres versiones de la misma historia según el camino que decida tomar Jonás, "porque vivimos a unas pocas decisiones del desastre" o según el destino decida ser más o menos benevolente con él y así seguimos por un tiempo las distintas versiones de lo que será o podrá ser o podría haber sido el resto de su vida. 

"Tu padre, y tú de pie a su lado, orondo en camiseta rosa y calzones blancos. Tú que lo miras risueño porque él, al agacharse, ha descendido hasta tus alturas; él, con su barba descuidada, su calva, el pelo en la nuca largo y rizado, sus gafas de leer cosas serias; él, que parece mirar algo que no está en la imagen –siempre algo que anda fuera, siempre el problema en lo otro–, que observa más allá del fotógrafo, hacia Dios sabe qué horizonte al que señala con una flecha de plástico de punta de ventosa."

lunes, 13 de noviembre de 2023

Oh, qué espléndida música!

El mayor mérito de la joven editorial Trotalibros está, sin duda, en su cuidada selección de títulos, ya que se están dedicando a recuperar libros que hasta ahora eran prácticamente desconocidos en nuestro país pero que resultan ser pequeñas joyas literarias que los lectores españoles tenemos ahora la oportunidad de descubrir y gozar gracias a esta acertada tarea de recuperación editorial.

Este es el caso de este título "Oh, qué espléndida música", de la autora británica Dorothy Evelyn Smith, en la que nos cuenta una encantadora historia protagonizada por Ruan Ashley, que acaba de cumplir siete años. Ruan es la segunda hija de un reverendo;en una niña inteligente, despierta, valiente y llena de imaginación. La familia se completa con su hermana mayor, Sylvia, que es mucho más guapa que ella y además es la favorita de su madre y su adorado pequeño hermanito, Clem. 

"Sylvia era reverenciada por su belleza. Yo, respetada por mi inteligencia y —gracias a las enseñanzas de Vera— por cierta patada con fuerza que empleaba sin dudas ni escrúpulos."

El padre es un hombre serio y estricto que se casó con una mujer bellísima y algo misteriosa en un matrimonio desigual ya que ella procedía de una familia acomodada que rechazó esa unión desde el itinerario momento. Los Ashley viven sin comodidades en la sencilla casa parroquial, sin alegrías ni excesos, sometidos a la palabra de Dios y a la severa disciplina que corresponde a la familia de un clérigo. La gran compañía de Ruan será su amigo David, un chico unos años mayor que ella iré sueña con convertirse en médico con el que comparte los días de vacaciones en Bolton House, la mansión de los Day junto a su tía Rosie; sus juegos y caminatas por el páramo, sus aventuras, fantasías y lecturas constituyen un tiempo de descubrimientos que, a su corta edad, viven con pasión y entusiasmo. "Había descubierto la libertad del páramo y había vivido con gozo. Gozo, pesar, miedo, valentía y risas que habían llenado mis días."

Ruan cuenta con una inmensa capacidad para entusiasmarse ante las maravillas del mundo; la cautivan la Naturaleza, los animales de la granja de los Day, los colores y sensaciones del circo, igual que cuando se traslade a Cobbetts, la casa familiar de su madre, donde conocerá a su tío, último representante de su familia, y allí soñará con los días en ir todavía se celebraban grandes partidas de caza del zorro en los campos que rodean la decadente mansión, deambulará descubriendo los polvorientos salones abandonados y los retratos de sus antepasados a los que trata como a viejos amigos. Y en todo momento se dedicará a su pasión por las palabras, por los libros de cualquier temática que devora incansable y que la transportan a otros lugares, la poesía o los bellos salmos que su hermana y su madre cantan con bella voz y ella recita de memoria. 

Este es sin duda, un libro bellísimo que en numerosas ocasiones se lee como si fuera poesía; transmite intensas sensaciones y emociones, con numerosos pasajes que embriagan los sentidos a través de idílicos paisajes descritos con profusa adjetivación. Su lectura transmite alegría y entusiasmo, describe la infancia como un tiempo de aprendizaje y sorpresa, días de escuela, amistades, amor por los libros y las palabras. La pequeña Ruan trata de comprender a los adultos sin lograrlo apenas, continúa en su mundo infantil lleno de emociones sin fin. "Después de todo, los padres y las madres no son más que niños que han crecido, ¿no?

"Se supone que no tengo oído para la música, y tal vez sea así. Pero tengo oído para el sonido. El sonido de las palabras, potentes y argentinas; el sonido del agua, de un verde profundo, precipitándose entre rocas oscuras o rompiendo en besos leves sobre las arenas llanas y amarillas; el sonido de las alas de los pájaros al alzar de pronto el vuelo; el de los pastos de la marisma cuando murmuran en secreto; el de las voces de los grajos, duras contra el cielo del atardecer; (...) Todos ellos son mi música; la música de la vida y el vivir."

lunes, 21 de febrero de 2022

Los ingratos

No es fácil conseguir lo que consigue Pedro Simón con "Los ingratos", novela ganadora del premio Primavera 2021: evocar con mucha ternura y emotividad las sensaciones de la infancia, la forma de ver el mundo desde la perspectiva de un niño que todavía habita en la edad de la inocencia y lograr, además, que el lector comparta con él un lamento sincero por aquellos años en los que todos vivimos en el paraíso, en que fuimos completamente felices y ni siquiera éramos conscientes de ello. Hasta que fue demasiado tarde. Y además lo hace sin necesidad de recurrir al sentimentalismo fácil.

La historia que nos cuenta Simón se ubica en un pasado que el tiempo ha convertido en idílico; un tiempo hasta el que nos trasladamos en uno de esos viajes interminables por carreteras comarcales, sin cinturón de seguridad y con una banda sonora que alternaba el carrusel deportivo y las cintas de cassette de nuestros padres. El protagonista de la novela es el pequeño David, que junto con su familia va siguiendo a su madre, maestra rural, de destino en destino, de pueblo en pueblo, por aquella España del final del franquismo que ya adivinaba a lo lejos la llegada de la modernidad que tardó más en llegar a las zonas rurales pero iba asomando en el trabajo del padre en la factoría Chrysler de Madrid, en los pantalones vaqueros de la madre, en el televisor a color del Casino o en las primeras elecciones democráticas.

La vida de David transcurre al ritmo lento de un pequeño pueblo, donde la vida todavía es sencilla pero no exenta de problemas y de dramas, de rumores y de secretos. Allí descubrirá el tesoro de la amistad y el paso de la infancia a la adolescencia. A su alrededor se mueven unos personajes maravillosos: la madre, una mujer trabajadora y culta, valiente y moderna; el padre, espejo de masculinidad en el que mirarse y al que admirar a pesar de sus debilidades; las hermanas mayores, rivales y a la vez mejores amigas; y por encima de todos, el personaje de la Esme, la mujer de pueblo, todo ternura y sencillez de espíritu, con ese amor incondicional hacia un niño al que cría y quiere como si fuera el suyo propio.

"Tu mano estaba calentica, hijo. Como nido de gorrión.

Es un calor que todavía recuerdo. No hay nada como el calor de un hijo. Ese brasero tibio. Si algún día tienes uno, lo sabrás. Aunque lo sabrás mejor si lo pierdes."

La felicidad de la infancia que experimenta David está hecha de ignorancia del mundo exterior y de valentía hacia lo desconocido, de miedos e ilusiones. Su vida transcurre en un entorno con límites firmes: la casa, la familia, la madre que también es su maestra, los amigos del pueblo y la buena de Esme. Y ese entorno pequeño y cerrado se irá abriendo en todos los aspectos al mundo de los adultos, una realidad que se presenta mucho más amplia y más complicada. "Consciente de que crecer consistía en avanzar por un pasillo oscuro encendiendo luces." El relato nos transporta por ese proceso de crecimiento a golpe de nostalgia, de recuerdos de infancia que comparte toda una generación, en la evocación de un mundo, el de entonces, que iba mucho más despacio, donde todo era más sencillo, donde se distinguía lo blanco de lo negro, donde aún no existían los múltiples matices del gris ni los grandes problemas y dilemas que caracterizan la vida adulta.

"Con esa mujer y en aquel pueblo, había descubierto la democracia, la papiroflexia, la desnudez femenina y la masculina, las fronteras de fuera y las marcas de dentro, los niños muertos y que madre, lo que se dice madre, no hay más que dos."

martes, 30 de marzo de 2021

El gran cuaderno

"El gran cuaderno" es el primero de los libros que componen la trilogía de Agota Kristof con Claus y Lucas como protagonistas (aunque sus nombres no se mencionan en ningún momento) Estos dos hermanos inseparables a los que su madre lleva a la casa de su desconocida abuela para librarlos de los peligros de la guerra en la ciudad son unos personajes que, debo confesar, se me han atragantado, tal vez porque me esperaba encontrarme con una historia de inocencia y crecimiento y lo que me he encontrado ha sido una de supervivencia y crueldad. Los chicos pronto aprenden a defenderse frente a todo aquello que les puede hacer daño: el dolor y el hambre, los insultos de otros chicos, el duro trabajo al que los somete su desalmada abuela... Ellos mismos se someten a duros entrenamientos que endurecen sus pequeños cuerpos pero sobre todo su carácter y su voluntad, 

En el pequeño pueblo la guerra ha provocado el cierre de la escuela pero los hermanos estudian por su cuenta: en su gran cuaderno practican la escritura, hacen dictados de la Biblia y se corrigen mutuamente las tareas; también aprenden con facilidad el idioma del ejercito enemigo lo que les reporta gran beneficio. Su inteligencia extraordinaria y todos los nuevos aprendizajes, sin embargo, no los hace mejores personas, no los vuelven más humanos, más bien al contrario: cada vez son más brutales, más crueles, como animales salvajes que sólo persiguen su propia subsistencia guiados por su instinto. 

Con el falso aspecto de un cuento infantil donde dos pobres niños deben superar grandes penalidades, la historia adolece de un gran defecto: los protagonista son dos seres amorales, ni malos ni buenos, simplemente desconocen la diferencia entre el bien y el mal, son dos cachorros carentes de conciencia que sólo tratan sobrevivir. Capaces de lo mejor y de lo peor, de ofrecer su ayuda a quien la necesita y también de acabar con la vida de quien así lo merezca. Es cierto que los episodios por los que deben pasar son terribles, son numerosos los episodios en donde el sexo se vive como algo cercano al instinto animal más básico, los niños crecen aceptando la violencia y el dolor como elementos esenciales de la vida de los que deben huir empleando cualquier medio y donde sólo se respetan a ellos mismos. 

Por ahora no me planteo continuar con las dos entregas siguientes de la trilogía ya que me ha quedado un muy amargo recuerdo de esta historia tan cruel y de estos dos pobres niños carentes de sentimientos y de empatía. Dos pequeños salvajes, pero no tan buenos, en absoluto, como lo imaginó Rousseau. 

jueves, 18 de febrero de 2021

Los felices días del verano

Fulco di Verdura fue todo un personaje con una vida digna de ser contada: noble italiano perteneciente a una antigua estirpe siciliana, primo de Giuseppe di Lampedusa, autor de "El Gatopardo", nació cuando estaba a punto de iniciarse el siglo XX. Con el transcurso de los años se convertiría en un exitoso joyero, íntimo de Coco Chanel con la que colaboró profesionalmente, frecuentó la intelectualidad europea de entreguerras y acabó conquistando a las estrellas de Hollywood con sus creaciones exageradas y estrambóticas. En esta obra autobiográfica "Los felices días del verano" recrea sus primeros años de infancia en la villa familiar a las afueras de Palermo, un palacio decadente lleno de salones decorados con pinturas murales y rodeado de frondosos jardines donde convive la familia con animales domésticos de lo más variado y alguno que otro más exótico, un numeroso equipo de sirvientes y visitantes que van y vienen y en donde el autor y su hermana vivieron felices y libres sus primeros años, trasladándose con frecuencia a otras residencias, palazzos y villas pertenecientes desde hace generaciones a las diferentes e intrincadas ramas de la familia. 

El libro está plagado de estrambóticas anécdotas protagonizadas por familiares y conocidos, muchos de ellos personas bien peculiares, nobles emparentados con las diferentes monarquías reinantes en distintos países europeos que conservan, si no las antiguas fortunas, sí los aires de grandeza heredada de los gloriosos tiempos pasados. Pero las rarezas y tradiciones de la familia no desentona en la milenaria isla de Sicilia, tierra esta de curiosas tradiciones, con un pueblo de fuerte carácter e intensa alegría, estrechamente imbricado con la Iglesia, fiel a las celebraciones religiosas donde la muerte es un elemento natural más y que se manifiesta con un barroquismo estético, no sólo en sus iglesias sino en toda la ciudad de Palermo, en sus palacios ruinosos y en sus estrechas y ruidosas calles donde conviven siglos de Historia y el poso dejado por multitud de culturas diversas con un pueblo humilde pero orgulloso de su pasado.

Todo el relato supone una recreación de los primeros recuerdos del autor a través de la memoria sensorial, desde los sabores de las deliciosas comidas, las frutas y dulces de su infancia a los olores de flores y mercados o de los animales domésticos, los sonidos de la calle, canciones antiguas y su amada ópera a la que tan pronto se aficionará, así como imágenes que reflejan la desbordante belleza de Sicilia, junto con sus recuerdos de los frecuentes viajes por Europa visitando a familiares y recorriendo un mundo de lujo y disfrute de la cultura y los placeres más variados con la inocente confianza que en aquellos días se tenía en el mantenimiento del status quo, en la permanencia del viejo orden y de sus privilegios que desaparecerían completamente tras las guerras mundiales para dar paso a un nuevo orden de las cosas. Este mundo decadente es el que también mostraría el primo Lampedusa en su famosísima novela.

Es esta una autobiografía que rezuma sinceridad, donde las cosas se cuentan con la mirada inocente de un niño que observa a su alrededor y cuenta lo que ve sin juzgar ni verse influido por planteamientos de un futuro que en aquel momento el pequeño Fulco ni siquiera se veía capaz de imaginar. Nada hace adivinar en esos felices días de infancia los oscuros tiempos que estaban por llegar para toda Europa. 

jueves, 22 de junio de 2017

Tierra de campos

Me pregunto porqué no había leído yo nunca antes nada de David Trueba, siendo como es un autor que siempre revolotea entre las recomendaciones que recibo o que veo por páginas o blogs de lectores de mi confianza; es uno de esos autores de los que todo el mundo habla bien pero que no había llegado nunca a convencerme totalmente como para ponerme con él, hasta que ha llegado esta novela "Tierra de Campos" que, para fortuna mía, decidí que fuera mi estreno con el autor. Y ha sido un estreno inmejorable, qué duda cabe.

Este es de esos libros que hay que leer con lápiz en ristre porque está lleno de frases subrayables, simples pero llenas de pasión, de emoción, sea cuando habla de sus hijos o de sus amantes, sea cuando evoca su propia infancia o habla de la amistad o del éxito.
"Cuando se lanzan sobre mi cama ya saben que no abro los ojos antes de cuatro besos. Es una norma de seguridad para que no me engañen hijos que no son los míos. Es la contraseña de mi caja fuerte. Ellos aún consienten mis juegos. Mi hija a regañadientes, papá, ¿cuándo vas a crecer?"
"Exhibía un gesto gatuno sentada sobre el colchón con el pelo despeinado que tan bien les sienta a las mujeres. Deberían pagar en la peluquería para que las despeinaran así." 
Estos párrafos son sólo los primeros que resalté recién comenzado el libro pero es que son multitud los párrafos en los que me he parado y he releído por el mero placer de escuchar esas palabras de nuevo, de reflexionar sobre los mensajes que encierran unas pocas líneas escritas. Y en ese tono continúa el relato. Las palabras de Trueba son sencillas pero de gran hondura, evocadoras de tiempos pasados, de momentos vividos, nos cuenta vivencias que nos suenan como propias porque nos enseña un paisaje vital que no pilla lejos de nuestra propia experiencia.

El argumento se centra en la vida de Dani Campos, más conocido como Dani Mosca por su pertenencia a "Las Moscas", un grupo de pop que nació como un juego entre amigos del colegio y que les llevó a la fama inesperada. El libro está plagado de canciones, letras, estrofas, poemas, pensamientos breves...
"porque las canciones son cartas nunca enviadas, que se pudren en el bolsillo, como las cosas sin decir se pudren en el corazón y te hacen daño."
La novela es una larga reflexión en voz alta, un larguísimo monólogo en el que el protagonista va tocando asuntos tan íntimos como la convivencia con su madre enferma, el duelo por la muerte del padre y otros más públicos como su vida "bohemia" de músico, la relación con la fama, todo ello en medio de una sociedad cambiante, la que avanzó desde los años setenta de su/nuestra infancia, pasando por la apertura mental de los ochenta, los años de la música, de las canciones, de la ilusión y también de los desencantos y la droga fácil, de distinguir entre los intereses creados y la verdadera amistad, llegando finalmente a la madurez de los noventa y va así retratando una sociedad que va evolucionando, unas costumbres que cambian, la manera de relacionarnos con los amigos, con los compañeros del colegio, con los profesores o con los padres y más tarde con los colegas de trabajo, con el público, las relaciones sentimentales y profesionales que configuran su mundo. De entre los temas que aparecen en la lectura destacaría la reflexión que provoca la muerte del padre que empuja a Dani en ese viaje hacia la tierra de Campos de la que procede su familia y que supone un viaje también a su pasado, un regreso cargado de añoranza de la infancia, incluso de su parte más oscura llegando a remontarse hasta la época en que su padre era joven, a la idealización de la vida en el pueblo, cuando el mundo parecía más simple, más auténtico.
"yo pensaba que en la primera mitad de la vida lo que más importa es la apariencia externa, pero cuando entramos en la segunda mitad sólo nos sostienen los cimientos, los pilares ocultos donde se asienta la estructura de nuestra personalidad."
Trueba domina el lenguaje, nos muestra su pensamiento a través de frases altamente visuales, divertidas a veces, con definiciones llenas de ingenio y maestría, sin una pizca de ampulosidad ni retórica, con la simpleza del que habla sin elaborar las frases previamente.
"Decían que había sido músico, pero más bien parecía un ascensorista con claustrofobia."
"Uno triunfa no por su genialidad, sino por su menosmalidad. Por ser menos malo que los otros."
Nos encontramos ante una novela generacional donde los coetáneos de Dani Mosca nos sentiremos en tierra conocida, viajaremos a un paisaje y unos escenarios que nos hacen rememorar nuestra juventud y nuestro paso a la edad adulta; escucharemos una banda sonora que nos transportará hasta aquellos años en los que crecimos y tal vez nos identifiquemos con una edad adulta que no se parece a lo que creíamos que sería cuando ni tan siquiera nos tomábamos la molestia en pensar en el futuro.