Desde 2008 y gracias a una campaña publicitaria a través de internet, divulgada desde un canal temático de TV, que actuó también como una especie de experimento sociológico (recibió mas de 50.000 visitas en solo tres días y llenó el pueblo de turistas y periodistas), a este pequeño pueblecito de Teruel se le conoce como “el pueblo donde nunca pasa nada”.
Pero Miravete de la Sierra es algo mas que un experimento publicitario. Ubicado en el corazón del Maestrazgo turolense, bien alejado del mundanal ruido, allá donde nunca pasa nada, es un placer atravesar su puente medieval sobre el cauce del Guadalope y deambular tranquilamente por su empedradas callejas que trepan pausadamente la ladera y que nos encaminarán al punto mas elevado de la población, donde se descubren dos enormes rocas, llamadas del Castillo.
Desde allí descolgarse nuevamente para localizar en la calle de los Palillos un diminuto pasadizo que nos invita a atravesarlo y así emerger en el patio cerrado que resguarda la puerta principal de la iglesia gótica de Ntra. Sra. De las Nieves.
Salir del patio y transitar junto al Ayuntamiento para descender nuevamente a la plaza Mayor, donde reposamos durante unos instantes en la fuente central.
Apenas nos hemos cruzado con un lugareño en nuestro periplo miravetino, y es que su población actual es de apenas una docena de vecinos.
Desde el patio que protege la Parroquia
Efectivamente nos ha dado la sensación de que en Miravete de la Sierra, nunca pasa nada, que el mundo se detiene en este minúsculo rinconcito turolense; pero reflexionando mínimamente llegamos a la conclusión de que sí que hay algo que pasa allí, en el pueblo donde nunca pasa nada: LA VIDA.
El vídeo promocional mencionado