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30 diciembre, 2019

Mousse de chocolate, yogur griego y naranja para despedir el año



¿Listos para despedir el año? Que no la década, por mucho que estemos viendo infinidad de listas y recopilatorios de lo mejor/más significativo obviando que aún queda un año más para empezar la segunda del milenio. En realidad cada uno es libre de considerar las décadas como quiera, pero que no vengan la Navidad que viene otra vez dando la turra con nuevas listas, por favor. Se me aturullan.

Por suerte yo no tengo que hacer listados de ningún tipo y ni voy a seleccionar mis recetas favoritas de 2019. Cada año las fronteras temporales se me relativizan y confunden más y más, volviéndose difusas y permeables. Si no fuera por el punto de inflexión que sigue marcando el verano, y la ilusión que aún me despiertan las navidades, perdería totalmente la cuenta de los años que pasan.



De nuevo no tengo nada planeado especial para despedir el año ya viejo, y mucho menos para recibir al inminente 2020. Correré la San Silvestre de Murcia disfrutando todo lo que pueda -siempre es divertida a pesar de la marabunta-, y, por segundo año, nos iremos al campo a montar allí la cena. Esperemos que esta vez no nos quedemos sin luz y me vuelva a perder las campanadas; además me he propuesto por todos los medios evitar al máximo cualquier discusión absurda familiar.

No sé qué nos deparará el año nuevo, si es que nos traerá algo interesante. De hecho, casi prefiero que no destaque demasiado, visto lo visto. Ojalá las cosas mejoren un poquito en general para todos, en muchos aspectos. Y para invocar las buenas energías, me despido con chocolate.



Me gustan mucho los postres frescos en vasitos, más ligeros que pasteles o tartas y mucho más fáciles de preparar y servir. Esta receta es una "mousse" falsa, porque no lleva aire de clara de huevo ni de nata batida; da igual. Al combinar el chocolate con yogur griego, pero griego de verdad, 100% natural, obtenemos una crema melosa pero algo esponjosa, suave y muy rica, deliciosa con el toque de naranja. Y, como siempre en estas cosas, permite personalizarla y tunearla de mil formas diferentes.


Receta de mousse de chocolate, yogur griego y naranja
Inspiración: esta receta y porque el chocolate es lo mejor para empezar el año con buen pie
Ingredientes aproximados para 6 vasitos

- 170 g de chocolate negro de buena calidad
- 100 g de leche o bebida vegetal
- 1/4 cucharadita de vainilla o 1/2 vaina
- 250 g de yogur griego natural de buena calidad
- 1 pizca de sal
- 20 ml de licor de naranja o zumo
- nata montada, crema o más yogur para servir
- mermelada de naranja amarga o normal para servir
- ralladura de naranja para servir
- frutos secos crujientes para servir

Picar a cuchillo a lo bruto (pero con cuidado) el chocolate; cuanto más pequeñas sean las piezas, mejor. Hay que usar un buen cuchillo, grande, en una buena tabla. Reservar.

Calentar la leche a fuego suave con la vainilla. Cuando entre en ebullición, apagar el fuego y echar el chocolate. Se suele recomendar tener el chocolate en un recipiente y verter encima la leche, pero yo me ahorro manchar otro cacharro.

Remover con suavidad hasta que el chocolate se funda por completo y se forme una crema homogénea. Agregar una pizca de sal y reservar, dejando que se enfríe un poco.

Batir aparte con unas varillas el yogur griego, bien escurrido de su líquido, para montarlo un poco. Añadir en dos o tres tandas el chocolate, mezclando cada vez con movimientos envolventes. Incorporar el licor o zumo y mezclar.

Repartir en vasitos o cuencos y dejar enfriar en la nevera como mínimo una hora. Servir con una cucharada de nata, crema o yogur, un poco de mermelada, ralladura fina de naranja y frutos secos o crocanti crujiente al gusto. También se puede depositar una cucharada de mermelada en el fondo de los vasos antes de llenar con el chocolate.



Sin más, nos seguiremos leyendo un año más en 2020, sin propósitos ni retos. Con seguir teniendo pequeñas ilusiones cada día ya me voy contenta.

¡Feliz Año Nuevo!
29 junio, 2019

Vasitos de albaricoques y crema de mascarpone - Junio, eres mi mes menos favorito



Muchas cosas han pasado en este mes que he tardado en volver por aquí, tanto por el mundo como a nivel más personal. Sobre el panorama exterior prefiero no comentar mucho porque solo soy capaz de recordar todo lo negativo, y la ola de calor no me ayuda a pensar en positivo. Así que, para endulzar la realidad ardiente que nos rodea, traigo unos sencillos vasitos de albaricoques y crema de mascarpone para sumar mi amor por esta fruta.

No quiero protestar muy alto porque al menos este año el calorazo ha tenido la dignidad de presentarse ya pasado el solsticio, con el verano inaugurado de verdad. Por suerte esta vez la visita de mi madre de junio nos pilló con buen tiempo y pudimos disfrutar de esos días sin achicharrarnos por la calle, lo cual siempre se agradece.



Este postre lo improvisé sobre la marcha aprovechando un montón de albaricoques que mi padre me había traído a finales de mayo en una visita exprés. Deliciosísimos albaricoques recogidos en la casa de un amigo, pequeños pero con un aroma embriagador al que era difícil resistirse. Los pobres parecían llegar muy blanditos después del viaje, pero al guardarlos mimosamente en la nevera recuperaron su tersura sin perder sabor, y pude disfrutarlos durante muchos días sin tener que tirar ni uno solo.

Mi madre vino poco después y me apetecía preparar algún postre algo especial para terminar de disfrutar esas pequeñas joyas. Porque si están buenísimos al natural, cuando se asan, se hacen a la plancha o se cuecen en sus propios jugos, se transforman para ofrecer toda una nueva gama de sabores y aromas naturalmente dulces que combinan de maravilla con ingredientes lácteos.



Como siempre, probad el punto de dulzor y ajustar según a lo que estéis acostumbrados. Si tenéis fruta más dulce y madura no hará falta añadir casi nada, y así no enmascaramos los sabores naturales. Por supuesto, se puede hacer con otra fruta de temporada; sugerencias: fresas, arándanos, melocotones, higos o brevas, ciruelas...

La fruta de verano me reconcilia con esta época que dejó de tener alicientes para mí hace ya años. Qué tiempos cuando ver "Junio" en el calendario de la cocina de casa significaba final de curso, la fiesta del cole, vacaciones, piscina, playa, desayunos con dibujos en la tele, larguísimas tardes de bici... Ahora tengo más ganas de julio porque, al menos, significa que vuelve el Tour.



Receta de vasitos de albaricoques y crema de mascarpone
Inspiración: los deliciosos albaricoques de Murcia y recuerdos de verano
Ingredientes aproximados para 4 unidades

- 400 g de albaricoques aromáticos, maduritos, jugosos, pesados sin hueso
- 1 vaina de vainilla
- un poco de cardamomo molido o 2-3 vainas
- 1 pizquita de sal
- 30 ml de zumo de lima o limón
- 15 ml de miel (ajustar la cantidad al gusto)
- 10 ml de Kirsch (opcional)
- 200 g de queso mascarpone (¡sin lactosa, viva!)
- 200 ml de nata para montar (esta es más fácil de encontrar sin lactosa)
- vainilla molida o extracto (5 ml)
- pistachos o almendras

Lavar los albaricoques y secar con mimo, cortar en cuartos y retirar huesos y rabitos. Poner en una sartén con la vainilla abierta, el cardamomo, el zumo de lima o limón, la sal, la miel y el Kirsch, y calentar. Añadir un poco de agua, solo un chorrito, y dejar que coja temperatura. Mantener la cocción a fuego muy lento hasta que la fruta esté en plan compota, semidesecha, con una riquísima salsa espesita.

Quizá haya que añadir más agua o miel o azúcar moreno, dependiendo del grado de dulzor que tenga la fruta. Lo mejor es probarlo cuando tenga ya apariencia de compota, pero no queremos que los albaricoques se deshagan del todo. Retirar y dejar enfriar por completo.

Batir la nata muy fría hasta casi montarla, mezclar con el mascarpone y combinar con movimientos envolventes. Añadir la vainilla y azúcar glasé al gusto, probando hasta dar con el punto que se prefiera, mezclando con movimientos envolventes. Llevar a una manga pastelera.

Montar los vasitos repartiendo una capa de albaricoques en el fondo, otra de crema de mascarpone y coronar con más compota y pistachos. Servir frío, pero dejando que se atempere un poco para no matar los sabores.


Consigo dormir más o menos bien, así que la primera ola de calor no está siendo muy grave, porque me mantengo a refugio en casa. Eso sí, a las 6.30 arriba si pretendo salir a correr, que es la hora de más "fresquito". Tampoco me puedo quejar mucho si a 39 grados enciendo el horno a 250º C para hornear pan, claro. Pero el esfuerzo merece la pena.

¡Adiós junio, tarda mucho en volver!
15 abril, 2019

Pastel de queso fresco, yogur, avena y fresas: una receta ligera y rica en proteínas (el intraducible Quarkauflauf)


He llamado "pastel" a esta receta de queso fresco, yogur. avena y fresas porque, sinceramente, no sé cómo traducir el término Auflauf alemán. En cocina se refiere a algo horneado o gratinado, aunque en este caso realmente no estamos gratinando nada. Sería algo parecido al casserole de los estadounidenses, que también es algo que se hornea, en este caso casi siempre salado. Mi receta creo que se parece más a un pastel y así se queda -lo de definir exactamente "pastel" y sus supuestas diferencias con una tarta lo dejamos para otro día-.



Hoy va a ser un día largo porque mañana POR FIN salgo para Murcia a pasar allí el resto de Semana Santa, mi cumpleaños, las Fiestas de Primavera y, ya de paso, para votar. Un completo, vaya, así ha coincidido este año el calendario. Lo cierto es que necesito este paréntesis como agua de mayo, a lo tonto son ya más de cuatro meses sin pasar por mi tierra y, sobre todo, sin ver a la familia. Y me he dado cuenta de que me hace mucha, mucha falta escaparme por unos días.



Mi único plan es pintar huevos, decorar la casa con cosas de Pascua y hornear y cocinar todo lo que pueda en familia. Y disfrutar como nunca de los platos de mi madre, de Murcia en primavera, de las procesiones, de las fiestas y de la comida huertana. Pasaré calor, eso ya me lo temo, pero al menos me servirá de entrenamiento para afrontar el inminente verano sin tanto susto.

Ojalá llueva un poco, me gustan tanto la lluvia de primavera en Murcia, es como catárquica... que no quiero estropear las fiestas a nadie, pero, sinceramente, la tierra lo necesita. Es poco probable que caiga agua otra vez hasta finales de verano, así que mejor agradecer lo que pueda venir en las próximas semanas. No sería la primera vez que hemos pasado un Bando de la Huerta mojado o que hemos enterrado a la Sardina bajo una cortina de lluvia. Hay una foto mía vestida de huertana con el refajo chorreando que lo demuestra.



Volviendo a la receta, este Auflauf es un poco una limpieza de nevera que improvisé hace unos días para ir dando salida a productos que no podía dejar en la nevera, porque el elfo no se los iba a tomar. La mezcla básica es simple y bien conocida en la blogosfera germanoparlante: queso quark/yogur o similar, huevos, fruta y algún toque de cereal. La textura es jugosa y esponjosa, recordando a un clafoutis algo más rústico y, sobre todo, más grueso, más "mordible". Y es muy popular porque resulta tremendamente sencillo crear una versión fit, lowcarb o healthy. A mí me interesa porque es rico en proteínas, saciante y nutritivo sin resultar un golpe al estómago.



Yo no he añadido nada de azúcar ni edulcorante; me gusta el sabor puro de los lácteos y las fresas bien dulces y aromáticas hacen casi todo el trabajo. Así tengo un "pastel" que me apetece tanto para desayunar como para tomar de postre o merienda, o incluso para cenar una buena porción si he salido a correr tarde, perfecto para recuperar. Ya haré una versión no-tan-sana para convertirlo en un postre como los dioses mandan, que a mi padre estas cosas le gustan mucho.


Pastel de queso fresco, yogur, avena y fresas - Quarkauflauf
Inspiración: la cocina germano-suiza y la primavera
Ingredientes para unas 4-6 raciones

- 2 huevos
- 75 g de claras de huevo
- 450 g de queso fresco batido desnatado o quark desnatado
- 150 g de yogur skyr natural o griego (griego de verdad)
- 75 g de azúcar o edulcorante equivalente (opcional, yo no puse nada)
- ralladura de naranja
- 1/2 cucharadita de esencia de vainilla
- 1/2 cucharadita de cardamomo molido
- 1/4 cucharadita de sal
- 100 g de harina de avena
- 20 g de copos de avena finos
- 500 g de fresas o fresones bien dulces
- almendras crudas en bastones o laminadas al gusto
- un poco de mantequilla o aceite para engrasar el molde

Precalentar el horno a 175º C y engrasar ligeramente un molde de tamaño medio, que sea de pareces altas, como para gratinar pasta o algo así. Lavar y secar con suavidad las fresas, cortar los rabitos y trocear en piezas de tamaño medio, un poco a ojo. Cuando más pequeñas, más se integrarán en la masa. Yo pesé los 500 g una vez cortadas. Reservar.

Batir en un recipiente mediano los huevos con las claras hasta que casi tripliquen el volumen. Añadir el queso fresco y el yogur escurridos, el azúcar si lo usamos y la ralladura de naranja, la vainilla, el cardamomo y la sal. Volver a batir un poco.

Incorporar la harina de avena previamente tamizada con los copos y el bicarbonato. Si quedaran grumos secos, usar unas varillas. Echar por último las fresas y mezclar con movimientos envolventes, hasta que queden bien integradas.

Llenar el molde y cubrir con almendras al gusto. Hornear durante unos 50-60 minutos, girando el molde si fuera necesario a mitad de la cocción para que se dore por igual. En los últimos 10 minutos, subir el nivel de la rejilla para que se gratine más por arriba; si se dora demasiado, cubrir con papel de aluminio. Al pinchar el centro con una brocheta debe salir solo ligeramente húmeda.

Dejar enfriar completamente antes de servir. Si lo dejamos reposar unas horas en la nevera ganará en consistencia, con una textura más firme y los sabores más asentados. En cualquier caso, conservar siempre en frío buen tapado.


Si ya estáis de vacaciones, ¡que disfrutéis mucho! Y en caso contrario... ¡ánimo que queda poco!
07 octubre, 2018

Clafoutis de arándanos sin lactosa: receta adaptada del chef Andreas Caminada


Lo prometí: hoy tenía que volver con una receta dulce. Este clafoutis de arándanos espero que sirva para endulzar un poco el ambiente tan tristón que dejé la semana pasada, aunque creo firmemente en que para ser feliz también hay lugar para la tristeza. La receta es sencillísima y toda una tentación para los verdaderos amantes de los arándanos y bayas en general; la preparé en verano porque sabía que mis padres la iban a disfrutar con gusto, y no me equivoqué. ¡Sin lactosa, por supuesto!



Antes de pasar a la receta, permitidme que grite un poco GRACIAS por todos vuestros mensajes y comentarios, no solo los que habéis dejado por aquí. Todas las palabras de ánimo, de comprensión y de recuerdo para mi querido Gato me han emocionado mucho, sobre todo por la empatía compartida con todos los que también habéis amado a algún animal. Y sé que sois muchos los humanos que convivís con gatos :). Espero poder responderos a todos con más calma, cuando ya se me haya pasado la tontería -creo que tengo algo de bajona otoñal, a pesar de que me encanta esta época- y pueda detenerme sin prisas. Ya va siendo hora de recordar a nuestro gordito sin nudos en la garganta, hay que pasar ya a las memorias felices.



Pasando ya al postre de hoy, este clafoutis de arándanos lo tenía bien fichado desde hace meses, cuando encontré de casualidad la receta en vídeo en alguna página suiza, elaborada en vivo por el mismísimo Andreas Caminada. ¿Que quién es el bueno de Andreas? Pues un chef suizo muy apuesto -veréis en las fotos que le tiran más los genes italosuizos-, al frente del restaurante del Schloss Schauenstein, con tres estrellas Michelin. Pero esta receta no tiene nada de elaboración compleja y rebuscada, es tan simple y sencilla que en su simpleza radica su éxito.

El clafoutis me encanta porque es una elaboración sencillísima, que se puede preparar con todo tipo de frutas y admite mil variaciones. En esta ocasión los arándanos le dan un sabor realmente especial, no hay que pelar ni quitar huesos y combinan de maravilla con el toque de almendra que lleva la masa. Lo repetiré, sin duda, mezclando varios tipos de bayas para jugar un poco más con los sabores y el color. ¡Ojalá tuviera cerca un bosque en el que recolectar a mano moras, frambuesas y grosellas!

Ah, por cierto, Caminada usa avellana molida y lo prepara en moldes individuales, otra estupenda opción si queremos servir un postre más aparente con invitados en casa. Y no vendría nada mal añadir una salsa de vainilla, helado o nata montada casera a la ecuación. Yo usé el molde viejunísimo que sigue sobreviviendo en la casa de campo de mis padres, probablemente con más años que yo misma,




Receta de clafoutis de arándanos sin lactosa
Inspiración: adaptado de Andreas Caminada 
Ingredientes aproximados para 6 raciones generosas

- 2 yemas
- 1 huevo entero
- 185 ml de nata para montar sin lactosa
- 60 g de almendra molida
- 65 g de azúcar
- 1 pizquita de sal
- unas gotas de esencia de vainilla
- 250-280 g de arándanos frescos
- mantequilla para engrasar el molde

Precalentar el horno a 190ºC  y engrasar un molde grande o varios individuales. Cuanto más estrechos sean, más fino quedará el clafoutis.

Batir las yemas con el huevo y la nata en un recipiente, sin espumar mucho, con unas varillas. Añadir la almendra, el azúcar, la sal y la vainilla, y batir hasta tener una masa homogénea sin grumos. Echar los arándanos (lavados y secos) y mezclar con suavidad.

Repartir la masa en el molde, igualando bien la superficie, y hornear durante unos 20 minutos, si es en molde grande. Vigilar bien por si acaso, ya que dependiendo del molde puede hacerse antes. Debe quedar ligeramente jugoso por dentro y bien doradito por fuera.

Dejar enfriar antes de servir. Se puede tomar algo tibio, con una bola de helado, o ya enfriado con salsa caliente de vainilla. O tal cual, a temperatura ambiente y sin más complicaciones. Está buenísimo.


28 diciembre, 2017

Crema de castañas y chocolate con ganaché, nata y salsa de frambuesas. Postre para Navidad

¿Qué tal van las fiestas? ¿Superado el primer tramo sin problemas? Espero que hayáis disfrutado de la Nochebuena, del día de Navidad  y de San Esteban, en su caso. Hoy yo ignoro que son los Inocentes porque, la verdad, me da bastante pereza todo lo de las bromas e inocentadas. Además que la iconografía artística del evento no es precisamente muy navideña y bonita, ejem. Yo vengo a endulzar un poco más las fiestas con este postre que improvisé a base de sobras: una crema de castañas y chocolate con ganaché, nata y salsa de frambuesas.

Chestnur chocolate cream pots

Es un postre y queda muy aparente pero en realidad esconde el reaprovechamiento de otras recetas, es facilísimo de montar y además intenta ser algo saludable. Durante el puente de principios de mes preparé un tronco de chocolate -¡mi primer tronco!-, y sobró un poco de todo. Obviamente no iba a tirar la ganaché de chocolate ni la salsa montada, pero tampoco quería comérmelo todo a cucharadas.

También tenía castañas por casa y recientemente había visto una idea de receta de crema con este rico fruto seco otoñal, combinado con chocolate. El montaje del postre estaba claro, y es que la combinación de castañas+chocolate+nata+fruta no podía salir mal. Las frambuesas dan el toque rojo navideño que se corona con el verde de los pistachos, aportando además un contrapunto crujiente muy rico. Yo apenas he añadido azúcar a nada pero la gente con paladar "normal" esperará algo más dulce, así que os dejo la receta solo como idea de base para que la modifiquéis a vuestro gusto.

Chestnur chocolate cream pots

Y si no ponemos más azúcar y cambiamos la nata por yogur hasta podría ser una receta estupendísima de desayuno caprichoso. O con nata, qué demonios, que la grasa de los lácteos tampoco es el demonio. En pequeñas dosis, claro, y sin lactosa en mi caso. Me estoy acordando ahora de que tengo que comprar nata para montar para nuestro postre tradicional de Nochevieja -copa de helado de vainilla con frutos rojos y chocolate derretido, un clásico-; ¡menos mal que ahora es facilísima de encontrar!

Chestnur chocolate cream pots

Receta de crema de castañas y chocolate con ganaché, nata y salsa de frambuesas
Inspiración: improvisación personal a partir de cosas de la nevera
Ingredientes aproximados para unas 4-6 raciones

- 200 g de castañas cocidas
- 250 ml de leche de soja o de almendras (o cualquier otra)
- 1 pizquina de sal
- 1 anís estrellado
- 1/2 vaina de vainilla
- 40 g de buen chocolate negro

- 125 g de nata para montar (sin lactosa)
- 75 g de buen chocolate negro
- 10 g de mantequilla o equivalente

- 150 g de frambuesas
- 1 mandarina
- 1 cucharadita de semillas de chía
- azúcar moreno al gusto

- 200 g de nata para montar (sin lactosa)
- azúcar vainillado al gusto

- pistachos picados, avellanas, almendras, coco o chocolate negro

Yo tenía casi todo ya preparado a la hora de montar los vasitos, pero si se parte de cero habrá que empezar unas horas o el día antes para que cada elaboración repose. Aconsejo dejar la nata montada para el final.

Poner a calentar las castañas cocidas y peladas con la leche o bebida vegetal, una chispina de sal, el anís y la vainilla. Dejar cocer a fuego lento 15 minutos, retirar las especias y añadir el chocolate negro picado. Cuando se derrita, triturar todo bien y dejar enfriar.

Calentar la nata de la ganaché aparte y echarla sobre el chocolate negro picado, removiendo hasta que se derrita. Incorporar la mantequilla y mezclar suavemente hasta tener una masa homogénea. Dejar enfriar.

Lavar las frambuesas y ponerlas a cocer con el zumo de la mandarina, añadiendo un poco de agua o más zumo si fuera necesario. Cocinar a fuego lento unos 15-20 minutos, machacar o triturar. Agregar las semillas de chía y el azúcar que se desee. Dejar enfriar y espesar.

Montar la nata muy fría con azúcar vainillado o esencia de vainilla al gusto.

Montar los vasitos, copas o raciones colocando una base de crema de castañas, a continuación una capa de ganaché, una quenelle o espiral de nata montada y salsa de frambuesas. Decorar con pistachos picados o/o chocolate. Servir frío, pero no helado de la nevera. Unas galletitas picadas también le irían genial.

Chestnur chocolate cream pots

Me voy a buscar mi equipación para la carrera de San Silvestre, ya sabéis que es otra de mis tradiciones desde hace unos años :). He dejado de participar en carreras populares pero esto es otra cosa, pura diversión y una forma genial de recorrer mi querida Murcia bajo las luces navideñas con media ciudad mirándote pasar.

Pasar por delante de la catedral en ese ambiente, ya en el tramo final de la carrera, es una gozada, a pesar de que a veces el público no tiene mucho cuidado en apartarse. ¡Me encanta dar la mano a los niños que se apretujan en la acera para animar a los corredores! Mucho mejor que los que ya llevan unos cuantos cubatas en el cuerpo a esas horas de la tarde.

¡Disfrutad lo que podáis de estos días, y Feliz Año a todos!
30 septiembre, 2016

Quesada de lima. Receta rápida para despedir septiembre

¡Muchísimas gracias a todos por los comentarios de la anterior entrada! Me ha hecho muchísima ilusión leer tantas muestras de cariño, tanto de aquellos que nos leemos ya desde hace tiempo como de los que habéis caído por aquí más recientemente. Y aprecio mucho también a todos los que normalmente navegáis en el anonimato, o sin tiempo para comentar, y os habéis tomado la molestia de dejar unas bonitas palabras para la ocasión :). Todavía me parece un poco una nimiedad, pero es verdad que jo, diez años son muchos años. A ver si tengo tiempo de responder a todos con calma, que estamos a final de mes y eso siempre es una locura en mi vida. Así que la receta de hoy es rápida y fácil, una quesada de lima para despedir septiembre.

Quesada de lima

Porque vale que el otoño ya llegó pero todavía se le espera por aquí. Ni siquiera refresca lo suficiente por la noche -a pesar de que el elfo sea un friolero y haya exigido que saque una manta para su lado de la cama-, aunque al menos sí se puede correr a una hora decente sin volver achicharrada. Ayer hablaba con mi madre por teléfono y justo en Murcia estaba lloviendo... y aquí solazo y un cielo azul espléndido. Empiezo a sentirme estafada.

Tengo el cuerpo y la cabeza en modo otoño total, y encima los blog alemanes y suizos no dejan de darme envidia porque por esos lares ya sí que han bajado las temperaturas y han despedido al verano. Pero bueno, aunque sigo sin entregarme a los platos de cuchara sí que estoy horneando más, sobre todo panes y cosas con fruta y frutos secos. La receta de hoy es apropiada para este entretiempo estafador, porque requiere horno pero es un postre fresco y ligero, con el delicioso sabor refrescante de la lima. Me vuelven loca los sabores ácidos del limón y la lima, quizá se me fue la mano un poco echando zumo por encima, aunque en casa nadie se quejó. Quizá fue porque estábamos a 40ºC, claro :P.

Quesada de lima


La receta es una adaptación de varias quesadas/tartas de queso/pasteles de yogur que llevo viendo en los últimos meses, y a los que me aficioné bastante desde la primavera pasada. A veces pongo una base de galleta o de masa quebrada, pero así, sola, queda genial también. Es más rápida y más ligera, aunque cada uno puede añadir lo que le apetezca. Es una masa muy versátil y también admite distintos moldes, para que quede más finita o más gordita. Como siempre digo con la mayoría de recetas dulces que comparto, ¡al gusto! De hecho, si la quesada hubiera sido solo para mí, habría puesto menos azúcar todavía.

Quesada de lima

Quesada de lima
Inspiración: el refrescante poder de los cítricos y múltiples recetas de la red
Ingredientes para un molde de unos 20 cm

- 85 g de azúcar
- 2 limas de buen tamaño
- 250 g de queso crema sin lactosa
- 380 g de queso fresco batido desnatado
- 3 huevos L
- 1/4 cucharadita de sal
- 1-2 cucharadas de azúcar
- 1 lima extra
- un poco de agua

Precalentar el horno a 180ºC y forrar o engrasar un molde redondo, mejor si es de fondo desmontable. Añadir una base de galletas, o masa quebrada horneada en blanco, o no añadir nada.

Disponer el azúcar en un recipiente mediano y rallar encima las limas, sin llegar a la parte blanca. Estrujar el azúcar hasta que se libere el aroma de la fruta. Incorporar los dos tipos de queso, escurridos, y los huevos. Agregar una pizca de sal y batir con batidora de varillas o a mano hasta tener una mezcla esponjosa y homogénea.

Añadir el zumo de las limas, cantidad al gusto. Recomiendo no escatimar e incluso aprovechar la pulpa que pueda caer -no los huesos-. Batir un poco más hasta incorporar bien el zumo. Verter en el molde, dando unos golpecitos para sacar las burbujas e igualar la superficie, y hornear durante unos 30 minutos.

Dejar enfriar un poco antes de desmoldar y esperar a que se enfríe totalmente sobre una rejilla. mientras tanto preparar un almíbar ligero cocinando un par de cucharadas de azúcar con zumo de otra lima, más ralladura y un poco de agua. Verter el almíbar frío sobre la tarta. Enfriar en la nevera antes de servir.

Quesada de lima

Eso es todo, que me está dando hambre y tengo una broa de milho traída desde Oporto por el elfo que espera ser catada. ¡Buen fin de semana! A ver cómo nos recibe octubre.
07 julio, 2016

Clafoutis de albaricoques y lavanda sin lactosa

Hoy, en cosas que sí me gustan del verano: las tormentas estivales. Problema: no siempre termina de arrancar a llover como debería y solo traen una humedad infernal. Afortunadamente, ese ambiente húmedo y pegajoso que no refrescaba nada de ayer se ha transformado en el amanecer de hoy en un día fresco y con lluvia, no muy intensa, pero al menos se ve mojado el suelo. Por supuesto saldré a correr en cuando haya bajado el desayuno, que en estos días suele ser demasiado abundante porque no puedo evitar llenar el plato de muuuuucha fruta. Sobre todo albaricoques. ¿Os he dicho ya que me encantan? Pues os traigo otra receta de clafoutis con ellos para aprovechar que siguen con nosotros.

Apricot clafoutis

Cuántos años han pasado ya desde que descubrí lo que era un clafoutis, ese postre de origen francés que tradicionalmente se elabora con cerezas, y en teoría sin despepitar. Hoy en día encontramos versiones con cualquier fruta, aunque creo que la de verano se presta mucho más. Las frutas de hueso son perfectas para hornear pasteles y postres como este, además apetecen dulces fresquitos en esta época. Y, por supuesto, hay otras recetas de postres muy similares en todo el mundo, con especialidades según el país. El Pfannkuchen se parece mucho, o las versiones de tortitas al horno, o también tenemos el flaugnarde, etc.

El calor me tiene otra vez algo baja de energías y de ánimo, a pesar de que mi pequeño apartamento en Madrid nunca llega a ser el horno en el que se convierte la casa de mis padres en Murcia. Pero duermo poco y me desespera que haya tantísimas horas de luz, he tenido que cambiar los horarios de salir a correr y me fastidia no poder salir tanto como quisiera por el barrio porque me achicharro con el sol. También está la desventaja de que al cocinar o encender el horno se calienta toda la "casa", ya que cocina-comedor-salón-oficina comparten el mismo espacio. Al menos puedo ver el Tour mientras limpio, saco fotos y trasteo en la cocina, porque ya sabréis que el ciclismo es otra de las cosas que sí me gustan del verano.

Apricot clafoutis

En cualquier caso, sigo horneando, y este clafoutis de albaricoques lo preparé un poco improvisadamente para tener un postre fresquito cuando vino mi madre de visita hace un par de semanas. Al elfo no le hace mucha gracia encontrarse fruta entera en los dulces, así que aproveché para no tener que comérmelo yo sola. Vale, tampoco hubiera sido un grave problema :P. Esta receta la he adaptado un poco de Donna Hay usando albaricoques deliciosos del mercadillo, maduritos y muy aromáticos, y le he dado un toque de lavanda porque está en plena floración y me apetece añadir su aroma a casi todo. Si tenéis helado de vanilla en el congelador no dudéis en servir las raciones con una o dos bolas. Disculpad las fotos pero las tuve que hacer a prisa y corriendo antes de que llegara mi madre, y cuando lo devoramos por la noche no era plan de ponerse con la cámara ;).

Apricot clafoutis


Receta de clafoutis de albaricoques sin lactosa
Inspiración: la sobredosis de albaricoques y Donna Hay
Ingredientes para unas 6 raciones

- 400-500 g de albaricoques aromáticos, sin los huesos
- 75 g de azúcar caster o normal
- 1/2 cucharadita de flores de lavanda
- 3 huevos L
- 200 ml de nata ligera para cocinar sin lactosa
- 50 ml de leche sin lactosa
- 1/2 cucharadita de esencia de vainilla
- 45 g de harina de repostería
- 1/4 cucharadita de sal

Precalentar el horno a 180ºC y engrasar un molde hondo de unos 2 litros de capacidad. Espolvorear el fondo con azúcar y distribuir por encima los albaricoques partidos por la mitad, boca arriba. Reservar.

En un recipiente mediano frotar el azúcar con la ralladura de limón y las flores de lavanda. Añadir los huevos y la vainilla y batir un poco con unas varillas. Incorporar la harina tamizada con la sal y batir con suavidad hasta que quede una mezcla homogénea y sin grumos.

Echar con cuidado en el molde, rompiendo las burbujitas que puedan surgir. Añadir un poco de azúcar por encima de los albaricoques, si se desea. Hornear durante unos 35-40 minutos, hasta que se empiecen a dorar los bordes y al pinchar con un palillo en el centro salga limpio.

Dejar enfriar por completo fuera del horno, guardar en la nevera y servir frío, con helado, nata o una salsa de frutos rojos. También está muy rico calentito, pero en esta época creo que no procede.

Ay, ¡llueve de verdad! Voy a ver si me mojo un poco ;).
10 mayo, 2016

Crema de chocolate y aguacate - Receta de postre vegano sanote y facilísimo

Se hace muy raro pensar que hace una semana estaba todavía en Viena exprimiendo al máximo las últimas horas. De hecho, a las horas a las que estoy escribiendo esta entrada, cuando todavía no han dado las 7 de la mañana, ya llevaba un buen rato despierta, entre otras cosas porque allí amanece antes. Pero no voy a adelantarme con detalles del viaje porque pienso explayarme a gusto en uno o dos posts que quiero dedicar a la capital austriaca. Solo diré que he vuelto a enamorarme de la ciudad, que ha sido agotador pero fantástico, y que he comido muchas tartas. Si echáis un ojo a mi cuenta de instagram podréis comprobarlo.

Avocado chocolate pudding

Hablando de tartas, tengo una chocolatosa brutal pendiente de compartir con vosotros, pero antes prefiero traer otro postre con cacao algo más sanote para compensar -excusas-. No quiero llamarlo light o decir que es de dieta ni nada parecido, porque no me gustan esas etiquetas y porque creo que es perfectamente válido como capricho dulce por sí mismo. Eso sí, es vegano, sin cocción y facilísimo. Además se puede tunear al gusto de muchas maneras, yo solo os propongo la base con la que jugar: crema de chocolate y aguacate.

No descubro el Nuevo Mundo a nadie con este postre porque ya hay muchas versiones por la red, sobre todo con la aguacatemanía desatada en los últimos tiempos. Creo que en España nos hemos terminado de rendir a esta fruta un poco más tarde, yo incluída, pero desde ya quiero declarar mi amor-pasión-obsesión por el aguacate. Es maravilloso. No solo es sanísimo, fuente de grasas saludables que tan bien me vienen, sino que está buenísimo y es de lo más versátil. Si os preocupa la sostenibilidad u os cuesta encontrar buenos aguacates, sabed que hace poco he podido probar los cultivados por unos emprendedores españoles que los producen en Málaga, y son buenísimos.

Avocado chocolate pudding

A veces se llama a este postre "mousse" o "pudding". La primera definición no me gusta mucho, porque creo que una mousse tiene que tener sus burbujitas. Esta crema es más bien eso, cremosa; en las fotos se percibe más suave y melosa de lo que se convierte al dejarla reposar unas horas en la nevera, cuando adquiere una consistencia mucho más firme. Podéis degustarla como más os guste, de las dos maneras es una delicia. Idea: si tenéis plátano muy maduro podéis jugar y añadirlo al aguacate, probando el sabor y la consistencia. Como digo, es una receta que se presta a muchas modificaciones.

Receta de crema de chocolate y aguacate
Inspiración: ganas de chocolate y un aguacate delicioso muy maduro
Ingredientes aproximados para unas 4 raciones

- 1 aguacate bien madurito (unos 150-180 g pelado sin hueso)
- 30 g de yogur de soja natural o equivalente
- 30-40 g de chocolate negro
- 1/2 - 1 cucharadita de cacao puro sin azúcar en polvo
- 1 pizca de café soluble descafeinado
- 1 pizquitita de sal fina
- esencia de vainilla al gusto
- leche vegetal necesaria
- opcional: azúcar, miel, sirope, edulcorante...
- coco rallado, frutos rojos, crocanti de frutos secos

Picar el chocolate negro y fundir en el microondas, a temperatura media y vigilando a intervalos cortos para que no se queme. Cortar el aguacate por la mitad, sacar el hueso y extraer toda la pulpa con una cuchara, procurando no despediciar nada. Debe estar muy cremoso.

Colocar el aguacate troceado en una picadora o procesador de alimentos. Añadir el yogur y el chocolate fundido, el cacao en polvo, la pizca de café, la pizquita de sal y un poco de esencia de vainilla (o azúcar vainillado). Empezar a triturar. Agregar leche vegetal poco a poco, triturando y mezclando hasta conseguir la textura deseada. Debe ser como de natillas, un pudding espeso, sin grumos. Probar y endulzar al gusto, añadiendo algo más de cacao en polvo si fuera necesario.

Dividir en cuencos o tarros pequeños, removiendo bien para no dejar huecos de aire. Coronar con lo que más guste; recomiendo coco rallado y algo crujiente que haga contraste, como frutos secos tostados o muesli. Además me gustan los frutos rojos como las grosellas porque añaden un toque ácido que crea un juego de sabores muy rico con la crema.

Servir a temperatura ambiente o guardar en la nevera para que se enfríe y coja consistencia; ganará también en sabor, pero hay que procurar no servirlo demasiado frío para no matar los aromas.

Avocado chocolate pudding

¿No os parece maravillosa esta primavera lluviosa? Pensad que recibiremos al verano con mejores ánimos y estará lleno de colores y plantitas cuando empiece :).
11 febrero, 2016

¿San Valentín? Pues vamos con algo de chocolate: receta de pots de crème

¿Hablaba hace poco de imprevistos que te chafan los planes? Pues había olvidado meter a los virus en la ecuación. Curiosamente, mirando lo que había publicado para Carnaval el año pasado, recordé que estuve malísima entre enero y febrero de 2015, y bien contenta que estaba de no haber caído este año. Pues debí gafarme, porque el lunes amanecí con un bonito dolor de garganta que ha ido evolucionando poco a poco todos estos días. Trancazo, dolor de cabeza constante, mocos por todos lados, tos, garganta transformada en una lija, voz irreconocible, debilidad general, fiebre, más mocos... El cuadro completo, vamos. Al menos el estómago lo tengo bien y me dio tiempo a disfrutar de la última ración de esta delicia que traigo hoy, pots de crème de chocolate. Porque San Valentín, cómo no, es una excusa estupenda para los golosos como yo.

Chocolate pots de crème

Últimamente me ha dado por los postres de cuchara, me apetecen un montón. Quizá es porque me recuerdan a la infancia y estoy en fase morriña-nostalgia, ya que era de niña cuando tomaba los postres estrella de mi madre: natillas, arroz con leche, pan de calatrava, flan... Los hacía muy de vez en cuando, pero cuando nos daba la sorpresa casi hacíamos fiesta en casa. Luego, con la intolerancia a la lactosa, he pasado una larga temporada sin probarlos porque fuera de casa es imposible, y no me había animado mucho a prepararlos por mí misma. Eso se se está acabando, que también tengo derecho a permitirme caprichos así de vez en cuando, digo yo.

Chocolate pots de crème

¿Pots de crème? El nombre siempre me ha resultado muy sugerente cuando lo he visto en recetas por la red. Es un postre francés similar a las natillas o a la créme brûlée, sin la costra de azúcar y con una textura algo más ligera. El caso es que yo quería tener un postre con chocolate de cuchara y, puesto que el supuesto día de los enamorados casi pide por obligación chocolate, ya tenía mi excusa. Además me encanta sorprender al elfo cuando llega de trabajar con un caprichito dulce para compartir juntos en el sofá mientras vemos alguna de nuestras series comunes :).

Chocolate pots de crème

Pots de crème de chocolate
Inspiración: adaptando a use real butter
Ingredientes para 6 unidades

- 500 ml de leche o alternativa vegetal (soja ligera en mi caso)
- 1 vaina de vainilla
- 1 pizca de sal
- 2 huevos L
- 45 g de azúcar
- 100 g de chocolate negro
- 1 cucharadita de cacao puro en polvo
- 1 pizca de café descafeinado molido
- cosillas para decorar

Abrir la vaina de vainilla, haciendo un corte y sacando un poco las semillas. Ponerla con la leche a calentar en un cazo, llevar a ebullición, retirar del fuego y dejar infusionar unos 30 minutos, con tapa si la tenemos. Derretir el chocolate al baño maría y reservar. Precalentar el horno a 140ºC.

Si se ha enfriado mucho la leche pasado ese tiempo, volver a calentar un poco, retirando antes la vaina. Batir con unas varillas los huevos con el azúcar y la sal. Añadir a chorrito ligero la leche, sin dejar de batir con las varillas, hasta integrarla por completo. Echar también el cacao y el chocolate, batiendo bien hasta tener una mezcla homogénea.

Repartir en 6 moldes individuales estilo ramekin y colocar en una bandeja alta. Llenar con agua, de tal modo que se cubra casi la mitad de los moldes, y llevar al horno. Hornear durante unos 30 minutos, hasta que haya cuajado bien pero siga un poquito húmeda la superficie. Esperar un poco fuera del horno - cuidado con el agua - antes de manipularlos.

Llevar a la nevera para que se enfríe al menos durante una hora. Podemos taparlos con plástico film si no queremos que se forme una película más dura por encima, aunque personalmente a mí me gusta. Añadir alguna decoración al gusto, fruta, hojas de menta, alguna tontuna de color rosa, chocolate blanco picado, crocanti de frutos secos, nata montada... como siempre, mil posibilidades.

Chocolate pots de crème

Dudo mucho que hagamos nada especial para San Valentín, con suerte ya me habré repuesto del todo y al menos podré recuperar el tiempo perdido de estos días. Todavía funciono a medio gas y reservo las energías para temas urgentes, pero las tareas del hogar se están quedando relegadas a un segundísimo plano. Bueno, ya que el 14 cae justo en domingo y el elfo tendrá partido de fútbol, a lo mejor preparo algo especial para comer o cenar en casa tranquilamente, que al final lo mejor es poner cariño en la cocina y poder compartirlo ^_^.
02 octubre, 2015

Crema catalana de otoño con calabaza

Ah, octubre, qué palabra tan bonita. Me encanta este mes, porque empieza el otoño de verdad y porque el verano ya se va quedando atrás. Además, aunque la Navidad está ya casi a la vista, todavía tenemos tiempo hasta que llegue la espiral de las fiestas - a pesar de que los comercios pronto nos sacarán de nuestra ilusión - y nos esperan unas semanas relativamente tranquilas. Poquico a poco va llegando el frío, se caen las hojas, los días son más cortos... y sólo me apetece comer calabazas, boniatos, manzanas y platos de cuchara. Sabéis que soy la loca de las calabazas y ya he repetido alguna de mis recetas favoritas, pero también me apetece probar algunas nuevas, como esta crema catalana de otoño con calabaza.

Pumpkin cème brûlée

Hacía siglos que no comía una crema catalana o crème brûlée, pero ya tenía ganas de probar a elaborarla en casa con leche sin lactosa. La versión española creo que es más ligera, muchas de las recetas francesas incorporan nata - por algo se llama "crème", digo yo -, y me parece más sencilla. Pero claro, la gracia era darle un toque otoñal, así que he incorporado un poco de calabaza y muchas especias, para traer todo el aroma de esta época. La capita de azúcar quemado por encima le da el toque final, y muchos dirán que es imprescindible, pero al elfo no le gusta nada la textura que deja en la boca y yo prefiero las cosas menos dulces, así que sólo se la incorporé a la mitad de las raciones. Que cada cual lo culmine a su gusto ;).

Pumpkin cème brûlée

Crema catalana de otoño con calabaza
Receta ideada por mí a base de leer tropecientas por la red
Ingredientes para 4-6 raciones pequeñas

- 500 ml de leche (entera, semi, desnatada, vegetal... yo usé de soja ligera)
- 1/2 vaina de vainilla
- 1/2 ramita de canela
- 1 clavo de olor
- 1 estrella de anís estrellado
- 1 pizca de nuez moscada
- 1 trocito de piel de limón
- 1 pizquita de sal
- 3 yemas de huevo L o XL (yo tenía 1 XL y 2 L)
- 75 g de azúcar
- 15 g de maizena (almidón de maíz)
- 60 ml de calabaza (lo más concentrado posible)
- azúcar extra para quemar

Poner toda menos medio vasito leche al fuego en un cazo con la vainilla, la canela, el clavo, el anís, la nuez moscada, el limón y la sal. Llevar a ebullición, retirar y colar. Dejar templar un poco. Mantener el resto de la leche bien fría.

Colocar las yemas en un cuenco con el azúcar (reservar las claras para otra preparación) y batir con unas varillas hasta formar una crema. Desleír la maizena en la leche reservada y mezclar con los huevos.

Poner en un cazo a fuego suave y calentar. Añadir la leche poco a poco removiendo con las varillas, hasta incorporarla. Cocinar a fuego medio-bajo removiendo suavemente pero sin parar con una cuchara de madera, hasta que espese. Aproximadamente tardará unos 10 minutos.

Añadir la calabaza, mezclar bien con las varillas y remover fuera del fuego. Llevar 4-6 cuencos individuales y esperar a que se enfríen antes de taparlos con plástico film o papel de aluminio. Dejar enfriar en la nevera por lo menos un par de horas.

Antes de servir, cubrir cada cuenco con azúcar y quemar usando un soplete, el gratinador del horno o un quemador de esos típicos de toda la vida.

Pumpkin cème brûlée

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Ayer tenía que ir al centro a un evento de prensa, así que aproveché para hacer varias gestiones - como tengo que coger autobús o metro para llegar al cogollo de Madrid, me da la impresión de que es una pérdida de tiempo no aprovechar el viaje para otras cosas -, y la verdad es que el día me cundió. Eso sí, por la mañana salí a correr y luego iba con prisas bajo un sol que calentaba demasiado, así que llegué agotada a casa. Llevo unos días en los que me despierto demasiado temprano y me temo que mi cuerpo terminó por decir 'basta'. En cuanto se fue el sol me pedía ya cama, así que me acosté tempranísimo... Me he vuelto a despertar pronto - las 6 am suele ser mi tope -, pero he dormido de un tirón y hoy estoy hasta más animada y contenta. ¡A veces todo lo que necesitamos es dormir un poco más! Menos mal que cada vez son más cortos los días, ahora a la vejez le veo el lado positivo a tener menos horas de sol ;).

¡Buen fin de semana!

14 abril, 2015

Los pastelitos de limón favoritos de Sansa. Receta para celebrar la vuelta de Juego de Tronos

Si sois mínimamente seriéfilos seguro que estáis ya hartos de leer y oír hablar sobre la vuelta de Juego de Tronos, que acaba de regresar con el estreno de su quinta temporada. Y si no lo sois, puede que también, la verdad es que nos ponemos un poco pesaditos, pero dadnos ese placer :). El caso es que llevaba muchos meses esperando este momento y hay que celebrarlo como se merece, ¿y qué mejor que a través de la cocina? Esta es una posible versión de los pastelitos de limón favoritos de Sansa Stark, y os aseguro que pueden convertirse también en los vuestros.

No voy a contar batallitas de la serie o de los libros, porque seguro que ya sabéis de qué va el tema, o de lo contrario simplemente no os interesa nada en absoluto. Sólo me voy a permitir un pequeño comentario porque ya sabréis que las series de televisión son mi otra gran pasión -¿vicio?-, como ya he contado alguna vez.

Game of Thrones Lemon Cakes

Y además, cocina y series combinan muy bien. A través de las series de televisión he llegado a conocer recetas, platos y productos de otros lugares, o he tenido antojos para preparar algunas cosas. Pueden ser una fuente de inspiración constante, peligrosa en algunos casos. Y reconozco que se me van los ojos a las despensas y a las cartas de los restaurantes cuando aparecen en escena. Una de mis costumbres habituales es identificar si la cocina de los personajes tiene o no Kitchen Aid; y creedme, hay muchísimas en las cocinas televisivas americanas.Parece que vienen de serie.

Game of Thrones Lemon Cakes

En Juego de Tronos tenemos además, por supuesto, las novelas. El verano pasado terminé Danza de Dragones, el último título publicado hasta la fecha, y estoy disfrutando mucho tanto la lectura como el visionado de la serie, que a diferencia de ciertos talifanes considero entes independientes. El caso es que el bueno de George R.R. Martin, el autor -algo pesado y lentorro a la hora de escribir, eso sí-, no se corta en sus páginas a la hora de describir banquetes, cocinas, desayunos, comilonas, refrigerios fugaces o festines. Los platos e ingredientes que cita tienen parte de inspiración medieval y parte de su imaginación personal, pero siempre suelen darte hambre.

Sansa mirando con disimulo su pastelito. Imagen de GoT Wiki
Hay algo recurrente en sus novelas y que también ha aparecido en la serie de televisión: los pastelitos de limón que tanto gustan a uno de los personajes, Sansa Stark. La buena chica viene de una tierra del norte donde hace muchísimo frío y todo es un poco triste, y cuando viaja al soleado y rico sur, con sus cocinas de reyes, no se puede resistir a nuevas delicias. Los pasteles de limón se convierten en sus favoritos y son casi una broma recurrente en las páginas de los libros.

En algún momento encontré una receta recreada por no sé qué chef profesional para preparar lo que podrían ser esos pastelitos de limón. La reservé para prepararla con motivo de la nueva temporada, y por fin me acordé de rescatarla antes de Semana Santa. Podrían ser estos los pastelitos de limón de Sansa, o podrían ser otros, pero os aseguro que son un bocado delicioso. Repetí la receta en Murcia y fueron un éxito, lástima no tener rodajas de limón confitado para coronarlos.

Game of Thrones Lemon Cakes 

Pastelitos de limón de Juego de Tronos
Receta obtenida de la serie oficial
Ingredientes para 6 unidades

- 2 huevos L
- 75 g de azúcar
- 165 ml de buttermilk
- 2 y 1/2 cucharadas de zumo de limón
- ralladura de limón
- 3 cucharadas y 1 cucharadita de harina de repostería
- 1 pizca de sal
- mantequilla o aceite para engrasar

Precalentar el horno a 160ºC y escoger una bandeja adecuada de paredes altas. Engrasar los moldes, estilo ramekin, y reservar. Separar las yemas de las claras de los huevos.

Añadir a las yemas el azúcar y batir ligeramente. Agregar el buttermilk, el zumo de limón, la ralladura y la sal, y batir un poco más. Incorporar la harina tamizada y batir con las varillas hasta que no queden grumos.

Batir con la batidora limpia las claras de huevo hasta dejarlas al punto de nieve. Incorporarlas a la masa principal, con movimentos suaves envolventes. Repartir en los moldes y colocarlos dentro de la bandeja. Echar agua hasta que llegue aproximadamente a la mitad de los ramekins. Tapar con papel de aluminio.

Hornear durante unos 25 minutos. Retirar el papel de aluminio y continuar la cocción unos 15 minutos más, o hasta que se hayan dorado por encima. Si se sacan antes, la base estará más cremosa; si se sacan después, cuajará más y quedará más bien gelatinosa.

Esperar a que se enfríen un poco, despegar los laterales de cada molde con un cuchillo redondo o una espátula pequeña y desmoldar con suavidad, para darles la vuelta. Decorar con azúcar glasé, limón confitado, o servir tal cual. Están mucho más ricos si se dejan enfriar en la nevera unas horas.

Game of Thrones Lemon Cakes
27 noviembre, 2014

Copa de persimón y yogur con frutos secos a la miel [Frutos secos con Ventanas Verdes]

Llegamos una vez más al último jueves del mes, día de publicación para nuestro grupo de Ventanas Verdes. En esta ocasión el tema elegido son los frutos secos, ingredientes fundamentales en mi despensa, y que creo que también tienen mucho de otoñales.

Últimamente veo muchas series y películas con planteamientos postapocalípticos, y me divierte imaginar qué haría yo si viviera alguna de esas situaciones -aunque si fuera así no será nada divertido, ejem-. El tema de la comida es el más complicado, claro, pero me he dado cuenta de que los frutos secos serían un producto fundamental en un mundo invadido por zombies o algo semejante.

Copa de Persimón con yogur, frutos secos y miel

Son un regalo de árboles hermosos, muy energéticos pero llenos de nutrientes saludables, la mayoría se pueden comer crudos, aguantan bien sin pudrirse y son fáciles de llevar. ¿Qué más se puede pedir? Ah claro, están riquísimos!

Creo que alguna vez he comentado que el sabor de las nueces lo asocio a las mandarinas, a tardes frías de chimenea y a la Navidad. Es por asociación de ideas y recuerdos, ya que eran dos productos típicos que se dan a los niños cuando llega San Nicolás en Suiza, y mi padre nos transmitió esa costumbre. Por eso pelar y comer nueces me trae buenos recuerdos, casi de la misma forma que las castañas. El olor de una castañera por la calle es tan reconfortante! Sin embargo, las almendras podrían ser el fruto seco que más utilizo todo el año... Bueno, ya sabéis que hay variedades para todos los gustos.

Copa de Persimón con yogur, frutos secos y miel


Me apetecía preparar un postre algo diferente a lo que suelo hacer, sencillo pero atractivo, ya pensand un poco en la Navidad, así que mi propuesta para este mes es una copa de persimón y yogur con frutos secos y miel, un postre fresco, nada pesado, con ingredientes otoñales. He descubierto además que el persimón está buenísimo con un puntito de miel.

Copa de persimón y yogur con frutos secos a la miel
Ingredientes por persona

- 1 Kaki Persimón madurito
- 150 g de yogur natural cremoso (o 1 yogur + un par de cucharadas de queso fresco batido)
- 2 castañas
- 2 nueces
- 2 avellanas
- unos pistachos picados
- miel al gusto

Lavar bien el persimón, quitar el extremo superior y cortar en cuartos. Cortar en láminas finas.

Batir bien el yogur y picar todos los frutos secos. Poner unos pocos frutos en el fondo de una copa o cuenco con un poco de miel. Llenar con el queso fresco. Disponer encima el persimón cortado y echar el resto de frutos secos.

Terminar añadiendo miel al gusto y servir inmediatamente o tapar y reservar en la nevera, aunque procurando que no pasen demasiadas horas. ¡Facilísimo!

Copa de Persimón con yogur, frutos secos y miel
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