Aprovechando la visita de mis padres, ayer, recorrimos el valle del Jerte, en estas fechas en las que los cerezos (Prunus avium) lucen sus mejores galas. El buen tiempo, y la coincidencia de la explosión floral con estas fiestas de tan marcado cariz religioso para algunos, hacen del Jerte un atractivo destino turístico en esta época del año. Pese a lo llamativo que resulta este espectáculo visual, cabe recordar que el cultivo del cerezo, cada vez mas extendido, se lleva a cabo en detrimento de la rica masa forestal que ha poblado históricamente estas maravillosas laderas, con la consecuente perdida de biodiversidad que conllevan los grandes monocultivos.