Claro, consecuentes con nuestras palabras, consecuentes con nuestros actos, consecuentes con nuestros gestos cotidianos... Porque no vivimos solos ni aislados, y hay que tener una miaja de algo con el resto de la humanidad.
A ver... Si yo meto la pata (cosa que, dicho sea de paso, suele ser bastante habitual, porque no me callo ni debajo del agua, y digo las cosas tal y como las pienso, así sin anestesia ni ná, y luego claro, pasa lo que pasa)... Bueno, pues eso, que si yo meto la pata con alguien, aunque después me disculpe sinceramente con la persona en cuestión, el daño ya está hecho. Vamos, que la otra persona puede sentirse ofendida, dolida, puede enfadarse, puede perdonarme o no, y seguramente puede que no lo olvide. Y quizás las cosas ya no vuelvan a ser igual que antes... Y eso, cuando es alguien cercano al que hemos hecho daño, jode y mucho.
Pero lo que yo no puedo hacer es enfadarme porque esa persona se sienta así. Quiero decir, que no puedo exigirle que me perdone o que lo olvide. Y mucho menos, decirle que tampoco era para tanto y que no entiendo por qué se pone de tal o cual manera...
Porque no, porque cada uno llevamos lo de que nos hagan daño de una manera. Y por supuesto, las cosas que nos duelen, no son las mismas para todos. Y además, qué coño, que cuando nos hace daño alguien que no debería, es todavía más jodiíllo el tema, porque seguramente de él no lo esperábamos.
Y claro, si yo he metido la gamba, no me va a dar encima una pataleta porque la otra persona se sienta mal por ello, ¿no?
Pues a eso me refería con lo de ser consecuente. Porque cuando la liamos parda, queriendo o sin querer, consciente o inconscientemente (porque eso da igual), tenemos que saber aguantar las consecuencias que se pueden producir a raíz de nuestras palabras o de nuestros actos. Porque si no somos capaces de asumir nuestros errores, y pensamos que todo el mundo tiene que bailar al son que nosotros toquemos, nos vamos a llevar más de un palo en la vida y, seguramente, no maduraremos jamás de los jamases.
Así que, está claro que antes de decir o hacer algo que pueda hacer daño a alguien, y de lo que después nos vayamos a arrepentir nosotros, mejor nos lo pensamos dos veces... O quince... O cien...
Hacemos eso, o bueno, nos aguantamos con lo que venga después, sea esto lo que sea, y que es a lo que yo llamo apechugar con tó pa'lante.
:)