Mostrar mensagens com a etiqueta mina valdeflores. Mostrar todas as mensagens
Mostrar mensagens com a etiqueta mina valdeflores. Mostrar todas as mensagens

domingo, 13 de agosto de 2017

PENSANDO EN LA MINA DE VALDEFLORES...

      Se hace inevitable pensar en Valdeflores durante estas semanas. Y más cuando efectivamente se abre un debate importante en nuestra ciudad sobre la conveniencia o no de reabrir la mina y se forman colectivos destinados a salvar el valle de Valdeflores. Pero conviene debatir al detalle el tema, aunque sea de forma provisional, desde los pocos datos que todavía se disponen. Así que aquí exponemos nuestra particular visión del tema.  
    El patrimonio natural de Valdeflores es relativamente limitado, más allá del pulmón verde que supone la sierra de la Mosca para la población cacereña y su componente emotivo para muchos de nosotros. Evidentemente es una zona de indudable belleza paisajística -en parte precisamente por los restos de las antiguas minas-, pero  no hay especies excepcionales habitándola, y la antropizacion de la zona es muy acusada por una  expansión urbanística desmedida, que incluye la parcelación del terreno hasta la llegada a la mina, y la aparición de urbanizaciones no lejos del lugar -precisamente aquellas que ahora se sienten más amenazadas por la mina, y que en su día fueron polémicas por no respetar planes urbanísticos-. 
      Más allá de este primer daño ambiental, el impacto paisajístico es indudable, en cuanto que se trata de una mina a cielo abierto, pero también estas cicatrices no son anormales en la sierra de la mosca. La propia mina de Valdeflores dejó las laderas peladas y deforestadas tras su cierre, y la naturaleza poco a poco cubrió el paisaje con el paso del tiempo. Las explotaciones de canteras a cielo abierto han sido comunes en Cáceres, algunas de ellas muy cercanas la ciudad. Algunas tienen un impacto visual muy limitado -por ejemplo la cantera de cuarcita de la carretera de Valdesalor-, mientras que otras sí generan cicatrices más visibles -como la cantera María Antonia, cercana a la sierra de la Mosca, con la consiguiente deforestación y erosión del terreno. En cualquier caso, la junta debería exigir a la empresa minera un plan de recuperación de la zona y garantías para que esto se cumpla, como ha ocurrido en algunas explotaciones gallegas recientes, por poner algún ejemplo, más allá de convertirlos en vertederos de escombros. 
    El impacto ambiental más importante por tanto, está vinculado con la extracción del mineral propiamente dicho. Un impacto que se traduce en la contaminación del suelo y acuíferos provocada por el uso de ácido sulfurico en el proceso de obtención del litio. Las reacciones químicas que este desarrolla hacen necesarias presas de aguas altamente contaminantes, como ocurre en casi toda explotación minera. No obstante, no conviene acudir a los procesos de las minas más grandes de litio de Chile o Bolivia, desarrollados en salmueras naturales, donde el mineral que hace de mena del litio es el espodumeno y donde son necesarias enormes cantidades de agua en los procesos de evaporación y deposición del mineral. En nuestro caso, es la ambligonita -un fosfato complejo de litio- la mena principal del litio y aunque los recursos hídricos son necesarios no son tan dramáticos como en las salmueras. Este es sin duda, en nuestra modesta opinión, la más considerable herida ecológica que provoca esta explotación y que debe ser considerada con más detalle.
    No olvidamos aquí otro tipo de contaminación: la acústica -en forma de barrenado, maquinaria, explosiones y vibraciones- y la atmosférica -el polvo de litio es contaminante-. Echando un vistazo hacia atrás en nuestra propia historia, el polvo de los fosfatos de las minas, o los humos de los viejos hornos de cal generaban graves daños y enfermedades pulmonares en los mineros cacereños hace sesenta años. Pero no había constancia de que supusiera un peligro para la población -o no se registró entonces, porque nadie lo consideraba relevante-. Tendría que investigarse si existe constancia de esta contaminación en la propia explotación de Valdeflores o el Trasquilón. Lógicamente las circunstancias son otras, beneficiosas y adversas a la vez: disponemos de nuevas tecnologías y de mayores medidas de protección en nuestra legislación, y por otro lado, la explotación minera está lo bastante cerca de la población como para estudiar la cuestión con detenimiento. Cuando se explotó Valdeflores hasta los años setenta, el límite de la ciudad era el barrio de San Marquino. Hoy en día, la ciudad ha reducido a solo dos kilómetros su proximidad a la mina y eso es motivo lógico de preocupación, aparte del incumplimiento del plan urbanístico de la propia ciudad de Cáceres.  
    A partir de aquí, se abre el debate político en torno a la reapertura de la mina. Es necesario considerar todas las ventajas posibles de esta explotación, en términos de puestos de trabajo y riqueza generada en la región, pero también ser conscientes de su limitaciones. Más allá del debate de que es capital extranjero -australiano- el que explota la mina -algo que en tiempos de la globalización es casi inevitable-, la minería es un valor industrial transitorio, como Cáceres conoce bien a lo largo de su historia, en las propias explotaciones del litio y estaño y especialmente en el fosfato. La administración haría bien en ser transparente y dejar claras las consecuencias económicas positivas ofrecidas por el consorcio minero para nuestro entorno. Cáceres, por otro lado, no está en condiciones de rechazar alegremente una inversión de este tipo si es lo suficientemente aceptable para su desarrollo.

sábado, 1 de julho de 2017

SIN NOVEDADES POR VALDEFLORES


Las viejas instalaciones de la mina, inalteradas.

Cría de estornino encontrada junto a los viejos edificios de las minas.
Una de las nuevas pistas abiertas, donde se han efectuado algunas catas.
    Hace unos meses, saltaba a la actualidad local la posible reapertura de la mina de Valdeflores, a cuatro kilómetros de Cáceres. Una empresa australiana y otra española están estudiando la viabilidad del viejo yacimiento de litio. Mientras tanto, no hay demasiadas novedades por Valdeflores, con la excepción de varias pistas abiertas para las investigaciones, y algunas catas sobre el terreno. Esto nos abría la posibilidad de investigar sobre el terreno removido, y quizás encontrar algo novedoso. Lo cierto es que para ser sinceros, hasta ahora no hemos tenido mucha más suerte que la de ver algunos filones frescos de cuarzo asociados con las típicas micas de la zona y alguna casiterita masiva que otra, algunos cristales de cuarzo y skolithos en las cuarcitas armoricanas removidas. 
    En cualquier caso, habrá que estar pendientes. En caso de reabrirse, perderemos las escombreras que hacían las delicias de cualquier persona que quiera iniciarse a los minerales...


Típica formación de Valdeflores: cuarzo, micas y casiterita entre ambos.


Skolithos de las laderas de las minas, procedentes de la cuarcita armoricana.
Típicos esquistos con filoncillos de mica y cuarzo.

sexta-feira, 13 de janeiro de 2012

PIROFILITAS SOBRE CRISTALES DE CUARZO



         Con nuestra salida colectiva por la sierra de la Mosca, el G.P. tiene material para unos cuantos post invernales; pero siempre mensajes de una naturaleza callada y estática, muy zen, como dirían algunos, y es que la estación invernal invita a ello... y también nuestra cámara sin zoom. En cualquier caso, pasarse a una réflex simple también tiene ventajas, entre ellas las fotos zen de minerales. Aquí mostramos un gran ejemplar de pirofilita de considerables dimensiones, que se encuentra en los muros de piedra medio derribados que marcan el camino de la mina de Valdeflores (o Valdeflórez, según el venerable maestro Valentín) y que hacía bastante tiempo el G.P. quería fotografiar.
         Las masas de pirofilita rodean los grandes cristales de cuarzo, en su gran mayoría con las puntas rotas, y a su vez, pequeños cristales de cuarzo de neoformación se desarrollan sobre la pirofilita verdosa (según Marina Y., amarilla. mantuvimos una discusión bastante absurda sobre ello, para acabar llamándolo de manera desagradable "color moco"). Estos ejemplares son relativamente frecuentes en todas las inmediaciones de Valdeflores, y los afloramientos rocosos de los alrededores muestran in situ los pequeños filones de cuarzo sobre la roca encajante dirección NE-SO, ocasionalmente ricos en pirofilita, aunque sin contar con los minerales que supusieron la apertura de la mina (ambligonita, casiterita...).   


Ana fotografiando el pedrusco de marras con su cámara.

sábado, 16 de julho de 2011

MINERALES DE CÁCERES: AGALMATOLITA

       
        Como desde hace algún tiempo el G.P. no publicaba nada sobre su aficción favorita, resulta obligatorio hacer alguna reseña en el panorama bloguero sobre uno de los minerales que inexplicablemente hemos pasado por alto en la geología cacereña. El mineral perdido es la agalmatolita, un pedrusco que propiamente dicho es un compuesto de pirofilita muy fina. En la mina de Valdeflórez estos ejemplares tienen la apariencia de cuarcitas por su fractura y presentan color verde claro a oscuro, pero se hacen fácilmente identificables tanto por el tacto suave que presentan como su escasa dureza -casi pueden llegar a rayarse con la uña y cualquier otro objeto lo hace de forma fácil-. En lugares donde los depósitos son extensos, como en China, la agalmatolita es muy apreciada como piedra ornamental. Aquí nos tenemos que contentar con ejemplares de tamaño mediano, aunque afortunadamente, lo bastante grandes para ser recolectados por los amantes del mundo pétreo.  
        Contrastando los artículos que publica el blog de Eduardo Rebollada, Hernández Pacheco en el lejano año de 1902, cita por primera vez esta roca en los contornos cacereños, afirmando que en Valdeflórez, "es frecuente la existencia de una roca arcillosa de color casi blanco unas veces, otras verde, que constituye a menudo por sí sola la ganga del filón". En definitiva, "constituye una litomarga, una roca de grano muy fino, untuosa al tacto, de color verdoso, lustre craso, de dureza algo menor a 3 y bastante tenaz. Esta curiosa roca se muestra completamente impregnada de diminutos cristales de casiterita, como queda indicado al describir el modo de presentarse en este yacimiento el mineral del estaño". La descripción es perfectamente adecuada a los ejemplares que nos encontramos en las escombreras, y es también frecuente ver los filones de agalmatolita acompañados de esos pequeños cristales de casiterita. Como ocurre siempre, la disputa está abierta. Alguna gente habla de agalmatolita, otras de litomargas, otras de pinitas, o simples agregados micáceos. En fin, vaya usted a saber.

La agalmatolita está bastante bien repartida por todas las escombreras de Valdeflórez y no es
difícil encontrarla acompañada de cuarzo, en este caso.

Las laderas de Valdeflórez, lugar que estamos visitando a menudo este verano.

quinta-feira, 7 de julho de 2011

UN ZORRO EN VALDEFLORES...




       Les cuento la historia de nuestro feliz encuentro: andaba el GP absorto, buscando pirofilitas interesantes entre las escombreras de Valdeflores, cuando algo se movió entre las jaras que le rodeaban. Pensaba yo que se trataría del típico pájaro asustadizo que se levanta de la maleza, pero en esta época hay muy pocos pájaros por la zona. El calor los lleva a sitios más frescos. Los únicos que escuchas, y que están en el aire, son los  abejarucos. Si no era un mirlo o un grajo, ¿qué podía ser? Los ruidos continuaban y se acercaban, cuando por fin decubrí que el causante de todo aquello: un precioso zorro se había puesto casi a mi lado, guarecido con unas cuantas matas de por medio. 
       El GP creía que este animal era asustadizo por naturaleza, pero me pregunto si el hambre no es un mal compañero para acercarte a quien tienes como un enemigo instintivo. El caso fue que inmediatamente fui a por mi desayuno, unas cuantas barras energéticas, para ver si podía saciar al pobre zorro. Le puse una barrita a un par de metros, y después de unas cuantas vueltas cautelosas, el zorro cogió el alimento y se lo llevó a un sitio más seguro. Repetimos la operación seis veces: tantas como barritas energéticas me quedaban en la mochila, y con cada regreso, el zoro iba cogiendo más confianza. Tanta fue que al final, el pobre animal nos seguía como un perrito. ¡Tiempo le costó darse cuenta que el martillo no era una barrita energética y que nos habíamos quedado los dos sin nada que llevarnos a la boca! 

Nuestro querido invitado posando en las escombreras.

sábado, 23 de janeiro de 2010

VALDEFLOREZ... EN INVIERNO.


La apretada agenda dejaba un espacio el viernes por la tarde para pequeñas andanzas en bici, y desgraciadamente, la lista de lugares que visitar era demasiado larga. El G.P. se decidió por Valdeflores, aún sabiendo que era algo tarde para ir en inverno. Como suele ocurrir en estos casos, sucedió lo peor: se hizo de noche buscando pedruscos, se me estropeó el pedal y tuve que regresar a la ciudad... a pata.

Uno no puede dejar de visitar este lugar sin buscar suerte en algún pedrusco en la esperanza de encontrar una turquesa vistosa o un cristal de casiterita. El poco rato de luz que tuve me permitió encontrar algún que otro ejemplar curioso. En esta foto, ambligonita-turquesa recién fracturada. Característico en la ambligonita su vistoso color blanco, que la hace inconfundible en esta zona.

Las jaras se preparan para la explosión blanca que acontecerá en un par de meses. Muy presente en toda la sierra de la Mosca, la jara si cabe es aquí todavía más abundante debido a la erosión que supuso en el terreno la explotación de la mina hasta los años setenta, y por los incendios que han ocurrido en la sierra. Esto hizo que fuera la primera especie repobladora del terreno.

El invierno repuebla todas las viejas tapias y muros de piedra con musgos, líquenes y especies de pequeño tamaño, acostumbrados a estos hábitats.

sexta-feira, 17 de julho de 2009

DE VISITA A... LA MINA DE SAN JOSÉ DE VALDEFLORES.






     La mina de San José de Valdeflores es uno de los paisajes más interesantes de los contornos de Cáceres, por su interés mineralógico pero también por los valores propios del entorno natural, típicos del bosque mediterráneo. Valdeflores fue una explotación de ambligonita (para la obtención del litio) y de casiterita (por el estaño) que paró su producción hace ya treinta años. Esto permite que visitemos una mina en la que el impacto ambiental de las escombreras se ha minimizado: el matorral y monte bajo han vuelto a repoblar zonas que antes estaban completamente arrasadas, lo que da un toque pintoresco al entorno. La naturaleza vuelve a devorar el terreno, una vez que el hombre lo abandona. No obstante, algunas compañías mineras están estudiando reabrir la explotación.

    La mina de San José está ubicada en el fondo del valle que se abre al norte del Portanchito, entre dos cadenas de montes que se levantan en dirección O-E. Para llegar allí, tenemos dos posibilidades. La utilizada habitualmente por el GP, usando la bicicleta, es viniendo desde el cerro de la Butrera. La otra alternativa es desde la carretera del antiguo sanatorio,pasar la curva hacia el cerro del milano y desviarse a la izquierda por un camino de tierra, con corrales de simpáticos cerdos y ovejas a nuestro lado.

     Los valores mineralógicos de la zona son realmente interesantes y conviene recordarlos. Situado en los terrenos paleozoicos del sinclinal de Cáceres, en pizarras y esquistos ordovícicos, y entre dos afloraciones cuarcíticas (cuarcita armoricana, al lado norte y cuarcitas bandeadas ordovícicas y silúricas, al sur) que dan lugar a las elevaciones del terreno entre las que está el valle. José Luis, uno de los mayores expertos y asiduos de la zona, encontró un pequeño trilobites en las escombreras, y nosotros encontramos otro también sobre estratos parecidos -quizás calymenes-, pero más alejados de la mina. Igualmente, creemos haber encontrado restos de graptolites del ordovícico en los estratos pizarrosos colindantes con la cuarcita armoricana, así como skolithos también ordovícicos, muy comunes en toda la zona. Para entender la paragénesis del lugar, basado principalmente en la aparición de minerales de litio y estaño, se cree que los filones provienen de una intrusión magmática a más profundidad que no ha aflorado a la superficie pero ha alterado los metasedimentos paleozoicos.

    En las escombreras, pero también en prácticamente cualquier parte de la zona, podemos encontrarnos micas del tipo moscovita, zinnwaldita y lepidolita, y su variedad masiva en forma de pinita (con apariencia de pirofilita y agalmatolita, según otros entendidos), ambligonita, fosforita, apatito, turquesa y casiterita, aparte del omnipresente cuarzo que puede presentar formas curiosas. Sobre el terreno, no es difícil distinguir unos minerales de otros, en cuanto tenemos un poco de práctica:

- Las micas se presentan en filones y son brillantes y nacaradas, laminadas, con colores verde, blanco, rojo o amarillento. Son las más abundantes y extendidas por toda la zona. Existe cierta discusión en cuanto que anteriormente se consideraban a simple vista como pirofilita  y los estudios químicos realizados consideran que son en realidad micas de litio (lepidolita y zinnwaldita).

- La ambligonita, y con ella la turquesa, suele ser de color blanco, mucho más puro que el del cuarzo cuando se fracturan. Tienen la apariencia del feldespato. Sus ejemplares son más ligeros que los cuarzos omnipresentes.

- La turquesa suele presentarse con la ambligonita, y se distingue de inmediato por su color azulado. Aunque suelen ser de pequeño tamaño, existen ejemplares más grandes, aunque mezclados con ambligonita y atacados por el agua. Suelen tener por ello una superficie rojiza y con oquedades. Las que aparecen en la fotografía son pequeños ejemplares que se encuentran a simple vista y sin buscar ni dos minutos. Son bastante frecuentes en la escombrera que está justo debajo de la torre del pozo.

- La casiterita se revela inmediatamente por su color negro, de lustre muy brillante, y su densidad. Son piedras más pesadas que el resto y aunque habitualmente se presenta en masa o en finos recubrimientos de cuarzo, en ocasiones podemos ver pequeños criates maclados. Esta es quizás la más perseguida.
-La pinita es un mineral o casi podríamos decir que un agregado de mica, de grano muy fino. Su color suele ser verdoso y traslucido, con algunos puntos negros que recogen cristales diminutos de casiterita (ver la foto).

-La fosforita y el apatito masivo también es fácil de encontrar en algunos filones, en forma de agregados y a veces con estructura palmeada. Comparados con los ejemplares que nos encontramos en Aldea Moret y otros lugares del sinclinal, no son demasiado relevantes. Sin embargo, sí hemos dado  con un ejemplar de apatito cristalizado, sobre un filón de pirofilita, aunque el tamaño de los cristales era bastante reducido.

Pirofilitas en filones
Turquesa sobre cuarzo y ambligonita.

     La fauna y flora es la propia de la dehesa de umbría y monte bajo. Destacan los alcornoques, madroños, estepa blanca, esparragueras, jaras y retamas, y otras especies más umbrías en el cauce del arroyo, como umbelíferas, nabos del diablo, zarzamora etc..
     Dentro de la fauna, son destacables las aves. En la última visita (ahora en verano) pude observar bandadas de abejarucos y algún milano. También pueden verse con facilidad reptiles y anfibios (estos en primavera, interesante el lagarto ocelado) en los hoyos inundados y escombreras soleadas. En algún blog hemos leído la presencia del meloncillo, pero desgraciadamente el GP no los ha avistado y nos hemos quedado en los conejos y zorros.

Agalmatolita
     Posibles peligros: La pista ha sido mejorada en el 2011 como cortafuegos, y es fácil acceder en coche hasta el lugar. Si vamos en bicicleta, atravesamos fincas y campos tapiados con perrazos que habitualmente no dan problemas.  Los pozos de las minas están convenientemente tapiados. Un poco más adelante existe un recinto tapiado con panales de abejas, pero está bastante bien señalizado como para que un curioso se meta dentro. A pesar del pedregal, no hemos visto nunca alacranes (gustan más de terrenos arenosos, pero debe haberlos) y este no es terreno de víboras, que gustan de sitios más húmedos y que además no se conocen por la Sierra de la Mosca. Sí escolopendras (ciempiés grandotes), cuyas picaduras son muy dolorosas. Por ello, el mejor momento para remover piedras son los meses invernales, cuando hay menos posibilidades de encontrarnos con amigos imprevistos (si los hay, están muy dormidos). Suponemos que con tal densidad de monte bajo, habrá jabalíes, pero el GP afortunadamente no ha visto ninguno.  Los guardas del lugar nos dicen que sí los hay, y en abundancia. Un par de veces nos hemos encontrado con un zorro que se comió nuestro desayuno, pero a pesar del incidente, su visita mereció la pena...

       El mejor momento para visitar…
      Aunque se puede visitar durante todo el año, el GP opta por el mes de abril/mayo, cuando las jaras y retamas están en flor: forman un paisaje muy vistoso y no hace todavía demasiado calor. Si el año viene lluvioso, es bonito seguir el regato valle arriba. En otoño e invierno tenemos que percatarnos que estamos en el fondo del valle, la luz de la tarde se va más rápidamente que en otros sitios, y la humedad también se hace sentir más. Al GP se le ha hecho casi de noche más de una ocasión, mirando pedruscos. 
      El GP recomienda visitar la mina y sus escombreras pronto, pues existe la posibilidad de que se reactive su explotación, y será por tanto cercada. 

 Bujío en la parte alta del yacimiento.