Mostrando las entradas con la etiqueta Liliana Ponce. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta Liliana Ponce. Mostrar todas las entradas

lunes, marzo 31, 2025

Liliana Ponce /Poemas





Horizontal/Vertical
11
Como una ilusión, así como hablo y siempre que se habla.

Esta tentativa se disipa,
asciende con pasos lentos
haciendo nacer un conjuro semejante a ese hilo temido
sobre algunas omisiones y la transición.

La idea se desvanece detrás del vidrio del ojo,
atravesando reflejos recíprocos,
extendiéndose sobre la corteza aérea del placer
hasta la visión del deseo.

A mí
y a todo lo que uno
fuera de sus garras, de su hambrienta torre,
donde el polvo viene de la noche
a posarse sobre la piel,
ella arranca estas escamas
situadas en un cuerpo que no distinguiría,
estas escamas de mi aspecto actual,
cuando nado y me deslizo entre paredes de nieve.

Exposiciones
8
III
Mares infinitos.
En los bordes, el pensamiento levanta su espiral de hielo.
La araña acecha bajo la lámpara andrógina
Hay un silencio de mármol en la extensión de las cenizas.

Monólogos que fluyen.
Frases tomadas, redes vegetales
que absorben toda forma flotante.
Hebras —palabras en los orígenes del placer
apartando obstinadamente vidrios, reptiles,
cubriendo las esferas nocturnas.
Hombres gusanos viven al abrigo de la ausencia,
a sus propios ojos desaparecen.

Composición (1984)

Urbs dixit

Esperaba una llamada cuando
en pleno Buenos Aires fueron liberados
y desapareció todo vestigio
—proverbial astucia.
Brotaron los temores
(a veces conviene callarse).

A la misma hora y a metros del lugar,
recolección de basura,
máquinas tragamonedas
y en esos paseos, tolderías y colchones,
juegos, bancos, cestos, bebederos,
vecinos que venden sus propias pertenencias
y sueñan con volver al empleo
—una emoción social,
una emoción ligada al propio yo.

La noche avanza en el bar:
dos voces para respirar otro aire.
El país de donde había salido
ya no existía
—existe sólo en el pasado
(está en la mira, aguarda).

A la misma hora y a metros del lugar,
sobre el caracol del paso a nivel, rezaron,
y un tren aminoró su marcha.

Soportar demoras o no poder viajar,
o hacer una huelga, cortar un puente.
Una fuerza fuera de control:
con guantes y uniformes desfilaron
en la calle peatonal
paralela al muro de ladrillos.
Brotaban los temores
—la violencia es hija de la violencia.

Paseante y Huésped (2016)

Liliana Ponce (Buenos Aires  1950) " La intención y el azar"  Op. Cit.,  entrevista y selección de poemas de Silvana Franzetti, marzo 23, 2025

---

miércoles, diciembre 30, 2020

Liliana Ponce / Las aguas dulces
















Volviendo a soñar crucé las aguas dulces
que avanzaban sobre orillas arenosas
-aguas turbias apenas hamacadas,
apenas tibias.

Volviendo a soñar crucé las aguas
y el límite de horizonte gris que se alejaba.
Busqué mi cuerpo partido:
los brazos movían objetos extraños,
amorfos objetos marinos
-aparición de semejanzas
al otro lado de la premonición.

Y regresé del sueño
hasta los portales de la vigilia
y el plenilunio.

Liliana Ponce (Buenos Aires, 1950)  

Mi jardín salvaje
Universidad Eafit, 
Medellín, 2020










martes, junio 27, 2017

Liliana Ponce / Poema















En recuerdo de un viaje a la ciudad de México, desde
Acapulco, a través del desierto, un día de noviembre.

1
A un paso del precipicio los pies no sienten
la velocidad del vehículo que corre
bajo el aire de noviembre.
Las curvas de la carretera se abren de par en par
envueltas en el juego de las piedras,
en anillos de piedras y cactus.
Que ahora entre en la ciudad
como si la noche hablara llamando al fantasma
y la evidencia de cada geografía inexistente
pudiera hacerse tan real
como el espacio de un mantel–
la cinta atada al cansancio,
al completo abandono, la persistencia.
Pero éste es el lugar
y sé que algo quedará

en este borroso punto de despojos,
mientras espero la ciudad,
bajo la sombra de Tenochtitlán,
hueso y concha
en el límite donde podría morir.

2
¿Cuánto hace que partí?
Tomaba té y después los árboles
empezaron a desaparecer
al lado de mi ventanilla.
¿Cuánto hace que partí?
La noche también viajaba
de un continente a otro,
de un país a otro.
–Acude a lo dócil, inclínate,
mi tiempo crea la pasión.
El hechizo es un muro flotante,
separará siempre el viento, el ojo mágico,
separará tu voz, la constelación de los rostros.
¿Cuánto hace que partí
de la tierra desnuda y sin memoria,
de lo húmedo en lo alto del mar,
de la noche túnel cavada?

3
Hace un día casi, en auto recorría otro paisaje.
Foránea en planicies de arenisca,
a lo largo de rutas infinitas.
Color de almendra el polvo,
se abre a las serpientes miméticas, sutiles,
que no pueden verse sin prestar atención a lo obvio.
(Es mi anhelo entrar en el corazón de México
–ya bebí sangre de chili,
y gota a gota el agave
entra en mi lengua, se sella en el aliento.)
En el nudo, mi entrada en el secreto:
cómo el cielo comerá al desierto,
lo disolverá en una sola sustancia
sin la convulsión de lo húmedo, lo árido.
La estación de la víbora espera en esta arena,
mi sol despojado, sol rayo
para un espacio esculpido a fuego.
La luz en anillos cae dorada en sus fauces
y me absorbe.

Liliana Ponce (Buenos Aires, 1950), 

Paseante y huésped,
Club Hem, 
La Plata, 2016









Ref.

Foto: Club Hem