“Campanadas a Medianoche” es una obra capital dentro de
la filmografía de Orson Welles, en
ella el autor ejerció un control total sobre la escritura, la realización y la
postproducción de la película. El producto final, corroborando las tesis del
propio Welles, se traduce en una
obra de arte cinematográfica cercana a lo sublime, repleta de fuerza visual, virtuosismo
narrativo y de un emocionante lirismo.
La
película no es la adaptación cinematográfica de una obra teatral de Shakespeare, sino un guión elaborado
por Orson Welles a partir de cuatro
obras de su autor favorito (“Las
comadres de Windsor”, “Ricardo II”, “Enrique IV”, “Enrique V”) y las
crónicas de Holinshed ambientadas en
la Inglaterra
medieval. Ya en 1939 Welles había confeccionado
para la escena una adaptación de estas obras que tituló “Los cinco reyes”. Parece ser que el espectáculo fracasó. En cambio
el film que hoy nos ocupa, nutrido por las mismas fuentes, funciona a las mil
maravillas, gracias a la genial idea de usar como eje de la acción
al entrañable Falstaff, interpretado en la cinta por el propio Welles de manera soberbia.