A través de la figura de Tony Camonte, alter ego cinematográfico de Al Capone, Howard Hawks elabora una poderosa crónica del fenómeno gánster que golpeó a la sociedad norteamericana en los turbulentos años 20. La película destaca por su narración vigorosa y por su carácter transgresor, ya que muestra unos contenidos inusitadamente violentos para la época. Hawks combina hábilmente la acción, con el humor y la tragedia; y en su realización podemos apreciar la tendencia del director, apenas matizada por las imposiciones de la censura, a evitar las actitudes moralizantes.
Todas estas
características confieren a “Scarface, el
Terror del Hampa” una personalidad propia e innovadora que la elevan por
encima de las otras grandes películas del cine de gánsteres realizadas en los
años 30 y que la convierten, aún a día de hoy, en una de las obras más vigentes
e influyentes del género.
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