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martes, 19 de enero de 2010

Alegrías radiofónicas

Va una tan contenta rumbo al curro, cuando en éstas el locutor de Radio Clásica nos cuenta que lo que acabamos de escuchar es una obra de William Bird, interpretada por tal coro, dirigidos por tal señorito, y añade un mensaje críptico al final " a seis uve, uve"

¿Nunca ha visto una abreviatura en plural por el sistema de repetir la inicial? ¿Cuando mencione a los Reyes Magos dira "sus majestades los erre, erre, eme, eme de Oriente"? ¿No es capaz de suponer que es una obra a seis voces? ¿¿¿De dónde los sacan??? ¿¿¿¿¿Por qué han jubilado a todos los que sabían lo que tenían entre manos????? ¿¿¿¿¿¿¿¿De dónde ha salido Fernando Palacios??????

Desde que ese señor llegó a Radio Clásica la programación no ha hecho más que empeorar, así como la categoría de los locutores. Jubilaron a los que lo hacían bien y cada vez más a menudo me veo en la necesidad de poner un disco y apagar la radio, si quiero oir buena música. ¡Qué triste sino el de la música clásica en este panorama!

Veo que hay más gente de acuerdo conmigo en los comentarios de este blog
http://www.noatodo.org/fernando-palacios-director-de-radio-clasica/comment-page-2/#comment-11820

miércoles, 30 de julio de 2008

Cosas que quita la vida

Venía yo en el coche escuchando por última vez el programa de radio "Clásicos populares", que desaparece por uno de esos designios inescrutables de las altas esferas, que parecen empeñadas en quitar todo aquello que ha demostrado que funciona, y escuchaba a una de las personas que formó parte en tiempos del equipo de locutores, antes de que la prejubilaran a ella también. Y decía esta señora que nos van quitando cosas. Ella, aparte del hecho de trabajar en algo que le gustaba y hacía bien, echaba de menos cosas tan prosaicas como las dioptrías, el pelo, los dientes o el Auto-Expreso, aquel servicio de Renfe que servía para viajar con tu coche sin correr el riesgo de matarte en la carretera y sin quemar gasolina a lo tonto.

Y me he puesto a pensar en todas las cosas que la vida nos va quitando, me ha ido quitando, cosas que parecen sin importancia: creer en los Reyes Magos, los bulevares de algunas calles de Madrid, las vacaciones de verano de tres meses, las ganas (y el fuelle) para correr detrás de un autobús que se escapa, la capacidad de trasnochar muchísimo, las botas camperas que estrené el día que conocí a Federico en la cafetería California 21, las tiendas de barrio de cerca de mi casa como "La Flor de la Guindalera", el Club Santiago, los taxis negros, Comillas tal como era, los puestos navideños en la calle de Torrijos, cambiar sellos con Imelda, la emoción de leer algunos libros por primera vez, el doblaje antiguo de "Hatari", el quiosco de la horchata de la Cuesta de Santa Bárbara, el Parque Moroso y ver pasar los trenes desde el bar "La Roceña", el Rancho Criollo, tomarse una leche merengada en “La Suiza” con Jorgito para inaugurar el verano sin remordimiento por lo que engorda, la gasolinera de Puerta de Hierro, el patio de taxis de la estación de Atocha, la casa de Pinto de los Morales, los cines de barrio, el Chueca, el Marvi, el Fantasio, el Bahía; la churrería de la calle Méjico, la muñeca Mariquita Pérez, los guardias urbanos con casco blanco y uniforme azul, los guardas del Retiro, el templete del Metro de la Red de San Luis, la librería Aguilar de la calle de Serrano esquina a Jorge Juan, los paseos interminables con Araceli, la buhardilla de Pura y Luis Carlos, las partidas de canasta oyendo a los Fronterizos, la sangría del día de Santa Ana, los fuegos de campamento con las guías, el olor a aligustre del jardín del colegio, las tortillas de patata de El Latigazo, las discusiones bizantinas entre Carlos y Ángel después del ensayo en las tardes de los sábados, las Semanas Santas en Gandía, los fines de año en Humanes, ir a buscar a las niñas al colegio, el tren de las siete de la mañana para ir a caminar por la sierra, la Semana Grande con Eliseo y Concha, la emoción de preparar la mochila antes de un campamento, el olor del alcanfor que ponía mi madre entre las mantas (¡nunca naftalina!), los cines de sesión continua, el café con leche de mi casa, aquellas sandalias verdes de ante que estrené en la boda de Luis, una tarde en la ría de Carasa viendo la puesta de sol con Rosa y Tato, la lluvia en Aranjuez cuando íbamos a pasar el día con los Barrera, la cocina de Pilita, ir cantando en el coche con Javier y Billy, jugar a los barquitos con mis primos en Villa Almina, los helados de Arnoldo en San Sebastián, La Muela de Fuenterrabía; en fin, cosas menudas. Y otras más serias: sobre todo, personas; demasiadas personas.

Así que aprovechad que es verano, Carpe diem, y perdonad el tono tristón.




lunes, 11 de febrero de 2008

Blogueros en las Ondas


La semana pasada recibí la llamada de mi buen amigo Paco, que mantiene (entre otros) un blog muy interesante dedicado a las calles de Madrid, contándome que iba a salir en un programa de la Cadena Ser dedicado a blogs madrileños. El programa se llama Madrid es tuyo, y cada viernes contactan con un bloguero que recomienda a otro. Y Paco tuvo la gentileza de recomendarme, cosa que desde aquí le agradezco, así como agradezco a la Cadena Ser y a María Guerra que me dieron la oportunidad de charlar unos minutos en la radio sobre este blog y las aficiones que en él reflejo. Y hacer un poco de propaganda de la temporada musical organizada por el Coro Accento.

Así que si queréis escucharme no tenéis mas que pinchar en la dirección siguiente:




jueves, 29 de marzo de 2007

¿Por qué los cambios suelen ser para peor?

Dirán ustedes que soy pesimista, y nada más lejos de mi intención que sembrar esa idea. Pero es que la cruda realidad se encarga una vez y otra de sacarle la lengua a nuestro optimismo.
Por ejemplo, ¿se acuerdan de mis lamentaciones por aquel locutor de Radio Clásica que decía los nombres tan bajito que nadie se enteraba? Pues lo han cambiado. Ahora hay una chica que para decir "andante maestoso" dice "andante maestroso". Debe pensar que viene de "maestro". Y el plural de "concerto grosso" para ella es "concertos grossos" (¿no ve en la tapa del disco "Concerti Grossi"?). Y lo de los apellidos de los músicos es como para llorar. Ayer tuvo que decir Gershwin y supe de quién estaba hablando porque la obra anunciada era "Un americano en París", porque cuatro veces lo dijo y cada vez de una manera distinta, todas irreconocibles. Estoy temiendo que pongan la Sinfonía del Nuevo Mundo a ver qué hace con Dvorak.

Bueno, estoy un poco disolvente, pero es que he visto el panfleto que acompañaba al periódico, (¿quién paga esa publicidad?) ensalzando las maravillas de las reformas urbanísticas del Faraón de los Túneles, y se me han vuelto a poner las tripas negras. Además me han borrado el comentario que puse en ese famoso anuncio de qué pasaría si nunca pasase nada. Yo había escrito "¿Qué pasaría si Gallardón dejase de robar?" y como era con rotulador doméstico me lo han borrado. Voy a hacerme con un spray de pintura de coche...

martes, 19 de diciembre de 2006

Gritos y susurros


Vas tu tranquilamente, por la mañanita, regocijándote de ir en un coche con calefacción y música incorporada, pensando que ni Luis XV en todo su esplendor disponía de esas comodidades (sobre todo porque de alguna manera te tienes que consolar de haberte levantado con los gallos y andar con la lengua fuera para fichar a tu hora), y pones radio Clásica para que las lenguas viperinas de las diferentes tertulias no te amarguen ese ratillo de paz, ese disfrute de los primeros rayos de sol sobre los árboles del Retiro, la bruma sobre el Cerro de los Angeles, allá a lo lejos, y otros placeres visuales matutinos.

Y entonces suena una musiquita encantadora, que has cogido ya empezada. Y empiezas a hacer apuestas contigo mismo: puede ser del Padre Soler o de Scarlatti. Pero ¿y si es Boccherini? La verdad es que no suena tan español, lo mismo es un Haydn de los primeros tiempos. En fin, que vas pendiente de que digan de quién es. Y al terminar, efectivamente, sale el locutor con un chorro de voz espléndido "Acaban ustedes de escuchar a la Academy of San Serenin del Monte, dirigida por Periquito Pi, con el solista Juanito de los Palotes, interpretando la sonata para clave en Re menor, Opus 27 y medio, de pfszz...." y ahí, precisamente, se le acaba el aliento al desgraciado, dice el nombre del autor con un susurro inaudible, y nos deja sin saber lo que mas interés teníamos en conocer.

¿Es que no hay nadie que le diga que no se hace así ? ¿que se puede coger aire en medio de una frase? ¿que nos da igual el número de Opus, y si era en Re menor o mayor, pero queremos saber QUIÉN lo compuso? ¿Dónde está esa señora tan simpática que oficiaba en estos últimos tiempos antes de las 9 de la mañana?

En fin, que esto no es vida.