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jueves, 14 de julio de 2011

EL GRADUADO



Para empezar a hablar de “El graduado con propiedad”, hay que reseñar que aunque hoy en día es un clásico del cine americano y siempre ha estado entre las diez de las mejores películas de la AFI, en su momento, parte de la crítica le dio la espalda. Entre otros Pauline Kael y Egbert. Es verdad, hasta los mejores críticos se equivocan. Pero a mí me parece que en esta película el error es doble, por una sencilla razón, y es que esta película era revolucionaria.
Cuando se estrenó, la sociedad estadounidense, en ese sentido era aburguesada, conformista, estamos hablando de los finales de los sesenta y no hablamos de europa. Los americanos, en esto no quiero generalizar, pero son unos puritanos de órdago. Sin ir más lejos, mirad el caso que se montó hace unos años por ver un seno al descubierto en una actuación musical de unos premios. Pues bien, imagináos eso unas casi cinco décadas en el pasado.



Hay gente que piensa que quizás está un poco sobrevalorada al tratarse de un simple drama, sí con momentos memorables, pero que tampoco merece la bola que se le ha dado a través del tiempo. Yo pienso que todo producto está sobrevalorado o infravalorado según las críticas, pero es muy dificil que cualquier producto se ajuste con justicia al estatus que debería obstentar.
En mi modesta opinión, "El graduado", está en este olimpo de películas porque entre otras cosas ha tenido matices muy transgresores para la sociedad en la que nace. No sólo por el hecho de contar una drama familiar, si no que ese drama nos crea un debate moral. Benjamin Bradock interpretado por Hoffman, es un yogurín, con una vida que ya no iba a estar esturcturada, ya nadie le tendría que mandar lo que hacer. En ese sentido, el experimenta un sentido existencial de vacio, de no saber por donde tirar, de inapetencia. En esas se le aparece una Señora mayor, amiga de sus padres y que el conoce bien, pero como en muchos de sus contextos trastornará su forma de ver el mundo, incluso la rechaza.
Es que esta película cambia los roles del "American Way Of life", donde la mujer se tenía que abstener, excepto exsecciones, bajo las convenciones sociales que la colocaban al mando de la familia, pero por debajo de su cabeza, que era el varón.



En esta película ella lleva los pantalones. En esta foto anterior, el cambio es evidente, el hecho de que lo tuvieran en cuenta en la publicidad de la película ya dejaba implícita una decidida declaración de intenciones.
Por eso y entre otras cosas pienso que había una clara decisión de hacer de esta película un icono cultural, no que como pretexto se construyese un icono alrrededor de la película. 
Claro que como producto de industria al fin y al cabo uno no sabe el alcance de su popularidad y mella entre el público, por eso puede sonar pretencioso el hacer unos postulados tales en aquella sociedad si no fuese desde una actitud valiente y creativa.
Esta tesitura nos pone ante el personaje de "Mrs. Robinson" , la señora Robinson, que quizás llegó a convertirse en icono de verdad, incluso por encima de la película.



Lo más seguro es que ni siquiera Anne Bancroft hubiese soñado con este papel, propio de una super estrella. Ella había tenido hace poco un exitazo con "El milagro de Ana Sullivan" que le valió el oscar de la academia, pero digamos que el perfil de la señora Robinson obedece más al perfil de un superpibón ya madurito, imaginaos a una Marilyn de cuarenta y cinco años. No digo nada más, porque no se trata de desechar el cuerpo de Anne Bancroft, no es el caso, pero en aquella época, se supone que para romper las reglas tendría que ser una atracción tan fuerte, y un cuerpazo ten exhuberante, que el pobre Benjamin no tuviese más remedio que caer en la tentación.
Pero no fue así, Mike Nichols, que afrontaba su sengunda obra, como director, quería hacer algo más inteligente, más rompedor. De hecho habían propuesto el papel antes a Doris Day y lo había rechazado, simplemente, como dijo ella - No entra en mi escala de valores. Yo tampoco pienso que Doris, más dulce a lo largo de su carrera se identificase con este personaje oscuro.


Es cierto que El personaje alcanzó cotas de mito sexual en las generaciones siguientes, ahora menos, porque ya a los jóvenes de ahora, si no entienden el contexto de la película, no les dice nada nuevo ni interesante. En cambio a los que se han sumergido en la película, la señora Robinson parece una gran araña que ha tejido una tela de la que no te puedes escapar, te va engullendo poco a poco.
Pues, todo esto, para que no os engañéis los que no lo sepáis, lo hizo Bancroft con 36 añitos. Esto da cuenta también de la talla interpretativa de estos actores. En realidad, y como curiosidad, Bancroft, sólo tenía seis años más que Hoffman en la vida real, Hoffman tenía treinta años cuando hizo el graduado.



Bueno, también, a partir de ahí, a Hoffman hemos podido verle en otras producciones donde ha tenido más oportunidades de explotar su talento.
Nada más tarde que al salir del estreno, una crítica que lo reconoció le dijo, más o menos, porque no me acuerdo de las palabras exactas. - Chaval, tienes un gran futuro.
Otra de las apariciones resaltables de la película es la de Katherin Ross, jovencísima y guapísima hija de la Señora Robinson, en este caso se entiende que sea tan dulce y pusilánime, para que en un principio, Benjamin no sucumba a sus encantos, más bien es que reniega de la señora Robinson. La hija representaba el futuro, esperanzador, salir de esa apatía y sin razón que Benjamin acusaba, cada vez que se encontraba con la madre. Al final, la señora Robinson tensó tanto la cuerda que se rompió.
Otro de los aspectos a mencionar de esta obra es la banda sonora a cargo de Simon and Gerfunkerl, y su tema Mrs. Robinson. Inmortalizaron la película.




sábado, 2 de enero de 2010

PERROS DE PAJA



Esta cinta protagonizada por Dustin Hoffman y Susan George traza su argumento en una pequeña aldea británica, donde no falta el cacique de turno y el atontado del pueblo. Ella se ha criado en el pueblo y vuelve después de un tiempo. Él, moreno y miope, por estar tanto tiempo machacando las matemáticas, sobre todo de noche. Se trata de un académico que viene buscando la tranquilidad que la aldea le podía ofrecer. Para más casualidad, huye de la ola de violencia estudiantil que asoló los estados unidos a finales de los sesenta. Ella, rubia despanpanante, se sabe el blanco de las miradas de todo el pueblo. Pero no las evita, sino que todo lo contrario, pues le gusta sentirse observada por sus propios paisanos.
Mientras el hombre se dejaba la mente y los ojos en las fórmulas matemáticas, ella aprovechaba cualquiera situación para enseñar las prenditas y vestidos ajustados, incluso en una ocasión se olvidó de cerrar la cortina de la ducha. Un día aprovechando que Dustin Hoffman salía a cazar patos, ella le abre las puertas a unos lugareños que entran con la fija idea de violarla, al principio, ella se defiende con uñas y dientes, pero parece finalizar con gemidos de gusto, justo antes de que aparezca un lugareño con una escopeta, los coga con las manos en la masa y se una a la barbarie de manera vejatoria.
Perros de paja ha tenido que solventar varios problemas para su estreno, como fue el codigo Hays (Un baremo yanquie de violencia en el cine que proviene de los años veinte, los estdudios lo seguían a raja tabla incluso en los años 70), pero la verdad es que la escena de la violación pasó la censura porque no eran imágenes explícitas, sin embargo, permítanme decir que aunque no se muestren, se intuyen y eso es lo que deja la sensación de violencia, por lo que algunos de los censores se deberían haber dedicado a picar piedra, porque no ven más allá de sus narices. Y después de varios debates, también se aprobaron las escenas finales, donde Dustin Hoffman da cuenta de los lugareños. El estudio se excusó aduciendo que eran esenciales para comprender la película y que al fin y al cabo, la película y toda su moraleja era un mensaje contra la violencia.

La versión cortada tiene una duración de 113 min. (es la que se estrenó en USA)
Para captar un placer enfermizo en la escena en la que Dustin Hoffman machaca hasta la muerte a un hombre tumbado en el suelo, Peckinpah pidió que pusieran cocos en el suelo para que pudiese deleitarse a golpes con ellos. En un plano de la película, podemos ver un trozo de coco volando hasta su cara, aunque el espectador crea que esos son sesos del cerebro.
En la escena  en la que Hoffman entra por primera vez en el pub, Peckinpah no estaba satisfecho con la reacción de los actores al ver cómo entra un extraño en su mundo. En una de las tomas le dijo a Hoffman que entrase sin pantalones, y así consiguió la reacción adecuada de los actores.
El rodaje estuvo a punto de suspenderse pues el director agarró una cogorza en la playa de las de no te meneés seguida de una pulmonía que tuvo que ser tratada en un hospital, al recuperarse tuvo que firmar una clausula en el contrato que especificaba que se mantendría sobrio durante el resto del rodaje.
La película estuvo cesurada en el Reino Unido durante 18 años y aún hoy en las carátulas de los videos y los dvd´s aparece escrita la frase: “censurada en el Reino Unido”.
La crítica se fijó en un primer momento en los aspectos más oscuros de la cinta, en lo que se dió en llamar los “ritos machistas”, o en palabras del propio director el “fascismo sexual”. Pero Peckinpah parecía dispuesto a confirmar las peores cosas que sus detractores decían de él, como demostró en la entrevista concedida a playboy en 1972.
El final se les ocurrió a Hoffman y al director la tarde anterior a su rodaje, esto que parece una temeridad, se saca de una entrevista que se le hizo en su momento al director.
Entrevistador: ¿Que condiciones le pusieron para rodar Perros de paja?
Sam Peckinpah: Fue un encargo, y como siempre ocurre en mis películas, con imposiciones. Me hicieron firmar que tendría final feliz. Yo elegí a Susan George para que interpretara a la esposa de Hoffman, y no le veía una salida al final feliz. Me había hundido yo mismo. Un día Dustin se acercó a mi preocupado y me dijo que no podía terminar así la película. Yo le propuse otro final y es el que tiene. El final es absolutamente desolador. David Warner, el loco del pueblo, dice: “No sé dónde está mi casa”. Hoffman le contesta: “No se preocupe, yo tampoco”.