Porco Rosso

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viernes, 21 de marzo de 2014

300: EL ORIGEN DE UN IMPERIO de Noam Murro - 2014 - ("300: Rise of an Empire")


Los persas, al mando del ambicioso rey Jerjes, han invadido Grecia y los espartanos luchan contra ellos en el angosto paso de Las Termópilas. El general Temístocles, de Atenas, intenta unir mientras a las divididas polis griegas para hacer frente con una misma fuerza a los atacantes. Temístocles, que luchó ya contra el padre de Jerjes en la Batalla de Maratón, está a punto de enfrentarse a una de las luchas navales más terribles de la historia y también al poder de Artemisia, la mortífera bruja aliada de Jerjes.


Noam Murro ha dirigido la comedia "Smart People" y el filme bélico de acción "300: El origen de un Imperio".


Que sí, que en la saga de "300" no se busca la precisión histórica. Que sí, que películas como "Braveheart" o "Gladiator" tampoco son fieles a los hechos realmente acontecidos. Que sí, que esto es una actualización de los viejos espectáculos de serie B realizada con más medios y efectos especiales. Que sí, que las pretensiones son nulas. Que sí, que todo es un show pirotécnico-testosterónico desprejuiciado. Que sí, que sí. Pero aburrirme, "300: El origen de un Imperio" me aburrió de la ostia, y eso es absolutamente imperdonable en una producción de este tipo. ¡Qué menos que divertir, leñes! La segunda entrega de la saga de "300" (al parecer, va a ser finalmente una trilogía) es repetitiva, tiene un ritmo inexistente, una estética cansina, unas lagunas de guión excesivamente chorras y unos diálogos malos malos malos. La primera "300", la del irregular y discutido Zack Snyder, podía ser lo que fuese, pero era entretenida y, en su día, allá por 2007, impuso para bien o para mal una "moda" en el cine de acción que se ha visto repetida en series como "Spartacus" o en películas menos afortunadas como "Hércules: El origen de la leyenda". Esta segunda "300" apesta a pastiche, a reiteración descarada, a explotación vil de la misma fórmula, a guión escrito en una tarde. Es mala, muy mala, y como he dicho por valer no vale ni para hacer pasar un rato entretenido frente a la pantalla.


La trama es soporífera y está basada en presentar la misma batalla con variantes una y otra vez, los diálogos son malísimos, como he dicho; los personajes son tópicos en el peor sentido de la palabra, el cambio de estilo en la historia es terrible y está fuera de lugar (orientado a la pura magia y al cine fantástico -estos toques no existían en el cómic original de "300" de Frank Miller, aunque sí en la película a pesar de estar más dosificados-), el aspecto visual de la obra es una plasta azul/roja/gris sin estilo y escenas como la de la "batalla sexual" entre Temístocles y Artemisia, aparte de gratuítas (se nota la alargada sombra de la mencionada "Spartacus") dan vergüenza ajena. Aparte queda el que el equipo de la película se pase la Historia Universal por el forro, el que una mujer (una mujer en aquellos tiempos) lidere un ejército de... ¡Espartanos!, el que el papel de las demás polis griegas en la guerra contra los persas sea casi anecdótico (no sólo pinchaban y cortaban Atenas y Esparta, aunque fuesen las más conocidas) o el ver a griegos antiguos hablando de democracia y justicia según los términos de nuestros días. Y aún así, se podría perdonar todo esto... Si la película fuese divertida. Pero es que no lo es, no. En 2016 al parecer tendremos la tercera y última entrega de la saga. Glups.


miércoles, 29 de diciembre de 2010

300 de Zack Snyder - 2007 - ("300")


480 antes de Cristo. El poderosísimo Imperio Persa, dirigido por el ambicioso y tirano rey Jerjes, ha invadido Grecia. Mientras las polis se preparan para hacerle frente y evitar que las conquiste, el rey Leonidas de Esparta, la ciudad de los grandes guerreros, parte con sus trescientos mejores hombres para intentar pararle los pies en el angosto y hostil paso de Las Termópilas. Los persas son muchísimos más que ellos. Pero ellos no piensan retroceder un centímetro. Una de las batallas más sangrientas y heroicas de la historia está a punto de comenzar.


Pintor y cineasta llegado del mundo de la publicidad, Zack Snyder viene rodeado de una cierta polémica como adaptador de obras famosas del comic moderno. Tras debutar con el ciertamente muy buen remake de la segunda obra de zombies de George A. Romero “El amanecer de los muertos”, trajo a las grandes pantallas “300” de Frank Miller y “Watchmen” de Alan Moore y Dave Gibbons. Ambas cintas han dividido a los fans de ambas obras: ambas, valga la redundancia, por ser extremadamente fieles en el campo de lo visual a las originales pero por introducir igualmente algunas discutidas variaciones argumentales que en el caso especial de la obra de Miller son bastante facilonas e incluso pueriles. Para mi Zack Snyder es, a pesar de esto, un gran adaptador que por lo menos aporta una cierta fidelidad en una industria en la que las adaptaciones literarias, de comics, de videojuegos etc. no suelen ser nada fieles por desgracia a los originales en los que se basan. Eso si, a la espera estamos todavia de que haga alguna obra propia y personal. Después de estas mencionadas adaptaciones, el director únicamente ha rodado la aceptable película de animación "Ga'Hoole: La Leyenda de los Guardianes".



“300”, basada en el comic del mismo nombre de Frank Miller, es un hito visual de su tiempo para bien o para mal: está rodada por completo sobre fondos azules y verdes utilizando la técnica del croma y casi todos sus planos tienen algún tipo de efecto especial. Dejando a un lado la controversia sobre si esto es o no es cine (debate que siempre estará abierto), hay que decir que la segunda cinta de Zack Snyder es en todo momento una muy buena película de acción, a pesar de algunos elementos puntuales que la lastran parcial aunque no totalmente. El comic de Miller narraba, en clave de pura ficción, la gran Batalla de Las Termópilas, en la que trescientos guerreros espartanos murieron luchando fieramente contra los soldados del rey persa Jerjes, que había invadido Grecia. Su sacrificio sirvió para retrasar a las tropas de este imperio y para debilitarlas de cara a las batallas que quedaban por librar, en las que las demás polis griegas aliadas pudieron vencerles definitivamente. Lo hacía el entonces genial escritor y dibujante norteamericano, hoy algo devaluado tras algunas obras inexplicablemente horrendas en lo que a argumento se refiere (entre ellas su infumable “El Señor de la Noche contraataca” y su despreciable debut en el cine “The Spirit”, con la que Will Eisner va a a pasar siglos gritando de horror en su tumba), mezclando acontecimientos y personajes históricos reales con otros inventados que enriquecían extraordinariamente la trama, ambientada en un pasado de aires míticos y estética tan épica como realista, ambigua, colosalista e incluso pulp. Fue “300” uno de sus mayores éxitos junto a creaciones maravillosas como las primeras historias de “Sin City”, “El Regreso del Señor de la Noche” ,“Batman: Año Uno”, “Ronin” o sus trabajos con "Daredevil" y "Elektra". La película básicamente calca a la obra original, aunque introduciendo algunas variantes en mi opinión nada acertadas. La trama es sencillísima: tras una introducción sobre la dura vida en Esparta y la enemistad de toda Grecia con el hostil Imperio Persa, el rey espartano Leonidas parte con trescientos de sus mejores guerreros para parar los pies a las tropas del mencionado invasor Jerjes. El resto del filme es ya una interminable batalla que viene alternada con la subtrama de la mujer de Leonidas, que en la propia Esparta intenta acabar con una conspiración persa para hundir a la ciudad (subtrama que en el comic no aparece y que, la verdad, no aporta casi nada a la historia). “300” hay que verla como lo que es: una película de acción, un espectáculo “pirotécnico” de choque de armas, de héroes tópicos y de discursos tópicos por la libertad y la justicia. Y punto. Por eso es tan disfrutable y por eso, también, no llega a ser la mejor película que podría haber sido. Las batallas, rodadas en un estilo colosalista y a veces comedidamente videoclipero, son realmente impresionantes: frenéticas, brutales, sangrientas, impactantes, excelentemente coreografiadas (aunque sea tras un croma) y, desde luego, no dejan un segundo de respiro al espectador. La excesiva estética está también muy conseguida, sobre todo porque es idéntica a la del comic: los tonos rojos, ocres y sepia dominan un ambiente onírico que remarca el aliento épico y mítico que posee todo. Los actores hacen buenos papeles (Gerard Butler empezaba a ser conocido en su rol de Leonidas), y el drama está bien llevado en todo momento. Sobra a veces una horripilante música semi techno en algunos combates, pero se puede perdonar. Por desgracia, también tiene algunos puntos oscuros. El principal es el habitual en este tipo de cintas, el que siempre ha hecho estropicios en tantas películas históricas de Hollywood (actualmente estos estropicios son incesantes): la maldita manía de “actualizar” a los personajes de manera que piensen y razonen con nuestra moral contemporánea (bueno, con “una cierta moral contemporánea”, mejor dicho). Es lo que ha lastrado en parte a películas más o menos disfrutables como “Braveheart”, “Gladiator”, “Troya” o hasta “Alejandro Magno” con su infantil visión de la homosexualidad. Así, nos encontramos a espartanos lanzando discursos por la libertad y la justicia que quedan completamente fuera de lugar en el tiempo en el que viven, especialmente porque los conceptos que tenían de ellas no eran los mismos que los que algunos tienen hoy. La brutalidad guerrera de los espartanos sólo es mostrada en parte: quedan más humanizados, menos fríos, más alejados de la imagen que de ellos se da en el comic, más cercana a la supuestamente real. Lo mismo ocurre con los persas, que aparecen muy notablemente “malignizados” respecto a los de Miller (como siempre, en los USA hay que distinguir entre los buenos radicales y los malos radicales). En algunos momentos del filme hasta llegamos a encontrar entre ellos a monstruos horribles como ogros, gigantes con pinzas de cangrejo como manos o un alucinógeno hombre cabra (no sé a quien se le pudo ocurrir meter esas idiotas chorradas completamente fuera de lugar). Otro punto tontísimo es el de la mencionada subtrama de la mujer de Leonidas, que se salda con un bochornoso diálogo sobre la libertad frente a los ancianos y políticos espartanos que es de pura risa (y que encima tachan de “elocuente”). Pero en fin: es lo de siempre, Hollywood no se queda tranquila si no hace las cosas más políticamente correctas, si no lo da todo más masticado, más deglutido. “300” es un buen divertimento y nada más, con todo lo bueno y lo malo que esto trae consigo. Se pasa un buen rato con ella, pero se aleja mucho de la hipnotizante y desprejuiciada visión histórico-fantástica que se daba en el comic de Miller.



PD: ¿Cómo coño se les ocurre meterle el doblaje que le han metido a Jerjes en la versión española? Esos sí que merecen la decapitación.