Porco Rosso
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viernes, 17 de mayo de 2013
MÁTALOS SUAVEMENTE de Andrew Dominik - 2012 - ("Killing them softly")
Dos ladronzuelos de tres al cuarto recién salidos de la cárcel dan, por encargo de un mafiosillo de medio pelo, un golpe en una timba que frecuentan numerosos mafiosos de la ciudad. El golpe, a pesar de ser una chapuza, sale bien porque pilla a todos por sorpresa. La mafia, sin embargo, no se queda parada y envía al asesino a sueldo Jackie Coogan para que investigue el caso, recupere el dinero si es posible y acabe con los ladrones. Una ola de crímenes brutales se va a desatar en la ciudad.
Casi cinco años después de la excelente "El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford" Andrew Dominik volvió a las salas con "Mátalos suavemente", una película negra que, como tantas buenas películas negras, pretende ser un retrato metafórico de la sociedad en la que vivimos y, en este caso concreto, de la crisis económica mundial que llevamos ya cerca de seis años padeciendo. La trama es mínima: unos ladronzuelos de poca monta dan un golpe a una timba frecuentada por la mafia de la ciudad y, de pura chorra (porque nadie se esperaba este golpe sobre todo) la cosa les sale bien. Los mafiosos, por supuesto, no se quedan parados: envían al experto investigador y asesino a sueldo Jackie Coogan para que averigue quién ha robado el dinero y lo elimine. Con un ritmo pausado Dominik despliega una trama por momentos minimalista y con una consciente aura de ambigüedad en la que las relaciones personales en el mencionado mundo de la mafia construyen la también mencionada metáfora del mundo cotidiano en el que vivimos, un mundo en el que sólo importa el dinero y el beneficio poblado de seres avariciosos, violentos y fanfarrones (y muchas veces estúpidos pero muy creídos de sí mismos) en el que las puñaladas por la espalda y el cinismo están a la orden del día. Cualquiera puede identificar a estos mafiosos con muchos de nuestros políticos y empresarios (o con los políticos y empresarios norteamericanos, que es a los que se ataca más directamente), y en eso "Mátalos suavemente" acierta porque su retrato es certero y, además, queda perfectamente soldado con el discurso final del protagonista, que es por cierto un Brad Pitt soberbio que se come la pantalla y que borda a un personaje cuya moral, irónicamente, es la de "matar suavemente" y "sin implicaciones emocionales" (como esos políticos que no cumplen sus promesas o que roban evitando implicaciones emocionales, como esos banqueros que dejan a familias en la calle evitando implicaciones emocionales, como esos expertos en despedir trabajadores evitando implicaciones emocionales...).
En el lado negativo del filme encontramos sin embargo una acusada falta de desarrollo de muchos de sus personajes secundarios, que parecen estar colgados de la nada o que son interrumpidos sin llegar a lograr el desarrollo pleno necesario para ser redondos. En especial creo que esto ocurre con los caracteres de Ray Liotta y James Gandolfini, interesantes y excelentemente interpretados (sobre todo el segundo: qué actorazo que es Gandolfini, qué grande) pero que nunca llegan a pulirse del todo y que incluso parecen perdidos en la trama. Creo, sin embargo, que es el único defecto de este filme que a todas luces me parece muy destacado y que, no sé por qué, ha cosechado unas críticas muy irregulares. Tiene escenas verdaderamente bien rodadas, sus homenajes al cine negro clásico son muy respetuosos y consecuentes, su ambientación sucia está muy conseguida, el paralelismo del mundo que retrata con el mundo que conocemos desde 2008 en el que los valores humanos cada día valen menos es directo y eficaz y Brad Pitt está, como siempre, en estado de gracia (y repito, su asesino a sueldo que mata intentando conocer lo mínimo a sus víctimas tiene muchas, pero que muchísimas lecturas y admite muchísimas comparaciones con muchísimos individuos cínicos e hipócritas que por desgracia hemos tenido y tenemos el gusto de conocer en la vida pública).
viernes, 4 de mayo de 2012
EL ASESINATO DE JESSE JAMES POR EL COBARDE ROBERT FORD de Andrew Dominik – 2007 – (“The assassination of Jesse James by the coward Robert Ford”)
A la banda de forajidos de Jesse James han llegado caras nuevas. Entre ellas se encuentra la de Robert Ford, un joven ansioso de gloria que idolatra desmedidamente a su jefe, con el que siempre ha soñado trabajar. Entre ellos se instala una extrañísima relación, impredecible y enigmática como el propio Jesse y también terrorífica y volátil. La tragedia se va a abrir irremediablemente entre ellos.
El neozelandés Andrew Dominik únicamente ha dirigido hasta la fecha dos películas: “Chopper” y “El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford”.
“El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford” es una nueva visión de la historia del mítico bandolero norteamericano que pone el primer nombre del filme, cuyas aventuras han sido visitadas miles de veces en el cine y en la literatura, desde el punto de vista de su propio asesino, Robert Ford. La película, rodada en un estilo de base clásica muy realista aunque con un cierto toque de modernidad, cuenta la supuesta historia de los últimos tiempos de James y de los primeros y también últimos de Ford (soberbios Brad Pitt y Casey Affleck respectivamente), dos personajes descritos con un escrupuloso alejamiento que esquiva con gran agilidad el maniqueísmo. Jesse James, terrorífico y magnánimo, cínico y claro, resentido y soñador y desilusionado consigo mismo es un personaje complejísimo, tan diabólico como heroico, que idolatrado y odiado, amado y temido entre los suyos, vive entre trastornos en una supuesta paranoia constante. Robert Ford es, por el contrario, un joven mediocre con algún destello de brillantez aislado que le idolatra y que, ansioso de fama y de poder (y también muerto de miedo y entre la espada y la pared en todos los sentidos), va a traicionarle y a asesinarle.
El filme está sembrado de conscientes ambigüedades que sumergen al espectador en un clima que llega a tornarse malsano y que no cesan de abrir preguntas que no quedan cerradas; no se centran estas preguntas en lo que realmente ocurrió entre Jesse y Robert, sino en asuntos universales como la bondad y la maldad (si es que existen en sus sentidos más radicales), la amistad, el terror, el mito, la fama y el poder, la idolatría, la traición, los distintos e infinitos conceptos de justicia, las múltiples personalidades que se esconden en cada uno de nosotros, la decepción, la muerte y la redención. Estéticamente la película es maravillosa: la ambientación es genial, así como la fotografía de los esplendorosos paisajes naturales y también de las ciudades y los interiores en los que todo se desarrolla. La trama es lineal y surcada por una acertada voz en off que acota y separa los acontecimientos, mientras que la narración combina admirablemente una muy cruda contundencia y una violencia descarnada con el lirismo más delicado y épico y con retazos de onirismo. “El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford” es un magnífico western de aire crepuscular (recuerda muchísimo a la obra maestra de Sam Peckinpah “Pat Garrett y Billy el Niño”) al que únicamente, tal vez, le sobren unos veinte minutos en los inicios de la trama, que podrían haberse condensado mejor. Sin embargo, quitando esto (que tampoco tiene una importancia extrema) la cinta es una muy recomendable revisitación de un género que siempre seguirá aportando garra.
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