Porco Rosso

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martes, 6 de noviembre de 2012

GRINDHOUSE. DEATH PROOF de Quentin Tarantino - 2007 - ("Grindhouse. Death Proof")


El Especialista Mike es un solitario asesino en serie dedicado plenamente a las lindas jovencitas. Su arma es su coche, una imparable máquina de correr y de matar con el que las destroza en la carretera. Hasta ahora, Mike ha salido con vida y sin castigo de todos sus crímenes. Hasta ahora… Un día, divisa a tres guapas chicas que se divierten conduciendo un vehículo antiguo. Por supuesto, decide atacarlas. No sabe lo que le espera… Su maldad y su machismo van a recibir una lección mortal.


Si “Planet Terror” era un homenaje a las películas clásicas de zombies, “Death Proof”, la aportación de Quentin Tarantino a “Grindhouse”, lo es al slasher, aunque de manera muy particular. Menos descerebrada (excepto tal vez en su desenlace), más pausada, con más y mejores diálogos y con una dirección más cuidada en líneas generales, ésta segunda película del conjunto narra la historia de un asesino en serie de jovencitas (un simplemente soberbio Kurt Rusell) cuya arma es… su coche, una terrible máquina de correr y de matar, asesino en serie que es, según se dice en el filme, un viejo especialista de cine curtido en mil escenas peligrosas (responde como El Especialista Mike). Es un hombre socarrón, cínico, inhumano y tremendamente machista… Que va a encontrarse en su camino con tres mujeres que le van a dar una lección. ¿No os recuerda a algo? Por supuesto: “Death Proof” es un homenaje también al cine de Russ Meyers, en el que grandes mujeronas o jovencitas aparentemente tiernas (preferentemente con poca ropa, con pantalones muy cortos y con enormes escotes) unen sus fuerzas para acabar con hombres como él y terminan superándolo en brutalidad tras darle una lección anti-machista.


Las referencias no terminan sin embargo aquí: hay un homenaje más; el homenaje a los mencionados especialistas de cine. El Especialista Mike dice serlo, pero Zoe Bell, una de las tres chicas a las que él ataca y que le devuelven el cumplido, es una auténtica maestra de este arriesgado y poco reconocido oficio (con trabajos en la misma “Planet Terror”, en “Kill Bill”, en “Poseidón” o en la serie “Xena. La princesa guerrera”) que se interpreta a sí misma y que protagoniza una de las mejores escenas del filme, la de la primera carrera final. Quedan además las referencias clásicas y habituales en las producciones de Tarantino a la cultura norteamericana y a sus propias películas, algún toque de divertido metacine y una persecución que se asemeja a la de la gran “Bullit”. El resto ya se lo imaginan: conversaciones muy ágiles que van desde lo inteligente y lo irónico hasta lo absurdo y lo zafio, un despiadado humor negro, muchas y guapas jovencitas en toda clase de posturas y situaciones (demasiadas enseñando sus lindos pies) y una violencia vistosa descarnada y terrible que estalla en el momento menos esperado rompiendo una tensa calma. Hay que reconocer además que Tarantino sigue siendo un excelente director (aunque en mi opinión esté algo sobrevalorado): su más que buen hacer se siente en cada plano, rodado con ilusión y primor, y especialmente en las escenas de acción de la cinta, que son pocas pero tremendamente efectivas y que gozan de un ritmo a veces frenético y de una imaginación y un pulso dramático que ya quisieran muchos otros.

lunes, 5 de noviembre de 2012

GRINDHOUSE. PLANET TERROR de Robert Rodríguez - 2007 - ("Grindhouse. Planet Terror")



En una pequeña ciudad de la Norteamérica profunda algo extraño empieza a ocurrir: el hospital se llena de personas con asquerosas mutaciones… que se van transformando progresivamente en zombies hambrientos de carne humana. Un grupo de supervivientes con las más variopintas armas se enfrenta a la marabunta de muertos vivientes que sume al lugar en el caos y, en su lucha, descubre una terrible conspiración militar que puede acabar para siempre con la vida del planeta. En sus manos está impedirlo.


Se les puede acusar de simples recicladores o de simples y desprejuiciados mezcladores de influencias de todo tipo (personalmente creo que lo es lo que son ambos), pero desde luego no se puede decir que Quentin Tarantino y Robert Rodríguez no presenten casi siempre propuestas originales y hasta cierto punto innovadoras (el primero de ellos sobre todo). Su última creación conjunta, “Grindhouse”, fue un divertidísimo homenaje artístico a las sesiones dobles que tuvieron su edad de oro en los Estados Unidos y más allá durante la década de los setenta, esas sesiones en las que por cuatro duros y en cines de capa caída o especializados se podían degustar dos películas seguidas que solían exponerse en pésimas condiciones a causa de la mala calidad o estado de las instalaciones y del equipo, del mal cuidado de los rollos, de la abulia de los empleados o de las pocas exigencias de su mismo público. Los filmes que en ellas se pasaban solían ser filmes de serie B a Z, cintas gore, eróticas o directamente pornográficas, creaciones pertenecientes a las diversas ramas del “exploitation”, clásicos devaluados, filmes de artes marciales, spaghetti westerns o películas de grandes creadores que entonces no estaban reconocidos como Russ Meyers. La delirante propuesta de Tarantino y Rodríguez consiste en presentar dos películas cortas independientes rodadas por cada uno de ellos respectivamente (“Planet Terror” y “Death Proof”) colocadas la una detrás de la otra e intercalando entre ambas trailers falsos de películas inexistentes de amigos y colegas suyos. Por supuesto, y aunque “Grindhouse” esté rodada con medios más que solventes, está conscientemente salpicada de cortes bruscos, de fallos técnicos, de rugosidades en la pantalla y de momentáneas pérdidas de sonido y hasta de metraje (pérdidas que a veces incluso anulan momentos clave de las tramas que los espectadores se quedarán sin ver).


Hay que decir que, en muchos países entre los que España se cuenta, las dos películas que conforman “Grindhouse” fueron estrenadas por separado después de absurdas e idiotas excusas con el único objetivo de obtener una recaudación doble por el mismo producto (por si fuera poco únicamente expusieron en las salas uno de los trailers, el de “Machete”). Fue verdaderamente un hecho despreciable que destrozó vilmente el sentido del experimento de sus creadores y por el que a los responsables se les debería caer la cara de vergüenza (menos mal que con Internet podemos ya pasar tres kilos de empresarios como estos y bajarnos la película en la versión que más nos convenga). Dejando a un lado esto, he de decir que “Grindhouse” (el conjunto) es un delirio divertidísimo como pocos y con notable personalidad. Voy a comentar ahora únicamente “Planet Terror” y mañana haré lo propio con “Death Proof”. Sí hago una rápida mención a los trailers para decir que mientras los homenajes al cine gore de asesinos en serie y de casas malditas creados por Eli Roth (“Thanksgiving”) y Edgard Wright (“Don’t”) simplemente resultan apreciables, el western moderno de Robert Rodríguez (el mencionado “Machete”, que acabó siendo un largo completo) y la fantasía nazi de Rob Zombie (“Mujeres Lobo de las SS”) son verdaderamente geniales y desternillantes (impagable la aparición estelar de Udo Kier y de Nicholas Cage como Fu-Manchú de este último).


“Planet Terror” es un homenaje a las películas clásicas de invasiones zombies en el que Robert Rodríguez da rienda suelta a toda su habitual imaginería de influencias. Hay una breve introducción y presentación de personajes en el inicio y el resto ya se compone prácticamente de una sola cosa: de acción, acción que va in crescendo hasta reventar en una desenfrenada orgía gore de disparos, destrozos, explosiones, sangre y vuelos de vísceras y de miembros cercenados. El Rodríguez más canalla y con menos pretensiones se deleita creando un espectáculo absurdo y desquiciado cargado de humor negro y ambientado en una caricatura de la Norteamérica profunda más oscura y brutal (poblada por individuos estrambóticos, héroes y heroínas de extracción humilde, grandes mujeronas y monstruos aberrantes) y en cuyo sinsentido todo cabe: conspiraciones paramilitares, epidemias surrealistas, repugnantes mutaciones, apocalipsis gratuitos, seres humanos que se saltan las leyes de la física cuando les da la gana y armas imposibles como las de la protagonista Rose McGowan (por cierto, el elenco del filme brilla, desde ésta misma hasta el villano Bruce Willis pasando por el ya habitual en las creaciones de Rodríguez y Tarantino “actor de capa caída en papel relevante” -aquí el olvidadísimo protagonista de “Terminator” y “Desbocado” Michael Biehn, que apareció además en "Aliens. El regreso" y "The Abyss" y que, con una carrera prometedora en la década de los ochenta, desapareció casi inexplicablemente del mapa para realizar papeles secundarios sin importancia o en filmes de serie B-).