David Rice es un joven que ha nacido con un poder increíble y maravilloso: es capaz de teletransportarse a cualquier lugar del mundo que desee. Esto le ha convertido en una persona muy rica, que ha podido conocer todo el planeta y que lleva una vida sin límites en total libertad. Algo está a punto de cambiar sin embargo para él... Va a conocer a otros que tienen su mismo poder. Y el descubrir que no está solo le va a llevar a ser víctima de una persecución brutal y sin tregua.
Hoy tenemos en el blog otra de esas sagas truncadas que, a priori con todos los ingredientes para funcionar bien, se quedaron estancadas y nunca llegaron a tener la secuela esperada: "Jumper". Basada en la novela homónima de Steven Gould, narraba una historia que pretendía llegar tanto a jóvenes como a más adultos (lo cual no conseguía) en la que un grupo de personas tenía el poder de teletransportarse a su antojo a lo largo del mundo y, claro, alrededor de ellas había surgido una sociedad aparte y secreta enfrentada por diferentes intereses. Era también una nueva saga para el lucimiento del Hayden Christensen que acababa de terminar la trilogía de "Star Wars" de los tres primeros episodios. Nada salió como se esperaba. La película tuvo un gran éxito comercial pero malas críticas, y aquí se quedó todo durante diez años; ahora, se ha anunciado una serie secuela que se llamará "Impulse" y que adaptará presumiblemente la segunda novela del ciclo. La adaptación cinematográfica de "Jumper" fue odiada por los fans de los libros de forma instantánea, que acusaron a su director, Doug Liman, de haberlos desvirtuado por completo y de haber cambiado cosas innecesariamente. Y, tanto si esto es cierto como si no lo es, la película vale muy poco. Su guión era infantil, pueril, precipitado, con personajes planos y tontos: el toque adulto pretendido no se confirmaba. Tenía lagunas por todas partes, y se sacaba de la manga escenas absurdas para conectar la trama por la fuerza. Sus diálogos eran muy malos, y alguno que otro directamente vergonzante. Y tenía un anticlímax terrible, de los peores de los últimos años: todo se quedaba colgando de mala manera, sin emoción, sin suspense, sin prometer nada decente, sin aportar nada. No quedaba ninguna gana de volver al cine a ver esa secuela que al final nunca llegó. Todo era mediocre, muy mediocre, y eso siendo benevolentes y tratando de ver el producto desde la barrera de la falta de pretensiones. Pero vaya, ni con esas esto merece la pena. "Jumper" se quedó en el limbo durante una década. Veremos a ver si se concreta de verdad esa serie secuela que supuestamente se estrena este año y si vale algo más que este batiburrillo cutre para adolescentes que hacía aguas por todas partes.