Porco Rosso
Mostrando entradas con la etiqueta Isabel Coixet. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Isabel Coixet. Mostrar todas las entradas
jueves, 9 de agosto de 2018
LA LIBRERÍA de Isabel Coixet - 2017 - ("The Bookshop")
1959. Florence Green se ha instalado en Hardborough, un pequeño pueblo de la costa inglesa, con el objetivo de cumplir su sueño: abrir una librería, que sería la primera de la localidad. Sin embargo, cumplirlo no va a ser nada fácil: se va a topar con la resistencia de varios de sus vecinos, personas cerradas, incultas, clasistas e intransigentes. Florence, sin embargo, no piensa rendirse, y va a luchar contra viento y marea para poder mantener este faro de cultura en el aburrido y pacato lugar.
La última película que ha estrenado Isabel Coixet, "La librería", basada en la novela homónima de la escritora inglesa Penelope Fitzerald, es una de las mejores películas de toda su carrera, pienso. En estos últimos años, la directora ha ido renqueando, por desgracia, entre producciones excelentes como "Nadie quiere la noche", proyectos con muy buenas intenciones pero totalmente fallidos como el documental "Spain in a Day", películas buenas pero no tan redondas como otras de su haber como "Aprendiendo a conducir" y extraños bodrios como "Ayer no termina nunca" y la totalmente impropia de ella "Mi otro yo", una película de terror palomitera de la peor calaña inexplicable en su filmografía. "La librería" es sin embargo, y por fin, una historia perfecta, cuadrada al milímetro, de emociones contenidas que fluyen sin cesar y tocan al espectador. Emily Mortimer está inconmesurable, maravillosa, inolvidable, en el que será, tiempo al tiempo, uno de los grandes papeles de su carrera, y Bill Nighy, como su comparsa, está también absolutamente genial. El resto del plantel destaca igualmente (grandísima también la incombustible y algo infravalorada Patricia Clarkson) y configura un ecosistema humano donde todos podemos encontrarnos perfectamente representados.
"La librería" es un canto de amor a la literatura por encima de todo, llena de referencias a grandes clásicos y autores imprescindibles y de constantes regalos para el espectador. También es un canto a la integridad, a la lucha contra la hipocresía social, al gran acto de remar contra la marea y contra las tormentas y a las victorias después del paso del tiempo, que pone a todo el mundo en su sitio. Los diálogos son magistrales, el ritmo el ideal, el poder del paisaje gigantesco (preciosa fotografía), y hay varias escenas que, literalmente, ponen los pelos de punta (y repito, Mortimer y Nighy de premios y premios, y además con una química envidiable que nos regala uno de los momentos más deliciosos de toda la obra). "La librería" es lo mejor de esta directora en mucho tiempo, una obra depurada y perfecta. Imprescindible.
jueves, 28 de junio de 2018
SPAIN IN A DAY de Isabel Coixet - 2016 - ("Spain in a Day")
Colección de vídeos grabados por españoles en España y en el extranjero el 24 de octubre de 2015 en los que hablan de sus miedos y esperanzas organizada y montada por Isabel Coixet.
"Spain in a Day" es la versión española del proyecto "Life in a Day" de Kevin McDonald, y pretende retratar en un documental la vida de los españoles, los que viven en España y los que viven en el extranjero, a través de vídeos enviados por ellos mismos y rodados el 24 de octubre de 2015. Hay otros proyectos similares como "Britain in a Day" o "Italy in a Day". El objetivo es captar los sueños y miedos de las personas que envían sus vídeos y realizar un fresco de lo que siente el conjunto, en estos casos concretos, de una nación. Isabel Coixet, después de la magnífica "Nadie quiere la noche", capitaliza todas estas experiencias y las reúne y las monta en su siguiente filme, que, por lo menos en mi caso, no ha cumplido con sus expectativas. Reconozco el buen hacer, las ganas de crear algo emotivo y crítico y a la vez esperanzador tanto de la directora como de los "pequeños directores", pero los vídeos que componen la colección son muy irregulares y descompensados. Hay algunos verdaderamente valiosos, con experiencias y opiniones interesantes, pero la mayoría, por lo menos para mi, no salen del chascarrillo político de baratillo o de la frasecita de libro de autoayuda, y además muchos están muy forzados y no son nada naturales. Lo siento, pero es mi opinión. No hay, además, nexos casi nunca entre todos ellos, y eso convierte a "Spain in a Day" en una película en conjunto aburrida, que pierde su interés en su primera media hora y que se vuelve bastante soporífera (y eso que dura ochenta minutos muy escasos, por lo cual el caso es bastante preocupante). La música de Alberto Iglesias muy bonita, eso sí, pero nada más. Muy loable el experimento, pero creo que ha salido mal. Una verdadera lástima.
jueves, 15 de marzo de 2018
NADIE QUIERE LA NOCHE de Isabel Coixet - 2015 - ("Nadie quiere la noche")
1908. Groenlandia. La estadounidense Josephine Peary ha llegado a la isla helada desde Washington con el objetivo de encontrar a su marido, el explorador Robert Peary, que se ha adentrado en las inhóspitas tierras norteñas buscando ser coronado como el descubridor del Polo Norte. Josephine quiere también este reconocimiento, y es una mujer valiente y atrevida que, a pesar de los consejos de todos los que la rodean, que creen que ese lugar no es el idóneo para alguien del sexo femenino, va a sumergirse en estas oscuras e inhóspitas latitudes. Josephine está a punto de cambiar su vida para siempre, y también su concepción del mundo que la rodea.
"Nadie quiere la noche" es una de las películas más personales y a la vez "extrañas" de Isabel Coixet. Personal y extraña porque se aleja bastante del tono habitual de su autora pero, a la vez, es capaz de encontrar su propia voz en la descripción del periplo de un personaje real, una mujer llamada Josephine Peary, que en 1908 se interna en el Polo Norte en busca de su marido, Robert Peary (al que se le atribuye la conquista de dicho Polo Norte) y vive una serie de aventuras, bastante libremente retratadas por la directora, con la amante inuit de éste, Allaka. La historia del filme no es fiel a lo realmente ocurrido en todo, pero sí que extrae las líneas básicas para narrar la aventura de dos mujeres que, en un mundo brutalmente machista (tanto el norteamericano como el inuit), unen sus fuerzas para sobrevivir a un clima extremadamente hostil para que el muchos creen que no están preparadas. La Coixet más militante está de vuelta en un retrato de dos mujeres que, según las reglas de sus sociedades, deberían estar enfrentadas por ese supuesto "premio" que es el hombre. El filme, además de feminista, revisa el colonialismo con un ojo crítico y se posiciona contra cualquier tipo de racismo o creencia de supremacía cultural. Y lo hace por medio de unos personajes muy bien definidos y perfectamente interpretados por Juliette Binoche y Rinko Kikuchi (ambas espléndidas y con una química genial), por medio de unos diálogos lúcidos y justos y sin abusar de esa poesía a veces forzada que a Coixet tantas veces se le escapa (y que ha lastrado algunos buenos argumentos suyos en otras películas).
El filme adolece, eso sí es cierto, de una parte final un tanto reiterativa y lenta que puede llegar a cansar. La directora, en su afán por retratar el horror del aislamiento en las inmensas y oscuras regiones polares, se excede en el sopor consciente y angustiante que aplasta a las dos protagonistas en el iglú. No está bien equilibrado: el ritmo se resiente. A pesar de esto, "Nadie quiere la noche" no queda lastrada. Por cierto, sus paisajes son fantásticos y preciosos, y el acierto de las escenas rodadas en estudio, con un aura clásica entrañable y muy bien conseguida, es notable. Isabel Coixet, que había flojeado un poco en los años anteriores a este filme de 2015, nos vuelve a regalar otra de sus buenas películas. Recomendable biopic de interpretación libre y retrato de mujeres fuertes en una época en la que lo tenían todo en contra.
domingo, 24 de diciembre de 2017
APRENDIENDO A CONDUCIR de Isabel Coixet - 2014 - ("Learning to drive")
Wendy es una escritora y editora de Nueva York que acaba de romper con su marido y que pasa por una tremenda crisis vital. Triste y sintiéndose sola e inútil, se apunta a dar clases de conducir con Darwan, un hindú que también tiene una colección de problemas y que está a punto de casarse por consejo de su familia con una mujer a la que prácticamente no conoce. Entre ellos surge una relación especial.
El año 2013 no fue bueno cinematográficamente hablando para Isabel Coixet. Dos películas y dos meteduras de pata de las gordas. Una muy valiente y con muy buenas intenciones pero totalmente fallida ("Ayer no termina nunca") y otra directamente para tirarla a la basura ("Mi otro yo"). Ambas están comentadas en esta etiqueta. 2014 fue un poquito mejor, por suerte. La directora volvió a las salas con "Aprendiendo a conducir", una película basada en un artículo de The New Yorker y rodada para el mercado estadounidense que, si bien no es de lo mejor que ha hecho en su carrera, sí que por lo menos eclipsa con un buen hacer básico a sus dos bodrios anteriores. Ciertamente, la historia que se nos cuenta en ella nos la sabemos de memoria y nos la esperamos desde el principio. Una editora de libros pasa por una crisis vital terrible después de romper su matrimonio y empieza a tomar clases de conducir con un profesor hindú que también pasa por su correspondiente colección de problemas. En fin, se imaginan lo que pasa y lo que va a pasar. "Aprendiendo a conducir" es una clásica película de superación, con un ambiente muy intelectualoide y cosmopolita, llena de buenas intenciones. Aún así, no chirría ni es mala. Los diálogos son dignos, las relaciones de los personajes también, así como su construcción y su desarrollo, y la trama no se va por los cerros de Úbeda con tonterías y no abusa (algo que a la peor Coixet le pasa bastante a menudo) de la pedantería retorcida de manual. Patricia Clarkson y Ben Kingsley, con los que la autora ya había trabajado antes, entregan dos papeles muy notables, sentidos, de dos personajes perdidos en el mundo moderno perfectamente humanos y creíbles. Se tratan asuntos como la soledad, el amor y el desamor, las relaciones familiares y generacionales o la integración entre culturas diferentes. Alrededor de todo ello las ansias de pasar página y de dar carpetazo a los problemas y volver de ellos más fuerte, simbolizadas en las clases de conducir que da la protagonista femenina, metáfora simple pero efectiva. "Aprendiendo a conducir" no es una maravilla, pero se ve con bastante encanto y es un soplo de aire fresco necesario después de dos estruendosos horrores. No es como he dicho la mejor Coixet, pero funciona con dignidad.
FELIZ NOCHEBUENA Y FELIZ NAVIDAD :)
sábado, 25 de noviembre de 2017
MI OTRO YO de Isabel Coixet - 2013 - ("Another Me")
Fay es una adolescente feliz, como otra cualquiera, que lleva una vida de estudiante normal y corriente en compañía de sus padres, también normales y corrientes. Algo, sin embargo, empieza a ir mal para ella. Fay siente, poco a poco, que alguien la observa y la sigue... En casa, en la calle, en el instituto... Su vida se convierte, lentamente, en un terrible infierno de paranoia y terror.
Isabel Coixet metió en 2013 la pata por partida doble. "Ayer no termina nunca" tenía muy buenas intenciones pero se quedaba en eso y se precipitaba muy pronto en el puro bodrio. Y "Mi otro yo", esta producción hispano-inglesa que estreno casi a la vez que aquella, con pocos meses de diferencia, ya no tenía ni siquiera las buenas intenciones. La directora se introduce en un género que no suele ser el habitual en sus preferencias, lo cual yo siempre valoro en todo creador, pero no sabe salir adelante. Simplemente, lo hace fatal. Esto es una película de terror adolescente del montón, de esas de ver y olvidar en sesiones palomiteras para público esporádico, pero con un filtro pedante y pretencioso que todavía la hace más ridícula si cabe. Sophie Turner, famosa ya aquel año por su papel en "Juego de Tronos", es una joven que se siente perseguida y observada por algo, por un ente, por una cosa que no sabe que es. Y a partir de aquí se despliega una chorrada de proporciones bíblicas y tópicos a toda máquina aburrida y soporífera, sin interés ninguno, sin capacidad para sugerir nada, sin un solo susto digno y con un desenlace que nos hemos comido tres mil millones de veces. La trama da risa por predecible y por gilipollesca, los fallos de guión están por todas partes, el ritmo es inexistente, los personajes directamente apestan de típicos y remachacados, el terror es nulo (y lo poco que hay se soluciona a golpe de subir el volumen a lo bestia en un segundo y adiós muy buenas) y el drama también, y como he dicho el final es un timo como una montaña. Ni miedo, ni historia que contar, ni personajes, ni película. Para colmo, y esto da bastante risa, Isabel Coixet le mete a la cosa esta infumable escenas "gafapastas". La marca de la casa, pero explotando la ridiculez. Una película de terror con reflexiones poéticas de andar por casa y metáforas patateras que tratan de ir de profundas y que no dicen una mierda es una de las cosas más bufonescas que he tenido el disgusto de ver en mucho, mucho tiempo. La reflexión sobre la identidad y la vida y todo lo que a Coixet le de la gana aquí sobra y lleva a la cinta a unas costas de vergüenza ajena difíciles de superar. "Mi otro yo" es un bodriazo impropio de esta directora. Para olvidar. Vaya añito el 2013, amiga Isabel.
viernes, 24 de noviembre de 2017
AYER NO TERMINA NUNCA de Isabel Coixet - 2013 - ("Ayer no termina nunca")
En un año 2017 alternativo España ha sido incapaz de hacer frente a su deuda y ha caído en picado hacia unos niveles de paro y de pobreza demenciales que la han hundido en una recesión terrible. Un hombre de mediana edad que emigró a Alemania vuelve a su ciudad, Barcelona, para solucionar unos asuntos... Con su ex mujer, que se quedó en el país y que ahora vive en la miseria. Entre ambos surge una gran discusión y rebrotan los estragos de un dolorosísimo pasado en común. Y, sin embargo, también aparece la esperanza...
Siempre he pensado que el cine social español verdaderamente combativo ha brillado bastante por su ausencia a lo largo de la historia de este arte, sobre todo en comparación con otros países. Lo sigo pensando, y es que, por desgracia, salvo honrosas excepciones, veo pocas, muy pocas películas verdaderamente comprometidas y que muerdan de verdad al sistema en este país. Por fin estamos saliendo de la peor crisis económica de la democracia y, desde 2008, el año en el que estalló, puedo contar con los dedos de una mano las obras cinematográficas que se han hecho sobre esta crisis terrible (y prácticamente ninguna de ellas se ha atrevido a ser valiente de verdad en su retrato). Imagino que, como pasa habitualmente, se harán cuando la crisis ya esté finiquitada del todo, y entonces servirán, como denuncia, para muy poco (casi se podrán calificar como películas históricas más que sociales, lo cual es muy lamentable). Por cosas como esta, alabo a Isabel Coixet por rodar en 2013 "Ayer no termina nunca". Eso sí, alabo el intento, porque por maldita desgracia la película es infumable. La directora se atrevió, en uno de los peores años de esta susodicha crisis (desde 2009 a 2013 fue sin ninguna duda la peor de sus curvas), una película que imaginaba una España alternativa que en el año 2017 había sucumbido al peso imposible de su deuda y nadaba en índices de paro y pobreza que ni Grecia llegó a imaginar en sus peores momentos y que por suerte no se ha materializado (estamos precisamente ya a punto de acabar este 2017 y aunque quedan secuelas de esta crisis no hemos nunca llegado a alcanzar el extremo demencial de esta ucronía). Hasta aquí todo bien. El problema viene cuando el filme, un diálogo entre dos actores (Javier Cámara y Candela Peña) en un único escenario, de estilo teatral, es una colección de conversaciones pedantes y pretenciosas, totalmente irreales, sobre todo y sobre nada, que terminan cayendo en eso mismo: en nada.
La crisis es el telón de fondo, y luego está el amor perdido y recuperado y la esperanza. No se solapan bien los dos asuntos y ambos se pierden en lo inocuo. La mencionada crisis, el supuesto asunto central de todo, acaba importando bastante poco y por ello la crítica social se diluye y no tiene ninguna efectividad. El amor y el desamor siguen adelante, pero con la referida pedantería. Aquí a Coixet no le han salido bien los diálogos, y no ha sabido articular unas conversaciones coherentes. No se centra en ninguno de sus temas, y otros que aparecen como la muerte lo hacen de pasada. En fin, es una pena, pero esto es lo que hay. La película resulta soporífera, aburridísima, infumable, nada interesante. Ni crisis, ni amor, ni paso del tiempo, ni futuro, ni leches. Todo es un batiburrillo de ideas interesantes con una premisa que se queda en una mamarrachada. "Ayer no termina nunca" es una obra preñada de buenas intenciones y pésimamente ejecutada. Me da mucha pena, porque como he dicho Coixet es de las pocas que se ha atrevido a hacer en este país una película sobre la crisis durante los peores años de la crisis. Pero lo que hay es lo que hay y no se puede rascar nada de esta plasta sin sentido. 2013 no fue un buen año para la directora: aún habría de estrenar otra película, de terror y de producción inglesa, llamada "Mi otro yo" que fue también un gigantesco despropósito. De ella hablaré mañana.
miércoles, 6 de septiembre de 2017
ESCUCHANDO AL JUEZ GARZÓN de Isabel Coixet - 2011 - ("Escuchando al Juez Garzón")
Documental sobre la entrevista que el escritor Manuel Rivas realizó al juez Baltasar Garzón el 18 de diciembre de 2010.
En palabras de Isabel Coixet, en su polémico y criticado documental "Escuchando al Juez Garzón" quería realizar "una cosa muy sencilla, sin artificios, sin maquillaje ni casi luz". Ella misma defendía este proyecto, que fue acusado de partidista, como un proyecto para que la gente escuchase y después sacase sus propias conclusiones. Nada más. Ella misma dijo que su nueva película no se llamaba "Alrededor del Juez Garzón", ni "Juzgando al Juez Garzón". La directora tomó su cámara y la plantó delante de la mesa en la que dicho juez y el escritor Manuel Rivas mantenían una conversación. Rivas era el entrevistador, y preguntaba a Baltasar Garzón sobre varios asuntos, en especial los más polémicos que entonces (y todavía) arrastraba el que ha sido uno de los jueces más importantes y valientes de la democracia en España. Fin. Lo que el espectador va a hacer durante la escasa hora y media que dura "Escuchando al Juez Garzón" va a ser eso mismo: escucharle. Va a hablar sobre ley, va a hablar sobre política, va a hablar sobre justicia, va a hablar sobre memoria, va a hablar sobre corrupción, sobre democracia y totalitarismos encubiertos, va a poner ejemplos de otros casos similares a los que el ha tratado y vivido en sus carnes y se va a defender de las acusaciones que se vertieron contra su persona y de las calumnias que le echaron encima para desprestigiarlo. Y listo. De las seis horas originales que se grabaron de esta larga conversación, Coixet tomó sólo una y media y con el resto se publicó el libro "La fuerza de la razón", que compilaba las otras preguntas y respuestas. La directora deja simplemente que una persona perseguida, vilipendiada y amenazada aporte su versión de los hechos, la cual da sin pelos en la lengua, sin cortarse en ningún momento. Todos conocemos de lo que se acusó y acusa a este juez: todos deberíamos conocer su defensa. Creo que el documental es acertado, aunque se haga a veces ciertamente, y a pesar de su corta duración, algo áspero. Creo sin embargo también que el tono elegido, en blanco y negro, sin efectismos, sin apenas manipulación visual, de sobriedad extrema, de planos cercanos pero sin dramatismos, es el adecuado. "Escuchando al Juez Garzón" es un documental, aunque suene tópico decirlo, valiente y necesario. Y lo mejor de todo es que no da gato por liebre, ni lo intenta: deja que el espectador vea y luego juzgue. Cien por cien acertado.
sábado, 10 de junio de 2017
MAPA DE LOS SONIDOS DE TOKYO de Isabel Coixet - 2009 - ("Map of the Sounds of Tokyo")
Ryu es una joven solitaria de Tokyo, sin amigos ni familia aparente, que trabaja por las noches cortando y empaquetando pescado para la venta. Ryu guarda un gran secreto. Un secreto terrible. Un día, sin embargo, su vida va a cambiar de forma radical. Va a conocer a un hombre especial.
Isabel Coixet mete para mi su primer gran patinazo en "Mapa de los sonidos de Tokyo", una película horrorosa en la que trata de hacer un cine parecido al de directores como Wong Kar-Wai o Kim Ki-Duk sin conseguirlo. Todo está: la historia de amor, el minimalismo, los personajes hieráticos y perdidos, la poesía visual y hasta las escenas de grandes urbes asiáticas deshumanizadas pero románticas alternadas con otras naturales con luz preciosa. Sí, todo está, pero mal. La historia de amor es típica y tópica y está llena de hechos absurdos, mientras que los personajes tienen desarrollo cero: no son atractivos para empezar porque no tienen nada especial, ni siquiera la protagonista, y no sabemos ni a dónde van ni de dónde vienen; ni tienen pasado, ni tienen motivaciones para hacer lo que hacen, ni sabemos siquiera por qué están ahí (el viejo que narra la historia se lleva la palma de la indefinición y del "porque yo lo valgo"). Los diálogos son malos. Pedantes y pretenciosos y barrocos. No dicen nada la mayoría de las veces: sólo divagan con aburrimiento e intentos de poesía barata por temas filosóficos baratos y por impresiones culturales de manual de turismo. El minimalismo exaspera: a ver, Coixet, tú no eres asiática; no trates de imitar a un cine que culturalmente no es cercano a ti porque te salen estas cosas, intentos mediocres de recrear un alma japonesa que en el fondo te es ajena. Y así nos tiramos escenas y escenas de silencios impostados, de miradas lánguidas que no dicen nada, de pasajes contemplativos forzados, de estampas cotidianas de una cotidianeidad que no es la de la directora y que parece de postalita. "Mapa de los sonidos de Tokyo" no interesa nada. Su conjunto es soporífero, de escaparate, artificial. Los personajes no nos importan (es que como he dicho ni la protagonista, que es una asesina a sueldo salida de la nada y sin alma ninguna que se enamora a las tantas de su carrera de un tipo sin atractivo mental o emocional ninguno). El drama nos aburre (toda la venganza absurda al estilo yakuza sobra, es que es totalmente irreal). Y el desenlace es para echarle de comer aparte: es sencillamente ridículo. No, Isabel Coixet no es Wong Kar-Wai o Kim Ki-Duk: es de Barcelona. Vamos a poner a un japonés o a un surcoreano a hacer un drama de idiosincracia española... Nos vamos a echar unas risas. Pues aquí pasa eso pero al revés.
martes, 4 de abril de 2017
ELEGY de Isabel Coixet - 2008 - ("Elegy")
David Kepesh es un laureado profesor universitario de Lengua y Literatura que suele ser querido por sus alumnos por sus opiniones originales y su apertura a la hora de hablar de cualquier asunto. David, sin embargo, lleva una vida no del todo satisfactoria: su relación con su hijo no es todo lo buena que debería ser, a veces se siente solo y desde hace años solo tiene sexo con una amante esporádica que no le llena. Un día, en una fiesta celebrada en su casa, David entabla una conversación con Consuelo Castillo, una de sus estudiantes. Entre ellos surge algo especial.
"Elegy" es una película en parte algo coja, especialmente en lo que a respeto a los fans de Philip Roth se refiere, porque adapta "El animal moribundo", la tercera novela de una de sus sagas sin tener en cuenta a las dos anteriores, saga dedicada a David Kepesh, uno de sus personajes icónicos: un profesor universitario cuya vida el escritor norteamericano narra desde su infancia hasta su vejez. Quien no conozca estas obras, puede ver el sexto filme de Isabel Coixet sin problemas, pero para quien sí las conozca, resulta en parte chafante, a pesar de que "Elegy" es una buena película en líneas generales. Dejando esto a un lado, creo que la directora elabora como he dicho un buen drama. Especialmente, creo que lo logra gracias a sus dos actores protagonistas, que están excelentes. Sobre todo Ben Kingsley, ese intérprete que parece ser adicto al trabajo y que cada año sale en bastantes películas de todo pelaje. Penélope Cruz también está muy bien. Y la química que existe entre ambos está muy bien explotada. Creo que no es la mejor obra de la directora catalana, y creo además que especialmente después de dos maravillas como "Mi vida sin mi" y "La vida secreta de las palabras" se queda bastante descolgada y las comparaciones suelen ser odiosas, pero creo también que el drama está bien retratado, como he dicho antes, que el ritmo es el adecuado, que la elección de la estética romántica cotidiana y la banda sonora concuerdan perfectamente y que el mensaje básico de duelo generacional, amor y desamor entre dos mundos, enfrentamiento con la vejez o con la enfermedad y la muerte y relaciones personajes que pivotan alrededor de estos asuntos (hijos, amantes, amigos, familiares...) están en lo esencial bien llevadas.
Le falla al filme, tengo que decirlo también, un exceso de pretensión intelectual que a veces no llega a lo que promete. La pedantería está ahí, como está en otras películas de la creadora, y hay momentos en los que el barroquismo barato y el lirismo de repostería se van algo de madre y el contenido se queda en poquito. También coincido con muchas críticas en que sobra algo de voz en off, que hace más lento al ritmo de forma gratuita. En fin, "Elegy" es irregular, pienso, aunque tampoco es tan irregular como para caer en la mediocridad, si bien es cierto que podría haber sido mucho mejor, más afinada y, sobre todo, podría haber estado conectada con las dos historias noveladas previas a ésta que definen mucho mejor al personaje principal y el porqué de su vida actual en la vejez. Altibajos para una película muy interesante de Isabel Coixet pero que daba para más.
jueves, 2 de febrero de 2017
LA VIDA SECRETA DE LAS PALABRAS de Isabel Coixet - 2005 - ("La vida secreta de las palabras")
A una plataforma petrolífera en alta mar llega una enfermera que va a cuidar durante un tiempo a Josef, uno de los trabajadores, que ha tenido un accidente laboral. La enfermera es una mujer misteriosa y solitaria, que habla muy poco y que parece no querer tratos con nadie. Josef le da conversación y bromea con ella, pero ella no le hace apenas caso. Poco a poco, sus muros se van derribando y entre ambos surge la confianza.
La mejor película de Isabel Coixet para mi gusto, más incluso que su algo más afamada "Mi vida sin mi", que también es excelente, es "La vida secreta de las palabras". La directora repite con Sarah Polley como protagonista principal y entrega ahora un retrato de las secuelas que deja toda guerra y de cómo afectan a las personas que las sobreviven y que han de reintegrarse a la vida "normal" en paz. Aunque el filme tiene algunos diálogos que chirrían un poco por su pretenciosidad, y aunque tiene también una primera parte con personajes secundarios no demasiado desarrollados que pintan finalmente poco en el conjunto, solamente por su media hora final y por su desenlace ya me resulta del todo magistral. Polley da vida a una mujer misteriosa que habla poco y que no quiere tratos con las personas que, obligada por su empresa a tomarse vacaciones, va a cuidar en una plataforma petrolífera a un trabajador que está convaleciente a causa de un accidente, y que es un excelente Tim Robins. Entre ellos las cosas empiezan solamente regular, pero se va desarrollando una trama que culmina en momentos de cine inmejorable que pone los pelos de punta. Isabel Coixet aúna perfectamente romanticismo, drama y crítica social y hasta le pone a todo ello un toque de humor en un filme que es un grito contra el olvido, el que padecen sobre todo las víctimas de los conflictos bélicos que llenan los periódicos un tiempo y luego son dados de lado por otras informaciones. El personaje protagonista femenino en este sentido está perfectamente delineado: es una refugiada adicta al trabajo y a la soledad que es incapaz siquiera de tomarse vacaciones para evitar el tener que pensar y que es totalmente prisionera de su pasado. Un diez para Coixet por esta creación de caracteres. La química que se da entre los dos actores protagonistas, magnificamente dirigidos, es por otra parte fantástica, y sin ellos el filme no habría sido tampoco el que es. "La vida secreta de las palabras", minimanista, pausada, cotidiana con un punto de aura romántica, es una obra magistral y un ejemplo de cómo deberían ser en base las historias de amor en el cine: con contenido. Imprescindible en la filmografía de su directora.
sábado, 3 de diciembre de 2016
MI VIDA SIN MI de Isabel Coixet - 2003 - ("Mi vida sin mi")
Ann es una joven limpiadora que vive en una caravana con su marido y sus dos hijas. Aunque es pobre, es esencialmente feliz. Un día terrible, le diagnostican un cáncer terminal: le quedan apenas dos meses de vida. Ann hace acopio de fortaleza y decide no decir nada a su familia y a sus amigos y dedicarse ese poco a tiempo a hacer las cosas que no ha podido hacer y a dejar sus mejores deseos y recuerdos a sus seres queridos.
El éxito internacional a Isabel Coixet le llegó con una de sus mejores películas, "Mi vida sin mi". Una impresionante Sarah Polley que consigue transmitir todo su dolor al espectador da vida a Ann, una joven que con tan solo veintitrés años es diagnosticada de un cáncer terminal. En los escasos dos meses y pico que le quedan de vida decide no decir nada a su familia y a sus amigos y tratar de hacer todas las cosas que siempre quiso hacer y no pudo. Ann entra en el grupo de personajes femeninos perdidos pero fuertes, que consiguen mantenerse en pie con dignidad, que la directora española ya había retratado en sus primeras cintas y que retrataría en las futuras. Ann es pobre, vive en una caravana, tuvo su primera hija a los diecisiete años y ha tenido que trabajar toda su juventud sin descanso a causa de ello. Tampoco ha podido estudiar ni ha tenido tiempo para desarrollarse culturalmente y siempre ha estado con el mismo hombre, su marido. Coixet, sin embargo, lejos de hacer un drama duro y aún lejos de caer en el victimismo y el "pobrecita ella", desarrolla una historia positiva, optimista a pesar de todo. La protagonista encara a la muerte de forma valiente y se siente contenta a pesar de todo con las cosas buenas que le han tocado en su corta vida. Por ello, cambia a los personajes que hay a su alrededor o influye en ellos: su marido e hijas, su madre, su padre, sus amigas, su inesperado amante o incluso su doctor. A todos les deja algo y a algunos les da ejemplo. Isabel Coixet, aunque a veces se pasa con algún que otro diálogo pedante y pretencioso que no viene a cuento, desgrana una trama fina y delicada, sentida, llena de emociones contenidas que saben tocar al espectador. Su desenlace es un prodigio de limpieza, de no caer en efectismos dramáticos que pueden terminar siendo cutres, y de invitación a vivir la vida a pesar de sus cosas malas. "Mi vida sin mi", co-producción entre España y Canadá, es una película preciosa, bien contada, y emotiva y que trata conflictos de personajes perfectamente reconocibles para todos.
domingo, 5 de junio de 2016
A LOS QUE AMAN de Isabel Coixet - 1998 - ("A los que aman")
España, Siglo XVIII. Un joven noble de la campiña llama a un viejo médico famoso en el lugar para que trate de curar a su esposa enferma. Aunque el médico hace mucho que ha dejado la medicina, accede. Entre el joven y el doctor surge una pequeña camaradería y ambos comienzan a hablar. El médico le cuenta al joven su historia, relacionada con la de su familia, a la que pertenecía la única mujer que amó en su vida.
Después de la espléndida "Cosas que nunca te dije", Isabel Coixet entregó, dos años después, "A los que aman", otra película personal que yo veo como un homenaje a, salvando las distancias, las adaptaciones cinematográficas de las obras de autoras clásicas inglesas como Jane Austen o las hermanas Brontë, pero todo "a la española". Vuelve uno de los asuntos más habituales de la filmografía de la artista, el amor y el desamor, y las relaciones interpersonales, sólo que ahora nos trasladamos al siglo XVIII y a la campiña profunda de la España de aquellos tiempos, espléndidamente fotografiada, además. Coixet narra la historia de una serie de amoríos encadenados donde nadie es feliz: una persona ama a una que no le ama que, a su vez, ama a otra que no le ama que, a su vez, ama a otra que no la ama y tiene como todas el mismo padecimiento. Todo ello mientras reflexiona sobre el mencionado amor, sobre la soledad, sobre el paso del tiempo, sobre la muerte, sobre la superación, sobre el dolor, sobre la frustración del amor no obtenido y sobre la "pena de amor" que deriva en enfermedad a lo largo de toda una vida. Coixet, todavía algo titubeante en sus inicios como directora (se le escapa alguna frase innecesariamente pedante), consigue dotar sin embargo a su obra de una visualidad original (con algún recurso extraño todavía, pero del que por suerte no abusa) y cargada de poesía gráfica y de lirismo bien conseguido. Los escenarios naturales del filme y sus preciosos interiores (puros cuadros románticos) representan además los sentimientos de sus protagonistas, que van alternando entre la bucólica primavera y el lánguido otoño, que dotan de significación propia a cada escena.
La narración de "A los que aman" salta constantemente del presente al pasado y del pasado al presente y los personajes están bien interpretados por un plantel de actores y actrices en general muy notable. En un principio, hay que decir que todo el argumento se embarulla un poco, pero la directora sabe tomarle el ritmo a la trama pronto y el espectador se queda ya al rato sin problemas con los personajes y con sus diferentes interpretaciones. Quedan algunas cosas en el tintero sin embargo: el hermano del protagonista principal me resulta un personaje, por ejemplo, ciertamente incomprensible, y está mal desarrollada su historia (sencillamente, no me entero de por qué se dedica a estudiar toda su vida "La Divina Comedia" de Dante tras el confuso capítulo del bosque). Aquí Coixet no explica bien ni su historia ni sus motivaciones. El resto, es como he dicho notable. "A los que aman" es una película bien hecha, que trata de ser personal y que lo logra y además lo hace con clase. Se afianzaba una de las filmografías más personales del cine español.
lunes, 21 de marzo de 2016
COSAS QUE NUNCA TE DIJE de Isabel Coixet - 1996 - ("Things I never told you")
Ann ha dejado toda su vida atrás para estar con su novio; ha cambiado de trabajo y de ciudad. Sin embargo, la relación se ha acabado de golpe: él la ha abandonado para irse a Praga con otra chica y ella se ha hundido. Ahora, completamente sola, habrá de recoger los restos de su corazón y empezar de nuevo. Don es un vendedor de pisos hastiado de su trabajo y aburrido de su vida que, en su tiempo libre, trabaja tratando de ayudar a la gente en el Teléfono de la Esperanza. Se siente bastante solo y no es feliz. Ann y Don se van a conocer por casualidad. Tal vez estén a punto de encontrar una nueva esperanza para salir de sus exilios emocionales.
La primera película que dirigió Isabel Coixet se llama "Demasiado viejo para morir joven", es de 1988 y no la he encontrado por ninguna parte (si alguien sabe dónde está, por favor que me lo diga). Curiosamente, y desconozco la razón, no volvió a de ponerse tras la cámara hasta ocho años después, y fue con una producción española rodada en los USA y con actores de los USA, esta excelente "Cosas que nunca te dije". La directora reflexiona sobre el amor, uno de los asuntos básicos de su obra, y trata como tema central los estragos que causa el abandono de la pareja. Tema universal que todos hemos sufrido alguna vez y que siempre estará ahí a lo largo de los siglos. Isabel Coixet narra con cariño, con sencillez, una historia simple (en el mejor de los sentidos) y directa, cotidiana y en la que cualquiera puede verse reflejado. Lili Taylor está maravillosa como la protagonista principal: se ha cambiado de ciudad y ha dejado atrás toda su vida anterior sólo para estar con su pareja... Y cuando uno lo centra todo en una sola persona, se sabe lo que ocurre si esta persona desaparece. "Cosas que nunca te dije" sigue a esta mujer a través del proceso de caída en la depresión y de su posterior lucha por salir de ella y sobrevivir a su exilio emocional. Alrededor de ella se mueven otros personajes que también están de una forma u otra solos y, entre ellos, tal vez podrá estar su próximo interés amoroso. Coixet reflexiona sobre las relaciones sentimentales en general, sobre la soledad en particular, y sobre la búsqueda de esos iguales en la vida de uno que se sabe que existen pero que demasiadas veces no se encuentran con facilidad.
El estilo de "Cosas que nunca te dije" está muy influenciado por ese estilo de "cine independiente" tan propio de los años noventa rápido, fresco, ágil, naif casi, con transiciones señaladas con efectos alternativos. Se va saltando de personaje en personaje a través de pequeños capítulos subtitulados con su nombre y se emplea la grabación en cinta de vídeo (entonces en la ya arcaica cinta de vídeo) como modo de registrar los propios sentimientos y tratar de poner orden en los desbarajustes emocionales. Los diálogos son sencillos pero tienen significados lógicos y que saben llegar al espectador sin dificultad ninguna, y las escenas intimistas y dramáticas están desplegadas y rodadas espléndidamente, con gran capacidad emocional y sin efectismos, sin ñoñerías, sin pretenciosidades poéticas baratas. Isabel Coixet pisaba fuerte con una película interesante y que serviría de semilla para los desarrollos de historias de relaciones personales posteriores que la harían famosa como fue sobre todo "Mi vida sin mi".
Suscribirse a:
Comentarios (Atom)