Porco Rosso
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viernes, 10 de agosto de 2018
LOS INCREÍBLES II de Brad Bird - 2018 - ("The Incredibles II")
Finalmente, el gobierno ha prohibido a los superhéroes y Mr. Increíble, Elastigirl y sus hijos han de actuar, junto su amigo Frozono, en total secretismo para salvar a la ciudad de los diversos villanos que la acechan. La situación es insostenible: pasan necesidades económicas y para colmo no son valorados ni reconocidos. Un día, alguien aparece... Alguien que tiene algo muy jugoso que ofrecerles para recuperar su prestigio.
Catorce largos años ha tardado en llegar a las salas la secuela de la que me parece una de las mejores y más inteligentes películas del estudio de Pixar, "Los Increíbles". Y la espera ha merecido, y mucho, la pena. En "Los Increíbles II", Brad Bird, uno de los directores más personales y versátiles que ha trabajado para ellos (y fuera de la compañía también -ahí está su obra maestra "El gigante de hierro"-), se redime de la interesante pero ciertamente fallida "Tomorroland", de imagen real, y retorna a su habitual personalidad. ¿Cómo hacer una comedia de aventuras en la que el asunto central sea la familia y no hacer una pastelada demagógica americana de esas tan horrendas a las que estamos tan acostumbrados? Él lo consigue en esta maravillosa secuela que, desde mi punto de vista, mejora a su antecesora. Alterna dos líneas, la de la acción y la de la comedia, que se han solapando con fluidez para desembocar en un final fantástico. Habla una vez más de familia, de relaciones personales, de amor, de amistad, de comprensión, de integridad, de superación (los temas americanitos plastosos de siempre, en definitiva), pero desde una óptica adulta, seria, y sin hipocresías, discursos ni efectismos. También, establece pautas claramente feministas e irónicas pero sin maniqueísmos en la trama y, además, delinea un villano de la función que resulta muy carismático y que tiene sorpresas interesantes. Todo ello dando su lugar a cada personaje, desarrollándolos a todos por igual, dejando que incluso el secundario menos importante tenga su momento para lucirse y hacer su pirueta y equilibrando perfectamente el espacio que necesitan los nuevos y el que reclaman los de la primera entrega.
Por si esto fuera poco, se permite además Brad Bird en "Los Increíbles II", como ya lo hizo en la primera parte, soltar pullitas inteligentes y comentarios elegantes totalmente para adultos y, en este caso concreto, incluso lanzar algún que otro dardo envenenado e irónico a los políticos y a los grandes empresarios. Sobra decir que la animación es una maravilla impecable: todo, desde los caracteres hasta los escenarios. Y que las escenas de acción son absolutamente geniales, cargadas de dinamismo y gracia de principio a fin, y frenéticas. "Los Increíbles II" es cine de animación de altura, como siempre en Pixar, y una secuela que supera lo ya entregado. Vayan a verla al cine: merece la pena cien por cien.
jueves, 14 de diciembre de 2017
COCO de Lee Unkrich y Adrián Molina - 2017 - ("Coco")
Miguel Rivera es un niño apasionado por la música cuyo sueño es ser como Ernesto de la Cruz, su cantante y compositor preferido, una leyenda de la canción mexicana que murió joven aplastado por una campana durante un concierto. Sin embargo, su familia, que se dedica al negocio de los zapatos desde hace generaciones, odia profundamente todo lo que tenga que ver con la música a causa de un trauma del pasado y no está dispuesta a permitirle tocar ni una sola nota. Miguel, sin embargo, va a participar en secreto en el festival de talentos de su pueblo... Y algo maravilloso le va a ocurrir de improviso.
"Coco" es, tal como dicen tantos, una de las mejores películas de Pixar de los últimos tiempos, en los que la compañía animada lo cierto es que, a pesar de habernos dado joyas como "Inside Out" o la para mi muy buena "Buscando a Dory", ha descuidado algo su calidad con inexplicables mediocridades (para su nivel habitual) como "El viaje de Arlo" y con bodriazos para sacar pasta del merchandising como la infame "Cars III", esa cosa horrenda que estrenaron este último verano. "Coco", inspirada en las tradiciones del Día de los Muertos de México, a las que homenajea, contiene la fórmula simple pero a la vez mágica de las películas de Pixar, la que han olvidado ligeramente en los últimos tiempos: una historia muy simple, con un mensaje conservador incluso, pero perfectamente explotada para gustar a todos los públicos y perfectamente desarrollada para enviar su mensaje sin caer en pasteladas y demagogias baratas, algo que ha sido más propio siempre de su "colega" Disney (no siempre, no siempre, es cierto). Si bien es cierto (y a mi me chirría) que el mensaje que transmite "Coco" es excesivamente conservador (desde el punto de vista de que, como "Inside Out", es una apología de la familia biológica y exclusivamente biológica -parece que de verdad Disney haya metido las garras en la producción más de lo que debería-), es cierto también que está expuesto de forma lúcida, sin dar moralinas, y con asuntos que pivotan a su alrededor que están también tratados con destreza y sin efectismos como la honestidad, la rebeldía (el contrapeso al mencionado de la familia biológica), la creación artística, la persecución de los sueños, la muerte, las decepciones vitales, el olvido o el peso del pasado. También es cierto que critica a las familias invasivas que tratan de controlar a sus miembros con tradiciones absurdas y tiránicas que lastran sus ilusiones y carreras. Al César lo que es del César: no todo es conservadurismo.
Todo esto está en la película sazonado con humor, aventuras, una ambientación fantástica, una animación como siempre maravillosa y un drama que sobre todo está tratado con delicadeza y emotividad. "Coco" nos regala algunas de las escenas más preciosas del último cine animado norteamericano, escenas que ponen los pelos de punta y que verdaderamente tocan nuestra sensibilidad sin hacerlo de forma forzada. Es cierto que tiene algún fallo, en especial en lo referente a lagunas de guión y algunas cosas evidentes en su trama que podrían haberse manejado mejor para que la "intriga" fuese algo más afilada. Sin embargo, se le perdona. La última película de Pixar nos devuelve una vez más lo mejor de la compañía. A ver si nos dejamos ya de secuelas de "Cars" hechas como churros para vender mochilas a los niños pequeños y de mediocridades para pasar la gorra y nos centramos más en la animación de calidad.
sábado, 22 de julio de 2017
CARS III de Brian Fee - 2017 - ("Cars III")
Contra todo pronóstico, Rayo McQueen ha sido derrotado en su última carrera por Jackson Storm, un vehículo de una nueva gama que posee una tecnología punta que le hace más rápido y potente que los demás. Los medios de comunicación, por si fuera poco, le han relegado rápidamente al estatus de "vieja gloria" y el público ya piensa que sus mejores días acaban de pasar para siempre. Rayo, sin embargo, no piensa rendirse... Y va a comenzar un nuevo y duro entrenamiento para volver a recuperar el podio de la que es su pasión y su razón para vivir.
Pienso seriamente que Pixar tiene a la saga de "Cars" para vender merchandising y sacar pasta y poco más (bueno, y para producir luego otras películas mejores, no vamos a ser tan mal pensados). Las dos primeras entregas de la hasta ahora trilogía eran claramente más flojas e infantiles que todo lo que la compañía había hecho hasta entonces, y tenían más moralina barata, un humor mucho menos inteligente y adulto y un estilo más naif. "Cars III", orientada a niños más pequeños de la norma y casi nada a los adultos que puedan acompañarles al cine, es la confirmación de todo esto. Ahora ya no hay quien la salve: posiblemente sea, y con diferencia, la película de Pixar más mala (sí, mala) hasta este momento, por encima incluso de cositas más endebles como "El viaje de Arlo", que a mi por lo menos no me convenció demasiado. La historia está manida y es predecible, los personajes antiguos son repetitivos (aunque ahora por lo menos el plasta de Mate no es tan protagonista como en la segunda entrega ni suelta tanto chiste malo por segundo) y los nuevos no dicen absolutamente nada (ni siquiera un villano de la función extremadamente soso), el maniqueísmo está trazado con una línea demasiado gruesa (o hay buenos humildes y solidarios o hay malos gilipollas o egoístas y nada más), las carreras nos las sabemos de memoria, los giros de guión están muy vistos y el desenlace, que sí que tiene un toque algo novedoso, tiene también muchas cosas metidas con calzador (y algunas es que pasan directamente por la cara, vaya). No hay nada en "Cars III" del Pixar que conocemos. Ni ironía, ni drama serio, ni humor inteligente, ni guiños adultos, ni imaginación visual, ni tramas originales y ni siquiera escenas de acción que no sean olvidables. Nada.
Encontramos en esta desafortunada película, ya sí de forma definitiva, una película de Pixar de esas "que parecen de Dreamworks", y encima de las peores de Dreamworks (aunque Dreamworks ha cambiado para mejor en los últimos años, también es cierto). Por primera vez, la compañía de "Toy Story" nos ha entregado una producción que verdaderamente se puede calificar, como he dicho antes, como mala. ¿Que la animación es preciosa? Bueno, eso pasa en todas las producciones de este estudio sin excepción. No la salva de la quema. "Cars III" es un rollazo patatero demasiado infantil y demasiado simplón destinado a sacar pasta pasando la gorra en el cine y en las tiendas de peluches y merchandising. Triste, pero es lo que hay. A pesar de todo, por suerte, la norma de Pixar hasta ahora ha sido otra, y esperemos que esto sólo sea un patón aislado y que se quede en esta saga, que me huele que tendrá cuarta parte.
miércoles, 6 de julio de 2016
BUSCANDO A DORY de Andrew Stanton y Angus MacLane - 2016 - ("Finding Dory")
Un día como otro cualquiera, Dory de repente parece empezar a recordar más de lo esperable: de golpe, parece acordarse de su familia y de retazos de su infancia... Y de los lugares en los que ha vivido. Marlin y Nemo, sus mejores amigos, la acompañan a estos lugares en busca de algún recuerdo que le ayude a encontrar sus raíces. Algo ocurre... Y comienza para ellos otra gran aventura.
"El viaje de Arlo" fue bastante flojita para el cánon al que nos tienen acostumbrados los chicos de Pixar, y esto fue aún más patente además al venir pocos meses después de la maravilla que fue "Inside Out", pero "Buscando a Dory", la secuela de la inolvidable "Buscando a Nemo", nos devuelve lo mejor del estudio de animación este verano. Tal vez esta saga no tenga ninguna de sus dos entregas entre las más perfectas de la compañía, como pueden ser "Los Increíbles", "Ratatouille", "Wall-E", "Up" o la tercera entrega de "Toy Story", pero vuelve a conseguir, una vez más, ese maravilloso punto justo entre filme para niños (para niños serios e inteligentes) y filme para adultos (adultos serios e inteligentes también). Es increíble que Pixar, en casi cada película, sepa transmitir el mismo mensaje con distintas y leves variantes (la importancia de la familia unida en nuestras vidas), sin caer en la ñoñería, en la palabrería barata, en la demagogia o en la apología a priori esperable del Sueño Americano. Sí, otra vez tenemos este asunto como tema central de "Buscando a Dory", pero está expuesto con limpieza, madurez impecable y gran lucidez. Ahora toca pues eso mismo; buscar a Dory, el personaje más hilarante de la saga, y ya por fin profundizamos en su historia y en su pasado. Tenemos aventuras frenéticas, un humor divertidísimo e inteligente, espacio para crítica ecológica y drama perfectamente desplegado y llevado. Escenas de acción fantásticas e imaginativas, gags memorables, personajes henchidos de carisma (todos, tanto los viejos como los debutantes) y momentos dramáticos contenidos, delicados, emotivos, magníficos (es maravilloso el prólogo de la película).
El gran Andrew Stanton, uno de los grandes valores de la compañía (director de "Bichos", "Wall-E" y la primera "Buscando a Nemo" -tuvo por ahí un patinazo con la adaptación con actores reales de "John Carter", pero se le perdona porque es uno y sin demasiada importancia-) vuelve a su saga estrella lleno de fuerza y de ganas de hacer algo bueno y fresco, y lo vuelve a lograr. Le ayuda el co-director Angus McLane. Algo hay especial además en "Buscando a Dory": su mensaje a favor de la familia está ahí, pero lo amplia a la amistad: los amigos también son familia, como se dice durante el metraje, y es una idea abierta, moderna (y más en los USA) y alejada de los tópicos de siempre que cada vez se abre más camino tanto entre nuestra sociedad como en los nuevos filmes comerciales (sin ir más lejos, era incluso el tema central de la última entrega de una saga tan "mainstream" como es la de "The Fast and The Furious").
jueves, 17 de diciembre de 2015
EL VIAJE DE ARLO de Peter Sohn - 2015 - ("The good dinosaur")
Arlo es un diplodocus que vive con su familia en su granja y que es extremadamente cobarde. Todo le da miedo y está acomplejado por no poder colaborar con eficacia en las labores del hogar como sí lo hacen sus otros dos hermanos. Un día, su padre le encarga una misión: alguien o algo les está robando en el granero y Arlo deberá descubrir quién o qué es y darle una lección. Es su oportunidad para demostrarse que es también fuerte y decidido. Sin embargo, las cosas no van a salir como espera...
Ni siquiera los mejores estudios pueden ser siempre perfectos. Muchas veces, cuando un mismo autor o grupo de autores entrega dos o más obras por año, una o algunas de ellas se resienten. Eso le ha pasado este 2015 a Pixar, que en verano nos regaló la maravillosa "Inside Out" y que ahora para Navidad ha estrenado "El viaje de Arlo" (de nuevo traducimos fatal: el filme se llama "The Good Dinosaur"), el debut en la dirección de Peter Sohn, que está muy bien animada pero que es, esencialmente, una película de aventuras olvidable. Las comparaciones son odiosas y a veces es cierto que no deberíamos caer en ellas (y es verdad que "Inside Out" y esta película que comentamos no tienen nada que ver ni en género, ni en objetivo, ni en trama y ni siquiera en estética), pero como hace pocos meses Pixar nos dejó tan buen sabor de boca, pues ahora la cosa se siente bastante falta de alma y de chicha. Pienso que es irremediable. "El viaje de Arlo" nos traslada a unos tiempos prehistóricos en los que los dinosaurios y los humanos comparten mundo y en el que dicho mundo se asemeja bastante a una suerte de western jurásico (la acción se ambienta en el continente norteamericano). Tenemos diplodocus con granjas, tiranosaurios con rebaños de búfalos y pterodáctilos cuatreros entre otras cosas. La idea está bien llevada y el universo de turno bien recreado. Especialmente hay que decir que la animación es una maravilla y, en este caso, los escenarios se llevan la palma del buen hacer. El efecto conseguido en el agua del filme, en todos los lagos, ríos etc. que aparecen en pantalla, es sencillamente soberbio y tiene un nivel de belleza y de realismo fantástico. Sin embargo, la trama es muy normalita. Pero muy, muy normalita. No tiene por qué ser malo, y de hecho el filme entretiene, pero a Pixar no se le pueden pedir a estas alturas cosas simplemente entretenidas.
En "El viaje de Arlo" hay un personaje cobarde que trata de superarse, otro protagonista que está solo en el mundo y que descubre la amistad, un mensaje a favor de la colaboración entre distintas razas, y un viaje lleno de peligros. También hay un toque negro que da su mal rollo y un humor en general efectivo pero que no tiene la ironía del de otras producciones de Pixar. En general, la película es distraída, pero no consigue ese equilibrio que el mejor cine de animación consigue para poder cautivar tanto a niños como a adultos; se decanta mucho más por el público más infantil. Bueno, tiene que haber de todo, dicen algunos. Ok, pero, sin decir que "El viaje de Arlo" es una mala película, sí tengo que reconocer que a mi me ha inspirado poco, bastante poco, y que me parece lo peor de esta gran compañía desde las dos olvidables entregas de "Cars", su saga más floja con diferencia.
viernes, 24 de julio de 2015
INSIDE OUT. DEL REVÉS de Pete Docter y Ronaldo del Carmen - 2015 - ("Inside Out")
Riley es una niña de once años que se ha mudado con su familia desde Minnesota a San Francisco, en donde su padre tiene un nuevo trabajo. Allí, tiene que acostumbrarse a una nueva vida en una nueva ciudad. Su mente, como la de todos los seres, es manejada por cinco emociones: Alegría, Tristeza, Miedo, Asco e Ira. Estas emociones trabajan para que Riley lleve una vida equilibrada. La mudanza, sin embargo, va a ponerlo todo patas arriba dentro de su cabeza y va a enfrentarlos a todos a su primera gran crisis.
Nunca he creído en la supuesta decadencia que algunos le llevan unos años endosando a Pixar porque sí. Si bien es cierto que ha tenido sagas más flojas como la de "Cars" (que desde luego es una saga muy floja, especialmente teniendo en cuenta de la compañía de la que viene), ni "Brave" me pareció fallida (no entiendo por qué le metieron tanta caña a esta película) ni "Monsters University" me pareció horrible (que sí, que es una precuela y no es como la primera parte, pero es dignísima y divertidísima). "Inside Out" se acaba de estrenar y ya forma parte indiscutible de las obras maestras de la compañía: se mete en el podio de los "Toy Story", "Buscando a Nemo", "Ratatouille", "Wall-E" y "Up" por derecho propio y sin problemas. "Inside Out" se acaba de estrenar y es una delicia, uno de los cúlmenes de sus creadores. Es, primero, una fantástica manera de explicarnos cómo funciona la mente humana (a los niños y a los adultos). Es, segundo, un homenaje al poder de la familia y de las relaciones humanas, pero sin discursitos, sin moralinas, sin ñoñería, sin juicios y exaltaciones baratas y sin comentarios referidos a la plasta del Sueño Americano (que suelen venir en esta clase de producciones). Es, tercero, una oda a la imaginación, a la infancia, al poder sanador de los buenos sentimientos y a la comprensión de que la vida es un camino agridulce a veces y que sólo comprendiendo la tristeza podemos abarcar todo lo bueno que tiene y superarnos. Y es, por último, una aventura fantástica, cargada de acción imaginativa, de delirantes y evocadores escenarios, y con una animación que sobra decir que es fascinante.
Pixar se vuelve a superar con "Inside Out" (una vez más. no me gusta la traducción de su título al español -"Del revés" la han llamado aquí-). Todo es una joya, una delicia, y sus personajes son un prodigio de la comprensión de la naturaleza humana: ellos mueven un cerebro, pero sus cerebros también están cargados de ricos matices. Su diseño es genial, además, y sus expresividades y sus conflictos internos representados de forma visual se salen de la pantalla y se comen al espectador. El humor también es marca de la casa: es desternillante, fino, inteligente, con un toque absurdo delicioso y por supuesto lleno de guiños a las personas de todas las edades. Pixar vuelve con esta cinta a las salas por todo lo alto. Y muchos más años que serán regalando estas maravillas, esperemos. No se la pierdan: corran ya al cine. Pero ya.
viernes, 5 de junio de 2015
BRAVE de Brenda Chapman, Steve Purcell y Mark Andrews - 2012 - ("Brave")
Mérida es la joven hija del Rey Fergus y de la Reina Elinor y, aunque se presupone que ha de ser una princesa, no está por la labor de comportarse como tal: es impulsiva, valiente, aventurera y no pasa por las normas sociales estúpidas que su ambiente espera que siga. Sus padres, y en especial su madre, planean sin embargo casarla por la fuerza con alguno de sus tontos pretendientes. Pero Mérida no está dispuesta a pasar por este aro de ninguna de las maneras... Una gran aventura empieza para ella, una aventura en la que muchas cosas van a cambiar.
Brenda Chapman es escritora, guionista, directora y animadora. En el campo de la dirección se ha encargado de "El Príncipe de Egipto" y de "Brave", mientras que ha trabajado para compañías como Disney, Pixar o Dreamworks en numerosas tareas.
Steve Purcell es un animador y autor de cómics famoso por ser el creador de los míticos "Sam & Max", Ha trabajado en numerosos proyectos de animación y en la mencionada "Brave".
Mark Andrews es animador habitual de Pixar y ha dirigido la película "Brave".
El primer cuento de hadas de Pixar es "Brave", una película que fue bastante puteada en su día y que tal vez se haya quedado un poco atrás en lo que maestría se refiere al haber venido seguida de otras tan redondas como "Wall-E", "Up" o "Toy Story III" (cosa que suele pasar, especialmente en compañías o autores que mantienen altas cotas de calidad en sus creaciones) pero que es desde luego una obra excelente le pese a quien le pese y, además, a nivel mensaje es totalmente antimachista y anticlasista. Por medio de la historia de una hija (princesa) que se lleva mal con su madre (reina) y con la que ha de colaborar, se desarrollan unas relaciones personales perfectamente delineadas y desplegadas: todos podemos reconocernos en Mérida y su madre; el conflicto generacional está clavado y las ansias de libertad también. El filme es antimachista y anticlasista porque, primeramente, su protagonista es una mujer que no necesita príncipes que la salven en su vida: se salva ella sola y, además, salva a los demás. Mérida es fuerte, valiente y libre, y tiene sus propias opiniones y no acepta las chorradas del mundo machista y clasista en el que su madre quiere meterla por la fuerza. Esta madre, sin embargo, aprende también de su hija y sus valores cambian gracias a la comprensión de que existen otras formas de ver la vida. Por otra parte, los personajes masculinos mantienen esta línea: aunque en un principio pasan por aros sociales absurdos y estúpidos, también se revelan contra lo que quieren imponerles.
"Brave" es ante todo una película contra el adocenamiento, contra el sentar la cabeza. Muchos de sus detractores argumentan que Pixar se ha vuelto "más Disney" con ella: no pueden estar más rotundamente equivocados. Disney, especialmente en sus inicios, realizaba cuentos de hadas que eran apologías del mencionado "sentar la cabeza". "Brave" es todo lo contrario y, además. ataca frontalmente esta idea. Sobra decir que la animación es impresionante, así como la ambientación de la evocadora Escocia fantástica en la que se ambienta. No se la pierdan.
martes, 31 de marzo de 2015
UP de Pete Docter y Bob Peterson - 2009 - ("Up")
Carl Fredicksen es un viejo viudo, cascarrabias, amargado y antipático que lleva una vida solitaria en su casa de toda la vida, casa que ambiciona comprarle una constructora que quiere levantar allí un gran edificio. Carl está harto de todo, y para colmo cada vez los servicios sociales le presionan más para que viva en una residencia nueva por ser un anciano. Carl va a cansarse de todo esto y va a atar miles y miles de globos a su casa... Y va a empezar la gran aventura de su vida.
"Up", partiendo de una idea extremadamente simple y proponiendo una película de aventuras con tópicos conscientes, delinea una de las historias de amistad, de elogio de la vida simple y de lucha por la libertad y a favor de la naturaleza (madre mía, si es que contiene hasta una crítica social al "boom" inmobiliario y otra al abandono de los ancianos en la gran ciudad) más originales y efectivas de los últimos años. Hoy la crítica me va a salir cortita, pero es que esta película es verdaderamente tan redonda, tan perfecta, tan entrañable y tan adulta (adulta con mayúsculas) que poco más se puede decir de ella. Salvo, claro está, recomendar a quien no la haya visto todavía que corra a verla. Obra maestra absoluta de Pixar. Sin medias tintas.
domingo, 21 de diciembre de 2014
WALL-E de Andrew Stanton - 2008 - ("Wall-E")
Hace siglos que el planeta Tierra yace abandonado y sumido en la contaminación más letal. Los humanos se marcharon y lo dejaron lleno de basura a cargo de los robots Wall.E, que lo limpiarían y lo dejarían reluciente para cuando ellos volviesen. En el año 2700 ningún hombre ha hecho todavía acto de presencia y todos los Wall.E han dejado de funcionar Todos excepto uno de ellos, que sigue limpiando incansable la Tierra y que, con una cucaracha de mascota, se siente terriblemente solo. Su vida va a cambiar cuando un nuevo robot aterrice en el planeta Eva. Wall.E va a descubrir el amor y, también, la aventura.
Sería injusto, que digo injustísimo, decir que Wall.E es el salto definitivo de Pixar hacia la animación de autor, especialmente porque la compañía, desde sus inicios, nos ha regalado maravillas personalísimas que además cumplían con una clara voluntad de alejamiento de los asuntos infantiles y hasta políticamente correctos de los que todavía siguen haciendo gala otras compañías más anquilosadas. Wall.E, sin embargo, y a pesar de todo esto, se configura junto con la posterior y extraordinaria "Up" como la película más madura de Pixar hasta la fecha. Al ritmo de Hello, Dolly, el protagonista que da nombre al filme limpia el planeta Tierra, abandonado hace siglos por los humanos y lleno de basura y de contaminación letal. Con una divertida cucaracha como mascota y única amiga, Wall.E se siente terriblemente solo Hasta que llega un nuevo robot: Eva, con la cual va a vivir la aventura de su vida, aventura que va a salvar a la propia raza humana de un acomodamiento mortal. Andrew Stanton conforma una película que a la par que adorable, emotiva y desternillante se erige como un efectivo retrato distópico de lo que podríamos llegar a ser los seres humanos: unos individuos obesos, vagos, aborregados, hiperconsumistas, ignorantes y esclavos de la tecnología más absurda confinados en grandes naves espaciales de turismo cargadas de lujos pero también heladas e impersonales.
La primera parte del filme es toda una gozada, un homenaje a grandes humoristas de la historia del cine como Charles Chaplin, Buster Keaton o Jacques Tati protagonizado por un robot que busca el amor en un mundo postapocalíptico originalísimo y colosalista. Como si de un filme mudo se tratase, las aventuras de Wall.E transcurren en el puro silencio de las ruinas de la civilización. Su voz y la de Eva es lo único que los espectadores escuchan. Más que suficiente. Stanton dirige con una maestría sin par un romance de ciencia ficción en el que únicamente se pronuncian dos palabras y que viene cargado de antológicas escenas de humor y, también, de desolación romántica. La segunda parte del filme ya es más convencional, pero necesaria: Wall.E y Eva tendrán que ayudar a los seres humanos a volver a la Tierra para repoblarla. El homenaje a 2001. Una odisea del espacio está servido: desde su obesidad mórbida, el capitán de la nave, tras pasar toda su vida echado en un sillón flotante, ha de levantarse de nuevo como el primer simio agarró su hueso a ritmo de la mítica banda sonora del clásico de Stanley Kubrick (es esta la escena más delirante y a la vez lúcida y genial de la película que nos ocupa). Wall.E es la mejor película de Pixar hasta la fecha junto con "Up", como he mencionado; una obra maestra de la animación que desde una perspectiva madura muestra un futuro terrible y, además, una maravillosa historia de amor, de amistad y de esperanza.
sábado, 23 de agosto de 2014
RATATOUILLE de Brad Bird - 2007 - ("Ratatouille")
A pesar de la oposición de su familia, la rata Remy sueña con ser un gran chef: adora la buena comida y adora cocinar y experimentar con los alimentos que caen en sus zarpas. El destino hace que Remy acabe en París y justo en el subsuelo del restaurante del mundialmente famoso cocinero Auguste Gusteau. Allí, va a intentar dar rienda suelta a su sueño... Con ayuda de un humano llamado Alfredo Linguini que es por desgracia... El peor chef de toda la historia.
Después de la primera y flojita "Cars", Pixar se recuperaba totalmente con una batería de películas absolutamente imprescindible: hasta la llegada de la secuela de esta película, la también floja "Cars II", en 2011, la compañía produjo nada más y nada menos que cuatro otras maestras seguidas; "Ratatouille", "Wall-E", "Up" y "Toy Story III". Ahi es nada. "Ratatouille" es una de las mejores películas de toda la historia de Pixar, una de esas películas de animación en las que el manido "es para niños y para adultos" cobra su sentido más absoluto. Porque tenemos lo de siempre, lo esperable (una historia de amistad y otra de amor aderezadas con la clásica trama de la superación personal y de la lucha por un sueño) pero realizado de una forma absolutamente soberbia. Y es que se nota que el director es quien es. Brad Bird ya había dejado a todos con la boca abierta con sus dos filmes anteriores, el precioso "El gigante de hierro" y la absolutamente genial (ya en el seno de Pixar) "Los Increíbles", que es otra de las películas básicas del estudio de animación.
"Ratatouille" trata numerosos asuntos: el amor, la amistad, la convivencia y la fraternidad en la diferencia, el buen trato a los animales, la persecución de los sueños. Son los temas habituales de Pixar. Sin embargo, la cinta también trata otro que la hace única: es una crítica a "los críticos". Ya sea culinarios, ya sea artísticos, ya sea vitales. La aventura de esta rata y su amigo humano es una invitación al reconocimiento de los errores propios, de que nadie es perfecto y de que la labor del crítico (extrapolable a cualquier ámbito) es la más fácil de todas porque no arriesga nada y no realiza ningún trabajo salvo el de juzgar a los demás (y además suele tener un beneplácito público en muchos casos aceptado porque sí).
El diálogo final de Anton Ego ("villano" absolutamente fascinante y personaje genial donde los haya) es una obra maestra en sí; pone los pelos de punta con su lucidez y clarividencia y hace pensar (en especial a los adultos) sobre nuestra muchas veces inconsciente pero probada altanería a la hora de tratar a los demás. Insisto: no hablamos de cocina y de platos; no, hablamos de simple modo de vida. "Ratatouille" tiene un mensaje que toca a todos los palos. Sobra decir que la animación es genial y que los escenarios, que recrean un París romántico mágico, son una delicia. Sobra igualmente decir que el humor, inteligente y adulto, marca de la casa, es otra delicia (valga la redundancia). "Ratatouille" es una de las más grandes obras maestras del cine de animación de los últimos años.
viernes, 25 de abril de 2014
CARS II de John Lasseter y Brad Lewis - 2011 - ("Cars II")
Rayo McQueen y Mate viajan a Tokyo para competir en el Campeonato Mundial de carreras, que les va a llevar por diversos circuitos de todo el planeta. Algo, sin embargo, no funciona bien... Mate va a ser testigo de una terrible conspiración internacional y se va a ver obligado a colaborar con nada más y nada menos que aguerridos espías que pretenden desbaratarla. La aventura más peligrosa para Rayo y sus amigos está a punto de comenzar.
Ayer ya hablé de lo que ocurre con "Cars" y lo mismo se puede decir de "Cars II", que se estrenó en 2011 justo después de "Ratatouille", "Wall-E", "Up" y "Toy Story III". Ahí es nada. Y es completamente normal por otra parte lo que le pasa a esta saga de Pixar: cuando un estudio presenta obra maestra casi tras obra maestra... Sus producciones más nornalitas despuntan... Para mal. "Cars II", de nuevo dirigida por John Lasseter (le acompaña ahora también el animador Brad Lewis), parece de nuevo más una película de Dreamworks de que Pixar. Visualmente es impecable y maravillosa, y, más orientada a la acción que la primera parte, presenta unas escenas dinámicas, imaginativas y espectaculares de este tipo. Sin embargo, como en la primera parte también, el humor inteligente marca de la casa se ha resentido e infantilizado, los personajes han perdido personalidad (se ve claramente el intento fallido de convertir a Mate en un icono de Pixar -fallido, como he dicho, porque aquí incluso el carácter tiene poca gracia y es hasta pesado-) y el mensaje se ha simplificado a favor de una historia más de buenos contra malos con la moralina de siempre (pero con menos gracia y más evidente) sobre la amistad, la fraternidad o el valor de la humildad.
Ni el hecho de que sea "Cars II" una parodia de los filmes de espionaje clásicos (concretamente de los de James Bond) llena de homenajes y guiños ayuda a que el conjunto alcance brillantez. No lo hace igualmente el contar con unos personajes nuevos bastante sosos y predecibles que no aportan demasiado ni complementan a los ya clásicos, que se limitan a repetir sus papeles sin novedades. No es una mala película esta "Cars II" tampoco. Su antecesora tampoco lo era, valga la redundancia. Pero no deja de ser un espectáculo de animación preciosa pero simplemente distraído. Y a Pixar ese "simplemente distraído" no le hace bien a estas alturas. Lo dicho; parece ésta película una película de Dreamworks (del Dreamworks más mediocre). Suena a tópico, pero es cierto.
jueves, 24 de abril de 2014
CARS de John Lasseter - 2006 - ("Cars")
Rayo McQueen es uno de los mejores coches de carreras del mundo. Orgulloso, creído de sí mismo y deseoso de alcanzar la gloria a toda costa, se dirige con su trailer a la final de la Copa Pistón, que se celebrará en Los Angeles y en la que está seguro de que destrozará a sus rivales. Sin embargo, un pequeño accidente le va a hacer tomar un desvío hacia Radiator Springs, un pueblo de mala muerte del desierto olvidado y sumido en la decadencia. Allí, Rayo McQueen va a aprender a su pesar una lección que le va a cambiar la vida...
Cuando tienes a tus espaldas obras maestras como "Toy Story", "Monstruos S.A.", "Buscando a Nemo" o "Los Increíbles", es normal que cuando haces una película "más normalita" (que para colmo sería sucedida en años siguientes por otras obras maestras como "Ratatouille", "Wall-E" o "Up") las comparaciones sean odiosas. Las saga de "Cars" (habría otra entrega en 2011) es de lo más flojito que ha hecho hasta ahora la compañía Pixar. No porque sea mala, que no lo es, sino porque inexplicablemente destina más moralina de lo habitual, porque trilla conceptos más vistos ya que las orejas de Mickey Mouse y porque no presenta nada nuevo en líneas generales. Se dice mucho, y con bastante razón, que compañías como Dreamworks son el "reverso cutre" de Pixar (aunque lo cierto es que desde hace unos cuantos años Dreamworks se ha puesto las pilas y ha logrado salir del humor clónico de la excelente aunque explotada hasta la saciedad "Shrek" y está entregando películas cada vez más adultas). Pues bien, a "Cars" y a "Cars II" les ocurre lo siguiente: parecen más una película de Dreamworks que de Pixar. Y eso que John Lasseter está directamente detrás de la dirección de ambas.
"Cars" presenta, una vez más, un universo esplendorosamente animado con personajes con personalidad y basado, esta vez, en una sociedad donde todos sus integrantes son coches. Los escenarios son preciosos, la animación maravillosa, los detalles fabulosos y cuidados hasta el mimo. Sin embargo, la trama no innova absolutamente nada y volvemos a tener una historia de amistad en la que la humildad gana a la soberbia y que presenta el clásico mensaje de hermanamiento entre todos los seres. Que sí, que eso pasa en todas las películas de Pixar, de Disney, de Dreamworks y hasta del Estudio Ghibli. Pero aquí la moralina se pasa un poco de rosca (hay lecciones sin parar) y, además, el humor inteligente marca de la casa, aunque está presente (y hay gags buenos, por supuesto), pierde fuelle e inventiva en favor de una historia más simplona en todos los aspectos. No hay discursos vergonzantes, desde luego, y como película de acción y aventuras "Cars" cumple de sobra (tiene momentos muy conseguidos, como siempre). Sin embargo, para ser de Pixar... Es floja y, desde luego, la más olvidable de toda su filmografía junto a su secuela.
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