Porco Rosso
Mostrando entradas con la etiqueta Rocky. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Rocky. Mostrar todas las entradas
jueves, 7 de febrero de 2019
CREED II. LA LEYENDA DE ROCKY de Steven Caple Jr. - 2018 - ("Creed II")
Adonis Creed, como antes hicieron su padre y su entrenador y amigo Rocky, ha llegado a la cima de su disciplina. Sin embargo, un viejo rival de su familia ha vuelto: Iván Drago, el hombre que mató a Apollo. Y ha vuelto con su hijo, Viktor, para que éste le rete a un combate que será la sensación de la historia del boxeo. Adonis se plantea qué hacer. Rocky le recomienda no aceptar el reto. Pero algo se agita en el interior de su discípulo...
Steven Caple Jr. ha dirigido hasta la fecha dos películas: el drama del mundo de los skaters "The Land" y la secuela comentada hoy, "Creed II. La Leyenda de Rocky".
"Creed II" es puro "fanservice": ¿que la gente quería volver a ver a Rocky darse de ostias con Ivan Drago, su peor rival y el que mató a su mejor amigo? Pues adelante. Aunque los dos están ya mayores para pelear... ¡No hay problema! Enfrentamos a Creed, el hijo de Apollo, contra el hijo de Drago, y asunto solucionado. No me parece mal: la comercialidad no me parece mal, ni siquiera cuando es extrema y descarada. Y esta segunda parte de las aventuras de Creed no es una mala película, pero también se la podían haber currado un poquito más: llevamos décadas esperando esto, y, por desgracia, ni Drago ni su hijo están desarrollados: prácticamente nada. Y la película tiene una parte central en la que pierde el ritmo y se hace pesada. El resto, es lo que se imaginan: un calco. Otro. Pero ya les digo que "Creed II" no es mala tampoco. No lo es: entretiene, y tiene momentos muy bien rodados, y una cierta historia de amargura en sus cuatro protagonistas que deja un poso agridulce y nada maniqueo, lo cual es muy de agradecer (y, lo más importante, pone un poco de orden en el desastre que fue "Rocky IV", la peor de toda la saga pero, curiosamente, la más mítica y conocida junto con la primera de sus partes). En fin, esta película es un regalo para los fans, nada más. Podría haber sido un horror, y no lo es, pero también podría haber sido un retorno espectacular, y tampoco lo es. Tan digna como olvidable. Es una pena que no se curren estos productos, aunque sean, como he dicho, puro "fanservice".
viernes, 5 de febrero de 2016
CREED. LA LEYENDA DE ROCKY de Ryan Coogler - 2015 - ("Creed")
Adonis Johnson, hijo del mítico boxeador Apollo Creed, nunca llegó a conocer a su padre y vive con su madre en Los Angeles de un trabajo de oficina que no le llena en absoluto. En su tiempo libre boxea y entrena: lo hace sin parar y es lo único que le gusta hacer. Un día, decide dejarlo todo y marcharse a Philadelphia en busca de la única persona que puede entrenarle y hacerle ser un gran boxeador... El viejo campeón Rocky Balboa, que fue el mejor amigo de su padre y el único rival que pudo hacerle sombra alguna vez.
Ryan Coogler ha dirigido hasta ahora el drama "Fruitvale Station" y la secuela "Creed". Prepara al parecer el filme de superhéroes de Marvel "Pantera Negra".
Se la ha vendido como un spin-off de Rocky Balboa y la han acusado de ser una "Rocky VII encubierta" y hasta de ser un "remake encubierto" de la primera de todas las "Rockys". Para mi, a todos los efectos, es esta "Creed" (subtitulada en España "La leyenda de Rocky", vaya a ser que alguien se pierda, madre mía), un "Rocky VII" a todos los efectos. Lo cual tampoco es malo necesariamente. La película narra como el hijo del mítico Apollo Creed quiere ser un gran boxeador como su padre y cómo va en busca del mencionado Rocky, que fue su mejor amigo, para que le entrene y le enseñe sus secretos. Sí, todo es predecible. Es cierto. La película se la sabe uno de memoria nada más empezarla. Incluso la cierta vuelta de tuerca que tiene su desenlace es esperable. Sin embargo, pues hay que decir que está muy bien hecha, sí, desde luego. Para algunos no será suficiente, pero para otros si lo es. Para mi lo es, desde luego, y más teniendo en cuenta que hablamos de una séptima parte (séptima, se dice pronto), de una saga interminable de los años ochenta que resucitó con apreciable salud en 2006 con la tardía pero pienso que notable "Rocky Balboa". Los personajes cumplen y tienen carisma, tanto los nuevos (Adonis Creed no es un pastiche de su padre, lo cual es digno de reseñar) como los de siempre (Rocky sigue henchido de personalidad y gracia), mientras que la historia principal es coherente y juega perfectamente con las referencias a las anteriores entregas y también con los homenajes. La trama de amor no resulta pastelosa ni tampoco forzada y cumple perfectamente su función y el humor que desprende el conjunto funciona de sobra. Hay, además, momentos verdaderamente bien rodados por Ryan Coogler, el director de la obra, especialmente varios de los intercambios de golpes del combate final. En fin, "Creed. La leyenda de Rocky" es una película muy digna que no decepcionará a nadie, ni siquiera a los fans más puristas de la saga. Recomendable si se sabe lo que uno va a ver.
sábado, 12 de mayo de 2012
ROCKY BALBOA de Sylvester Stallone – 2006 – (“Rocky Balboa”)
Cuando todos dábamos la irregular e interminable saga de Rocky por finalizada (y desde hace mucho tiempo), apareció en las salas “Rocky Balboa”, su sexta entrega, anunciando una época para el Hollywood falto de ideas de nuestros días en la que todavía estamos inmersos: la de las nuevas entregas de viejas sagas, que todavía y durante muchos años van a llenar las carteleras junto a los tristes remakes o reinicios indiscriminados de clásicos y de películas de culto modernas. Sylvester Stallone nunca se quedó contento con la manera en la que dejó su creación en la digna y olvidada “Rocky V”. Por eso “Rocky Balboa”, a pesar de ser una película destinada, tal vez, a dar el pistoletazo de salida a esta nueva fiebre de revivir sagas míticas, es también una película con un resultado más que digno, especialmente si se tiene en cuenta que es una sexta parte (y la gran mayoría de las sagas que llegan a una sexta parte no llegan a ellas nada bien paradas). “Rocky Balboa” confirma plenamente la vuelta del potro italiano a sus inicios, al primer “Rocky”, vuelta que ya se operó en la anterior entrega. Stallone pone, después de veinte años sin colocarse tras una cámara, toda la carne en el asador para cerrar la vida de su personaje más querido junto a John Rambo (al que da vida él mismo, como no) por medio de la historia crepuscular de un perdedor que, una vez más, vuelve a obtener una victoria “moral” que le confirma como el campeón que fue y que todavía es a su modo.
Rocky Balboa es ahora un viejo que regenta un restaurante en su barrio de toda la vida, al que volvió tras arruinarse en la quinta entrega. Lleva muchos años sin boxear y su mujer, Adrian, ha muerto. Su vida se mueve en una eterna melancolía, al igual que la de su cuñado Paulie y la de su hijo, un empleado de una empresa de prestigio que no sabe muy bien lo que hacer con su futuro. Todo cambia, al igual que en “Rocky”, casi por casualidad. El mundo del boxeo no anda demasiado bien desde que luchadores como él y su amigo Apollo Creed desaparecieron, y el nuevo campeón, Mason “The Line” Dixon (el boxeador real Antonio Tarver, campeón de semipesados), no es tomado en serio por un público que considera que sus combates no tienen emoción porque no tiene ningún rival digno. Cuando en la televisión muestren un combate ficticio entre él y Balboa y él salga perdiendo, su vida adquirirá un nuevo rumbo: ganar a Rocky, que, por sí mismo y por la memoria de su mujer, accederá a enfrentarse a él.
Lo más acertado de “Rocky Balboa” tal vez sea el hecho de que este combate no es el centro del filme, sino más bien una excusa para desarrollar al personaje como no lo habían desarrollado desde su primera aventura. La muerte de Adrian es todo un acierto que imprime a la historia un acertadísimo tono melancólico, al igual que la relación distante que el viejo boxeador tiene con su hijo y el idilio romántico que se deja entrever entre éste y Marie, una mujer de mediana edad que, al igual que él, es otra perdedora pateada por la vida. Stallone explota de manera admirable los sentimientos que el personaje desprende para enganchar al público con una historia extremadamente simple y sencilla pero muy efectiva. La forma que tiene Rocky de encauzar su vida es el combate, eso para lo que ha vivido (aparte de para su familia), combate que está rodado con un gran realismo y en el que el potro italiano vuelve a demostrar que sigue golpeando muy duro y con una gran dignidad. El desenlace está resuelto con una limpieza sin par que se aleja de todos los tópicos que se esperaban. “Rocky Balboa” es un digno colofón a una saga que se perdió por culpa de varias malas secuelas. Habría cambiado mucho todo si “Rocky Balboa” hubiera sido “Rocky III” o “Rocky IV”.
viernes, 11 de mayo de 2012
ROCKY V de John G.Avildsen – 1990 – (“Rocky V”)
A causa de la pésima gestión de su cuñado Paulie, Rocky y Adrian pierden toda su fortuna y se ven obligados a volver a su viejo barrio y a sus viejas vidas. Por si fuera poco, y por desgracia, Rocky no puede ya luchar para ganar dinero porque el combate contra Iván Drago le dejó sin capacidad para recibir golpes duros. Ahora, para vivir, piensa regentar el antiguo gimnasio de Mickey, su querido entrenador. Allí, va a adiestrar a su primer discípulo, un joven prometedor llamado Tommy Gunn que, gracias a él, asciende en el mundo del boxeo y llega a ser un gran campeón. Sin embargo, Tommy ambiciona en secreto algo más… Enfrentarse a su maestro y vencerle sólo por ambición y prepotencia... Algo que Rocky no va a permitir.
La que es la mejor entrega de las cinco primeras aventuras de Rocky Balboa desde la primera de ellas , “Rocky V”, es también la más injustamente olvidada, la que menos recaudó en las taquillas y la que, hasta 2006, dejó cerrada la saga. Después del enorme éxito de la horripilante “Rocky IV”, se optó por seguir exprimiendo al personaje, que ya hasta para muchos de sus fans estaba empezando a agotarse. Stallone cedió la dirección a John G. Avildsen, el director de la primera parte, aunque siguió implicadísimo en el proyecto desde la interpretación y el guión e, incluso, creo que intentó devolverle a su creación aquella calidad que había perdido. Por culpa del insoportable Paulie, Rocky y su familia lo pierden absolutamente todo y han de volver a su viejo barrio, a su vieja vida de mediocridad, ya que, por si fuera poco, el gran boxeador, tras su brutal combate contra Iván Drago, no puede volver a pelear para ganar dinero porque su cuerpo ya no podría resistir ciertos golpes duros. La película, envuelta en un aura de decepción y de tristeza, nos devuelve al primer Rocky, al perdedor sumido en una vida anodina (aquí con doble carga dramática al tratarse de un campeón del boxeo caído en desgracia) que, a pesar de todo, se mantiene íntegro contra todas las adversidades y acaba venciendo “moralmente” y demostrando a todos y a sí mismo que sigue siendo el luchador más fuerte.
La historia desarrolla la relación de Rocky, que para vivir toma el viejo gimnasio que regentaba su entrenador Mickey, con su hijo, al que descuida, y con Tommy Gunn, una joven promesa del boxeo a la que entrena (al que da vida de manera solvente Tommy Morrison, un gran boxeador en la vida real). La primera de ellas, la relación con el hijo, está muy bien tratada, mientras que la segunda se resiente un poco aunque no por ello deja de ser interesante. Tommy es un joven ambicioso y sediento de gloria que utiliza a Rocky para aprender todo lo que puede de él y que, posteriormente, le abandona para competir en los grandes campeonatos de la mano de un empresario manipulador que le da y le promete todo tipo de riquezas. Este abandono sirve a Rocky para volver a prestar atención a su hijo, al que había dado de lado injustamente a favor de su discípulo. Sin embargo, le espera un último combate (último hasta la aparición de “Rocky Balboa”) contra este mismo discípulo, que, aunque triunfa en el mundo del boxeo, va a buscar a su maestro para desafiarle, ya que nadie le toma en serio y siempre lo ven como su sombra. Este combate final, en plena calle de los suburbios, es uno de los mejores de toda la saga. Rocky vuelve a adquirir todo el halo trágico que tenía en su primera aventura y demuestra que es el mejor en estas calles destrozando de manera fulminante a Tommy Gunn. La película falla un poco precisamente en la relación entre ambos combatientes, una relación de maestro y alumno nada aprovechada básicamente porque Gunn da a la mitad del metraje un cambio radical y muy forzado hacia la perdición y porque no llega a tender lazos afectivos completos con su entrenador. A pesar de este hecho, “Rocky V” es la entrega más digna desde “Rocky” y la que presenta a los personajes y sus conflictos mejor desarrollados.
Ya lo han dicho muchas veces: si “Rocky V” hubiera sido “Rocky III” o, por lo menos, “Rocky IV”, la saga habría cambiado. Por desgracia, esta quinta parte fue la más incomprendida de todas y muchos fans la odiaron por devolver al personaje a sus orígenes y a su primer concepto. Como dije, fue la que menos recaudó de las cinco primeras entregas, lo que propicio que se paralizase la saga al considerar que ya no tenía nada que aportar. Dieciséis años después, cuando nadie lo esperaba, Sylvester Stallone traería de vuelta su mito en “Rocky Balboa”.
jueves, 10 de mayo de 2012
ROCKY IV de Sylvester Stallone – 1985 – (“Rocky IV”)
Un nuevo boxeador venido desde la Unión Soviética ha hecho acto de presencia. Se llama Iván Drago, y es una máquina de luchar perfecta y brutal. Apollo Creed, el amigo y viejo rival de Rocky Balboa, lo desafía en un gran combate en el que pretende demostrar al mundo y a sí mismo que todavía es uno de los mejores. Pero la tragedia se desata inesperadamente: Iván Drago le da una paliza tan inmisericorde que acaba matándolo. Rocky, en su memoria, decide enfrentarse a él… En su propia tierra, Rusia.
Tres años después de “Rocky III” llega a las salas “Rocky IV”, la entrega más publicitada y taquillera de toda la saga y, sin ninguna duda, también la peor con diferencia. “Rocky IV” es una de las películas patrioteras más ridículas y despreciables de toda la historia del cine. Su estructura interna es extremadamente simple y lineal: Rocky y Apollo están pensando en retirarse porque su tiempo como grandes boxeadores está a punto de terminar. Sin embargo, Apollo se resiste a ello y se enfrenta a Iván Drago, un brutal y despiadado combatiente ruso que le asesina a golpes, personaje al que da vida Dolph Lundgren, mediocre y “mítico” actorcillo de los ochenta y principios de los noventa que iba a hacerse brevemente famoso con películas como la que comento, “Masters del Universo” o “Soldado Universal”, para verse finalmente relegado a productos nefastos de bajo presupuesto (ahora ha vuelto al ruedo tímidamente con la saga del propio Stallone "Los mercenarios"). Tras la traumática muerte de su amigo y rival, Rocky decide desafiar a Drago por su memoria y por sí mismo. Y por supuesto, tras un durísimo entrenamiento en las heladas profundidades de Rusia, le gana. Con este argumento, la película podría haber sido como “Rocky III”, una cinta que no sale de mediocre pero que tampoco deja de divertir (de hecho, “Rocky IV” es básicamente distraída y amena). Pero no, va más allá, mucho más allá (para peor, claro).
miércoles, 9 de mayo de 2012
ROCKY III de Sylvester Stallone – 1981 – (“Rocky III”)
Rocky Balboa ha llegado a ser un gran y famoso boxeador. Imbatido desde su victoria sobre Apollo Creed, está preocupado porque ve cercana su hora de retirarse. Pasan los combates y no encuentra a ningún rival que le ponga en verdaderos apuros. Por suerte y por desgracia para él, este rival aparece: se llama Clubber Lang, y con su brutal forma de combatir, le destroza en el ring y le arrebata su título. Rocky pierde además a Mickey, su entrenador y amigo, que muere dejándole solo. Sin embargo, no piensa rendirse. Va a comenzar un nuevo y durísimo entrenamiento para derrotar a Lang. Y su entrenador va a ser ahora su viejo rival, Apollo.
Dos años después del gran éxito de “Rocky II” llega a las salas “Rocky III”, confirmando la rentabilidad de las aventuras del personaje y también la tendencia a la baja en el aspecto de la calidad de estas aventuras. Stallone repite en la dirección para contar cómo Rocky, ya famoso y pensando con tristeza en retirarse tras llegar a lo que él cree que es la cúspide de su carrera, es inesperadamente destrozado en el ring por Clubber Lang, un brutal boxeador que le arrebata el título de campeón. Esto origina que Rocky se plantee si es tan bueno como cree, ya que descubre, a partir de esta derrota, que sus combates han estado programados para enfrentarle a luchadores muy buenos pero que no son los mejores. Por si esto no fuera poco, su entrenador y gran amigo Mickey, muere (una de las mejores escenas de la película –aunque poco más tiene-). Rocky ha de demostrar a los demás y sobre todo ha de demostrarse a sí mismo que es merecedor del título que ha llevado consigo tanto tiempo. Para recuperarlo, tendrá que someterse a un duro entrenamiento… Que le descubrirá su antiguo rival, Apollo Creed, lo que propiciará que surja una fuerte amistad entre ambos, aunque la rivalidad no desaparezca nunca.
La película es lineal y predecible en todo momento, aunque es distraída y, por lo menos, no es un calco de la primera parte como en mi opinión lo es “Rocky II”. Alterna momentos divertidos, como la lucha en tono paródico contra Hulk Hogan, que se interpreta a sí mismo prácticamente (y que a partir de esta interpretación, aunque ya era bastante conocido en el mundo de la lucha libre, alcanzó la gran fama) con otros bastante ridículos, como el desafío de Clubber a Rocky en la escalera frente a su estatua (con unos diálogos horrendos sobre hombría machista rancia). Los personajes son más planos que en las dos anteriores entregas (salvo el de Mickey y el de Apollo) y repiten sus roles sin aportar mucho nuevo, aunque el brutal rival de Rocky, interpretado con solvencia (tampoco tiene mucho que interpretar) por Mr. T. (que en breve iba a hacerse famosísimo al ser uno de los cuatro protagonistas de la mítica serie de televisión “El equipo A”), tiene un gran carisma. La hoy nostálgica banda sonora incluye un tema mítico de la década de los ochenta: “Eye of the Tiger”, del grupo Survivor. “Rocky III” es una película que no sale de mediocre pero que cumple su función de divertir. Fue otro gran éxito de taquilla que propició una patriotera cuarta parte, la peor entrega de toda la saga con diferencia aunque la más taquillera de todas.
martes, 8 de mayo de 2012
ROCKY II de Sylvester Stallone – 1979 – (“Rocky II”)
Después de haberse enfrentado al gran campeón Apollo Creed y haber perdido por muy poco contra él, Rocky Balboa se ha convertido en una figura de éxito. Sin embargo, no parece estar hecho para el mundo de la fama. A causa de su bondad, sinceridad e ingenuidad, no llega a cuajar como producto publicitario y vuelve a verse en la mediocridad de su vida anterior y de nuevo en apuros económicos. Por ello, y para asegurarle un futuro a Adrian, con la que se ha casado, acepta enfrentarse otra vez a Apollo, que está sediento de revancha. Eso sí, esta vez Rocky piensa tumbarle de verdad.
Como director, Sylvester Stallone se ha encargado del drama "La cocina del infierno", de la segunda, tercera, cuarta y sexta entrega de su saga mítica "Rocky", de la segunda entrega de "Fiebre del sábado noche", "Stayin Alive" (muy mala película); de la cuarta entrega de las aventuras de John Rambo ("John Rambo") y de su divertidísimo filme de acción homenaje-paródico "Los mercenarios".
Tras el brutal taquillazo que supuso “Rocky” era de esperar que una secuela hiciese pronto acto de presencia. Lo hizo tres años después, y vino de nuevo escrita y protagonizada por Sylvester Stallone, que, además, optó por dirigirla, como haría con las otras dos siguientes a ésta y con la sexta parte, “Rocky Balboa”. La película confirmó el éxito del personaje y propició que se rodasen todas las demás entregas sobre sus combates. “Rocky” iba a ser una de las sagas comerciales más largas de la historia (y una de las que más decayó con cada entrega -bueno, en esto no es la única- aunque alzase algo el vuelo en las últimas). Muy poco o casi nada hay que decir de “Rocky II”. No sé si es verdad eso de que es en realidad el desenlace alternativo de su antecesora ampliado a una película independiente, pero desde luego lo parece (si alguien lo sabe que me lo diga, por favor). En “Rocky II”, el boxeador italo-americano de los suburbios se convierte en un “campeón del pueblo” después de resistir todo el combate contra Apollo Creed, y, tras pasar un brevísimo tiempo como figura de éxito, vuelve a caer en la pobreza y en la mediocridad por su bondad, su sinceridad y su inocencia, no aptas para el cruel mundo de la publicidad y de la fama, que intenta exprimirle a fondo mientras está en lo más alto. La oportunidad de volver a alcanzar su perdido estatus de estrella le llega de nuevo en forma de un segundo combate contra Apollo, indignado porque casi perdió contra Rocky y, además, porque su popularidad ha decrecido considerablemente por ello. Balboa, después de dar muchas vueltas y de verse en una mala situación económica que puede acabar con su matrimonio, se enfrenta a él. Y sí, esta vez le gana y se hace con el título de campeón. Y fin de la película.
“Rocky II” no es más que un calco absoluto de “Rocky” con un final distinto en el que el “triunfo moral” se sustituye por el “triunfo material”. Por si fuera poco, ya no sorprende en absoluto, porque todos los personajes y todas las situaciones están explotadas. “Rocky II” deja un regusto a algo ya visto y es una de las segundas partes menos originales de la historia (y miren que hay segundas partes pésimas). Es distraída, sí, y se pasa muy rápido, pero no es excusa para que sea este calco. Es a partir de aquí cuando la saga empieza a caer en el vacío irremediablemente. Eso sí, repito que “Rocky V” presentaba apuntes interesantes (aunque era un filme fallido) y que “Rocky Balboa” me parece una entrega muy digna.
lunes, 7 de mayo de 2012
ROCKY de John G. Avildsen – 1976 – (“Rocky”)
Rocky Balboa es un joven mediocre de Philadelphia que trabaja, por necesidad, como matón de poca monta. Está enamorado de Adrian, la hermana de su amigo Paulie, dependienta de una tienda de animales que tiene problemas para relacionarse con los demás debido a sus complejos y a su extrema timidez. La vida de Rocky transcurre aburrida y sin oportunidades entre trabajillos mal pagados y paseos sin sentido por su barrio. Sin embargo, algo está a punto de cambiar su suerte… Por una casualidad del destino, le van a dar la oportunidad de desarrollar su valía para el boxeo, aún en bruto, permitiéndole enfrentarse a Apollo Creed, el gran campeón del momento, en un combate televisado.
John G. Avildsen es un director de cine familiar convencional y mediocre en líneas generales que ha tratado un amplio abanico de géneros: cine de acción, comedia, drama deportivo, artes marciales, drama, thriller… Al parecer, su carrera no empezó mal del todo. Tras pasar una época dirigiendo películas pornográficas, rodó “Salvad al tigre”, el drama de un hombre en crisis; la muy buena “Rocky” y el thriller sobre el nazismo “La fórmula”. Su carrera cae vertiginosamente con sus siguientes películas, que funcionaron mejor o peor en la taquilla y que presentan acabados simplemente aceptables a veces y despreciables en bastantes ocasiones: “Mis locos vecinos”, “A night in heaven”, “Karate Kid”, “Karate Kid II”, “Karate Kid III. El desafío final”, “Escuela de jóvenes rebeldes”, “Rocky V”, “Fuerza de uno”, “8 segundos” y “Van Damne’s Inferno”.
La década de los setenta fue en los USA la década del desencanto, de la caída y del desprestigio del sueño americano y, también, la década de la violencia. Se notó en la música, en la literatura, en todas las artes. En el cine no fue menos. Llegaron algunas de las obras más polémicas, brutales y negras de su historia y una nueva visión de la mencionada violencia, símbolo de este desencanto, inundó las pantallas junto a muchos asuntos que dejaron de tratarse de manera velada. Muchísimas películas se hacen eco de este ambiente de desilusión, de hastío vital y social, de asco y de locura. Algunas son de directores jóvenes y entonces airados, ansiosos de romper con todo (Scorsese, Coppola, Schrader, De Palma, Ashby…). Otras son de viejos rebeldes como John Huston, siempre al pie del cañón. “Taxi Driver”, “El padrino”, “Blue collar”, “Saludos”, “¡Hola, mamá!”, “El regreso”, “Fat city”… Hay, sin embargo, en esta época, otra tendencia a la hora de hacer cine que puede encuadrarse dentro de este mismo grupo, la que también refleja este mundo de violencia y de perdedores pero desde un prisma más optimista, abierto a la esperanza por lo menos. Es una tendencia que presenta una variante del sueño americano que sigue triunfando: el triunfo moral, que se posiciona en contra del triunfo material. En esta línea es donde encuadramos películas como “Fiebre del sábado noche” o “Rocky”, un genial drama sobre perdedores que se superan a sí mismos que ha sido bastante desvirtuado por culpa de una interminable cadena de innecesarias secuelas a cada cual más terrible (aunque en mi opinión las dos últimas se salvan “algo”).
Sylvester Stallone, nacido en una familia con problemas, comenzó su carrera como actor con muy poca fortuna haciendo pequeñísimos papeles en películas como “Bananas” de Woody Allen y participando en cintas pornográficas. Enviaba guiones a productoras de manera incansable que nunca le aceptaban. La historia de “Rocky” la escribió basándose en un hecho real: el combate entre el mítico Mohamed Ali y un boxeador segundón, Chuck Weppner, que, en contra de lo que todos esperaban de él, aguantó contra el campeón los quince asaltos completos y se erigió como uno de los pocos combatientes que llegó a la final contra el gran Ali. Stallone, al igual que otros como Clint Eastwood en su debut “Escalofrío en la noche”, logró que su historia se rodase y que le dejasen interpretar al propio Rocky, aunque para ello hubo de pagar un precio: no cobrar absolutamente nada por el guión. La película fue uno de los mayores éxitos de toda la historia del cine y hasta se llevó el Oscar. Narraba cómo Rocky Balboa, un matón italo-americano de poca monta pero de buen corazón, no demasiado listo y que siempre intentaba ser íntegro, encontraba por ironías del destino la oportunidad de enfrentarse en un combate especial a Apollo Creed, el campeón del mundo del boxeo. Rocky, entrenado por Mickey, una vieja gloria de este deporte, descubre que tiene fuerza, coraje y que está más que dotado para, por lo menos, aguantar todos los asaltos contra su más experimentado rival. Mientras, intenta seducir a la joven Adrian, una chica que trabaja en una tienda de animales y que tiene problemas para relacionarse con los demás. La nota de humor la pone Paulie, el hermano de ésta y amigo de Rocky (y perdedor como él), un personaje que a mí por lo menos me hace muy poca gracia y que me resulta bastante irritante e insoportable en todas las entregas de la saga.
Rocky, un hombre que proviene de un ambiente humilde pero lleno de dignidad, no vence a Apollo, pero logra resistir todos los asaltos, se convierte en el “campeón del pueblo” y consigue el amor de Adrian. El éxito, como dije, fue total y absoluto, tanto de crítica como de público. La carrera de Stallone se lanzó a las estrellas y más tarde protagonizó el éxito "Acorralado" dando vida a su otro personaje mítico: John Rambo. Fue uno de los grandes iconos del cine de acción de los ochenta y de parte de los noventa. Ya respecto a la saga de “Rocky”, su enorme rentabilidad impulsó cuatro secuelas bastante flojas (y alguna que obra directamente aborrecible) y una secuela tardía, “Rocky Balboa”, que mejora el nivel de las anteriores en mi opinión, aunque muestre lo mismo de siempre.
Suscribirse a:
Comentarios (Atom)