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jueves, 6 de octubre de 2016

Reflexiones de otoño

Hace una semana entramos en una nueva estación, la de otoño en el hemisferio norte y primavera en el hemisferio sur.

Todas las estaciones tienen su encanto, son especiales. Cada una de ellas tiene su energía, luz y color

Me encanta la luz del sol en esta época, tiñe de color dorado todo lo que toca, consiguiendo que se mezclen los destellos rojizos, ocres, dorados, amarillos y verdes de las hojas de los árboles.

Es una época que invita al recogimiento, a la reflexión, a mirar hacia dentro, al interior. Sólo con observar la naturaleza vemos cómo va cambiando, transformándose. De la frescura y verdor de la primavera pasamos al dorado, a la caída de las hojas.

La energía del otoño, me resulta acogedora, tan dorada, luminosa, llena de color y de matices. No tiene la fuerza impetuosa de la primavera, sin embargo, tiene la calidez que da el paso del tiempo, de la madurez.

Me gusta adaptar la energía de cada estación a mi vida, uniéndome así a los ciclos de la naturaleza. El otoño, es una época que aparentemente tiene un ritmo más lento. Me lleva a profundizar con mayor detenimiento en qué momento me encuentro, invitándome a reflexionar sobre mis planes, ideas y proyectos; qué debo trabajar, madurar, soltar, eliminar, pulir, mejorar.

Si tenéis la oportunidad de ir a un bosque, estar en un jardín, os animo a que meditéis junto a un árbol, observando su transformación, viendo cómo el perder las hojas da lugar a que nazcan nuevos brotes, donde la pérdida se convierte en vida y crecimiento

Nosotros experimentamos lo mismo, las pérdidas, rupturas y crisis, son oportunidades para poder revisar nuestros cimientos, nuestros pensamientos, creencias, ideas, sentimientos, ayudándonos a tener una nueva visión sobre nosotros mismos. Podemos ser más fuertes, crecer y evolucionar, para ello podemos soltar todo aquello que lastra, entorpece, debilita. Podemos ser como las hojas de los árboles, donde su caída da paso a una nueva vida


La imagen está tomada de internet y desconozco quién es su autor.

sábado, 14 de septiembre de 2013

La intención y la claridad, enviando Luz y Amor

En el instante en que somos conscientes de la existencia de una enfermedad grave, de una situación crítica de la vida, de una muerte, etc. en un primer momento, solemos quedar paralizados por el impacto de la noticia.

Una vez que reaccionamos, nos preguntamos qué podemos hacer por ellos, por los seres que están viviendo una situación complicada o por nosotros mismos, de qué manera podemos ayudar.

Podemos hacer algo muy sencillo y eficaz. Se trata de enviar luz y amor. Somos amor, somos energía. Luego si somos ambas, basta con poner la intención en ello. O dicho de otra manera, sentir desde el corazón que deseamos lo mejor para esa persona, ser o situación.

Podemos enviar luz y amor a todos los seres vivos o a los que ya han fallecido, al planeta tierra, a dónde haya dolor o sufrimiento, a dónde hay guerras, conflictos, situaciones angustiosas o sin resolver; también podemos enviar luz y amor para avivarlo, para reforzarlo. Y podemos enviar luz y amor, a nuestro propio corazón, a nosotros mismos. Dejaros llevar por la intuición, por el corazón.

Para comenzar lo primero es tener una intención, y desde luego debe ser clara, sencilla y positiva. Sentir desde el corazón lo que deseamos, y después lo lanzamos o envíamos. La intención puede estar dirigida hacia una o varias personas ya estén vivas o hayan fallecido; para una situación trágica, angustiosa; o bien, para ayudar a conseguir algo que deseamos.

La intención ha de estar abierta a lo positivo, a la esperanza, a la luz y al amor. Ante la muerte de un ser querido podríamos decir lo siguiente, dejo tres propuestas que pueden adecuarse a nuestras necesidades y deseos:

- Envío luz y amor a Fulanito para que encuentre su camino en su tránsito con facilidad
- Envío luz y amor para que Menganita sea ayudada o atendida por todos los seres que le aman, protegen y velan por ella.
- Envío luz y amor para que tal situación o persona logre lo que necesita para hallar la felicidad, la paz, la estabilidad, la armonía, etc. en su vida, en su tránsito, en su paso a la otra vida...

La intención es tan poderosa que sólo con pensarlo se lleva a cabo.

En teoría sería suficiente con el primer paso. Sin embargo, a veces, al llevar a cabo una acción, nos da la sensación que realza e impulsa lo que deseamos, lo que estamos realizando.

Si sentimos que además de enviar luz y amor, debemos hacer más, adelante; podríamos meditar, visualizar, plasmar nuestros sentimientos en una carta, encender una vela, etc. Y más aún, podemos realizar las dos acciones conjuntamente.

Por ejemplo, 

Podemos encender esta vela, y al hacerlo decir: 

- estoy enviando luz y amor a todos aquellos que necesiten claridad en su camino. O lo que cada uno quiera o sienta en ese momento.

Podemos rezar, poniendo de nuevo, la intención de ayudar a una situación, a un ser, etc. Fluyendo desde el amor y desde el corazón. Y siempre, de manera positiva. Deseando que a cada persona o situación le llegue lo que necesita, lo que sea mejor para cada ser. No lo que creemos que necesita o desea. Podemos saberlo o no; por eso, lo realizamos de una manera más general. De esta manera, seguro que le llega lo que necesita.

Podemos meditar, visualizar. Ponemos la intención y sentimos cómo desde el corazón parte una luz brillante de color rosa, dorado o blanco que llega al destino que deseamos.

Todo es válido si nace desde el amor y desde la luz que somos. Os recomiendo que cuando lo hagáis sea de manera muy sencilla, de este modo podréis hacerlo en cualquier lugar o momento del día.

Todos podemos ayudar, y lo hacemos constantemente. Muchas veces no somos conscientes de ello. A partir de ahora, sí. Busquemos la intención que vibre con nosotros y en nuestro corazón; y la energía del amor, hará el resto.


La imagen está tomada de internet y desconozco quién es su autor.

jueves, 19 de abril de 2012

Visualización, trabajando con la luz dorada

Esta visualización con la luz dorada, va a trabajar varios aspectos como son la protección, la seguridad, el estar conectado con uno mismo, el sentir el espacio que nos rodea y en definitiva, el bienestar, la armonía y equilibrio.


Visualización

Como siempre que vayamos a realizar una visualización o a meditar, es conveniente elegir un lugar que nos ayude a relajarnos, tranquilo, puede ser tanto interior como exterior, ya sea en un rincón de la casa, como en plena naturaleza.

Poner música, sonidos agradables y envolventes es opcional, al igual que encender una vela aromática, normal, poner un incienso de aroma suave, etc. Suelen ayudar a crear ambiente y a veces es mucho más fácil visualizar.

Primero, nos acomodamos cómodamente. Sentimos nuestro cuerpo, todo su peso, somos conscientes de él.

Segundo, tomamos aire y lo soltamos despacio, muy despacito. No hay prisa. Poco a poco, la respiración irá siendo más profunda y larga.

Tercero, envolvemos nuestro cuerpo dentro de una gran esfera de color dorado. Podemos imaginar que una gran pompa de jabón de color dorado nos rodea. Es grande, espaciosa, cómoda, amorosa.

Respiramos la luz dorada que hay en ella. Nos llenamos de color oro; al hacerlo, notamos como nuestro cuerpo va iluminándose. Sentimos la luz que irradia alegría, paz, bienestar, equilibrio, limpieza, protección.

Cuarto, visualizamos que la esfera dorada nos protege. Es decir, podemos ver, sentir la energía de los demás, si vemos que es negativa, nos hace daño o molesta, se queda al borde de la esfera, no entra dentro. Si queremos enviar luz y energía a los demás, podemos hacerlo sin salir de la esfera.

Quinto, la luz dorada arropa, limpia. Si nos apetece podemos trabajar con ella, llevándola a heridas emocionales, a sanar dolores o penas.

Sexto, poco a poco volvemos a sentir el peso del cuerpo. Damos las gracias por la luz recibida y movemos el cuerpo que seguramente se habrá quedado medio dormido.

Esta visualización al igual que las demás visualizaciones, se puede trabajar diferentes aspectos. Es bonito experimentar, dejarse llevar y fluir con la intuición y el corazón.

Os animo a ponerla en práctica y a experimentar, a descubrir qué pasa con nosotros, cómo nos sentimos e investigar adónde vamos, con quién o qué conectamos; en definitiva, a percibir.


La imagen está sacada de internet y desconozco quién es su autor.