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martes, 8 de agosto de 2017

Lecturas para el verano

Estamos en verano, aunque aquí en el norte, el calor no se nota tanto como en otras zonas.

En estos días, en el que el trabajo deja paso a las vacaciones, el tiempo se vive de otra manera e invita a disfrutar de momentos de ocio, de diversión, de encuentros familiares y de amistades, permite visitar y conocer otros lugares... Y por qué no, también invita a seguir reflexionando, pensando, creciendo.

Si eres de estos últimos, aquí dejo unos artículos interesantes que he ido publicando en junio y julio en el blog de mi página web, Spiral Áurea.

En junio, miramos hacia dentro y hablamos de cuál es el propósito de nuestra vida, ¿quién soy?, ¿hacia dónde se dirige mi vida? en la Misión de Vida, misión del alma

También vivimos La noche mágica de San Juan, noche especial, de luz, fuego, transformación, purificación y rituales.

Durante el mes de julio, hicimos una pregunta, ¿qué sucede cuando soñamos con los seres queridos que han fallecido?. Encontrarás la respuesta a ésta y a otras cuestiones en Los sueños y los seres queridos fallecidos.

¿Has estado en una ciudad desconocía y sentido que estabas en casa aunque era la primera vez que la visitabas? Dukiñe compartió sus vivencias en la ciudad eterna, en Roma. ¿Recuerdos de una vida pasada? Podéis descubrirlo en Señales de vidas pasadas: reconociendo lugares

Tan sólo me queda recordar que en Spiral Áurea seguimos tratando y hablando de los mismos temas: de la vida, la muerte, el duelo de los seres queridos, la muerte y duelo de las mascotas, la comunicación con los seres queridos, las señales y mensajes que recibimos, los sueños, información sobre los cursos y talleres que daré, etc.

Si os apetece que se trate algún tema en concreto, si queréis compartir vuestras sugerencia o dudas podéis hacerlo en el nuevo blog, escribiendo a través de info@spiralaurea.com.


La imagen está tomada de internet y desconozco quién es su autor.

viernes, 2 de agosto de 2013

Nadie muere antes de tiempo, todo es correcto

Sois varias las personas que tanto en el blog como en el correo, habéis preguntado lo mismo y aunque respondí a uno muy similar que dejó María del Carmen, he decidido ampliar la respuesta.

Es una pena no saber quién escribió el comentario en el blog, ponía Anónimo. Aquí está.

Anónimo: "Hola MARIA EUGENIA tengo una duda aclarame que uno cuando nace tiene su dia y su hora de morir eso esta escrito.. yo creo que eso nadie lo sabe solamamente dios o los que se quitan la vida con sus propias manos es asi o ellos lo disponen xq nadie sabe el dia ni la hora de su muerte solamente el creador".

La respuesta es sencilla. Todos tenemos una fecha de nacimiento y otra para morir. Todos celebramos nuestro cumpleaños, ya que sabemos el día en que nacimos. En cambio, la de la muerte no la conocemos. Algunos lamas y personas muy elevadas energética y vibracionalmente, si suelen saberla. Consideran que es positivo para ellos, ya que de esta manera, saben el tiempo que disponen para realizar su misión en esta vida. Suelen asombrarse cuando decimos que nosotros no queramos conocerla

Todos tenemos una fecha para morir. Nadie nos vamos antes de tiempo. Incluidas las personas que han muerto trágicamente, accidentalmente, por errores médicos, por falta de recursos, suicidios, etc.

He escuchado muchas veces, en consulta, explicar a los seres que han muerto, que se han ido en el momento adecuado, ni antes, ni después. Suele costar entenderlo, y más cuando sabemos que tenían planes, una vida feliz, amaban a su familia, etc.  

Nos marchamos, morimos, cuando tenemos que hacerlo. Cuando ya hemos realizado nuestra misión en la vida. Algunas personas opinan que también cuando no queda ya tiempo material para poder realizarla. Por mi experiencia, hasta ahora, ya sea en personas que se han suicidado, muerto en accidentes, asesinados o por muerte natural, siempre han contado que se han muerto cuando debían y que todo era correcto.

La misma forma de morir, puede ser la misión que venían a cumplir. Un asesinato, una muerte provocada por una enfermedad incurable o de difícil tratamiento, un error médico, un suicidio, pueden ser la propia misión. Su forma de morir, impacta, no deja indiferente a nadie, normalmente a la familia y al entorno cercano; otras veces, el impacto llega a toda la sociedad.

Vamos a los ejemplos. Si tengo que morir, un día determinado, va a dar igual que sea durmiendo en la cama, en un incendio, de una enfermedad, de un atropello, etc. Moriré a la hora en que me toque. Me gustaría que fuera de manera natural, pero desconozco cómo será.

Imaginemos que me toca morir mañana a las 16.00. Puede ser que si estoy en la playa, pueda ahogarme, me de un infarto, un aneurisma o me atropelle alguien. Si estoy en la cama, durmiendo la siesta, me moriré descansando. 

Cuando las muertes son impactantes, y conllevan un transfondo de lucha, de errores judiciales, médicos, burocráticos, sanitarios, etc, podríamos hablar de muertes con una misión. ¿Cuál? Podrían ser varias, las de luchar por una mejora de las carreteras, la de dar a conocer un hecho, una enfermedad, la de implicarse en una lucha o mejora social, la denuncia de maltratos, de leyes injustas, etc. Una muerte, una persona, puede llegar a convertirse en el abanderado de una misión. Como alma escoge vivirla y así ayudarnos a abrir los ojos a una nueva realidad, ya sea a nivel individual como colectivo.

Una muerte puede ser para quien fallece, cumplir su misión, pero para los que quedamos puede que sea el comienzo de la nuestra. Si ha sido por un error, la de lograr que se repare o se haga público lo ocurrido, luchar para que no se vuelva a repetir.

La muerte nos llega a todos. No sabemos de qué manera moriremos, pero podemos atisbar qué muertes producen una reacción determinada en nosotros, un click interno que hace que pensemos, recapacitemos, reafirmemos en nuestras creencias o reneguemos de ellas. Todo es correcto. 

La muerte y la vida, van unidas. Una es el comienzo y otra el final. Para la vida, la muerte es el final, y tras la muerte, comienza otra nueva vida. Con cada muerte, con cada nacimiento, tenemos nuevas oportunidades de conocernos, de seguir aprendiendo y evolucionando. Como seres, viviremos y moriremos de acuerdo a lo que elegimos y necesitamos experimentar al nacer. No debemos olvidar que somos eternos, pues nuestras almas lo son. Viviremos tantas vidas y muertes, como elijamos y deseemos. 


La imagen está tomada de internet y desconozco quién es su autor.