"Triste, como un útero albergando a un niño muerto.
Con la esperanza de que todo sea un mal sueño."
Paula Ramos Mederos
No saber lo roja que es la sangre hasta que no se tienen los dedos manchados. El olor a óxido, a hierro. Como si la tristeza no fuera suficiente, como si lavar las sábanas a mano, cada mañana, no fuera un ejercicio de consciencia.
Arrastrar los días contándolos uno tras otro, como si pudieras hacerlos pasar más a prisa. Pero no se va la sensación del útero vacío. No se va la tristeza al descubrirte en el gesto absurdo de llevarte la mano al vientre, como si fueras capaz, como si pudieras, proteger lo que ya se ha ido. Y una y otra vez ese crujir en la sien, ese nudo en la garganta, esa mirada que se emborrona acuosa.
Y todo el mundo te cobija, te acomodan entre sus brazos, como si pudieran, como si fueran capaces, acaso, de consolar lo que no tiene consuelo.
Arrastrar los días contándolos uno tras otro, como si pudieras hacerlos pasar más a prisa. Pero no se va la sensación del útero vacío. No se va la tristeza al descubrirte en el gesto absurdo de llevarte la mano al vientre, como si fueras capaz, como si pudieras, proteger lo que ya se ha ido. Y una y otra vez ese crujir en la sien, ese nudo en la garganta, esa mirada que se emborrona acuosa.
Y todo el mundo te cobija, te acomodan entre sus brazos, como si pudieran, como si fueran capaces, acaso, de consolar lo que no tiene consuelo.
Bonita...un beso, muchos abrazos.
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