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martes, 8 de enero de 2019

The Cradle of the Sea

Mi primera lectura del año ha sido The Cradle of the Sea, o La Cuna del Mar, un manga (me he propuesto dejar de utilizar las etiquetas demográficas japonesas) de tan solo cuatro tomos que MW publicó íntegramente durante el 2018. Se trata de una obra que algunos me habían recomendado fervorosamente y que otros me habían aconsejado no comprar por lo que tenía mucha curiosidad por leerla al fin para formarme mi propia opinión.


Al fallecer su señor, Monica se ve obligada a abandonar a Evan, el hijo de éste, y volver bajo el yugo de su tío, su único pariente vivo. Sin embargo, en el primer aniversario de su muerte, descubre que Evan se encuentro bajo el negligente cuidado de sus tíos, sin siquiera un atisbo de cariño por el infante. En un arrebato, Monica decide raptar a Evan y huir con él en el primer barco que encuentra, con la intención de seguir los pasos de su señor, que desapareció en el mar, convencida de que existe la posibilidad de que siga vivo.

El punto de partida de esta obra se sostiene a duras penas sobre un sinfín de casualidades, coincidencias y lo que podría considerarse buena suerte que, al concatenarse, permiten a Monica escapar de las garras de su tío, descubrir que su señor podría estar vivo, raptar a Evan sin miramientos, y enrolarse con éxito en un barco que esconde muchos secretos, arrastrando consigo a  Louis, un zagal huraño con unas dotes de ingeniería naval sorprendentes para un chico de su edad y origen. Ni qué decir cabe que la facilidad con la que Monica recorre esta gimcana me parece ridícula y me impide tomarme la lectura en serio. Esta simplicidad en la consecución de acciones por parte de todos los personajes se perpetúa hasta el mismo final y creo que refleja la inexperiencia de la mangaka en la guionización de cómics.


Irónicamente, al final de cada tomo la autora dedica una página extra a cada capítulo recopilado en la que desarrolla con brevedad aspectos que profundizan tanto en el worldbuilding, como en la construcción de personajes como en esas escenas que a menudo se echan en falta para enlazar capítulos. Se trata de material que, en mi humilde opinión, debería haber sido incluido como parte de la historia per se en lugar de como un anexo. En general, al manga le falta profundidad, siendo los personajes increíblemente planos y la trama decepcionante en su sencillez; sobre todo tomando en cuenta el público objetivo de la obra, habiéndose publicado Cradle of the Sea en la Comic@ Bunch, es decir, compartiendo sus páginas con obras como Gangsta. 

The Cradle of the Sea no deja de ser un refrito de tópicos y clichés, incluyendo overbooking de huérfanos, cortes de pelo dramáticos y una protagonista que deberá hacerse pasar por chico para pasar desapercibida. Me mosquea especialmente la facilidad con la que todos los tripulantes asumen que Monica es un chico mientras que su disfraz parece apoyarse únicamente en un gorro del que no se separa ni a sol ni a sombra. Lo absurdo de la situación no hace más que acentuarse ante la presencia de Schmitt, otro marinero joven y andrógino, con una melena más larga que la de Monica, sin que eso dé pie a ningún malentendido.


Sorprende pues encontrar entre las páginas de la obra explicaciones detalladas sobre el funcionamiento de los barcos del siglo XIX, incluyendo discusiones técnicas sobre el funcionamiento del motor y una gran profusión de vocabulario especializado que demuestra un conocimiento nada superficial de ingeniería naval. No en balde la clave para resolver todos los misterios de la historia reside en la construcción de un navío innovador, el Cradle. Por supuesto, toda esta información se ve reflejada en el apartado gráfico, con múltiples diseños de cargueros y acorazados y splash-pages impactantes.

Al fin y al cabo es precisamente en el dibujo donde más sobresale The Cradle of the Sea, con un diseño de personajes bastante trabajado, primeros planos preciosistas y panorámicas que quitan el hipo. Es innegable que su lectura es visualmente estimulante, a pesar de que la trama no pueda seguirle el ritmo al dibujo.


La Cuna del Mar es una obra desaprovechada, aquejada por su burda sencillez, probable reflejo de la inexperiencia de Mei Nagano en la creación de historias. A pesar de estar destinada a lectores adultos creo que haría las delicias de niños que busquen lecturas trepidantes con una heroína armada de valor, y un villano al que pararle los pies. No es sin embargo una trama recomendable para aquellos que busquen una historia compleja, con cierto rigor, aderezado de matices de gris.

domingo, 7 de octubre de 2018

[Nuevas lecturas] Música de Acero

Tras el frenesí generado en las redes respecto al reciente lanzamiento tanto de Atelier of Witch Hat como de La Balada del Viento y los Árboles que, además, se anunciaron de forma simultánea, me da la sensación de que Música de Acero (Tetsugaku Letra) es una novedad que ha quedado de alguna forma camuflada a pesar de su encanto.


Kimitaka jugaba al baloncesto desde muy pequeño por lo que al empezar la secundaria contaba con ser el as del equipo; sin embargo, al poco tiempo de empezar el instituto se dio cuenta de que su conocimiento y experiencia no podían competir con la complexión y habilidad física de sus compañeros de clase y pronto tuvo que abandonar el deporte por no estar a la altura. Rabioso, decidió deshacerse de sus zapatillas nuevas, que le acababan de regalar. En ese momento la casualidad quiso que se encontrara con Fujimoto, una antigua compañera de clase que se encontraba en una situación parecida: a pesar de lo mucho que le gustaba la danza española era demasiado desgarbada para poder bailar con gracia y también pensaba renunciar a su sueño tirando sus flamantes zapatos rojos. A raíz de este encuentro, ambos adolescentes harán un intercambio, tanto de calzado como de objetivo pero, ¿serán capaces de triunfar en su nueva ambición?

Mizu Sahara, también conocida como Yumeka Sumomo, entre otros alias, ya había sido publicada con anterioridad en España con sendos tomos únicos, Añorado Rozione (Planeta, 2007) y Voces de una estrella distante (Planeta, 2016) con un éxito más bien escaso. Mientras que el primero era una recopilación de historias cortas bastante extrañas (aunque recuerdo haberlas disfrutado muchísimo en su momento), el segundo era una adaptación del OVA homónimo de Makoto Shinkai que dejaba mucho que desear. De hecho, Mizu Sahara cuenta en su haber con gran número de historias cortas (recopiladas o no) y títulos en los que comparte autoría con diversos guionistas.


Es por lo tanto Música de Acero una excepción en su bibliografía que nos permite por primera vez juzgar la capacidad de la autora para desarrollar una historia larga. Por si esto fuese poco, se trata de la primera incursión de la mangaka en la demografía shonen, habiéndose publicado originalmente Música de Acero en las páginas de la revista Gessan (Monthly Shônen Sunday), de Shogakukan; para que tengáis una referencia, es la misma revista en la que se serializaron tanto Q&A como Mix, las obras más recientes de Mitsuru Adachi.

Puede que me haya quedado un preámbulo más largo de lo normal pero me parecía necesario para entender por qué Música de Acero es una rara avis. El punto de partida podría ser el de cualquier shonen de superación personal: un protagonista del montón en todos los aspectos, tirando a taciturno, que no destaca en nada, que hace una promesa que terminará cambiando su vida. Mientras tanto, la estética y estructura obedecen a un canon más típico del shôjo, ya que lo que prima en la narración son las reflexiones introspectivas del protagonista.


Música de Acero podría incluso encuadrarse dentro del marco del spokon puesto que uno de los ejes argumentales reside en la danza española y en su aprendizaje por parte de Kimitaka. En el primer volumen, muy introductorio, la autora no tiene espacio para desarrollarlo pero ya a partir del segundo empieza a entrar en materia y a mostrar una pequeña parte de este tipo de danza centrándose en las figuras de la señora Morino y su nieto. Y aquí está, para mí, una de las claves de este manga y es que los personajes de edad avanzada tienen un papel importante en la trama. Se trata de una de las muchas rarezas de este manga, en que Mizu Sahara no desaprovecha la oportunidad de darle un rol a los abuelos y abuelas de los distintos protagonistas.

Aunque la principal peculiaridad de esta obra es sin duda la inversión de roles que deriva de la promesa inicial y el intercambio de zapatos*. Fujimoto le traspasa sus zapatos de baile a Kimitaka y una vez él se decide para tirar adelante con un sueño otorgado por otra persona, se aferra a ese calzado hasta tal punto que decide que no sólo va a aprender danza española sino que va a bailar con esos zapatos de tacón. Como quien no quiere la cosa, la autora introduce un dilema para todos sus personajes que terminarán debatiendo sobre si es respetuoso o no permitir que un chico baile con zapatos de mujer y se pone en tela de juicio su calidad como persona.


Pero, por supuesto, la obra va mucho más allá y profundiza en un tema también conflictivo como es el acoso escolar. Y lo hace sin basarse en ninguna de las tramas anteriores sino que constituye un nuevo pilar de la narración. Comentaba antes que Kimitaka es un chico del montón, algo taciturno, cualidades que, sumadas a un pasado algo turbio, le alejan del resto de compañeros de clase... mientras le acercan a otros marginados que, por uno u otro motivo, están tan apartados del resto como él. No contenta con esto, la mangaka va un paso más allá y sigue desarrollando el tema del bullying con la hermana pequeña del protagonista, que tiene su propia historia paralela que en nada desmerece a la trama principal.

Como veis, Mizu Sahara no desaprovecha ni una viñeta para dotar a su obra de capas y más capas de significado, acompañando las vicisitudes con la danza de su protagonista con incontables matices que enriquecen la obra. Así que ya sabéis, no permitáis que Música de Acero pase desapercibida entre tanta novedad jugosa. A diferencia de sus obras competidoras, es un manga terminado con seis tomos así que no tendremos que esperar eternamente para conocer su desenlace.


*Fujimoto, la chica, no tiene mayor problema ya que prueba suerte con el baloncesto femenino en el club de su instituto. Sin embargo, no quería dejar de comentar lo extraño e inusual que me resulta encontrar una obra publicada en una revista destinada mayoritariamente a un público masculino que se centre en un deporte femenino sin objetificar a ninguno de sus personajes (de hecho, ¿existe alguna más o es esta la excepción que confirma la norma? os animo a sugerirme manga de estas características en los comentarios).

domingo, 4 de febrero de 2018

[Nuevas lecturas] Tragones y Mazmorras

Hace justo un año que salió el primer tomo de Tragones y Mazmorras a la venta, y justo a finales de mes saldrá el quinto y último aparecido hasta la fecha en Japón. Se trata de un manga popular y con muy buena crítica y es que aúna dos temas de éxito asegurado: los juegos de rol con los manga culinarios. Pero mi absoluta ausencia tanto de interés como de experiencia en ninguno de los campos me había mantenido alejada de este manga hasta hace poco.


Cuando, capitaneados por Laios, al fin habían conseguido llegar a enfrentarse al dragón que habita en las profundidades de las mazmorras, la bestia captura a Farin, la hechicera del grupo, que teletransporta a todos sus compañeros fuera de la mazmorra antes de ser devorada. Con el objetivo de intentar salvarla antes de que el dragón la digiera, Laios, Marcille y Chilchack se internan de nuevo en las mazmorras pero, como se han quedado sin blanca, no les queda otra que resignarse a alimentarse a base de los monstruos de bajo nivel que vayan encontrando por el camino... ¿será posible?

Como ya por temática no me atraía demasiado, empecé a leer el primer tomo sin muchas ganas y el primer capítulo (muy introductorio), no me acabó de convencer así que devolví el tomo a la estantería enseguida. Y allí se quedó durante varias semanas hasta que volví a darle otra oportunidad. Contra todo pronóstico, cuando me puse en serio y me obligué a seguir leyendo más allá de la introducción, descubrí que por mucho que Tragones y Mazmorras sea un "manga culinario ambientado en un RPG", la historia se sustenta sobre una laboriosa investigación biológica (¡sí! ♥) de la fauna y flora (y bestiario) que habita las profundidades de la mazmorra.


Ryôko Kui nos presenta una nueva criatura a cada capítulo y, en muy pocas páginas, vierte el diseño, las características, su hábitat, su estilo de ataque, sus presas típicas, sus puntos débiles y sus datos nutricionales. Y todo ello salpicado a lo largo del motor real de la historia, es decir, el avance del grupo protagonista para rescatar a Farin. En ningún caso esperaba encontrarme con una obra de puro worldbuilding, donde la trama no es más que una excusa para que la autora pueda desplegar todo su imaginario.

Sin embargo, por mucho que sea un manga interesante, su lectura no sería tan entretenida y fluida si no fuese por el hilarante plantel de personajes. La despreocupación absoluta de Senshi, la glotonería (y las filias extrañas) de Laios, la precisión de Chilchack y el neuroticismo de Marcille, generan un sinfín de situaciones cómicas que te arrancan muchas risas y alguna que otra carcajada.


En tres palabras, Tragones y Mazmorras es un manga original, divertido y entretenido (y además parece que no será muy largo que siempre es un plus). Me alegro mucho de haberle dado una segunda oportunidad y estoy segura de que leeré los siguientes tomos con muchas ganas.

miércoles, 31 de enero de 2018

[Nuevas lecturas] Gangsta.

Hoy os quiero hablar de un título que conoció bastante fama en redes hace años, coincidiendo con su lanzamiento en Estados Unidos cuando cierta sección de bloggers compraba en abundancia a BookDepository (yo incluida) antes de que lo absorbiera Amazon y subieran tanto los precios. Gangsta. es un manga que me recomendaron tantas veces personas con gustos tan distintos y con tanta vehemencia que, sumado al dibujazo que creo que tiene y al saber que uno de los protagonistas es sordo, hizo que se fuera directo a la wish-list sin tener realmente idea de su trama. Bueno, algo tendría que ver con gangsters, ¿no? Total, que cuando MW anunció su licencia es que ni siquiera me planteé no comprarlo. Y si encima regalaban esa bolsa de tela tan molona en el salón... ¡pues menos dudas todavía!


Nic y Worick son mercenarios que se ganan la vida haciendo trabajillos sucios para los gángsters de la zona y lidiando con situaciones demasiado peligrosas para la policía. La placa infame que lleva Nick al cuello lo identifica como twilight, por lo que tanto él mismo como cualquiera que se le acerque demasiado es rápidamente repudiado por la sociedad, considerado como algo menos que un humano de usar y tirar. Llevando a cabo uno de sus "encargos" se topan con una prostituta, Alex, a la que ninguno de los dos quiere eliminar así que la acaban acogiendo en su pocilga "provisionalmente".

Gangsta. es una orgía de violencia, sexo y drogas, creo que incluso encajaría en aquella primera definición que le dedicó la RAE a la palabra manga tiempo ha. El primer tomo en especial es un festival de sangre sin mucha explicación, puede que Kohske se excediera un pelín en este tomo introductorio en que lo único que importa son las splash pages (viñetas horizontales gigantes que ocupan dos páginas enteras del cómic) pero no por ello decae el interés en la obra, al contrario. Esta introducción tan alocada se ve rápidamente equilibrada en el segundo tomo en que continúa la violencia desenfrenada pero se empiezan a esclarecer las normas que rigen el mundo de la obra.


A falta de haber leído nada más que estos dos primeros tomos (los que han salido a la venta) creo que la historia se encarrila a marchas forzadas y que si os espanta un poco el caos del primer tomo, no os preocupéis que el segundo tomo sigue igual pero, además, con una trama que seguir. Quizá es en esta improvisación en que se hace evidente que se trata de la primera obra de Kohske que, a juzgar por sus propios comentarios, parece la primera sorprendida en haber conseguido que le publiquen un manga original (creo que antes sólo había hecho doujinshis pero no estoy 100% segura).

Es evidente que a pesar de esa primera puesta en escena tan caótica, la autora no dibuja por dibujar. Cada tomo abarca un arco argumental autoconclusivo, y proporciona muchísima información al lector sin que la lectura resulte en ningún momento densa, más bien todo lo contrario. Además, hay aunque el protagonismo de Nic y Worick (y Alex, de rebote) sea indiscutible, enseguida aparecen un plantel sinfín de personajes de lo más variados, de todas las edades, sexos, etnias y motivaciones, con un montón de tejemanejes y relaciones de lo más complejas. Resumiendo, que estoy encantada y que no puedo esperar a saber más sobre Ergastulum, cómo se conocieron Nic y Worick, los twilight... ¡Qué ganas de que salga el tercer tomo!

jueves, 4 de enero de 2018

Yajirobee

Hace un par de años publiqué una reseña de un tomo único que no estaba (y sigue sin estar) licenciado: Tomodachi no Hanashi. Es muy posible que me animara a leerlo porque Kazune Kawahara era la artífice del guión. En su momento, creo que ni siquiera mencioné a Aiji Yamakawa en toda la reseña, a pesar de ser la encargada del dibujo en ese tomo. Pues bien, ver su nombre como autora (única) de Yajirobee, sumado a su breve duración, me acabó de convencer para echarle un ojo a esta shôjo publicado por MW que tan desapercibido ha pasado entre tanto bombazo.


Haru y su padre adoptivo, Seiji, han vivido los dos solos los últimos diez años. Fue la muerte de la madre de Haru la que los unió en una familia un tanto inusual y será la muerte del abuelo de Seiji la que dé comienzo a una sucesión de cambios en la vida de ambos, que deberán adaptarse a sus nuevas circunstancias. El abuelo fallece en verano, momento en que Haru debe enfrentarse a su familia adoptiva, que no aprueba que Seiji se hiciese cargo de ella. Un año después, las cenizas del abuelo serán depositadas finalmente en su tumba y la familia volverá a reunirse para presentar sus respetos. Estos dos acontecimientos marcan los límites en los que enmarca esta historia.

Para mí, leer Yajirobee ha sido como sumergirme en la cotidianidad más absoluta. Pero no esa poética y hasta grandilocuente por la que tanto se alaba a Taniguchi, ni tampoco su vertiente deprimente y onanista como la refleja Asano, sino la banal y a menudo absurda que realmente caracteriza nuestro día a día. O el de una adolescente japonesa que va madurando paulatinamente en un entorno relajado pero extravagante a la vez. Aiji Yamakawa ha sabido encontrar las palabras para retratar las trivialidades sobre las que construimos nuestras vidas.


Yajirobee es una obra extraña, que no gustará a todos (ni tampoco lo pretende), porque se aleja absolutamente de todos los cánones a los que estamos acostumbrados como lectores. Es evidente que no es una obra de acción ni de aventuras ni de fantasía, pero tampoco un romance de instituto. Lejos de ser una obra introspectiva repleta de reflexiones sobre el sentido de la vida, muestra la cara opuesta de la moneda, la superficial, la que puede observarse a simple vista. Ese "no pasa nada" que desconcierta e incita a buscar un hilo conductor inexistente; porque no existe ningún tipo de clímax. Hace tiempo leí un artículo muy interesante (que no he sabido encontrar para compartirlo, si sabéis de qué hablo, os animo a rescatar el link en los comentarios) sobre las diferencias narrativas entre oriente y occidente. Estamos muy acostumbrados a encontrar estructuras de introducción, nudo y desenlace en cualquier medio, ya sea en novelas, películas, cómics... pero en otros países (como Japón) existe también la tradición de crear historias que carecen de ese punto álgido, de esa crisis que hay que solventar para llegar a una conclusión. Y, para mí, Yajirobee es un ejemplo de ello. De hecho, la vida no deja de serlo así que refuerzo la idea de que este manga es el paradigma del slice of life o costumbrismo.

Y, para que resulte interesante al lector, nos muestra una situación familiar extraña, una pareja protagonista atípica como poco. Haru es una adolescente feliz, que se contenta con las pequeñas cosas del día a día, que bromea, que juega y que, en definitiva, está satisfecha con la vida que lleva y que acepta tranquilamente los cambios. Pero, a la vez, no se resigna ni mucho menos a la inercia y se atreve a pisar territorio desconocido: a intentar limar asperezas con la familia de Seiji, a retomar el contacto con un antiguo amigo de la infancia que quizá sea algo más que eso, a aprender todo lo que pueda para ser de utilidad. Y todo siempre con una sonrisa, con una actitud envidiablemente optimista. Yajirobee es, ante todo, una obra alegre, sin ningún tipo de contraste agridulce, algo muy poco frecuente entre los títulos manga disponibles.


Mientras que el primer tomo es particularmente confuso y ambiguo, una vez acostumbrados al ritmo narrativo y conociendo ya a los distintos personajes, la lectura del segundo se torna plácida y proporciona algo de armonía con un flasback de rigor para distanciarnos un poco de Haru y centrarnos en Seiji. Aunque sea ella la protagonista indiscutible, para mí el papel más importante en toda la historia lo juega él así que agradecí que la autora se explayara en este personaje en el segundo tomo. De hecho, él protagoniza una de las pocas reflexiones profundas del manga respecto a los roles que hombres y mujeres deben representar en la sociedad (japonesa) y el conflicto que se genera cuando no te ajustas a ellos.

El principal problema de Yajirobee es que, precisamente por esa narración tan caótica, con tanto salto y tanto cambio de tema, es una obra que requiere de una traducción impecable para que su lectura sea inteligible. Desgraciadamente, carece de ella. Con todo, me sorprende la mala acogida de la obra porque la considero una pequeña joya que destaca por su madurez y el saber hacer de su autora que ha conseguido cristalizar en las viñetas de Yajirobee algo tan intangible como los detalles ordinarios sobre los que se forjan el carácter y las relaciones humanas.


Resumiendo, Yajirobee no es ni una obra trepidante, ni una obra cuya lectura os vaya a cambiar la vida, ni siquiera una lectura fluida. Esto hace que no sea una obra para todo el mundo pero, si os apetece experimentar un poco con un ensayo sobre cómo encarar la vida de forma apacible, os animo fervientemente a echarle un ojo a las sutilezas de Yajirobee.

Epílogo: como que la palabra yajirobee no se menciona ni una sola vez a lo largo de los dos tomos (al menos no que yo advirtiese, pero con tantos pequeños comentarios perdidos fuera de los bocadillos, todo podría ser), he terminado buscando qué es. Ya en mangaupdates proponen como traducción anglosajona del título "balancing toy", es decir, juguete que se balancea. Si buscáis en google imágenes "やじろべえ" os aparecerán distintos modelos del juguete en cuestión. Y sí, os pongo el hiragana porque en romaji sólo salen páginas aleatorias del manga en cuestión.

lunes, 25 de diciembre de 2017

[Nuevas lecturas] Children of the Whales

A punto estuve de comprar Les Enfants de la Baleine en francés así que no dudéis ni un instante: me compré el primer tomo de Children of the Whales el mismo día que salió a la venta. Y, además, me compré la edición con la portada alternativa (!), que cada vez soy menos purista y me parece mucho más bonita que la original; aunque quizá la nueva gama de colores no sea tan acorde a la temática desértica... ¿vosotros qué opináis? Me sorprende no haber visto a nadie hablando del tema por redes sociales ¿cuál os gusta más? ¿alguien que se haya comprado dos tomos para tener las dos?


Como me ocurre a menudo, tenía muchas ganas de comprar este manga porque me lo habían recomendado varias veces pero no había leído absolutamente nada de la obra, ni siquiera la preview gratuita que subió la propia editorial. Así que la sorpresa al empezar a leer el tomo fue mayúscula. Esta ignorancia genuina me hizo disfrutar de su lectura con creces así que prefiero no explicaros mucho de qué va este manga; así lo podréis descubrir igual que yo conforme vais pasando las páginas.

Abi Umeda nos presenta un mundo post-apocalíptico, en que un pequeño grupo humano subsiste a pesar de tenerlo todo en contra. En ese sentido, es inevitable establecer paralelismos con Ataque a los Titanes ya que ambas historias tienen muchos elementos en común. Por lo tanto, este primer tomo es una presentación de personajes pero, sobre todo, del universo en que se desarrollará la trama, de la ballena de arcilla, los marcados, la Saimia y todo la información necesaria para sentar las bases sobre las que desarrollar una historia que se anticipa bastante bélica. Para ello, al final de cada capítulo encontramos una nueva "nota del archivista" en que Chakuro, el protagonista, nos da una nueva píldora de información sobre su mundo.


Por supuesto, es un primer tomo para plantear una miríada de preguntas, para desconcertar al lector y para engancharlo a base de interrogantes. Y, si algo caracteriza a la narración, además de estar profusamente documentada por los apuntes de Chakuro, es el estar imbuida de emoción. Desde la primera página es muy patente la melancolía, que deriva de ese contraste entre la tristeza (¡que el manga debuta con un funeral!) y el entusiasmo constante del protagonista. Esa desazón se va acentuando conforme avanza el tomo desembocando con gran violencia en el punto álgido, al final del tomo.

El dibujo es una maravilla, con líneas muy finas, y la voluntad de dejar todas las páginas rebosantes de tramas, dando una sensación a suciedad que aún transporta más al lector a ese mundo fantástico en que parece que no haya otra cosa que desierto. La autora (e imagino que sus ayudantes) ha dedicado mucho esfuerzo en la creación de fondos porque sólo el diseño de la ballena de arcilla ya parece todo un reto (podéis verla arriba en portada). Lo mismo va para el patrón de la saimia de cada personaje. Este tomo grita por todos sus poros el trabajo que hay tan sólo en la ambientación, con decenas de detalles que sostienen el mundo que se presenta (confieso que la autora se me metió en el bolsillo con la migración de los saltamontes).


Resumiendo, que estoy encantada, que esta misma semana sale el segundo tomo e iré corriendo a autorregalármelo, y que, como ya se termina el año, puedo decir sin miedo a equivocarme que este título se cuela en mi top de mejores nuevas lecturas del 2017. ¡Os lo recomiendo encarecidamente!

jueves, 28 de septiembre de 2017

Nuestra pequeña historia

Hace ya más de un año de la salida de este manga. Aunque me llamó la atención desde el anuncio de su licencia, no me pude hacer con sus dos tomos hasta hace poco. Nuestra pequeña historia es un título que ha pasado totalmente desapercibido entre el vasto aluvión de novedades al que nos someten las editoriales mes a mes desde hace una temporada. Y, precisamente por eso quiero aprovechar para hablaros un poquito de él en el blog.



Tras la muerte de su abuela materna, Yukiko, junto con su madre y su hermano mayor, ha tenido que mudarse del pueblo a una pequeña ciudad. Con la mudanza han venido muchos más cambios de los que a ella le gustaría... la casa, el instituto, los compañeros, y la "forma de vivir" en la ciudad donde todo el mundo parece ir más acelerado. Además, con la transición a la secundaria, no sólo se trata del entorno sino también de integrarse en su nuevo grupo de amigas, aprenderse un montón de términos sin aparente sentido para "estar a la última" y, quién sabe, quizá hasta enamorarse por primera vez.

Publicado en una revista de demografía seinen, Nuestra pequeña historia cuenta el día a día de una adolescente que debe enfrentar muchos cambios a la vez. Para ella, tanto ir a comprar moniatos a escondidas como ser capaz de preparar galletas para el chico que le gusta son hazañas de dificultad comparable. En todas sus acciones, Yukiko resulta una protagonista absolutamente entrañable.


Nuestra pequeña historia explota esa sensibilidad tan peculiar que puede encontrarse en otros manga del catálogo de Milky Way, como Los Dioses Mienten, en que por muy jóvenes e inocentes que sean los protagonistas, hacen gala de un sentido común y un pragmatismo envidiables. Misono Sawa deleita a sus lectores con silencios significativos y secuencias costumbristas mudas a las que no falta ni un detalle. Pasaréis más rato observando las viñetas en que Yukiko llega a casa y se dedica a prepararse un cacao caliente para entrar en calor que leyendo sus escuetos diálogos con Pitaka.

Desconozco el género y la edad de Sawa pero, en cualquier caso, ha realizado un fiel reflejo de lo que conlleva la vida de instituto. Yukiko es tan real como la vida misma, todo su mundo se reduce a su familia y sus amigas por lo que, cualquier perturbación de una u otra parte tiene un efecto tremendo en su estado de ánimo. Hay todo un capítulo dedicado a la obsesión de sus compañeras por cierta revista de moda y me fascina el interés fingido de la protagonista, a la que no podría importarle menos.


Mientras que, en un principio, disfruté saboreando capítulo a capítulo las aventuras y desventuras de Yukiko, Pitaka y compañía, conforme iba avanzando parecía que la historia adquiría matices algo más serios, con toda una serie de subtramas de lo más prometedoras. Sin embargo, todas ellas quedan cortadas de raíz al acabar el segundo y último tomo en un final anticlimático que me resultó difícil de digerir.

Con todos sus pros y sus contras, Nuestra pequeña historia se queda a medio camino de lo que podría haber sido uno de mis manga favoritos. A mi modo de ver, le faltaba como mínimo todo un tomo entero adicional para poder cerrar todas esas pequeñas historias cuyo punto de partida apenas está esbozado. Aunque quizá fuese esa precisamente la intención del autor/a, para dejar a la inventiva del lector qué es lo que le ocurre a cada uno de los personajes. 

sábado, 15 de julio de 2017

[Nuevas lecturas] La respiración de Copérnico

Me desconcertó con Utsubora, luego me encandiló con En la misma clase y hasta me hizo cogerle simpatía a un personaje tan exasperante como Hara (Sorano y Hara). Cuando Milky Way anunció la licencia de la Colección Asumiko Nakamura me faltó dar palmas con las orejas porque ya no se trataba de licenciar una obra adicional de esta mangaka, sino cinco (de ahí lo de "colección"). Da inicio a esta recopilación La respiración de Copérnico, una historia que gira en torno a Trinos, el payaso de un circo algo peculiar.


Si bien En la misma clase (más bien una comedia romántica) y Utsubora (que tira hacia el terreno de lo ambiguo y lo perturbador) me sirvieron para catar los contrastes que es capaz de exhibir Asumiko Nakamura en su creación artística, no imaginaba que en La respiración de Copérnico iría mucho más allá, regodeándose en la miseria y la perversión humanas, en una historia que sencillamente revuelve las tripas y no puede hacer otra cosa que angustiar al lector. Casi me da miedo que algún niño se pueda sentir atraído por los colores de la portada y se encuentre con alguna salvajada al hojear el tomo.

Porque los artistas del Cirque du Soir son circenses de día pero se prostituyen de noche, siguiendo los designios del tiránico director de circo que, además de ejercer como chulo, se dedica a sodomizar a Trinos cuando le apetece. No son mucho más afortunados los demás, que se exponen a los deseos enfermizos de perturbados con extrañas filias (de verdad, no leáis este tomo si acabáis de comer o pensabais hacerlo en breve). 


Aunque puede que el personaje más turbio de todos sea el propio Trinos, incluso más que sus abusadores, atormentado por su pasado, aceptando su martirio en silencio; la autora no deja muy claro qué opinión le merecen las personas que le rodean, bien podría tener síndrome de Estocolmo o rasgos psicópatas a juzgar por sus nulas habilidades sociales y la inexpresividad constante que le caracteriza. Trinos arrastra su desdichada existencia sin destino aparente, no parece haber nada que le reporte felicidad, y se limita a ser el juguete sexual de unos y otros, quizá con la convicción de que lo que le reste de vida debe ser una penitencia.

Es esta historia pues extremadamente explícita... hasta el punto de que aparecen desnudos integrales de personajes masculinos sin connotaciones sexuales (exacto, aparecen penes, flácidos para más inri, ¡hasta en el punto de libro de regalo!). Y tan maravilloso me parece dicho atrevimiento como espantosa la realidad de que me tenga que sorprender por algo así. Evidentemente, el material NSFW va mucho más allá, con varias violaciones y BDSM bastante hardcore. Asumiko Nakamura viene, como decía antes, con ganas de revolver las tripas.

jueves, 13 de julio de 2017

[Nuevas lecturas] Immortal Rain

Con esta entrada llego al ecuador de la semana y de las nuevas lecturas haciendo doblete con Milky Way Ediciones. En esta ocasión vengo a hablar casi casi de un milagro ya que no consigo recordar cuál fue el último shôjo, de temática fantástica, de más de 10 tomos y cuya publicación comenzara en Japón en el siglo pasado que alguna editorial se ha dignado a licenciar y publicar en España (recientemente quiero decir).


Se rumorea que existe un hombre inmortal, Matusalén, que ha vivido más de 600 años, al que es imposible matar. Se ofrece una generosa suma de dinero por su cabeza por lo que todos los cazarrecompensas van tras él. Incluida Machika que, a pesar de tener sólo 14 años, está dispuesta a dar caza al misterioso inmortal, siendo Matusalén la única presa que huyó de las garras de su abuelo, el legendario Zol, al que conocían como ángel de la muerte. Sin embargo, cuando por fin está frente a frente con él, las cosas no acaban de ir según lo planeado.

Dio la casualidad que empecé a leer Immortal Rain a la par que Tsubasa, el secreto de las alas y son dos obras tan y tan parecidas que no me veo capaz de hablar de una sin compararla con la otra (que sé que es una de aquellas reglas no escritas de la crítica pero me voy a ocultar tras mi etiqueta de amateur). Ambos son shôjos de los noventa, con protagonistas huérfanas, que están solas en un mundo post-apocalíptico, que se ganan la vida con su fuerza bruta, cuya vida da un giro de 180 grados debido a un hombre misterioso y que tienen que huir de malvadas organizaciones que hacen experimentos con humanos y acaban sin querer en una peregrinación incierta relacionada con algo de tinte sobrenatural. Hasta lucen looks parecidos, con pelo corto y, en general, poca ropa. Puede que la diferencia principal sea la relación entre los protagonistas ya que mientras que Raymon le tira la caña descaradamente a Kotobuki desde la página cero (no exagero, ya bromea con eso antes de que empiece el primer capítulo), la actitud de Matusalén hacia Machika es más bien paternalista (algo lógico por otra parte teniendo en cuenta la diferencia de edad).


Es muy posible que os suene el nombre de la mangaka Kaori Ozaki, siendo ésta la autora de sendos tomos únicos publicados también por MW: Los dioses mienten y El príncipe del mar. Aunque parece que han tenido muy buena acogida, ya comenté en su momento que el primero de ellos no me entusiasmó por lo que no le di ninguna oportunidad al segundo. Siguiendo esa lógica, la verdad es que no tiene mucho sentido que me haya embarcado en la compra de un manga de la misma autora que cuenta con 11 tomos pero la temática me pudo. En linea con lo que cabría esperar, la verdad es que este primer tomo me decepcionó bastante aunque fuera por motivos totalmente distintos a los de Los dioses mienten (que me pareció una historia demasiado gratuita, superficial, buscando la lágrima fácil).

Como ya me pasara con Tsubasa (por seguir con las comparaciones odiosas), es demasiado evidente que la autora era novata cuando ideó la historia de Immortal Rain. Resulta todo simplista, precipitado y mal hilado. No hay ningún asomo de justificación de por qué Machika cambiaría radicalmente de opinión sobre Rain de un momento a otro. A partir de este momento, que no es más que el punto de partida del manga, empieza una peregrinación al más puro estilo "shôjo de aventuras" sin ningún tipo de pilar sobre el que sostener una trama que, de momento, no existe. Rain es inmortal, no sabemos cómo ni por qué, parece muy afligido, mucha gente lo busca, Machika le va detrás como un perrito faldero, punto. Al menos en Tsubasa había un objetivo claro desde el principio...


Si me hubieran prestado este primer tomo para que me formase una opinión sobre la que basar mi decisión de comprarlo o no, es muy probable que no le hubiese dado una segunda oportunidad. Pero como es una historia con muy buena nota en mangaupdates, y ya tenía el primer tomo en la estantería, he continuado leyendo hasta el tercer tomo, que acaba de salir, y ya os avanzo que la historia da un salto cualitativo notable. Así que hago un poco de trampa y os lo recomiendo aunque no sea por este primer tomo precisamente.

miércoles, 12 de julio de 2017

[Nuevas lecturas] To Your Eternity

Habiéndose publicado hace apenas un mes, To Your Eternity es el último "tomo #1" que he comprado, capricho inmerecido que me auto-regalo después de la montaña rusa que fue leer A silent voice (he hablado de todos los tomos de este manga en el blog pero estoy esperando a una relectura concienzuda para hacer una reseña propiamente dicha de la historia en su totalidad... algún día). Como he hecho con muchos de los títulos de esta semana, me lo compré sin tener ni idea del argumento, confiada en parte por el hype (aunque suela ser mal consejero) y los pocos tomos en su haber (que no me suponen un gran sacrificio ni económico ni espacial a corto plazo).


Con sólo este primer tomo leído, To Your Eternity me parece un experimento. Uno de esos que quizá no te puedas permitir como autor novel pero sí después de un bestseller con adaptación animada. La premisa es extraña como pocas, y no ofrece ningún patrón para el desarrollo de la misma. El "protagonista", por llamarlo de alguna forma, es un ente carente de alma (al menos, de momento) y no parece tener ningún objetivo definido. Dicho de otro modo, el devenir de los acontecimientos es totalmente imprevisible.

El primer capítulo, que bien podría ser un one-shot independiente, nos prepara para una historia cruenta, llena de miseria humana. Así conocemos a ese esquimal sonriente que aparece en portada, que habita en soledad en un terreno de lo más hostil. La autora nos hace sentir incómodos al mostrar su esperanza y optimismo a pesar del entorno inclemente, vertidos ambos en un monólogo esquizoide. Esta historia prácticamente muda bien valdría como historia autoconclusiva sin desarrollo posterior, en la que la autora hace gala de su dominio de las viñetas.


Cambia totalmente de registro al finalizar este preámbulo, presentando la aventura de March, una niña que, como suele ocurrir, tiene mucha prisa por hacerse mayor, en una aldea compuesta eminentemente por adultos. Sin embargo, su deseo se verá frustrado prematuramente cuando se decida que ella debe ser el nuevo sacrificio anual que ofrecer al dios furibundo del territorio. Por mucho que sea la historia de March la que, en realidad, abarca más páginas de este primer tomo, me ha costado mucho más sumergirme en ella. A diferencia del prólogo, a esta segunda parte le cuesta mucho más arrancar y las acciones de los personajes se me han antojado bastante extravagantes.


Parece que los altibajos que ya me contrariaron en A silent voice, se mantienen en esta segunda obra larga de Yoshitoki Ooima. Aunque pertenezcan a géneros tan distintos, la firma de la autora es evidente, más allá del grafismo que la caracteriza, las páginas destilan la misma sensibilidad, con unos personajes que desbordan sentimientos por los cuatro costados. Es de esas lecturas que difícilmente te puede dejar indiferente... que suena a frase tópica y típica desprovista de todo significado pero, sinceramente opino que es poco probable que no haya al menos una de sus viñetas que consiga tocaros la fibra sensible con tanta rabia y desesperación como evocan algunas. En cualquier caso, y precisamente por lo imprevisible que me parece esta lectura, me reservo mi derecho a recomendarlo de momento.

martes, 17 de enero de 2017

La música de Marie

Usamaru Furuya es un mangaka relativamente prolífico cuya obra parece estar en auge en el mercado español al haberse anunciado en los últimos meses cuatro de sus títulos repartidos en tres editoriales distintas: Autasasinofilia y la tantas veces rumoreada 51 maneras de proteger a tu novia por parte de Ponent Mon; Innocents Shônen Juujigun de manos de ECC; y, por último, la que me ocupa en la reseña de hoy: La música de Marie, en una flamante (¡y dorada!) edición integral de Milky Way Ediciones. Ya comenté cuando leí El club del suicidio que ni me atrae Hikari Club ni me gustó la adaptación de la película; fue por eso que ni me acerqué a Happiness, que, por otra parte, tampoco cosechó muy buenas críticas... Pero con Singing Music of Marie ha sido totalmente diferente. Ya desde que anunciaran la licencia me llamó la atención por la extraña temática y entre las viñetas sueltas en la red y sus recomendadores acérrimos me acabé de decidir.


Pippi y Kai viven en la ciudad industrial de Gil, en la Tierra de Pirito, habitada casi exclusivamente por técnicos e inventores. Pirito sólo es una más de las múltiples islas del mundo, cada una de las cuales se especializa en un tipo de producción o industria. Los habitantes de Pirito se dedican a la producción de máquinas y otros ingenios, no conocen ningún sentimiento negativo y viven en un estado de alegría constante gracias a la música de Marie, una diosa mecánica que orbita el mundo y apacigua los corazones humanos. Kai es célebre entre los habitantes de la ciudad industrial de Gil debido a su capacidad auditiva sobrehumana que le permite detectar e identificar el más nimio sonido, habilidad que explota para localizar vetas subterráneas y depósitos naturales de agua. Pippi está absolutamente encandilada con Kai desde que se conocieron de niños pero el chico no parece prestarle la más mínima atención... al menos no cuando Marie está a la vista suspendida en el cielo.

La música de Marie es un manga con muchísima enjundia ofreciendo una lectura densa y repleta de detalles al lector. Usamaru Furuya da rienda suelta a su imaginación y se despacha a gusto creando un mundo multifacético en el que no faltan ni folclore, ni religión, ni vestimentas, ni costumbres particulares que identifiquen a los habitantes de Pirito. Dejando momentáneamente de lado la trama principal, que es una maravilla, este manga resultaría una lectura interesante meramente por todos esos detalles que caracterizan el mundo de la obra. Está este cómic repleto de todo tipo de artilugios dibujados con mimo y precisión. En mi línea, he disfrutado sobremanera de todas las descripciones que se ofrecen sobre el sistema de trueque establecido entre las islas, de las distintas concepciones del matrimonio y la familia que tienen lugar en cada una y, sobre todo, de la (no) diversidad religiosa. Está Furuya especialmente acertado en la visión que los habitantes de cada isla tienen de lo divino, al abarcar tantas formas de entender una misma religión, de forma similar a cómo ocurre en nuestra realidad pero yendo más allá.


La relación entre Pippi y Kai es turbadora y se va enrareciendo conforme avanza la trama. Desde el principio, la excentricidad de Pippi y la indolencia de Kai no parecen combinar muy bien, estando su relación continuamente eclipsada por la sombra gigantesca de Marie. Pippi es tremendamente infantil y toda su vida parece girar en torno a su amor obsesivo por Kai mientras que éste recorre las calles de Gil como un fantasma sin acabar de integrarse nunca del todo en la ciudad obsesionado a su vez por la diosa todopoderosa. El resto de personajes no tienen apenas protagonismo y figuran por las páginas de La música de Marie tan sólo como pretextos para ilustrar las costumbres de Pirito y las distintas instalaciones de la ciudad industrial. De hecho, me ha sorprendido mucho la ausencia casi total de personajes femeninos en toda la obra; a excepción de Pippi (la carismática protagonista) y Marie (que no sé si considerar o no como personaje) tan sólo aparecen dos mujeres más, la madre de la primera y una chica aleatoria simplemente porque el autor quería ilustrar cómo son las bodas en Pirito. Me ha herido especialmente este hecho al estar escenificada la trama en la isla especializada en ingeniería ya que no dejan de salir inventores por todas partes, todos hombres por supuesto. De hecho, Pippi parece ser el único personaje que no tiene oficio ni beneficio... 

... a parte de dar la nota digo
De la trama en sí no quiero revelar demasiado para que podáis disfrutar tanto de ella como lo he hecho yo que, en realidad, me lancé sin tener ni idea de lo que me iba a encontrar (como siempre vaya). Como quizá hayáis deducido, no se trata de una obra eminentemente de acción, y con tantas explicaciones de cómo funcionan las cosas (que el autor no ha intentado camuflar de ninguna manera) la lectura puede hacerse farragosa. Lo mismo digo del ritmo narrativo, ralentizado por la voluntad contemplativa de Kai y anécdotas salteadas que son necesarias para sentar los pilares del argumento pero que alargan la difusa introducción. Eso sí, dejar el tomo a medio leer se convierte en una ardua tarea una vez propasado el ecuador de la historia, avisados estáis.

El arte de Furuya contribuye definitivamente a esa lectura inquieta, con una imaginería a caballo entre el arte medieval —puntiagudo, oscuro, exagerado y rígido—, y el surrealismo, con composiciones estrafalarias que (me) recuerdan a las esferas flotantes de Magritte. Me da la sensación de que le pone muchas ganas a los artilugios pero que los fondos se le resisten y, más que otra cosa, que es muy difícil plasmar en el papel las ocurrencias imposibles que se le pasan por la cabeza al entrar en el terreno de lo onírico y lo sobrenatural. Mención a parte se merecen los ropajes de los personajes y sus trajes ceremoniales, a cada cual más estrafalario aunque con inevitables reminiscencias a la moda actual. No quiero acabar la reseña sin felicitar a la excelente edición ya que no era para nada consciente de las páginas a color, sobrecubierta con tintes dorados, casi el triple de páginas que un tomo estándar y el consabido punto de libro (sólo si se compra online directamente en la tienda de MW) que me iba a encontrar por tan sólo 15€.


La música de Marie me parece una lectura para recomendar a todo el mundo. Los que no hayáis querido catar antes a Furuya por su fama como forofo del gore, no os preocupéis porque no encontraréis nada de eso aquí. En un tomo único (grueso, eso sí) el autor explora la amistad, el amor romántico, la sexualidad, la religión, la moral, la diversidad, la libertad... es un abordaje completo de... no sé, la humanidad. Dadle una oportunidad y, si lo hacéis, ¡decidme qué os ha parecido! Personalmente, estoy muy satisfecha, así que aprovecho para darle las gracias a Javi por la recomendación.

sábado, 10 de diciembre de 2016

¿Por qué me iba a enfadar que me dijeran lesbiana?

Como ya hiciera con One Punch-Man, al habérseme acumulado varios tomos de Flores Azules que, además, he leído del tirón, he pensado en centrar esta entrada de últimas lecturas sólo en este manga publicado en una revista de demografía ambigua como es la Manga Erotics F. Tan ambigua es que por sus páginas han desfilado títulos de calibre tan diverso como Utsubora y J no Subete (de Asumiko Nakamura), La chica a la orilla del mar (Inio Asano), Ristorante Paradiso y Gente (de Natsume Ono), Los carruajes de Bradherley (de Hiroaki Samura) e incluso El club del suicidio y Hikari Club (de Usamaru Furuya). De hecho, prácticamente todos los manga que acabo de nombrar son entre sádicos y siniestros y Flores Azules no podría distar más de dicho género... aunque sí parece reservarse una o dos sorpresas.


Mi opinión sobre Flores Azules cambia casi radicalmente a cada nuevo tomo que leo así que muchos altibajos he percibido en estos tres volúmenes. A partir del cuarto tomo se podría decir que la trama da un salto cualitativo hacia delante: aparecen nuevos personajes, las protagonistas cambian de curso, Sugimoto se va a continuar sus estudios en Reino Unido (y desbloquea así la encrucijada sentimental tanto con Fumi como con Kyoko), Moggy empieza a salir con Shinobu... Aunque, en realidad, todos estos no son más que detalles que contribuyen a construir un escenario en que desarrollar la sutil trama principal (tan sutil que puede pillar a más de uno por sorpresa al acercarse a su clímax). Entre las nuevas alumnas de primero destaca Haruka Ono, incluso más espontánea e inocente de lo que ya lo era Akira al entrar en el Fujigaya. Y, como no podía ser de otra forma en esta obra, acarrea consigo una nueva experiencia y, por lo tanto, punto de vista, respecto a la homosexualidad femenina.


Después de leer estos tomos siento cierta necesidad de leer también el Rokumeikan o, de al menos, buscar alguna sinopsis llena de spoilers de dicha obra porque no me he enterado de prácticamente ninguno de los paralelismos que se intentan trazar entre la obra y la historia personal de los personajes, en especial de Kyoko que parece muy tocada con este tema. Kyoko es un personaje que ha tenido poquísimo protagonismo a lo largo de los tomos a pesar de que parece que tiene una historia personal de lo más oscura que me gustaría que se desarrollase mucho más y me temo que en los dos tomos que me quedan por leer ya no va a dar tiempo... Necesitaría algo del estilo del Bonus Track de Kids on the Slope para ella.


Sin venir mucho a cuento, a Akira le da por empezar a salir con Fumi y diría que es de las decisiones más irreflexivas a este respecto que he leído en un manga de tinte romántico... porque Fumi encaja perfectamente en el rol de la típica amiga de la infancia que alberga sentimientos románticos (no mutuos) hacia la protagonista (estoy pensando, por ejemplo, en Ginta en Marmalade Boy) y no veo ningún sentimiento romántico palpable, y mucho menos sexual, en Akira hacia ella. Es más, a pesar de empezar a salir se siguen comportando la una con la otra como antes lo que me hace plantearme en que se diferencia su nueva relación de su amistad de largo recorrido. Es evidente que Fumi bebe los vientos por Akira pero ésta última se me antoja incluso más indiferente de lo que ya lo era Sugimoto y con unas meras ganas de experimentar "a ver qué pasa" después de haber comentado ya tantas veces que nunca se ha enamorado de nadie y que no le gusta nadie...


Las historias cortas a principio y/o final de tomo son una mezcla entre rizar el rizo y aprovechar para desarrollar nuevos romances entre alumnas de instituto saltando a otras épocas para no generar una falsa sobrerepresentación de la homosexualidad femenina en una clase de apenas treinta alumnas (la cifra me la invento pero vaya, me refiero a una única promoción). Son tan tan tan breves que no es que pueda decir que dé tiempo a que la autora desarrolle nada en profundidad (ni creo que sea éste su objetivo) pero algunas frases sueltas son para enmarcar, como la cita que he aprovechado para dar nombre a esta entrada, que creo que refleja muy bien el mensaje que quiere transmitir Takako Shimura con Flores Azules. Aunque os confieso que siempre me vuelvo loca buscando quién es quién dando por hecho que se trata siempre de personajes secundarios que ya han aparecido en la trama principal y a algunas de las chicas aún no las he ubicado...


A sólo dos tomos de su final, sigo sin haberme formado una opinión sólida sobre Flores Azules. De momento, sólo puedo deciros que tiene cosas que me gustan más (las pequeñas cosas que hacen que pueda empatizar con todos los personajes, que se haga mención explícita a la libido de una adolescente) y otras que menos (el cariz que está tomando la relación entre Fumi y Akira, la personalidad de Shinako) por lo que me cuesta posicionarme a favor o en contra de una recomendación formal... aunque estoy bastante convencida de que hará las delicias de aquellas personas que busquen una reflexión profunda pero a la vez natural sobre cómo se vive una orientación sexual no normativa en la adolescencia, tanto por la chica que la encarna como por las compañeras, amigas y familiares que la rodean.

lunes, 26 de octubre de 2015

Los Dioses Mienten / Undercurrent

Ya iba siendo hora de que me reencontrase con el clásico contraste entre expectativas y realidad. Los tomos únicos Los Dioses Mienten y Undercurrent publicados por Milky Way Ediciones los pasados noviembre y junio respectivamente, han recibido alabanzas de todos los sectores dedicados a la crítica de manga por lo que los compré sin albergar ninguna duda de que disfrutaría con su lectura. Y esto me recuerda que, por un lado, nunca puedes fiarte al cien por cien del criterio ajeno y, por el otro, que mis gustos en cuanto a manga se van restringiendo cada vez más y más conforme pasan los años.


A Natsuru le interesa más el fútbol que las chicas lo que le lleva a ganarse sin querer la enemistad de la princesita de la clase y, con ella, la de todas las otras niñas. Es por eso que no se lo puede creer cuando Suzumura le dirige la palabra. Poco después se la encuentra de casualidad por la calle y acaba acompañándola hasta su casa donde parece que no viva ningún adulto pero es imposible que dos niños estén viviendo solos, ¿verdad?

Los Dioses Mienten refleja la esencia de la niñez: los niños por un lado y las niñas por otro, ellos obsesionados con el deporte mientras ellas les echan miradas de soslayo, unos acomplejados por no ser lo suficientemente altos mientras otras reciben burla precisamente por serlo demasiado y, sobre todo, una inocencia increíble junto con la más absoluta falta de malicia... al menos de parte de los protagonistas.


Si Natsuru y Suzumura ya son encantadores por separado, la relación entre ambos es preciosa. Realmente no me extraña que tanta gente alabe esta historia porque tiene una pureza que solo se puede conseguir con protagonistas tan jovencitos. El problema es que, a la vez y para hacerla realmente memorable, lo que caracteriza a Los dioses mienten es una crudeza, a mi modo de verlo, exagerada, que le arranca de forma inevitable las lágrimas al lector por la cadencia de los acontecimientos pero cuya desdicha me parece gratuita e injustificada. No le atribuyo ningún mérito al autor por inventarse algo capaz de revolverle las tripas a cualquiera.

El dibujo es una preciosidad, muy limpio y estilizado, muy apropiado para representar niños. Cumple de sobras su cometido y creo que encaja bien con esta historia. Como veis, no creo que sea un mal tomo, sencillamente creo que es el tipo de historia que se sustenta solo en "lo que ocurre" y no le da apenas importancia a los personajes en sí, al escenario, al diálogo interior, al mensaje, a nada. Más que leyendo un cómic, me he sentido como si viera una película. Formato mal escogido para lo que quiere contar.


Satoru desaparece sin dejar rastro abandonando así a su suerte a su mujer Kanae que deberá encargarse del negocio familiar, un sentō, ella sola. Sin saber si lo han secuestrado, si se ha suicidado o si simplemente se ha fugado, Kanae debe afrontar el día a día y los rumores en medio de ese desasosiego. Puesto que solo cuenta con la ayuda de una señora mayor y el sentō requiere mucho trabajo físico para sacarlo adelante, acaba contratando a un ayudante, reservado y misterioso pero muy capaz.

Las primeras veinte páginas de Undercurrent son sublimes y constituyen una unidad impecable que podría haber servido como excelente historia corta. En ellas, el autor consigue transmitir a la perfección la desazón que siente Kana, sus vacíos en los que está a solas con sus pensamientos. Asistimos a su día a día, vislumbramos sus preocupaciones con una narrativa muy sutil, y nos dejamos llevar por esas escenas mudas que no requieren de diálogos para transmitir.


Sin embargo, lo que empieza como una historia costumbrista la mar de bien llevada se metamorfosea paulatinamente en una suerte de thriller con secuestros, asesinatos y psicópatas que, además de precipitado no ha logrado interesarme. Si el objetivo del autor era esta intriga, no entiendo por qué se detiene tanto al principio ni por qué le dedica tanto espacio a un humor innecesario. Además, desaprovecha personajes que no sabemos muy bien por qué introduce, entiendo que el abuelo Sabu era necesario para darle un tono cómico a la historia pero creo que la podría haber enriquecido mucho más si, por ejemplo, el autor se hubiese explayado más en su relación conflictiva con la ley; lo mismo aplica para el joven pervertido que se presenta en el mismo capítulo, cuya aparición totalmente gratuita no contribuye en nada a la trama (a no ser que uno lo quiera considerar como desarrollo del personaje de Hori del que, de hecho, no sabemos prácticamente nada en ningún momento).

Lo que más me ha gustado de Undercurrent (aparte de las primeras 20 páginas) son, primero, las reflexiones de lo que realmente significa conocer a alguien y si llegamos a conseguirlo alguna vez y, segundo, el dibujo. Aunque es bastante simplón, creo que casa a la perfección con esta historia y, de hecho, el sentō, el mobiliario, los vehículos, el bosque... todo está dibujado con muchísimo detalle contribuyendo a esa inmersión en la lectura que nos proporciona Tetsuya Toyoda.


Algo que me ha sorprendido durante la lectura de este tomo es que en ningún momento se describe qué es un sentō (palabra que se utiliza constantemente excepto en la sinopsis, que la cambian por balneario así porque sí). De acuerdo que incluso para los que no lo supiesen ya de antes puede resultar obvio por el contexto pero aun así me parece chocante que mientras otras editoriales siguen explicando lo que significa sensei o -chan, en Milky Way nadie considerase oportuno hacer una pequeña nota de la traducción para aclarar que este concepto se refiere a un baño público, que es algo muy típico de Japón y que se está perdiendo poco a poco, que son matices que pueden incluso enriquecer la lectura ya que ayudan a contextualizar un poco la historia.