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domingo, 2 de diciembre de 2012

Tonlé Sap, en el mayor lago del sudeste asiático

 

Cerca del complejo de los Templos de Angkor y la ciudad camboyana de Siam Reap se localiza el lago Tonlé Sap, “lugar de aguas frescas” en jemer. Su proximidad a los templos de Angkor lo convierte en una excursión perfecta para combinar con la visita a la espectacular extensión selvática de templos pétreos.
 
Las gentes del lago son de origen vietnamita.
 
 
Una visita a Angkor no se hace en una mañana, ni en dos días. Uno puede pasarse semanas recorriendo los diferentes grupos de templos. Sea cual sea la duración de la visita, no sólo recomiendo una escapada al lago sino convertirla en una visita en toda regla y embarcarse, por ejemplo, en el crucero que navega el lago hasta la gran colonia de aves (cigüeñas, ibis, pelícanos, cormoranes, etc.) que vive en este vasto humedal. El santuario de aves Prek Toul es una de las mayores del continente asiático. La excursión dura 2 días y requiere dormir allí para salir muy temprano en busca de las aves. En la colonia crían 17 especies de aves y supone la única población para 9 de ellas.

 


En una visita de un día no llegaremos hasta esta colonia, pero al menos pasaremos un buen rato de birdwatching y, sobre todo, conoceremos a los habitantes de Tonlé Sap. Las “gentes del lago”, como se las conoce, viven en aldeas flotantes en sus orillas y viven de la pesca y de los cultivos (fundamentalmente en bancales de arroz). Son auténticas ciudades sobre palafitos y barcos. Todavía recuerdo el olor a serpientes fritas que algunos puestos ambulantes ofrecen a los habitantes (y a los turistas que se atrevan) mientras esperaba en la orilla el momento de embarcar.


 

El lago Tonlé Sap tiene una extensión de casi 2.500 kilómetros cuadrados, superficie que se multiplica por diez en época de lluvias. Se trata del mayor lago del sudeste acuático y forma parte de la cuenca fluvial del Mekong. La importancia de la interrelación entre el medio y las gentes del lago le han valido su inclusión en la lista de Reservas de Biosfera de la UNESCO desde 1997.

La mejor época para visitar el santuario de aves es entre noviembre y abril (aunque se puede prolongar según la época de lluvias un par de meses más hasta junio).
 
 

lunes, 25 de octubre de 2010

Angkor, la selva que devora templos


En el corazón de la selva camboyana se erigen majestuosos los templos de Angkor. Aunque a los ojos del profano parece que sólo haya un único templo (el famoso de las fotos, es decir, Angkor Wat), lo cierto es que este verde pulmón encierra un conjunto formado por casi 300 templos diseminados en nada más y nada menos que 200 kilómetros cuadrados.

Su origen hay que buscarlo en el deseo arquitectónico de Suryavarmán II, uno de los reyes del imperio Jemer, hasta que en 1177 el vecino reino de Cham los saqueó y Angkor cayó en el olvido hasta que se convirtió en capital del imperio Jemer y posteriormente pasó a manos de los monjes budistas. El único que permaneció sin abandonar fue el de Angkor Wat. La selva cubrió durante siglos los templos hasta que el explorador francés Muhout los sacó a la luz pública en 1860. Poco a poco se fueron liberando de la selva que los envolvía hasta recuperarlos para el turismo. Bueno, hay especialmente uno que se resiste a quitarse el traje verde. Es Ta Prohm (s. XII), más conocido como el templo de las raíces.


Mientras el resto de los templos principales han sido recuperados a la selva y reconstruidos gracias a la colaboración de diferentes gobiernos eliminando la vegetación para facilitar la visita turística, el templo de Ta Prohm ha marcado su sello de identidad particular gracias a las enormes raíces que literalmente se han fusionado con la piedra sirviendo de andamios vegetales a las paredes hasta el punto de formar una unidad. Antaño hubo la polémica de si eliminar la vegetación y seguir la misma senda que con los templos vecinos, pero finalmente se optó por dejar los gigantescos árboles –generalmente ceibas-, y recuperar así este templo de una forma diferente.


Esta “gestión” lo convierte, a mi juicio, en el templo más espectacular de Angkor. Ta Prohm está invadido por un halo de romanticismo y aventura. Al pisarlo uno se siente un poco Indiana Jones, o mejor Lara Croft (pues aquí se rodó la famosa Tomb Raider con Angelina Jolie). Pasear por su interior es una auténtica gozada si huimos de las riadas de turistas. En cada sala, en cada recodo, nos sorprende de nuevo un rincón invadido por la vegetación que sustenta como el mejor cimiento un muro a punto de desplomarse.
Esperemos sigan pensando así los responsables y nos permitan disfrutar de esta particular muestra de fusión ecoarquitectónica que, lejos de ser un estorbo, convierte a la selva en atractivo.



jueves, 21 de octubre de 2010

En elefante por los templos de Angkor



Angkor Thom significa en el actual idioma jemer “ciudad grande”. En efecto lo es. Sólo recientemente ha sido arrancada a la selva camboyana la que sin duda es la proliferación de templos más impresionante del mundo. Los templos de Angkor son los principales restos del imperio jemer entre los siglos IX y XV y se encuentran situados en una vasta zona selvática de la ciudad de Siam Reap.



Recorrerlos en bicicleta, caminando, o cómodamente desde un motocarro es cuestión de cada uno y del tiempo del que disponga para la visita, para la que es preciso en cualquier caso varias jornadas debido a la distancia entre los grupos de templos y el tamaño de los propios edificios. Sea cual sea la forma elegida,  conviene dejarse un breve tiempo reservado para disfrutar de los templos, de su escultura, de sus relieves únicos extraordinariamente trabajados, del entorno selvático que lo circunda… para dar un paseo a lomos de un elefante. La experiencia no llevará más de 20-30 minutos, 15 dólares menos en el bolsillo, y resulta interesante.



Existen tres opciones de recorrido para que cada cual elija: desde la puerta Sur hasta el templo de Bayón o de las máscaras, dar la vuelta al templo de Bayón (fotos superiores) o bien subir hasta el templo de Phnom Bakheng para contemplar una atardecer inolvidable (fotos inferiores). Ojo que la última subida al templo es a las 17,30 h. Arriba no estaremos solos, más bien bastante acompañados de los turistas que suben caminando para vivir el momento de la puesta de sol pero la subida en elefante no está tan concurrida.
Desde arriba la panorámica circular es insuperable, incluida la visión de las cinco torres del magnífico templo de Angkor Wat emergiendo sobre el dosel de la selva.