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domingo, 18 de septiembre de 2016

Paisajes de agua y montaña en el valle de Siscaró


Cuando ya se palpan las primeras nevadas otoñales, y antes de que el blanco cubra hasta el año que viene la alta montaña de Andorra quiero proponeros otro de esos lugares únicos con mezclas naturales de las que enganchan. Una vez más agua y montaña. En este caso en el valle vecino a Juclar, y sobre todo, un paisaje de praderas alpinas y agua en muy diversas manifestaciones: torrentes, balsas de agua remansada, regatos, cascadas, estanys… todo forma parte del riu del Siscaró… y del espectáculo natural de este precioso valle andorrano. Valle que ha cobrado fuerza también como lugar óptimo para observar marmotas gracias al asentamiento de esta especie en las alturas rocosas.




El acceso es el mismo que en el caso del valle de Juclar, incluso comparten los primeros pasos del recorrido (15 minutos) entre un agradable bosque por la orilla izquierda orográfica del río, hasta el lugar en el que un cartel de madera nos da a escoger entre seguir a la izquierda hacia las alturas de juglar o seguir a la derecha hacia Siscaró. En ese punto, además del cartel hay un banco que invita irremediablemente a sentarse. El lugar no puede ser mejor. Por cierto a lo largo y ancho de este mundo parecen prodigarse esos bancos de madera o forja, colocados en lugares estratégicos, dónde si no, y a los que algún día dedicaré quizá una sección propia. Esas vistas y esos lugares en los que están bien lo merecen.




Volviendo al Siscaró, el valle se remonta por un sendero sin pérdida hasta la pradera donde las aguas se remansan. Son las aigüestortes, paraíso herpetológico. Arriba se puede continuar por detrás del refugio del Siscaró hacia las Basses del Siscaró o bien a la derecha (seguir el GRP) hasta los estanys -del Siscaró y de les Canals Rogers. Todas, láminas de agua de gran belleza enmarcadas en un escenario de montaña agreste pero suave…. Difícil contradicción y complicado de explicar; mejor verlo. Maravilla de lugar.

lunes, 26 de septiembre de 2011

Grandes herbívoros en las montañas de Andorra


Gamo.
Casi tan importante como el prismático será el sigilo a la hora de llevar a buen puerto un safari fotográfico para observar los grandes herbívoros que viven en Andorra. No se trata de rebaños de cebras, gacelas o ñús, acostumbrados a la presencia cercana del vehículo 4x4 en la sabana africana. Aquí la aproximación se realiza a pie y los animales no se están tan habituados. Afortunadamente ese carácter esquivo es el que hace que la propuesta sea una experiencia no exenta de cierto nerviosismo hasta que conseguimos avistar nuestro objetivo de cuatro patas.

El rebeco es el amo de la alta montaña.

El corzo (Capreolus capreolus) se lleva la palma por huidizo y difícil de ver, acostumbrado a vivir en la seguridad del bosque (aunque también campea en praderas abiertas), pero otros como el ciervo europeo (Cervus elaphus), o el gamo (Dama dama) tampoco le van a la zaga. El muflón (Ovis orientalis musimon) y el rebeco (Rupicapra rupicapra), que gustan de pastar en zonas abiertas y despejadas de vegetación son más “agradecidos”. Estas cinco especies de grandes herbívoros se distribuyen a lo largo y ancho de la montaña andorrana en hábitats diferentes y ambientes diversos. En las zonas bajas con el linde boscoso viven los gamos y los ciervos. Los corzos habitan cotas más altas en el bosque y, en terreno de praderas alpinas y zonas pedregosas, los muflones y rebecos se mueven con agilidad. Resulta complejo concretar zonas para avistarlos, si bien las inmediaciones de la collada de Beixalís, es buen terreno para corzos y muflones, o el valle de Enclar resulta óptimo si vamos en busca de rebecos por citar un par de ejemplos. Existen rutas guiadas en algunos lugares.
En cualquier caso será preciso madrugar, pues a primera hora es cuando están más activos y será más fácil observarlos. Otra buena zona de muflón son las inmediaciones del parque natural del Comapedrosa, donde a veces penetran accediendo por la zona de Sanfonts. En las inmediaciones del parque (pero en cotas bajas) viven también ciervos y gamos. Los corzos son frecuentes en todos los valles. Lo bueno es que casi en cualquier excursión que hagamos por las montañas y valles de Andorra tenemos bastantes probabilidades de toparnos con alguna de estas cinco especies que, por tamaño, podrían considerarse los “cinco grandes” de Andorra. El oso pardo, también presente, además de no ser un herbívoro estricto, se sale del objeto de este post…


Los muflones pastan en las praderas abiertas de alta montaña y zonas rocosas.

Septiembre y octubre son buenos meses para observar los cérvidos de gran tamaño (gamos y ciervos europeos), especialmente los segundos, coincidiendo con el celo -la berrea del ciervo es uno de los espectáculos sonoros más impresionantes de los bosques de Andorra-, a lo largo del año los gamos suelen vivir en pequeños grupos unifamiliares o incluso son de carácter solitario. Los ciervos tienden a formar manadas.

Los corzos son de carácter más solitario –sobre todo los machos- aunque a finales del otoño y durante el invierno los corzos se vuelven más gregarios y llegan a formar pequeñas manadas.
Esto respecto a las tres especies de Cérvidos (familia Cervidae), respecto a los Bóvidos (familia Bovidae) las hembras y crías de muflón viven juntas en primavera y verano formando grupos si bien en otoño e invierno, se les unen los machos solitarios, que protagonizan espectaculares luchas con sus cuernas para ganarse el derecho de entrar al grupo e intentar convertirse en el macho dominante. Algo parecido ocurre con el rebeco cuando entra en celo en octubre – noviembre.
Estamos pues en la mejor época para acercarse a presenciar uno de los mayores espectáculos naturales de la montaña de Andorra. 

lunes, 19 de septiembre de 2011

Valles de Perafita y Claror, tan cerca… tan diferentes

Valle y refugio de Claror.

Perafita y Claror son dos de los tres valles que forman en conjunción el Patrimonio Natural de la Humanidad de Andorra, que como ya os comentaba en el post anterior integran los valles de Madriu-Perafita-Claror. Los dos últimos ocupan la parte más meridional de este bello rincón del Pirineo. Perafita y Claror se tocan con la mano –de hecho comparten acceso- pero ofrecen dos paisajes bien distintos. Una excusa perfecta pues para redondear una visita a este espacio natural de Andorra y completar en dos jornadas, la visión completa de sus recursos naturales.

Flor de Rododendro.

Valle superior de Perafita desde el refugio de Perafita


A Perafita y Claror se accede por una ruta común. De hecho, salvo que estéis realizando el GRP –muy recomendable por otra parte- y accedáis a Claror por el Port Negre (2.605 m.), el acceso principal a pie –única forma de llegar- es por el valle del Madriu. Efectivamente, la ruta es la misma que la relatada en el post anterior, subiendo hasta Entremesaigües. Una vez en estas bordas, en lugar de continuar valle arriba hacia los Corrals de Ràmio, seguimos las indicaciones del GR.11.10 y cruzamos el río Madriu por el pont d’Entremesaigües para ir en busca de otro curso de agua: el riu de Perafita.

Estany de la Nou.

La subida hasta Entremesaigües es eminentemente forestal, un bosque de ribera denso, acompañado de pinar de pino silvestre, avellanos y boj, mucho boj. A partir de Entremesaigües la compañía del boj se hace, si cabe, más intensa hasta que entramos de nuevo en el bosque, otra vez de pino, pero con otras especies como abetos o abedules. Poco a poco el pino rojo y el abeto ceden terreno al pino negro. Para entonces la subida se encuentra en su parte más empinada. Es una subida dura en zig-zag pero bajo la sombra del bosque y el rumor del agua que relaja la fatiga del visitante con preciosos saltos. Comienza a aparecer -y a ser numeroso- el rododendro. Es un buen bosque para toparse con corzos y urogallos –ambas especies muy esquivas-. Abundan también las zonas de piedras y canchales. Justo al salir del bosque se ofrece la primera panorámica sobre el vecino valle de Claror. Montañas desnudas, tapizadas por praderas alpinas, en medio de un paisaje eminentemente mineral con sustratos –en sus partes más altas- de tonos grises, marrones, rojos o negros.

Subiendo por el valle de Perafita

Una marmota alerta al resto de mi presencia en el canchal.

Fuera del bosque se remonta el último tramo empinado por un canchal en el que abundan las marmotas. La observación es muy sencilla e incluso –con paciencia- estos enormes roedores se dejan acercar bastante. El final de la subida lo marca la llegada al refugio viejo de Perafita -que no es más que una pequeña borda de piedra-. Mucho mejor se encuentra desde luego el nuevo refugio (5 minutos más adelante), de estratégico emplazamiento en el GRP. Desde aquí las panorámicas sobre el valle de Perafita –tanto hacia abajo como hacia la cabecera- son fantásticas. También hacia el valle de Claror.

Valle de Claror desde las inmediaciones del refugio de Perafita.


El refugio de Perafita (2.200 m.; 2 h. 30 m. desde inicio) sirve de encrucijada para recorrer la parte más alta del valle de Perafita, de marcado modelado glaciar (por el GR-11.10 hasta el tercer acceso en cuestión a la zona Perafita-Claror –mucho menos frecuentado-, el Collet de Sant Vicenç, a 2.573 metros de altitud), o para acceder en 30 minutos más de marcha desde el citado refugio, hasta el vecino Claror. A sólo quince minutos -y en dirección a Claror-se encuentra el estany de la Nou rodeado de un bello pinar de pino negro y enebros rastreros. A 45 minutos del de Perafita se encuentra el refugio de Claror (2.280 m. 3 h. desde inicio). Corona ambos valle el Pic de Perafita (2.752 m.) y los separa la serra Mitjana, un gran espolón que sale de la falda del pico. Estas alturas son del gusto de los rebecos, perdices nivales y armiños.

Riu de Perafita.

viernes, 16 de septiembre de 2011

El valle del Madriu, joya andorrana

Idílica imagen en la zona de l'Estall Serrer.

El valle del Madriu es otra de esas joyitas naturales con las que uno tiene la fortuna de reencontrarse de vez en cuando. Ya lo había caminado hace unos años y luego volví a hacerlo coincidiendo con su declaración como Patrimonio Mundial de la Humanidad por la Unesco en el 2004. En realidad este Patrimonio de tipo Natural no es sólo el del Madriu sino también los valles tributarios de Perafita y Claror, que comparten la cabecera hidrográfica del río Madriu, y cuyos cursos fluviales se unen en el paraje de Entremesaigües para discurrir como uno sólo, hasta su desembocadura en el riu Valira d’Orient. A Perafita y Claror volveré en próximos post pero de momento hoy quiero centrarme en el valle del Madriu, que se extiende desde el circo glaciar donde se encuentra el estany de l’Illa hasta las casas de Escaldes-Engordany.

Bordas en los Corrals de Ràmio, aquí se unen el GR11 y el GR7.

En la diferencia de cotas desde los 1.000 metros hasta los 2.864 m. del Pic del Pessons la diversidad de ambientes y recursos naturales que en ellos encontramos es fastuosa. Su estado de conservación magnífico, como no podía ser menos en este Patrimonio natural de la Humanidad.

Desde bosques de ribera a retazos de bosque mediterráneo y algunas de las mejores muestras de pinar (rojo y negro), al que acompañan según orientación (solana o umbría) otros bosques como abetales, abedules y bosques mixtos de frondosas, entre otras especies vegetales. Destaca la proliferación de helechos en el bosque de pino negro –aparte del sotobosque de arándanos y rododendros en el pinar como despensa invernal- y en la parte baja del valle, en el corazón del bosque de ribera. La ruta de Entremesaigües es una ocasión perfecta para observarlos.
 
Cimas de la Serra del Sirvent.
El encanto del Madriu es esa mezcla inmaculada y casi virginal entre la antigua presencia del hombre y la naturaleza en su máximo apogeo. En cualquier caso la conservación del valle, el único de Andorra al que no llega el asfalto, hace que la segunda domine de forma abrumadora sobre la primera.
El recorrido clásico para conocer el valle del Madriu es la senda que lo remonta junto al río desde la carretera de la Plana (Escaldes-Engordany) a través del GR.7, compartiendo trazado con el GR.11 a partir de los Corrals de Rámio, y con el GRP a partir de la barraca de la Farga hasta la parte alta del circo glaciar. Por el camino los refugios de Fontverd (1.886 m.), Riu dels Orris (2.230 m.) y el de l’Illa (2.485 m.) invitan desde luego a quedarse a vivir en la zona…

Refugio de Fontverd.
De los parajes angostos de la primera parte del recorrido hasta Ràmio, donde comienza a abrirse tímidamente para hacerlo, ya sin tapujos, en las bucólicas praderas de Fontverd, se pasa a partir del refugio de Riu dels Orris al paisaje rocoso, granítico, imponente, preludio del magnífico espectáculo pétreo de la cabecera glaciar donde se asientan el enorme estany de l’illa, el segundo más grande de Andorra, y un puñado de perlas lacustres de menor tamaño.


El valle es sobrevolado por rapaces como el Buitre común o el quebrantahuesos, entre otras.
Como siempre que me sitúo frente a ellas, las Crestes del Gargantillar se encargaron de imponer con su vertical aspecto la gota de magnificencia que hacen sentir mi presencia como algo minúsculo. Una sensación que siempre me ha gustado.
No paséis por alto la oportunidad de visitar el valle del Madriu, 100% belleza.

Cominezo de la senda que recorre el valle.


jueves, 8 de septiembre de 2011

Pla de l’Estanyó

Alta montaña glaciar en Sorteny.

Y la tercera de las paradas en este coqueto, por tamaño y belleza, parque natural andorrano, el tercer post en cuestión, está dedicado a las alturas del valle de Sorteny. Una buena muestra de glaciarismo y, lo mejor de todo, de fácil acceso (algo habitual en la montaña de Andorra a diferencia del resto de la cordillera, como comenté en mi Gran Ruta por la naturaleza del Principado). Dos son los lugares en la cabecera del valle glaciar de Sorteny que suelen aparecer en la hoja de ruta de cualquier excursionista (y que si no lo habéis hecho ya, debéis apuntar en la vuestra): la collada dels Meners (2.719 m.) y el pla de l’Estanyó.

Estany en el pla de l'Estanyó.

El primero es la entrada natural al valle por su parte alta, al pie de la imponente montaña del Pic de la Serrera (2.913 m.). Por aquí pasan los senderistas que realizan el GRP. El segundo suele ser la excursión por excelencia en este parque natural de Andorra ¿por qué? Por su sencillez excursionista y sobre todo, por el magnetismo que siempre han ejercido y ejercen las aguas de los lagos de montaña. En las alturas del valle aguarda uno, un magnífico y tranquilo estany encajado en la cubeta glaciar que se ubica en la falda del pic de l’Estanyó (2.915 m.). Se llega como digo sin gran esfuerzo 1 hora media aproximadamente desde el aparcamiento superior del valle, el Cap del Grau, muy cerca del refugio de Sorteny.

Llegada al pla de l'Estanyó.


La subida sigue las indicaciones, en su primer tramo, de la ruta de la las aves y las mariposas. Cuando el sendero se dirige a cruzar el río Sorteny por segunda vez, camino del refugio, se ha de acometer hacia la derecha la subida por el bosque alpino que hemos llevado siempre a esa mano del camino. Si se hace a primera hora es posible encontrarse con rebecos.

Escorrentía procedente del lago.

La subida entre árboles es la más fatigosa y la salida a terreno abierto coincide también con una mayor suavidad en la pendiente. Poco a poco, entre prados repletos de flores y algún pino negro disperso, se gana el pla de l’Estanyó. Sólo resta concluir la marcha hasta el pie del lago.

¡Qué gran lugar para tumbarse y descansar disfrutando de uno de los rincones más bellos de Andorra!



miércoles, 31 de agosto de 2011

Sendas botánicas del valle de Sorteny


Otro de los sellos de identidad del parque natural del valle de Sorteny, quizá su recurso natural más sobresaliente, es la flora. Sorteny cuenta más de 700 especies diferentes. Algo sumamente importante si tenemos en cuenta de nuevo la reducida superficie de este valle.
La ruta de las aves y mariposas comienza en el cap del Grau, pero para acceder hasta allí es preciso cubrir el tramo que separa este punto del centro de información situado en la puerta de entrada de este espacio natural protegido.
Grandalla.


Desde el aparcamiento inferior, junto al citado centro, una barrera impide el tráfico rodado desde las 10 hasta las 19 horas. No obstante para las presentes rutas que a continuación os voy a comentar es preciso dejar el vehículo en el aparcamiento y subir caminando. Sea cual sea la opción elegida, la subida es breve y sin dificultad (aproximadamente 1 hora por ruta). La primera opción es la que conduce directamente hasta el cap del Grau por la pista de tierra. Casi ya al final del recorrido pasa junto al jardín botánico y antes, os habréis fijado en los carteles que indican el resto de rutas a pie. Son tres rutas y en su conjunto se denominan las sendas botánicas de Sorteny. Una está indicada como la ruta de la ardilla (esquirol), otra como la ruta de la Marta y una tercera como la ruta del Grau de la Llosa. Se trata en los tres casos de sendas oportunidades para observar la flora que crece en el entorno del rio de Sorteny, donde habita el desmán de los Pirineos, si bien recorren tres hábitats diferentes:

Senda de la Ardilla.


La senda del Grau de la Llosa tiene una longitud de 400 metros y un desnivel de 80 m. Está señalizada con color azul y es la que más se aproxima al curso fluvial. Recorre el bosque de umbría del piso subalpino en el que crecen abetos, pinos negros, serbales, abedules y álamos. En el estrato herbáceo crecen especies megaforbias, que llegan a alcanzar los 2 metros de altura (calabacera, saxífraga de hoja redonda, calderones, acónitos, verónicas, etc.). Se observan también especies de hábitat rocoso y ambiente húmedo. A medida que avanzamos vamos descubriendo diferentes especies de saxífragas y otras plantas umbelíferas y medicinales como imperatoria romana, saúco, hierba centella, etc.  Predominan los suelos ricos en minerales y en especial el nitrógeno, de forma que abundan especies nitrófilas como el azafrán silvestre, diente de perro, flor del viento, etc. En los ambientes más secos crecen tomillos, siemprevivas, albahaca, enebros, grosellas  o vermicularias. Un gran mosaico vegetal en poca distancia.

Entrada al valle de Sorteny

Símbolo del parque natural.


La senda de la Marta recorre 900 metros de distancia entre la entrada y el jardín botánico (90 metros desnivel). Está señalizada con el color rojo y recorre bosque claro y mixto de pino albar y abedul. También paisajes afloramientos de roca del Roc del Quer (paredes rocosas y canchales). Se observan entre otras muchas especies algunas tan vistosas y llamativas como el lirio pirenaico (flor de lis o azucena del Pirineo) o la azucena silvestre, endemismos ambas.

Inicio de la Senda del Grau de la Llosa.


La tercera ruta botánica es la senda de la Ardilla, en color verde. Tiene una longitud de 600 metros de distancia y un desnivel de 90 metros. Se adentra en el corazón del pinar, donde vive el roedor que da nombre a la ruta. La segunda vez que hice esta ruta me encontré nada más y nada menos que con un pequeño grupo de 6 ardillas en un mismo árbol. Proliferan enebros, gayubas y rododendros tapizando el suelo, pero crecen multitud de pequeñas flores a ambos lados de la senda.

Boraginácea.


Para recorrer estos senderos os recomiendo los trípticos con la explicación de cada senda (centro de información del parque natural). Se trata de senderos autoguiados y a lo largo del recorrido existen carteles con números cuya explicación encontraréis en estos trípticos.

Una última recomendación es la visita al Centro de la Naturaleza situado en La Cortinada, muy cerca de Ordino, un buen aperitivo para conocer la naturaleza andorrana.

Centro de la Naturaleza en La Cortinada.

viernes, 12 de agosto de 2011

Mariposas de montaña en Sorteny

Sorteny es un vergel para las mariposas como esta Melitea didyma.

Después de muchos post con propuestas de ecoturismo y safaris fotográficos, éste es el primero íntegro dedicado a las mariposas. También en el parque nacional Royal Chitwan (Nepal) realicé un safari fotográfico de mariposas, pero no como objeto principal de la propuesta. El parque natural del Valle de Sorteny, en Ordino, presume con motivo de varias cosas en su minúscula superficie de extensión, pero sin duda, uno de sus principales atractivos entre mayo y septiembre es el entomológico. Infinidad de especies de mariposas diurnas y nocturnas, varias de ellas protegidas a nivel continental, vuelan de forma incesante por los diferentes hábitats de este fantástico espacio natural protegido.

Pieris rapae sobre flor de rododendro.

Señalización al comienzo del recorrido.


Buena parte de culpa tiene el excelente catálogo floral del parque, con más de 700 especies. Otra de las joyas que merece ser abordada a parte, como de hecho reflejan las tres 3 sendas botánicas de Sorteny a las que dedicaré el próximo post. Y todo en un palmo de terreno, en las escasas 1.080 hectáreas de un pequeño valle andorrano con no más de 5 kilómetros de longitud. Una joya natural que me sorprendió el día que la visité por primera vez y que me sigue encantando varias visitas después.

Grandallas, flor nacional de Andorra.

En el parque existe una ruta señalizada en la cota 1.900, que comparte trazado también con la ruta autoguiada ornitológica aprovechando los diferentes hábitats que atraviesa, muy sencilla, corta y gratificante ¿se puede pedir más?
Si no hubiera mariposas de por medio, la ruta circular no lleva más de 10-15 minutos si se hace sin parar, pero allí pasé un par de horas deleitándome con el vuelo de cientos de mariposas. Y hubiera pasado unas cuantas horas más embelesado, prismático y cámara en mano, contemplando y fotografiando aves, flores y lepidópteros de montaña.

Exsten guías con las principales especies de la ruta a disposición de los visitantes.


La ruta de las aves y mariposas de Sorteny comienza en el aparcamiento superior (Cap del Grau) y recorre una pequeña muestra de las más de 70 zonas húmedas del parque. Siguiendo los pertinentes carteles se cruza el río de Sorteny en un par de ocasiones para completar este recorrido dividido en 7 secciones: En la sección 1 encontramos prados en los que vuelan, entre otras especies, Colias común (Colias crocea), Boloria euphrosyne o la amenazada Erebia cassioides.

Lysandra coridon, abundante en el parque.

El valle desde las inmediaciones del refugio.

La ruta entra a continuación en un bosque de pino negro (piso subalpino) donde observar Coenonympha pamphilus, Plebejus argus y Lycaena virgaurea. Al pinar sigue una zona de canchal (sección 3) caracterizada por la presencia de Pieris rapae, Leptidea sinapis o Coenonympha arcania, entre otras.
Superado el pequeño canchal se entra de lleno en zonas de prados, donde se reparten las siguientes 4 secciones. Primero con la presencia de Argynnis aglaja, Pieris brassicae o Vanessa cardui, luego una zona de prado de siega con Aglais urticae -abundante en las ortigas-, la pequeña y vistosa Cyaniris semiargus o la Issoria lathonia.
Parnassius mnemosyne habita los prados de Festuca.


Los dos últimos tramos de la ruta están dominados por los prados de Festuca. En el primero (sección 6) casi exclusivamente con Festuca paniculada ssp. spadicea y en el siguiente con Festuca de la misma subespecie y landas. Es el hábitat de dos de las especies más relevantes y amenazadas: Erebia meolans a la que acompañan otras como Gonepteryx rhamni y Parnassius mnemosyne en la sección 6 y la joya de la corona, Parnassius apollo (mariposa Apollo) junto con Anthocharis cardamines, Lysandra coridon, Melitaea didyma en la última de las secciones entre prados de Festuca y landas.



En la caseta de información y centro de visitantes, en el aparcamiento principal, se presta a los visitantes que lo soliciten material de apoyo para realizar la ruta. Este material consiste en una guía plastificada con la descripción del recorrido y las principales especies (foto y ficha técnica) de mariposas que podéis encontrar. Existe también la posibilidad de contratar los servicios de guías especializados para realizar éste y otros safaris fotográficos por el parque natural del valle de Sorteny.

Existen safaris fotográficos organizados.

martes, 9 de agosto de 2011

Circos glaciares de Andorra

Circo glaciar del Pla de l'Estany.

Pla de l’Estany y Pessons son dos ejemplos de circos de alta montaña de aspecto bien diferente; rocosos ambos, pero notablemente distintos en cuanto a apariencia. En cualquier caso sublimes los dos. Comparten origen de tipo glaciar, el mismo que moldeó la cara de la cordillera pirenaica tras las bruscos movimientos tectónicos y posteriores plegamientos que levantaron las montañas que separan (y unen) a Francia, España y Andorra. De eso hace ya mucho, algo así como 230 millones de años del primero de ellos (en la era Terciaria). Luego, del maquillaje diario se encargó -y lo sigue haciendo a diario-, el viento y sobre todo la erosión glaciar.
En un país de alta montaña como Andorra son muchos los circos de origen glaciar. Os propongo conocer hoy dos de los más bellos:

Lago en el Pla de l'Estany.


Plá de l’Estany, en Comapedrosa.
El Pla de l’Estany, en el parque natural comunal de los valles del Compadrosa,  es un amplio y profundo circo glaciar con buen desnivel y verticalidad. Su primera visión me recordó a otros circos pirenaicos como Barrosa o incluso Pineta. Allí arriba aguardan los lagos más altos de Andorra, inmersos en un paisaje extraterrestre (Forcats y Montmantell) al pie de los 2.913 m. del Pic de Medacorba y los 2.859 m. del pic del Pla de l’Estany respectivamente. Novecientos metros más abajo, en la base de este circo glaciar de libro, se asienta el estany del Pla de l’Estany. El lago no es grande y ocupa parte del fondo de la cubeta glaciar. La colmatación ha hecho que el estany ocupe sólo una pequeña parte de la superficie que algún día ocupó. En el lecho de la cubeta crecen buenos pastos, afloran bloques de piedra y se almacena la escorrentía que baja en el deshielo por las empinadas canales que lo enmarcan. Un buen lugar para ver rebecos y corzos, por otra parte.



Al Pla de l’Estany se puede llegar caminando de forma fácil (se trata de uno de los circos glaciares más accesibles) o incluso en verano a lomos de caballo mediante las excursiones que organiza la oficina de turismo de la Massana. Como la citada excursión guiada ecuestre sólo incluye la ida, deja libre el regreso para bajar por el mismo camino o bien (os lo recomiendo) adentraros en el mundo forestal de Les Fonts y descender por las bordas de Percanela. Ambas opciones están bien indicadas. De paso echaréis un vistazo al vecino circo de Les Fonts, de aspecto mucho menos agreste. El bosque de Les Fonts es uno de los más interesantes de Andorra, con un estupendo estado de conservación en el que bioindicadores de la salud ambiental como los líquenes tapizan las cortezas de los pinos negros y rojos.

Llegando al circo del pla de l'Estany.

Bosque de pino negro en Les Fonts.



Circo de Pessons.
Muy diferente es el aspecto de Pessons, donde el paisaje granítico preside cualquier rincón. Pessons no posee el desnivel ni la verticalidad del circo del Pla de l’Estany, pero su cabecera que, va perdiendo altura progresivamente en pequeñas balcones, regala al visitante una colección de lagos de montaña (de origen glaciar, claro) sin desperdicio. Por algo es una de las rutas clásicas del Pirineo. Las alturas que cierran el circo rocoso de Pessons son similares a las del Pla de l’Estany (pic dels Pessons 2.864 m.) pero a diferencia de éste, es un circo mucho más grande y abierto. De nuevo de manual.
Estany del Cap des Pessons.


Pessons es un circo granítico de enormes dimensiones, el mayor de Andorra.


Para recorrerlo basta con seguir las señales del GRP (el sendero de Gran Recorrido que da la vuelta a Andorra) desde el aparcamiento del Grau Roig, en Encamp.
De nuevo una excursión sencilla, con similar desnivel a la anterior (unos 500 metros) y dos paisajes, como os, digo totalmente diferentes. ¿Con cual quedarme? Uff! muy complicado, prefiero los dos.