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domingo, 19 de abril de 2015

Dónde ver Lobos marinos de las Galápagos


Las islas Galápagos (Ecuador) atraen a los naturalistas como un enorme imán de la naturaleza. Sin duda uno de los paraísos del mundo que inspiraron en su día este blog. Este rincón perdido en el Pacífico tiene a Darwin y las enormes tortugas terrestres o galápagos a sus principales embajadores, pero cuando uno pisa por primera vez las islas queda irremediablemente enamorado de sus paisajes volcánicos, de sus playas de arena blanca, y del resto de su fauna, espectacular en todos los grupos. Las aves, con rarezas como los cormoranes sin alas, o los reptiles, con iguanas que nadan y bucean en el mar –además de las mencionadas tortugas gigantes terrestres. Todo en Galápagos es único y diferente. Un mundo rebosante de endemismos.

Y cuando uno llega a Galápagos se sorprende también por la presencia de lobos marinos en casi cualquier punto y, se sorprende todavía aún más, por la indiferencia que muestran ante la presencia humana.  Como el resto de los animales, todo sea dicho. Es por ello que uno puede compartir arena en la playa con algunos de ellos, ver cómo descansan en las rocas volcánicas, o mejor aún, darse un baño con ellos.  Especialmente con las hembras y las crías, mucho más jugetonas. Los machos dominantes cumplen su papel de vigilar celosamente su territorio y harén. Recuerdo con especial cariño los momentos con los lobos marinos  de las Galápagos en la bahía Gardner de la isla Española, donde hubo sesión de arena y baño compartido.



En Galápagos se pueden observar dos especies diferentes: el lobo marino o león marino de las Galápagos (Zalophus wollebacki), pariente del lobo marino de California, y el Lobo de los pelos. Del primero, el más interesante desde el punto de vista de la biodiversidad pues se trata de un endemismo exclusivo de estas islas, quedan aproximadamente unos 50.000 ejemplares y andan estos días con la sangre revuelta, pues está a punto de iniciarse su periodo reproductor, que va de mayo a enero del año siguiente). A lo largo del archipiélago existen multitud de puntos donde se pueden observar pero sin duda los mejores son loberías como las de las islas Floreana o San Cristóbal, también Isla Lobos (a 1 hora de Puerto Baquerizo Moreno) y la bahía Darwin en isla Genovesa

domingo, 8 de febrero de 2015

Con los Albatros de las Galápagos

Con sus 240 centímetros de envergadura alar, y sus inconfundibles pico amarillo intenso y nuca de color marfil, el albatros de Galápagos es uno de los endemismos más emblemáticos en las islas de los endemismos por excelencia.

El albatros de Galápagos u ondeado (Phoebastria irrorata) es una ave marina que sólo toca tierra para anidar y lo hace durante el verano en la isla de La Española, en las islas Galápagos orientales. Hasta allí me fui hace unos años para observarlo por primera vez. Entre diciembre y marzo los albatros de Galápagos vuelan sin cesar llegando hasta las costas continentales peruanas. La mayor de las aves de estas islas ecuatorianas ha elegido para criar la que probablemente sea una de las islas más bellas: Española. Cuenta con una población de algo más de 20.000 individuos. El terreno irregular de la isla presenta los acantilados con la altura necesaria para que los enormes albatros realicen su carrera antes de lanzarse e iniciar su vuelo. Cuando se posa en mar abierto para comer despega “a la carrera” moviendo las alas incesantemente hasta alcanzar la velocidad que le permita alzar sus 4 kilogramos de peso.

En la isla Española, el enclave para observarlos es Punta Suárez. Abril es el mes del cortejo, de la batalla de espadas con sus picos cual elegantes maestros de esgrima. Cuando los niveles de alimento disponible en el mar son óptimos gracias a las corrientes cálidas procedentes de Centroamérica, entre junio y noviembre, tiene lugar la cría. Los primeros pollos ven la luz en julio y comienzan sus prácticas de vuelo en septiembre y octubre. En diciembre, los Airbus A380 de las aves marinas, despegan hacia las aguas oceánicas.
Sin salirse del sendero que recorre la colonia de cría de aves, como siempre que se visita cualquier enclave de las Galápagos, y sin exceder las dos horas que suponen el tiempo máximo de estancia en tierra (algo por lo que velan escrupulosamente los guías naturalistas del parque nacional) el contacto con las aves es directo y muy cercano. Embelesador.

Punta Suárez y Bahía Gardner, tan diferentes y espectaculares son los dos enclaves de desembarco y visita en Española. Los visitantes que, como yo, a bordo de un crucero, llegan a Española a disfrutar de una jornada de campo inolvidable nunca salen defraudados. A buen seguro que así es, entre albatros, piqueros, gaviotas, etc. en los acantilados de Punta Suárez y lobos marinos, tortugas marinas y pinzones de Darwin en las blancas arenas de una de las bahías más hermosas del mundo.

jueves, 28 de junio de 2012

Las tortugas gigantes de las islas Galápagos


El fin de semana pasado murió de viejo el Solitario George, último representante de Chelonoidis abingdoni. El viejo George fue encontrado en la isla Pinta en 1972 y trasladado al centro de tortugas gigantes de Puerto Ayora (isla San Cristóbal), donde se realizan estudios y proyectos de cría en cautividad.

 En los últimos días los medios de comunicación se han hecho eco de esta importante noticia sobre las tortugas gigantes y el parque nacional de las islas Galápagos. La biodiversidad ha sufrido un grave revés pero en las Galápagos, las “islas encantadas”, quedan otras muchas tortugas gigantes y no se han extinguido todas, tal y como algunas personas me han comentado inquietas estos días. Bien es cierto que corresponden a diferentes especies.


Al escribir este post vienen a mi memoria unos días inolvidables pasados en aquel archipiélago así que a modo de pequeño homenaje póstumo al Solitario George, al que por cierto van a embalsamar y exponer en un futuro centro de interpretación que llevará su nombre y estará dedicado, como no podía ser menos, a las tortugas gigantes, os cuento dónde ver a los gigantescos quelonios que han dado nombre a las islas.



En las islas Galápagos habitan 10 especies diferentes de tortugas gigantes (11 con la del desaparecido George y tres más que existieron en el pasado). En la actualidad las islas que cuentan de forma autóctona con estos enormes reptiles terrestres son: Isabela, la más importante con 5 especies, Santiago, Pinzón, Santa Cruz, y Española.



En la isla San Cristóbal tuve ocasión de pasar una mañana en la Galapaguera de Cerro Colorado. Allí conviví de cerca con las tortugas tal y como antes pude hacer en isla Mauricio y posteriormente en las islas Seychelles, los tres lugares en los que existen tortugas gigantes terrestres. Son animales encantadores de aspecto absolutamente prehistórico y tamaño descomunal que llegan a sobrepasar los 250 kilogramos de peso y a vivir, como George, 150 años.


jueves, 12 de enero de 2012

Un relajado día de flora y fauna en el volcán Cotopaxi

Venado de cola blanca.


El Cotopaxi es euno de los volcanes activos más alto del mundo. Su cima, solitaria y majestuosa en plena cordillera andina, roza los 6.000 metros de altitud (5.897 m.) y claro, con tanto aliciente a menos de 70 kilómetros de Quito, es fácil pensar que la visita al volcán se convierta en excursión obligada en cualquier viaje a Ecuador.

La proximidad a la capital permite visitar el Cotopaxi en una jornada (ida y vuelta) y además hacerlo sin grandes prisas ya que la mayoría de personas que llegan hasta aquí se quedan en la laguna Limpiopungo (3.830 m. altitud) o bien suben hasta el aparcamiento que marca el final de la pista. Este aparcamiento (parqueadero) se sitúa a 4.500 metros de altitud, así que no todos llegan y pocos son los que se acercan hasta el refugio, 300 metros más arriba y rodeado de glaciares, o hasta la cumbre. El acceso hasta el refugio, a pie, no presenta dificultad técnica más allá del esfuerzo físico y la aclimatación.



La mayoría, como digo, se contenta con visitar someramente el parque nacional atraído por la figura del cono. Yo os animo a hacerlo disfrutando también de la fauna y flora que lo habita. No hay prisa por llegar a la base de la imponente montaña; de hecho nada más entrar al parque, cuyos límites empiezan mucho más abajo, donde todavía crecen los bosques frondosos, os animo a bajar del coche en busca por ejemplo de venados de cola blanca. Al poco de entrar, coincidiendo prácticamente con el límite superior del bosque, se encuentra el museo Mariscal Sucre. Pequeño pero interesante. La parada, cumple además una interesante función de adaptación a la altura. A partir de aquí la pista se abre paso hasta llegar al vasto páramo donde se emplaza la laguna y frente a la que se levanta el cono perfecto del volcán. Ya no hay árboles, pero si prados de gramíneas que tapizan el suelo de lava y multitud de flores que ponen de manifiesto la fertilidad de los suelos volcánicos.

El volcán cotopaxi desde las inmediaciones de la entrada al parque nacional.


Un día en el parque es una magnífica ocasión para el contacto con la fauna local. En el pasado post ya daba cuenta de la existencia de camélidos, fundamentalmente guanacos, y de las aves que visitan la laguna –como las gaviotas andinas y con muchísima suerte los esquivos pumas. Existen también en el parque lobos, osos, zorros y los más fáciles de ver: cóndores.


miércoles, 4 de enero de 2012

Cotopaxi, uno de los volcanes activos más altos del mundo

Cima del Cotopaxi desde la laguna.

El volcán Cotopaxi, en Ecuador, el más perfecto cono volcánico del mundo junto al monte Fuji de Japón dicen los exploradores ilustres (y el Teide, añado yo). Es sin duda imponente. Visible ya desde Quito, el Cotopaxi está localizado en el valle central formando parte de la mundialmente conocida avenida de los volcanes. Con 5.897 metros el volcán es la segunda altura del país tras el Chimborazo (6.300 m.), también en la misma avenida de la cordillera andina.



Acceder al parque nacional Cotopaxi es muy sencillo y recomendable desde Quito. Por carretera y un corto tramo de pista se llega hasta la entrada al parque. Luego la pista continua su ascenso de forma progresiva y suave (muy de agradecer si de lo que se trata es de ir aclimatándose a la altitud), hasta el pequeño museo donde existe un rústico restaurante en el que tomar una deliciosa comida, y posteriormente hasta los 3.830 metros donde se encuentra la laguna Limpiopungo. Estamos en terreno de pumas (que no veremos), guanacos (es posible encontrarlos) y gaviotas andinas, que seguro veremos junto a la laguna. Es un buen lugar para bajarse del vehículo y estirar las piernas por la orilla mientras notamos el frío y la altitud. Esta parada viene bien para la aclimatación. Detrás de la laguna la silueta del volcán se erige monumental y se pueden apreciar las diferentes coloraciones correspondientes a las erupciones que ha vivido esta montaña ecuatoriana. Se han registrado erupciones desde 1534 y ha habido otras como la de 1742, 1768 y 1877. Su última erupción fue en 1942 pero no hay que olvidar que se encuentra activo, incluso que estamos ante uno de los volcanes en activo más altos del mundo.
Camino del glaciar, a más de 4.500 m.

La pista de tierra sigue subiendo en dirección al refugio y el paisaje gana fuerza por momentos. Rápidamente nos situamos a 4.500 metros de altitud. Aquí las panorámicas son espectaculares, tanto del glaciar que queda a nuestra izquierda y hasta el que podremos acercarnos caminando entre lava de colores rojizos, como del refugio y su envidiable emplazamiento en la base de la cima. Las vistas también son impresionantes ladera abajo. Sin prisa, pero muy atentos a las condiciones climatológicas pues son muy cambiantes en la alta montaña andina, podemos disfrutar del lugar como se merece. El parque nacional Cotopaxi es una visita imprescindible si queremos conocer un volcán de alta montaña de silueta perfecta, repito uno de los volcanes activos más altos del mundo.

sábado, 19 de noviembre de 2011

Las iguanas marinas de las islas Galápagos

Las iguanas marinas son uno de los valores naturales más importantes de Galápagos.


Tras una odisea por medio mundo, el Beagle atracaba en las costas de las islas Galápagos. Lo que iba a ser una parada más en su periplo viajero alrededor del mundo iba a convertirse en un antes y después en la biología. Un cambio en el planteamiento, la filosofía y la mentalidad sobre la evolución.

Tras un mes circunnavegando el archipiélago ecuatoriano, Charles Darwin decidió desembarcar junto a Covington, Byone y dos marineros para acampar una semana en la playa de la isla de San Salvador y allí cambió su vida para siempre. Según sus palabras: “Aquí, tanto en el espacio como en el tiempo, tenemos la sensación de que estamos algo más cerca de ese gran acontecimiento –ese misterio de los misterios-, que es la aparición de los nuevos seres sobre la Tierra”. Coincido plenamente con él. Nada más poner mis pies en las islas Galápagos sentí que estaba en otro mundo, en un cuento donde la naturaleza se muestra como tal, con especies que parecen de otro tiempo, que no se asustan por nada y que encuentran el hábitat ideal en estas islas cuya máxima belleza radica en la rareza. Las Galápagos o islas encantadas son diferentes al resto de lugares que he visitado. Un lugar único en todos los sentidos.


Enorme macho de iguana en Santa Fé.

Aunque el despegue de la teoría de la evolución lo basó Darwin en los pinzones que habitaban las islas, todo empezó en realidad cuando observó seres hasta la fecha desconocidos y según él, antediluvianos. Tortugas gigantes, cormoranes sin alas, y unos "seres con aspecto de dragones, más negros que la lava", y que no dudó en bautizar como “diablillos de las tinieblas”. Eran en realidad iguanas marinas y las podían ver bucear, sumergirse durante largos periodos de tiempo e incluso comer las algas del fondo marino a través del agua cristalina. Las había a millares, como también sus hermanas terrestres, que no tocaban el agua.

Aunque tardó un tiempo en plasmarlo en papel y publicarlo en El Origen de las Especies, lo observado durante esa semana en la playa de San Salvador rompió para siempre los esquemas de la biología.

Iguana terrestre.


Las iguanas marinas (Amblyrhynchus cristatus) son uno de los mayores atractivos del parque nacional de las islas Galápagos. Son más grandes que sus parientes las iguanas terrestres con las que sólo hibrida –constituyendo individuos estériles y de corta esperanza de vida- en la isla Plaza sur. Las iguanas marinas alcanzan hasta 1 metro y medio y presentan diferentes subespecies, de diferentes tamaños, en las islas Isabela, Santa Cruz, Fernandina, San Cristóbal, Santiago, Pinta, Genovesa, Gardner y Española.

Grupo de iguanas marinas en La Española.


Las iguanas terrestres presentan en cambio dos especies diferentes (Conolophus subcristatus) de hasta 1 metro de longitud y distribuida a lo largo de todo el archipiélago y la iguana galapagueña (Conolophus pallidus), exclusiva de la isla Santa Fé, y que puede alcanzar el metro y veinte centímetros. Durante los paseos fotográficos por las islas las inofensivas iguanas se cruzan y detienen en el camino, ajenas a cualquier peligro y dejándose fotografiar a nuestro antojo.

En pocos lugares he tenido la sensación de paz, de calma, que he percibido en estas islas y gracias a este científico puse mis sueños en este lugar. Thank you Mr. Darwin.

martes, 28 de junio de 2011

Safari a pie por la Amazonía ecuatoriana


La Casa del Suizo, aunque parezca lo contrario, está en pleno Amazonas. El nombre de este lodge recuerda a Benny, el helvético que se instaló aquí en la década de los 80 después de su particular periplo por Sudamérica.
Ideó y construyó un lodge sencillo pero acogedor y muy bien situado a orillas del río Napo, la principal arteria fluvial de la cuenca amazónica ecuatoriana. El alojamiento domina un recodo del río ofreciendo una panorámica aérea excepcional sobre la selva y el río. Un verdadero gustazo el momento de relajarse en alguno de los balcones de madera sobre el Napo. El acceso desde Quito se realiza cruzando los Andes y adentrándose en la selva en un recorrido de 4 horas hasta Punta Ahuaho, en la orilla del río Napo y desde donde se ha de tomar una embarcación para llegar navegando al lodge tras 20 minutos. Sólo el recorrido para llegar ya vale la pena, con la variedad paisajística tan propia de este pequeño en dimensiones pero gran país sudamericano en lo que a ecoturismo y otras muchas cosas se refiere.



El lodge es el punto de partida idóneo para diferentes excursiones a la selva. Se pueden realizar caminatas por la selva para birdwatching, visitar un mariposario, visitar una comunidad indígena donde existe un centro de recuperación de primates (foto), o incluso actividades de aventura como descender el río en rafting con balsas de troncos. Toda una experiencia tan curiosa como buscar la casa de un suizo en el corazón del Amazonas…



Una de las zonas en las que realiza safaris fotográficos es un bosque primario, es decir, selva tropical en prefecto estado de conservación, original e inalterada. Durante el paseo, es necesario abrirse camino en la selva aprovechando los cursos de agua para no dañar la vegetación. Los ríos y arroyos son los senderos de la selva y éste es un buen ejemplo. Acabaremos de barro hasta las rodillas pero es parte del encanto amazónico (nos proveen de botas de agua a tal fin) y la mejor forma de seguir rastros, huellas y por qué no tropezarnos con algún jaguar o algún ocelote, como el de la foto que abre el post.



martes, 25 de enero de 2011

Las islas Galápagos nacieron en un pueblo de Soria


La colegiata de Berlanga de Duero, en Soria, es fría, sobria, quizá más austera que otras en cuanto a ornamentación pero soberbia como todas las colegiatas. Este templo, fundado por los duques de Frías en el pueblo que presume de haber contado con el mismísimo Cid Campeador como primer alcalde, data del siglo XVI y en su interior destacan, entre otras cosas, las bóvedas de crucería estrellada. Pero no es el arte lo que me ha llevado hasta esta localidad Soriana, sino algo, cuanto menos, original.
Junto a la puerta, en uno de los muros, descansa en paz aunque colgado cabeza abajo, un caimán traído desde Las Américas por quien a su vez me ha traído hasta aquí: Fray Tomás de Berlanga. Os cuento:
Cosas de la vida, nacía en el seno de una familia agricultora de esta población castellana, ubicada a más de 300 kilómetros del mar más cercano, el personaje que iba a poner en el mapa el paraíso natural por excelencia: las islas Galápagos. Sí, no me he vuelto loco.

Caimán de Fray Tomás, colegiata Berlanga de Duero


Fue a comienzos del siglo XVI cuando Tomás Martínez Gómez abrazó la Orden Dominica siguiendo los pasos de Santo Domingo de Guzmán y, tras formarse en la también soriana localidad de El Burgo de Osma y en la universidad de Salamanca, se embarcó en la segunda expedición dominica rumbo a la isla La Española (1510). A partir de ese momento Fray Tomás ligó su vida al Nuevo Mundo, primero en México y finalmente durante 14 años como Obispo de Panamá.
En 1535 viajaba a Lima para mediar entre Francisco Pizarro y Diego de Almagro cuando una terrible calma total, tan temida por los navegantes, le derivó hacia una tierra desconocida en la que vivían tortugas de un tamaño descomunal. Acababa de descubrir el archipiélago de las Galápagos.
Así que ya sabéis, las islas Galápagos nacieron… en Berlanga de Duero, un pueblo de Soria. Bueno en realidad fue su descubridor, pero a la postre es como si tuvieran en cierta medida aquí algo de su partida de nacimiento. Tampoco es de extrañar en una época en que algunos de los mejores navegantes salieron de localidades interiores (cuando las comunicaciones y los transportes no eran los de ahora ni mucho menos) en un país en el que el Archivo General de la Marina está… en Sierra Morena (Ciudad Real).

Iguana terrestre

Hoy permanece en el interior de la Colegiata de Berlanga de Duero, aparte de los restos de Fray Tomás, el célebre caimán disecado que éste trajo de Panamá, apodado por los lugareños como “el ardacho”. Fuera, una merecida estatua a su berlangués más sobresaliente y, calle abajo, la casa donde un día de 1487 vino al mundo el descubridor de las islas que sirvieron, entre otras cosas, al naturalista Charles Darwin para elaborar la teoría más influyente de la biología.

Comienzo con este, cuanto menos, curioso reportaje una nueva sección en el blog para rendir mi particular homenaje a quienes de una forma u otra han dedicado su vida a la naturaleza. Desde Livingstone a Dian Fossey, pasando por el propio Darwin o Jane Goodall, muchas personas han sido y son parte de la historia de la naturaleza y la vida salvaje. Sin ellos no habría sido posible. O lo hubiera sido, pero de otro modo, así que yo os voy a contar el que fue.
Fray Tomás de Berlanga estudio ciencias naturales en Salamanca pero aunque su objetivo en la vida no era dedicarse a la naturaleza he querido comenzar estar historias con la suya, protagonista de un escenario natural de primer orden.
Y el objetivo de esta sección es también y sobretodo, descubriros un destino ecoturístico y lo que en él se puede visitar vinculado al personaje y ligado a sus valores naturales. Os invito pues a comenzar hoy un viaje a través de este “diario del viaje de un naturalista alrededor del mundo al que le hubiera gustado ir en el Beagle”, es decir, un servidor.
Lo que en las Galápagos hay (físicamente) dedicado a Fray Tomás es poco. Todo lo contrario ocurre con el embajador por excelencia de las islas Galápagos: Charles Darwin.

Gaviota de cola bifurcada y piquero enmascarado

Las islas Galápagos o archipiélago de Colón son también conocidas como las islas Encantadas. Emergen a casi 1.000 kilómetros de la costa de Ecuador y desde su declaración como parque nacional en 1959, suponen un destino científico y ecoturístico de relevancia internacional que es posible visitar a bordo de un crucero. A falta de hoteles en las islas son muchos los barcos que ofrecen cruceros de varios días recomendable (5, 8 ó 15) de navegación para recorrer las diferentes islas del archipiélago. ¿Qué islas se visitan y qué se ve?
Cada isla es un arca de Noé, un museo viviente al aire libre con el más extenso catálogo de especies de flora y fauna. Endemismos en la mayoría de los casos. Pero os comento lo más relevante de cada una de las islas principales:

Baltra. Es el inicio y final de la mayoría de cruceros pues posee el principal aeropuerto de entrada a las islas desde el continente.

Española: piqueros de patas azules y piqueros enmascarados. Albatros endémicos, tortugas gigantes, leones marinos, iguanas marinas, etc.

Bartolomé: pingüinos de Galápagos, lobos marinos, tiburones, etc.

Fernandina: cormorán no volador, pingüino de Galápagos, iguanas marinas y terrestres, leones marinos, etc.

Floreana: tortugas marinas, rayas y numerosas especies marinas. Paraíso del buceo.

Genovesa: piquero de patas rojas, piqueros enmascarados, tiburones martillo, leones marinos, cuatro especies de pinzones, etc.

Isabela: piqueros de patas azules, cormorán no volador, iguanas terrestres y la mayor población de tortugas gigantes terrestres, entre otras muchas especies.

Seymour Norte: piqueros de patas azules, fragats, pájaros tropicales (gaviotas de cola bifurcada), iguanas marinas, leones marinos, etc.

San Cristóbal: piqueros enmascarados, piqueros patas azules, fragatas, lobos marinos, condrictios y cetáceos.

Santa Cruz: infinidad de especies de aves (paraíso ornitológico), leones marinos, tortugas marinas, iguanas terrestres y marinas.

Plaza Sur: Pájaro tropical, piquero de patas azules, piqueros enmascarados, fragatas, pelícanos, iguanas terrestres, tortugas marinas, condrictios, etc.

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