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lunes, 13 de diciembre de 2010

Los últimos cernícalos de Mauricio



En isla Mauricio existen diferentes enclaves, parques naturales y proyectos de ecoturismo: Le Domaine de Anse Jonchée, el Domaine de L’Etolie, el Domaine Les Pailles, la fotogénica Isla de los Ciervos, etc. son algunos de ellos. Le Domaine de Valriche por ejemplo está gestionado por la Mauritius Wildlife Foundation.
Entre unos y otros protegen y muestran al visitante paisajes prístinos en los que viven monos, ciervos de Java, y un sinfín de aves desde hábitat selváticos hasta playas paradisíacas.



Otro de estos enclaves en los que colabora Mauritius Wildlife Foundation es el del valle de Ferney. Aquí se encuentra uno de los mejores ejemplos de bosque autóctono de la isla. Se trata de un área protegida de 200 hectáreas en las que viven algunas de las plantas endémicas más escasas de Mauricio (clavo de madera, loro de madera, Vacoas, Bois Poupart, espnja de madera, etc.) y especies de aves tan escasas y exclusivas como el cernícalo de Mauricio o Crecerelle (Falco punctatus), que llegó a ser considerada en 1974 como el ave más rara del mundo, aunque corrió mejor suerte que el extinto Dodo y hoy vuelan los cielos de la isla entorno a mil ejemplares.
Un sendero guiado de 90 minutos de duración permite conocer este bello enclave natural.


sábado, 11 de diciembre de 2010

Parque nacional Rivière Noire


Aunque el principal aliciente turístico se encuentra en su cristalino litoral y el arrecife de coral de 300 kilómetros que bordea el país, Mauricio es una isla exuberante, con rincones de gran belleza en un interior de selva y caña de azúcar. El enclave más sobresaliente desde el punto de vista natural es el parque nacional Rivière Noire, situado al suroeste de Curepipe y al pie del cerro Rivière Noire de 828 metros (máxima altura de la isla). En esta zona de alto valor ambiental sorprende un paisaje variado en el que destacan dos puntos por encima del resto: la cascada de Chamarel y la Tierra de Siete Colores. A la cascada se accede por carretera. Se trata del principal salto de agua del país, con 83 metros de altura.
La Tierra de Siete Colores (cerca de Case Royale), a la que también se llega por asfalto, debe su nombre a la policromía que adquieren la tierra volcánica desnuda y sus diferentes tonalidades con la insolación.
La mayoría de senderos que recorren este espacio natural protegido parten del Plain Champagne.



Fuera de este parque nacional, una visita muy recomendable se encuentra en la capital, Port Louis. Allí está el jardín botánico Sir Seewoosagur Ramgoolan, también llamado Jardín Botánico de Pamplemousses. En él crecen árboles y plantas de especias –Mauricio es punto clave en la Ruta de las Especias- y nenúfares gigantes, lirios acuáticos y varias especies de palmeras.  


Volviendo a la Riviere Noire, allí, junto a la explanada frente a la Tierra de Siete Colores se encuentra también un pequeño recinto en el que viven algunas tortugas gigantes, las mismas que lo hacen, en libertad, en las islas Galápagos y -mucho más cerca-, en las vecinas islas Seychelles. Hacia allí me dirijo, pero antes una última parada en un sitio espectacular de Mauricio donde habitan monos y uno de los iconos de la isla: el cernícalo de Mauricio…

lunes, 6 de diciembre de 2010

Mauricio, la isla de los Dodos


En pleno Índico y muy cerca de Madagascar, se encuentra la mayor de las islas Mascareñas: isla Mauricio, que ha venido abriéndose un hueco importante en los destinos turísticos. Hasta este litoral de ensueño viene la gente buscando playas paradisíacas (que las tiene) y poco más. Precisamente tiene bastante más que playas en este litoral de ensueño. El parque nacional de la Riviere Noire, con su tierra volcánica de Siete Colores y la cascada de Chamarel ocupa el centro de la isla. Al norte se encuentra Port Louis, la capital, y el jardín botánico de Pamplemousses, uno de los más sobresalientes del mundo, y al sur la península de Le Morne (foto). En la península destaca por sus 250 metros llenos de historia la cima en forma de tarta llamada montaña de Le Morne. Cuenta la historia y la leyenda que desde el alto se suicidaron los últimos esclavos de Mauricio, refugiados aquí en su huida y quienes se lanzaron al vacío ante la llegada de los colonos sin saber que éstos venían en realidad a comunicarles que la esclavitud había sido abolida. Todo un símbolo en la isla que ha sido protegido por la UNESCO. A los pies de la montaña se encuentran los hoteles Dinarobine y Paradis, dos lujosas opciones de alojamiento.


Mauricio estuvo deshabitada hasta hace poco. Mejor dicho casi deshabitada pues cuando llegaron los portugueses, los terceros en llegar tras árabes y malayos, y a los que siguieron holandeses, franceses e ingleses, se encontraron a su principal habitante: el Dodo. “Dodo” significa “estúpido”, y ése es el nombre que le dieron los portugueses a esta rara ave de 25 kilos de peso, incapaz de volar, y que dejaba a la vista y sin la más mínima protección sus nidos con huevos. Por las sartenes y cazuelas portuguesas –como antes lo hicieron por otras- terminaron de desfilar los últimos ejemplares de esta gallina gigante. El Dodo es el emblema de la isla desde su desaparición en el siglo XVII.
En los próximos días voy a acercaros algo más a isla Mauricio y estaré unos cuantos días por el Indico rumbo a Seychelles.