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martes, 12 de marzo de 2013

Reserva natural Isola Bella, icono de Taormina

Isola Bella desde el mirador Guardiola Vecchia, en Taormina.
 

Isola Bella es una reserva natural de gran relevancia y popularidad en la isla de Sicilia. Se encuentra en la costa de Taormina, al oeste de la isla italiana, en la población más bonita y turística de Sicilia.

La isla se puede “visitar” tanto por tierra como por mar. Es cierto que la diminuta isla no es más que un islote en el que en realidad no se puede poner pie a tierra, pero su estética, no puedo negarlo, es bonita.

La curiosa torre de birdwatching
 

Hasta su declaración como Reserva Natural pasó por diferentes manos privadas. Quizá una de las más importantes fueron las de Lady Florence Trevelyan (1852-1907), construyó en los jardines de Taormina, una de las primeras torres para birdwatching de cuantas se tiene constancia en esto de la observación de aves. De estilo arquitectónico peculiar, pasar largos ratos observando los pájaros que se sentían atraídos por las numerosas especies de plantas de su jardín, era una de sus principales aficiones. Tal vez la principal. La torre o castillo sigue en pie en los bien conservados jardines y merecen una visita.

Otras grutas en la parte sur.

Muy cerca de los jardines se disfruta de una magnífica visión cenital de la isla desde un par de lugares estratégicos en el pueblo de Taormina. Por un lado el mirador junto a la torre del reloj, en la propia vía Umberto (la principal calle peatonal) y por otra parte desde el mirador de Guardiola Vecchia, justo encima de la isla.

 

Una vez disfrutada su localización “aérea” decidí acercarme más al islote, y lo hice de dos formas: caminando cuando, en marea baja, una lengua de arena y cantos rodados la unen a tierra cambiando por momentos su condición insular por la de península, y también desde el mar. Para la primera opción basta con bajar en teleférico desde la parte alta del pueblo hasta la playa (unos 3 euros ida y vuelta) o bien ir en vehículo.

Grotta Azurra.
 

Para la segunda alternativa, por vía acuática, se organizan excursiones marítimas desde la propia playa o desde el cercano puerto de Giardini Naxos. A la isla no se puede desembarcar pero su visión exterior bien vale la pena. El resto de la pequeña reserva se caracteriza por unas aguas de gran claridad y riqueza marina. En las inmediaciones existen algunas cuevas que se pueden visitar para realizar snorkelling y contemplar la fauna marina invertebrada aferrada a sus paredes rocosas así como la ictiofauna asociada. La cueva más espectacular es la grotta Azurra. La cueva azul. Se entra con el barco y en las horas centrales del día la luz penetra por debajo y el agua adquiere una tonalidad azul bellísima. Casi irreal. En los acantilados meridionales existen otras cuevas, más pequeñas. En la navegación se puede llegar incluso hasta el cabo de San Alessio. En definitiva unas panorámicas de la costa diferentes y siempre recomendables. También del Etna, con la imagen del mar y el volcán que a tantos cruceristas atrae cada año hasta el puerto de Giardini Naxos.

jueves, 17 de noviembre de 2011

Cráteres Silvestres del Etna


Los cráteres silvestres son parada obligada en la visita al volcán Etna. Son referencia por encontrarse a apenas 500 metros del refugio Sapienza. El citado refugio es la base para la subida al cráter del volcán. Mejor dicho a parte del grupo de los cráteres del sur. A la cota 2.900 metros de altitud.

Junto al refugio está la estación del funicular y frente al refugio, al otro lado de la carretera, una procesión de tiendas y restaurantes. Una larga recta de la carretera lleva hasta el conjunto de cráteres.



Los cráteres se encuentran a 1.986 metros de altitud y llaman la atención por sus formas de cono perfecto con cráteres circulares asolados en algunas zonas por la erupción de julio de 2001. Existe una serie de senderos que suben hasta la cima de los cráteres e incluso se adentran por su interior. Algunos de estos senderos son simples asomos, muy accesibles para todo el mundo, de forma que será raro poder disfrutar en solitario de la belleza que no obstante tienen estos edificios volcánicos.

Seguramente la fotografía más buscada y preciada es la alfombra de flores que crecen en primavera y verano en las laderas del volcán hasta los 2.100-2.200 metros de altitud. Un toque de color rosa espectacular entre en un suelo de piroclastos multicolores, con dominancia del rojo y el negro.

La belleza de la estampa se refuerza con la presencia de la parte superior del Etna como cercano telón de fondo.

Abundan los endemismos florales, más importantes cuanta mayor altura (saponaria, artemisia, violeta del Etna, etc.).

Maestro del camuflaje.


Los cráteres son visita obligada e incluso objetivo único para muchos visitantes que deciden no acometer la subida en funicular sino tener un contacto cara a cara con el lapilli sin pasar de los 2.000 metros de altitud.

martes, 15 de noviembre de 2011

Subida al cráter del Etna, una experiencia volcánica de altura

Parque Regional del Etna

Cráteres del grupo sur del Etna. El volcán posee más de 200 cráteres.


Este post es parte del relatado en mi blog de Grandes Rutas, dentro del periplo viajero de ecotouring por el norte de Sicilia. Allí explico, por ejemplo, por qué no dejar para el último día de estancia en la isla italiana la visita al volcán. También por qué no estoy muy de acuerdo con el slogan comercial que utilizan en la isla para vender la excursión al “volcán activo más alto de Europa”.

No obstante os cuento a continuación algunos apuntes para disfrutar de esta experiencia de altura que tuve ocasión de disfrutar, casi (una pena), con erupción incluida.

Floración a 2.300 metros de altitud.



Existen diferentes accesos para llegar hasta el punto de partida de las excursiones habituales para ir al cráter del volcán Etna, que se yergue poderoso con sus 3.323 metros de altitud, en el noreste de Sicilia. Desde Taormina, el más directo y cómodo es el que sube por la carretera de la falda este desde Zafferana Etnea hasta el refugio Sapienza (1.900 m), en la cara sur del volcán. Desde Catania se llega por la carretera sur, que enlaza con la anterior unos kilómetros antes de llegar al volcán.

Las fumarolas son una constante en el paseo a pie por la zona superior.



En cualquier caso el refugio es el centro neurálgico de la visita al Etna. Aquí se encuentra la estación del funicular que sube hasta los 2.500 m (25,50 euros ida y vuelta). Una vez arriba existe la oportunidad (28,30 euros, niños 21,30 euros) de tomar uno de los vehículos 4x4 que suben hasta el refugio de la Torre del Filósofo (2.920 m.), que de letras y filosofía sabía bastante pero de ubicación de refugios poco, pues quedó sepultado tras una erupción…). Se va acompañado obligatoriamente de un guía alpino que en grupos reducidos explicará mediante un breve paseo por algunos de los cráteres sur, los principales aspectos vulcanológicos del Etna. Por cierto, si el día está despejado lo que tendréis frente a vosotros en el horizonte será la isla de Malta. La Torre del Filósofo está al pie del cráter superior pero es el último punto accesible a pie.

Así quedó el refugio tras la erupción.


A lo largo de esta caminata sin dificultad pero que transcurre en torno a los 3.000 metros de altitud, se pasa por el borde de un par de volcanes bastante espectaculares donde es posible ver desde zonas bastante calentitas (basta con ver el humo que sale del suelo) hasta zonas donde se almacena nieve durante todo el año. Zonas de contrastes en un volcán de contrastes. Las panorámicas son excepcionales en un ambiente volcánico sublime, entre cráteres activos con fumarolas y la posibilidad de caminar entre el lapilli multicolor con abundantes zonas rojas expuestas a la oxidación.
Piroclasto de tamaño medio con gran oxidación.



Pero la visita como tal no comienza aquí arriba sino ya en los accesos al refugio y en el propio teleférico. A lo largo de la subida en el funicular pasamos por encima de las impresionantes coladas de lava procedentes de las erupciones de 1983, 1985, 2001, 2002, 2003, y durante la subida en 4x4 y en el paseo a pie desde la Torre del Filósofo por las de 2002 y 2003. Llama la atención de la existencia de flores en un paisaje calcinado. Abundan los endemismos florales, más importantes cuanta mayor altura (saponaria, artemisia, violeta del Etna, etc.). Especialmente bella resulta la floración en los cráteres silvestres, donde me detendré en el próximo post.


La permanente columna de humo es bien visible desde cualquier punto.



El Etna, en contra de lo que se pueda pensar, no posee un solo cráter sino ¡más de 200 cráteres! Algunos de los más activos son el grupo de los cráteres sur, donde me encuentro. Otros forman los cráteres centrales y los del grupo del noreste.

Otras zonas relevantes del Etna con cráteres inactivos son el valle del Bove (erupción 1974) y los conos del monte Rossi (erupción 1969).

Aquí os dejo el enlace de una empresa que ofrece rutas a pie por el parque del Etna visitando buena parte de ellos.

Los camiones 4x4 llevan al visitante hasta el pie de los cráteres sur, al fondo.


A modo de shuttle, los camiones 4x4 van subiendo y bajando visitantes a medida que se llenan. De regreso a la estación superior del funicular, me detengo a contemplar las impresionantes fotografías de las constantes y más recientes erupciones del Etna (2001, 2004, 2006, 2008, etc.) que se exponen en la segunda planta del edificio y que ponen los pelos de punta. Podemos afirmar sin equivocarnos que cada pocas semanas el Etna hecha lava al exterior por alguna de sus bocas. La semana pasada, sin ir más lejos.


Bordeando uno de los cráteres superiores en las inmediaciones de la Torre del Filósofo.



La subida relatada la realicé el 29 de agosto de 2011 y noté que el Etna había aumentado bastante desde la  mañana su emisión de “humo”. A las 5 de la madrugada en la noche del 29 al 30 de agosto, unas horas después de haber bajado del volcán, el Etna entró en erupción expulsando lava durante casi 24 horas. Las imágenes salieron en todos los informativos del mundo y aquí os dejo las que emitió TVE.






Recomendaciones: un consejo importante a la hora de visitar el Etna: madrugar. Es el lugar turístico más visitado de la isla (con la consiguiente aglomeración de autobuses), y además las fumarolas que expulsa se condensan a medida que el día avanza y se forma una gran nube que termina por ocultar el sol. Mejor madrugar pues y estar arriba pronto.

Respecto a la indumentaria llevar siempre calzado de montaña y ropa de abrigo.