"La vida no se trata de esperar a que pase la tormenta. Se trata de aprender a bailar en la lluvia " (Vivian Greene)

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lunes, 30 de enero de 2012

Nuit Blanche

Tengo varios blogs que descubrir, posts que comentar y otros tantos por escribir. Ya se sabe que cuando uno está con el agua casi al cuello es cuando aparecen un montón de cosas interesantes que te llaman la atención y que te tientan a abandonar tu trabajo por esa diversión que parece que no se encuentra el resto del tiempo. Un blog, una película, un juego, una web...o incluso pasar un rato mirando a las musarañas. Es lo que hay, aunque ahora mismo por mi bien, debo seguir centrado a ORL y OFT. Mientras tanto, y entre tema y tema, os dejo una entrada especial. Feliz lunes :).

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El poder de una mirada, el efímero e intenso sentimiento que invade todo nuestro cuerpo desde los pies a la cabeza, la lucha de las partes, el poder de la imaginación, la intensidad de una conexión infinita...


Nuit Blanche explora un momento fugaz entre dos extraños, revelando su estrecha conexión en una fantasía de hiper realidad.

(recomiendo encender altavoces y reproducir en HD)



Nuit Blanche from Spy Films on Vimeo.

lunes, 16 de enero de 2012

La chica del ascensor


Esto no es una historia de amor apasionado, un melodrama típico de sobremesa o un capítulo de "cómo conocí a vuestra madre". Bueno, quizás esto último sí. Y es que aunque no hablamos directamente el uno y el otro, ni estuvimos solos en el ascensor ni tan siquiera estuvimos al lado...Aunque no nos hayamos vuelto a ver nunca más y ni siquiera sepa cómo se llama, algo sí había en ese momento, al menos en mi interior.

(momento en el que el 95% de los lectores han dicho buuu y han abandonado el blog)

He de decir que yo como persona he sido siempre dado a ese interés repentino, a ese entrar por los ojos, a esos flechazos que me hagan decir wow. Para entendernos, no traídos desde la belleza o su personalidad (aunque esto último cuenta muchísimo) sino desde la sensación de que tiene algo personal impactante, que llama la atención, como algo mágico que posteriormente intentarás conocer en profuncidad como si de una forma mecánica se produjese. Y aunque nunca llegue a nada (¡ouch!) siempre queda la sensación del momento, de ese en el que te hicieron levitar.

Así pues toda historia tiene un comienzo, y como tal, ésta tiene el suyo propio. Era un día de marzo de este año que acabamos de terminar y por horario de prácticas a mi me tocaba deambular por el hospital, ese día en consultas externas. Mi acompañante, un compañero que no nos tenemos mucho cariño, pero hay respeto. Nuestro médico, una increíble persona. Ya mayor, y según informaciones recibidas ya jubilado a pesar de su insistencia en aguantar hasta los 70. Te comprendía, te enseñaba, se preocupaba por ti y te hablaba como si fueras su hijo, o más bien su nieto mientras te contaba anécdotas, chistes o cosas que a él personalmente le sacaban de quicio, sobre todo en cuanto a la profesión sanitaria se refería. Gran defensor de los pacientes, amante de la sociabilidad y bromista por naturaleza. Un ambiente buenísimo en el servicio, sin ninguna duda. Y un hombre al que recordaré con mucho cariño siempre a pesar de que sólo pude estar con él tres semanas.

Aquél día vino a consulta un amigo suyo, y como buen amigo, y además de campo, le trajo unos cuantos -o mejor dicho, unos muchos- espárragos trigueros que ocupaban barbaridad de lo grandes que eran envueltos en un periódico, tal que así:


Cuando acabó la consulta, y en vistas que era pronto todavía, subimos a planta para por una parte dejar los espárragos en algún lado y por otra intentar hacer alguna historia en ese rato hasta la clase siguiente. Como supongo que sucederá en todos los hospitales o en su mayoría, las consultas externas están separadas del llamado Hospital General. En nuestro caso están en un edificio aparte que se comunica por un pasillo acristalado donde al final encontraremos los ascensores para moverte por las distintas plantas. Ya os podéis imaginar cuál es el espectáculo al moverte por un hospital abarrotado en plena hora punta mediquil un tío grande, en bata blanca con un saco de espárragos trigueros que casi ocupan más que él debajo del brazo y dos escoltas detrás, de bata blanca también intentando mantener una conversación coherente entre uno y otros. Lo mejor, el detalle de que todo el mundo te mira, y de que tanto él, como los escoltas íbamos saludando mientras nos respondían son una profunda sonrisa (entre el descojone y la curiosidad, y eso).


Supongo que todo el mundo sabrá cómo va el tema de los ascensores en el hospital. Existen para público y para personal exclusivo. Nunca llegarán cuando tú llegues. Ni a los cinco minutos de estar esperando. Pequeña es la probabilidad de que llegue en los siguientes cinco. Mientras tanto la gente en espera va creciendo y se agolpa en cuanto se abre uno (y entonces aparece un señor con una cama y dice: yo primerrrr. Y hala, a esperar otra vez). Pero por fin llegó uno y nos montamos dentro, al fondo, para dejar hueco para las plantas que hace parada (=todas). Nos montamos nosotros, una mujer y un hombre de mediana edad con bata blanca, y en el fondo había ya una chica que venía del (semi)sótano. Una chica de piel clara, pelo castaño mediano recogido en una coleta, vestida de calle aunque con una bandolera  azul que parecía que iba a reventar. Además, era guapa, y por supuesto tenía esa magia tan interesante. La miré con un hola. Me miró. Mi compañero en la parra y nuestro médico con su momentánea forma de llamar la atención fue el centro de toda conversación. Los señores de bata blanca y él, algo se conocían, y una simple pregunta con acento típico de nuestra tierra encendió la mecha del parloteo: ¡¿Pero qué lleva ahí doctor?!.

A partir de ese momento el desvarío fue máximo contando de dónde habían salido los espárragos, lo buenos que estaban y por supuesto, lo grandes que eran:

- Pues no había visto unos espárragos trigueros tan grandes en mi vida - mujer en bata
- Pero si medirán metro y medio, y anda que no estarán buenos. Yo cuando me los ha traído me he quedado, pero chachooo ande vas con eso tan grande. Pero qué además vale todo, ¿eh?. (expresión de risa muy curiosa que tiene el hombre). ¿Si o no? - le pregunta a mi dama.
- Sí, sí - responde bajito con una sonrisa de oreja a oreja conteniéndose la risa.

Ojalá hubiera tenido una grabadora en el momento, una buena memoria o hubiera estado más atento a la conversación porque no tenía desperdicio. Pero mientras los escuchaba de fondo, no podía dejar de mirarla. Sus gestos, sus miradas al suelo, sus moviemientos de ojos o cómo contenía la risa. Su sonrisa. Y lo mejor, que su mirada se desviaba hacia la mía de vez en cuando para hacerme cómplice de su este tío está loco. Podríamos haber parado en todas las plantas como en ninguna porque el tiempo se paralizó para mi. Normalmente odias que pare en cada planta mientras te desganitas pensando que estás llegando tarde a tu cita. Ese día no me enteré. Sólo sé que los señores con bata bajaron antes y que luego le llegó el turno a ella. Con un adiós vergonzoso (¡adiós maja!- se despidió el de los trigueros con su acento particular) y una sonrisa a los pasajeros se despidió mientras salía del ascensor, pero no quiso dejar que se cerraran las puertas sin volverme a dedicar una mirada. Yo me quedé flotando, pensando que hubieran pasado horas desde que nos habíamos montado en el ascensor. La sensación era increíble, hacía mucho que no experimentaba algo así. Sólo sé la planta en la que se bajó, y que además, para más inri, está dedicado a dos servicios. Así que no sé a qué servicio iba, si era auxiliar, enfermera, médico, estudiante en prácticas o una mera persona visitante.

No sé qué hice después en el rato previo a la clase, pero sólo sé que llegué y le comenté a mi gente todo lo que había pasado. Estaba totalmente emocionado, todavía levitando.

- ¡Jo!. Si hubiera estado ahí le hubiera pedido una compresa o algo - me dijo una amiga iluminada.
- Hombre, casi mejor un klinex o la hora, ¿o qué?.
- Hombre, también es verdad. Aunque si hubiera sido una compresa me hubiera llevado a donde las tienen y hubiéramos sabido el servicio. Pero bueno, a lo que vamos, ¡¡haberle dicho algo!!.
- Puff...¿y si vuelvo por ambos servicios a investigar?
- ¿Cuándo quieres que lo hagamos?
- [Mirada melancólica y silencio pausado] Sólo sé que puede ser la madre de mis hijos...

En ningún momento volví a investigar. Ha pasado ya tiempo y eso no ha hecho que me olvide de su cara o sus gestos. De su sonrisa interior. De cómo se comportaba. Cuando escucho alguna canción determinada o las hormonas juegan su papel en los momentos más meláncolicos de tu vida, de vez en cuando aparece su imagen. Me temo, que por mucho que lo haga, se quedará para siempre encerrada en mi memoria.

P.D. Sé que os la debía y no me he levantado de la silla hasta que he acabado. Al fin y al cabo, hoy me lo estoy tomando de relax, que lo de esta mañana, ha ido requetebien :).

P.D.2. Intento ver algunos de vuestros blogs y comentar y no me deja, se pone la pantalla en blanco :S. Supongo que volverá a ser IE...Espero que pase pronto que lleva unos días tonteando. Por lo menos es a blogs alternos cada día.

martes, 3 de enero de 2012

El amor



No te quedes sin ver el video que es lo transcrito abajo.

"Se me ocurre que ese ritual llamado ceremonia nunpcial, es realmente, la escena final de un cuento de Hadas. No te cuentan lo que pasó después, no te cuentan que la cenicienta volvió loco al principe con su obsesión de limpiar el castillo, porque echaba de menos su aspiradora; no, no nos dicen lo que pasa después, porque no hay un después. El non plus ultra del amor romántico es el Matrimonio!!. Pero no siempre ha sido así, hacia el siglo XII había un concepto llamado "amor cortés", donde el amor no tenía nada que ver con el matrimonio ni con el sexo, en muchos casos era definido como una relación apasionada entre un caballero y una dama de la corte que ya estaba desposada, así que jamás podían consumar su amor, por lo tanto tenían que superar esa clase de amor cotidiano como "¡vamos juntos al cuarto de baño cariño!", y perseguían algo más divino. Eliminaban el sexo de la ecuación y les quedaba solamente la unión de las almas.

Pensadlo, el sexo fue siempre la fatídica poción amorosa. Ver la literatura de la época, Lanzarote y Ginebra, Tristán e Isolda....la consumación solo llevaba a la locura, la desesperación o la muerte.
Expertos clínicos y humanistas coinciden en la creencia de que el verdadero amor tiene dimensiones expirituales y, el amor romántico no es mas que una mentira, una ilusión, un mito moderno, una manipulación desalmada.

Hablando de manipulaciones, es como cuando vamos al cine y vemos a los amantes besarse en la pantalla y sube la música y nos lo tragamos, ¿no?....Y cuando salgo con mi pareja si cuando me da el beso de despedida, no oigo la filarmónica en mi cabeza, lo planto. La cuestión es, ¿por qué nos lo tragamos?

Nos lo tragamos porque aunque sea un mito o una manipulación, en el fondo todos queremos enamorarnos, ¿no? ¿Por qué?. Porque esa experiencia nos hace sentir completamente vivos, los sentimientos se elevan, nuestras emociones aumentan, la realidad cotidiana se hace añicos y salimos despedidos hacia el cielo. Puede que solamente dure un momento, una hora, una tarde....pero eso no disminuye su valor porque nos quedan unos recuerdos que guardaremos toda nuestra vida.

Hace tiempo leí un artículo que decía, cuando nos enamoramos oimos a Puccini en nuestra mente. Me encantó. Creo que es porque su música expresa por completo el ansia de pasión que hay en nuestra vida y de amor romántico, y mientras escuchamos La Boheme o Turandot, o leemos cumbres borrascosas o vemos Casablanca, un poco de ese amor también vive en nosotros.
Así que la cuestión final es, ¿por qué la gente busca el amor, cuando este tiene una caducidad limitada y puede ser aniquilador? Yo creo que es porque, como alguno de vosotros ya sabeis, mientras dura, ¡¡te sientes DE PUTA MADRE!!"


"Queridos Reyes Magos de Oriente...
¿por qué no volver a ver, por ejemplo, a la chica del ascensor?"

P.D. Y para dar bien la bienvenida al 2012 aquí a vuestra derecha, en Hoy suena a, Bienvenido de Laura Pausini

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