¿Qué comemos? ¿Qué bebemos? ¿Qué respiramos?
¿Qué vivimos?...
No será la primera vez ni última vez que oigo aquella afirmación de que antes se comía mucho mejor, que los alimentos eran más sanos y naturales. Tampoco olvido ese tal "Tratado de Kioto" en el que, según nos hicieron llegar, se había acordado reducir las emisiones de CO2 a límites menos..., más...bueno, no encuentro la palabra. Podemos constatar que la salud de nuestros mayores es envidiable, y que cada vez se están dando casos de patologías en edades en que antes eran muchísimo menos frecuentes. Y es que si hace unos años a partir de los setenta te invitaban a aparecer en las listas de la Seguridad Social, ahora parece que los cincuenta va a ser una edad clave.
¿Acaso alguien se pregunta por los refrigerados, la comida basura, los aditivos, las ondas electromagnéticas? Y es que aunque mucho se habla de recortar, no se piensa en lo correcto. ¿Por qué no actuar en prevención para recortar en sanidad? Debe ser que no interesa que nadie piense en lo que hay a nuestro alrededor, en eso que nos contamina, en eso que nos controla cada día.
Sí, estamos de acuerdo que se hacen campañas de prevención: mmm...melanoma...mmm...gripe...mmm...de vez en cuando del VIH...mmm...¿pezqueñines no gracias?
¿Por qué no dedicar parte del presupuesto a enseñar y concienciar a la población? Peeeeeeeeeeeeeero, lo que es más importante, ¿por qué no AHORRAR parte del presupuesto en tener unos Gobiernos concienciados y unas políticas medio ambientales y de salud adecuadas a los tiempos de hoy en día?
Porque es muy bonito comer, beber, respirar, conectarse a internet en cualquier punto del mundo, pero ¿a costa de qué? ¿Acaso no puede haber progreso sin envenar a la persona, sin acelerar la producción de asmas y alergias, sin aumentar la infertilidad o algunos tipos de cánceres? Porque los plaguicidas e insecticidas utilizados en el campo "artificial" que se evitan en la huerta de toda la vida, intoxican. Porque también junto a los estrógenos sintéticos utilizados en los plásticos de objetos utilizados diariamente como son los CDs, de conservas, bebidas, producen subfertilidad. Porque las redes de telefonía móvil, así como las de alta tensión, las ondas de tu inofensivo router o el microondas, producen cánceres. Porque el tabaco, activo o pasivo, produce el 90 % de los cánceres de pulmón y el 30 % de los accidentes cardiovasculares. Porque la obesidad entre los tres y quince años es un factor de riesgo para la obesidad adulta, con sus riesgos concomitantes. Porque el volumen te deja sordo, las ondas de tus auriculares o el altavoz de tu móvil, con cáncer, y la velocidad tetrapléjico. Y es que hasta la televisión, trastornos psiquiátricos y pubertad precoz por el estímulo de melatonina en sesiones continuadas.
¿Dónde están los estudios? ¿No hay? Sí, pero se esconden. Está claro que sacar a la luz cierta información sería perjudicial para las grandes empresas. ¿Modificar la longitud de onda que utiliza la red wifi? Ya tuvieron su momento ¿Colocar antenas lejos de la población? Demasiado caro a corto plazo. ¿Crear una división Ministerial de control de aditivos cancerígenos y uso de productos químicos en la alimentación? Uff...qué pereza. ¿Fabricar bien un microondas? No, eso que me ahorro ¿Obligar a una fast food de calidad? Se me comerían los restaurantes ¿Por qué no crear un plan contra la obesidad (infantil y adulta) con normas lógicas para los comedores? Rieeeen ¿Aumentar el control de las drogas, y yendo más allá, ilegalizando el tabaco y el alcohol? Directamente, no interesa, ¡qué salvajada acabo de decir! ¿Fijar un límite de velocidad en los automóviles adecuado? No tengo respuesta porque sigo sin saber por qué tienen como límite de velocidad 300 km/h. ¿Realizar un buen planning de transporte público tanto para particulares como para empresas privadas? Y que no gasten en gasolina récord.
Y es que ya no sólo hablamos de incluir en el colegio e instituto la asignatura de "Primeros Auxilios Básicos" que tanto beneficio haría a la sociedad, o de intentar concienciar al futuro paciente de cuándo ir a urgencias del centro de salud, del hospital o a tu médico de cabecera. De esas prácticas de riesgo que no se deben realizar, de la importancia de la vacunación, de que la donación de órganos salva vidas, que una dieta más ejercicio ahorra más que un disgusto y que eliminar el tabaco y el alcohol de tu vida aumenta la supervivencia.
No, no sólo hablamos de eso. Hablamos de crear salud, de fomentar buenos hábitos y fundamentalmente de eliminar los contaminantes sobre los que no tenemos, como personitas que somos, ninguna posibilidad de actuación. ¿Por qué no preocuparse de ello? Ahí está la fe de cada uno, y el desinterés de todos nuestros Gobiernos. Mucha OMS, mucha ONU, y alguna cosa que interesa, en el tintero.
Todo esto viene a que, aparte de desahogarme en estos tiempos de crisis existencial periexamenística, por una entrevista a Carlos de Prada por su libro La Epidemia Química. La crisis de salud producida por la contaminación química cotidiana. Un llamamiento a una acción urgente, de Ediciones I, en el programa "Luces en la oscuridad" de Pedro Riba en ABC Punto Radio. Aprendí, me indigné y me calmé para dormir en tranquilidad. Prometo leermelo este verano, porque no dudo que será de mi agrado. Os dejo la entrevista para que la escuchéis. Altamente recomendada.