EN ALGUNAS CALVAS HAY VIDA, 03.

¡Ja! Me gusta encontrar estas viñetas con tantas similitudes, como por casualidad y en tan poco tiempo. Esta de aquí abajo es del año 1949, aparece en la revista El Coyote número 54, en una de esas páginas didácticas que eran tan comunes en las revistas infantiles y juveniles de esa época. Se titula “Vuelve al colegio papá”, la idea es de F. García Lago y la realización gráfica de uno de mis dibujantes favoritos, el magnifico Francisco Darnís.

Creo que estaba hablando de calvos, no se me mosqueen ¿eh? Aquí esta la viñeta en cuestión, bien ampliada para que se pueda apreciar la amenaza mosquitera.

EN ALGUNAS CALVAS HAY VIDA, 02.

Siguiendo con el tema expuesto en la anterior entrada, coloco dos ejemplos más que tienen como protagonistas insectos incordiadores y calvas bruñidas. En el número 26 de la revista El Coyote de Ediciones Cliper, que vió la luz en 1948, aparece esta curiosa historieta de autor anónimo.

Unos años más tarde, en 1953, nos encontramos la misma historieta levemente modificada en el número 114 de la revista Nicolás de la misma editorial.


Y al año siguiente, en 1954, en una de las primeras colaboraciones de un joven Francisco Ibáñez en la Editorial Marco, descubrimos a un personaje efímero llamado El mosquito Pérez. Esta tira se puede encontrar en la revista Hipo, Monito y Fifí, en el número 47 de su segunda etapa ya en formato vertical.

Bastante parecida con la anterior ¿no? Pues no queda aquí la cosa, ya que se pueden descontextualizar un par de viñetas, pero como las pongo al final, no hacen tanta gracia.

EN ALGUNAS CALVAS HAY VIDA.

Humillar, vejar y reírnos de los defectos o males ajenos es una costumbre muy habitual en nuestra cultura, así pues nos encontramos que una buena parte del humor gráfico de nuestro país se cimenta en estos argumentos. La calvicie o alopecia es uno de los grandes temas del humor hispano, hoy voy a poner dos ejemplos, aparecidos en la revista Nicolás de Ediciones Cliper, en los que se conjugan sendas calvas con varios insectos. El primero es una tira de Gustavo Martz Schmidt en el número 96 que data del año 1953.

Y el segundo, del genial Alfonso Figueras, en una historieta vertical en el número 111 que salió ese mismo año.