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jueves, 1 de septiembre de 2022

« mi mano torpe »

Me toco el corazón con mi mano torpe. La derecha. Justo en la superficie donde descansaba tu cabeza, allí donde te robaba besos y jugaba enroscándote el cabello. Resbalo los dedos sobre mi abdomen hasta que caen, con ruido, en el colchón. 

En busca de tu calor, camina hacia tu lado de la cama. No estás. Nada arde. 

No sé si te has ido, si alguna vez exististe o si mi mano torpe ya no te encuentra.

viernes, 2 de diciembre de 2011

« rápido »

Alguien me dijo una vez que la felicidad es relativamente efímera en seres como yo, que nada sería serio, que para mí no existiría placer más allá de lo carnal. Me gustaría saber si después de una lágrima puede haber una sonrisa, si después de un golpe podría haber cura, si a través de un puñal en el pecho aún se podrían escuchar los latidos de un corazón. Supongo que sí, no debo ser el único.

miércoles, 28 de septiembre de 2011

« estás aquí »

Cada segundo que pasa mi corazón late más deprisa excitado porque te aproximas a mí. Se me sale del pecho a todas horas cuando pienso en ti, cuando oigo tu voz, cuando con cada detalle tuyo se me hace imposible echarte de menos. Siento que el viento me trae tu aroma y tu voz, que la tierra me entrega tus firmes pasos, que el fuego me quema las manos como mientras te toco la piel. Me has acostumbrado a la compañía de tus labios y a cada instante extraño tu sabor, he experimentado lo que significa tener tus dedos entre los míos y ya mis extremidades no se impulsan sin notar tu presión.

Sabría adivinar, aún no conociéndote bien todavía, lo que ahora susurras a la almohada, lo que piensas hacerme en cuanto llegues.

jueves, 15 de septiembre de 2011

« hambre y muerte »

Aunque tengo un corazón que no te cabe en la boca estás acabando con el primer bocado y tus tripas aún tienen tanta hambre que se comerían tres más como éste. Soberbios sentidos que te envuelven la figura del hedor de un ser despreciable, un homicida valiente, un terrorista cobarde. Te resbala, por la comisura de los labios el rojo de mis arterias derruidas, obsoletas de socavones, muertas para tu placer. Gotean desde tu barbilla hasta diecisiete centímetros de donde yace mi cuerpo, inerte, abierto en canal. Sólo se escuchan el ruido de la sangre al caer y el choque de tus muelas al rasgar mis músculos vitales. Seré tuyo hasta que sea de otro.

miércoles, 27 de julio de 2011

« días del final »

En estos días me asecha la sombra de la soledad, me sigue, me aturde, se abalanza sobre mí y me araña el alma, me destroza el corazón.

miércoles, 22 de junio de 2011

« no puedo »

Hoy no puedo escribir. No aguanto las manos firmes a mis brazos. No tengo el corazón sujeto al pecho. No me encuentro los pies en el suelo. Hoy no puedo. No tengo. No quiero. Quizás, no debo.

lunes, 23 de mayo de 2011

« huída »

Salió el sol para eclipsar a la luna cuando más necesitaba el brillo plateado de su aurora. Terminó el beso en el momento en que imploraba ser ahogado en tu saliva. Mi corazón dejó de latir justo cuando más amor sentía por ti. Desperté del mágico sueño que me envolvía para enfundarme otra vez a la mala realidad.

Aún siento la punta de tus dedos despegarse de los míos y parece que fue ayer.

miércoles, 27 de abril de 2011

« mudar la piel »

Descubrir que hoy brillan más mis esperanzas es el mejor regalo que podría recibir en un día en el que daba, sinceramente, todo por perdido. Las nubes se han ido y el sol por fin ha salido. Todo está a mi favor.

Ninguna piedra a la vista. Horizonte limpio. Lágrimas secas. Corazón latente.

Soñar que aún todo es posible no es ser iluso.

miércoles, 20 de abril de 2011

« resuello »

Asfíxiame con tus dedos en mi boca, apriétame el cuello hasta que me exprimas la lengua buscando oxígeno, átame las extremidades sin piedad. Sujeta y oprímeme el corazón, absorbe hasta el último hilo de vida que me queda. Lastímame el alma. Sabes hacerlo mejor que nadie. Disfruta como gotea mí adentro. Castígame.

Mátame lentamente.

martes, 19 de abril de 2011

« sal »

Estoy cansado de seguir las huellas que vas dibujando en la arena mientras caminas por la orilla de esta playa. Esas que forman pequeños lagos salados de espuma blanca. Ya no me siento seguro mientras me guías a tus peculiares paraísos de frágil papel húmedo. Ya no tengo ganas de sumergirme en el agua de tu boca, ni disfruto con el tacto de tus manos salitres. Mis pasos son cada vez más vagos si es tu sombra la que me dirige. Hoy ni esta playa es nuestra playa ni tú eres aquel de antaño.

No tengo ánimos de recuperar mi corazón oxidado en el fondo del mar.

jueves, 14 de abril de 2011

« Re: N.O.G. »

Tan lejos y tan cerca, y eres la única persona de la que nunca me he arrepentido al conocer. Me molesta avergonzarme, ahora que no estás a mi lado, de las oportunidades que tuve de aprovecharte y no lo hice. Se trata de un error humano universal que cometemos y, que en este momento, se convierte en una carga al soportar, con inquietud, la espera para volver a verte.

Podemos confiar en que nuestra relación tiene las suficientes cualidades para poder comunicar nuestros sentimientos a través de la distancia. Si bien quemaría mis manos, por ti, en el fuego, también pondría, en una custodia de piedras preciosas, tu corazón al resguardo.

Si llamarte pilar de mi vida es exagerado, ¿qué significaría nombrarte mi musa?

Tan lejos y tan cerca. Te llevo a tan sólo un palmo, hacia abajo, de mi cuello. A sólo tres dedos, hacia dentro, de mi pecho.

R.C.C.

“Yo llevo tu corazón.
Lo llevo en mi corazón.”

E. E. Cummings

« el día que te hablé »
El día que te hablé era viernes, el día que te hablé era febrero, el día que te hablé era joven, muy joven, casi una niña. Me acuerdo perfectamente el día en que te hablé. ¿Te acuerdas tú?
Eran nuestros primeros contactos con este extraño y nuevo mundo; “internet”. Hablábamos de nuestras cosas, mientras en nuestras casas, de la televisión salía una conocida y alegre música, la del Carnaval. Desde ese día, cada vez que llega febrero tengo dos motivos por los que sonreír; porque huele a carnaval y porque tengo un gran amigo con el que brindar.
Ha pasado tanto tiempo desde el día que en que te hablé, hemos vivido tantas cosas juntos desde ese día, tantas, que podríamos escribir un libro, porque desde ese día que me hablaste y te hablé, no nos hemos separado ni dejado de querer.
N.O.G.