Descubrir que tu piel es más suave de lo que pensaba me
irgue en alza. Sostenerte en equilibrio sobre mi pecho es tarea fácil cuando
tú, liviano como una pluma, soportas el más tierno jadeo en forma de sonrisa. Y
si tus manos se enredan con las mías será que aún es demasiado pronto para que
te vayas. Y si tus dedos se pierden entre mis labios procuraré que encontrarlos
no se torne en obsesión. Déjate caer. Seamos figuras de carne viva con fuego
latente y sudor lúbrico. Sombras que a través de la persiana disponen dolor y placer,
sofocan silencio y lascivia. Si no, tan sólo seamos.
¿Recuerdas, aquella vez, cuando te dije que algún día nos volveríamos a encontrar?
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viernes, 25 de julio de 2014
jueves, 27 de junio de 2013
« preparado »
Después de hacer desaparecer, con apenas fuerzas y un pañuelo de tela impregnado en lejía, lo que quedaba de humano en mí, las cuerdas entre mis venas aullaron un golpe de paz interior. Parecía imposible desenvolver mis dedos, prisioneros de tu hiel y cuerpo infiel. Amantes del momento, pasión finita, locura caduca. Soñé que eras tú quién me daría la vida y lo que vi allí fue lo único que supe de ti. El silencio superó mis prerrogativas. Ilusión. Príncipes y lobos, sapos y caperucitas. Sombra. A pesar de enderezar mis rodillas tarde, creí que volar era un cuento de niños, otro delirio más, aunque jamás olvidaré que soy porque quise y fui porque quiero.
Sólo estoy solo, nada más. Podría estar peor, claro. Podría estar mal acompañado.
jueves, 29 de diciembre de 2011
« frío »
Hace frío no sólo en la noche y en las sombras, también me hielan tus
abrazos, tus labios, tus manos sobretodo. Por tus venas fluye la escarcha, en
tu sangre el granizo. Me gusta tu frío. Tu frío es el mío.
miércoles, 27 de julio de 2011
« días del final »
En estos días me asecha la sombra de la soledad, me sigue, me aturde, se abalanza sobre mí y me araña el alma, me destroza el corazón.
martes, 12 de abril de 2011
« asecho »
Malditas sombras que vagan sin
descanso tras de mí por las calles, de noche, cuando la niebla cubre la ciudad.
Aúllan como almas en pena buscando un cuerpo vulnerable al que poseer y usar a
su antojo. Lastiman a sus dueños, absorben su energía, se beben su sangre,
lamen y saborean los restos y vísceras. Tienden a quedarse, en el interior, el
tiempo suficiente que permita dejar huella y asegurar la vuelta.
No hace falta ser un ánima para
darse cuenta que mi cuerpo denota debilidad. Pero, ¿Por qué me siguen si yo
también soy una de ellas?
domingo, 10 de abril de 2011
« viceversa por delante »
Siempre pensaste y creciste
creyendo que vivirías eclipsado por mi sombra. Sin embargo tu reflejo brilla
más de lo que jamás brillará el mío. Eres mi versión actual, sin defectos y
reconozco que aún mejor de lo que nunca pensé que podrías llegar a ser. Estoy
orgulloso de tenerte cerca y ser yo el que aprende, día a día, contigo.
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