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lunes, 3 de marzo de 2014

“Superboy: Legión”, de Mark Farmer y Alan Davis.




Son tan contados los tebeos que se publican actualmente de La Legión de Superhéroes en España que cuando aparece uno se convierte en evento señalado para los que somos famélicos seguidores de uno de los mejores supergrupos- y más ninguneado por las editoriales españolas- del que no podemos más que felicitarnos. Más si como es el caso de “Superboy: Legión” - en la discutible traducción del título de ECC Ediciones se pierde el significado original "Superboy's Legion" - está realizado por un equipo de campanillas como el formado por el guionista Mark Farmer y el dibujante Alan Davis, cuya pericia más que acreditada ya refrendaron en la divertida "El Clavo", de la que escribí por aquí.

La nave que llevaba a Superboy a la Tierra no llegó a su destino en el momento que todos conocemos si no 1000 años después, por lo que un rebelde y díscolo Superboy de catorce años participa activamente en la creación de un nuevo supergrupo de jóvenes héroes que rivalice con la dogmática Policía Científica en la protección del Universo conocido. A pesar de tener éxito en sus primeras misiones, la nueva Legión de Superhéroes pronto sufrirá en sus carnes el poder de los 5 Fatales y el misterioso enemigo que les lidera en las sombras, un villano que ha sobrevivido más de mil años y espera su momento para dominar el Universo si Superboy y sus amigos no le paran los pies.

“Superboy: Legión” es una obra de encargo aparecida el año 2001 dentro de la línea Otros Mundos encargada al equipo creativo para cubrir el hueco entre la finalización de las series de “La Legión de Superhéroes” y el relanzamiento de las nuevas cabeceras del supergrupo. Aprovechándose del potencial que ofrecía englobar la historia dentro de la Línea Elseworlds, que otorgaba una mayor libertad creativa a los autores para desarrollar historias autoconclusivas protagonizadas por los personajes más emblemáticos de DC sin afectar por ello la continuidad oficial, Farmer y Davis cumplieron ampliamente su objetivo  ofreciendo en apenas  dos números una entretenida revisión del origen de la Legión de Superhéroes en el que en lugar de ser los legionarios los que viajaban al pasado para buscar a Superboy es este el que directamente se presenta en la Tierra del siglo XXX.  A partir de esta premisa, Farmer y Davis montan una entretenida historia repleta de referencias a los grandes momentos protagonizados por la Legión de Superhéroes a lo largo de su rica historia y arraigan  la semilla para atraer a nuevos aficionados con una historia visualmente moderna y dinámica pero con un cuidado regusto nostálgico y clásico.

Si el guión de Farmer está ideado eficazmente para ofrecer una historia autoconclusiva perfectamente disfrutable sin conocer previamente nada de los personajes, sin duda el aspecto más destacado del tebeo es el espectacular apartado gráfico en el que Alan Davis vuelve a dejar una vez más constancia de su maestría y otorga argumentos a los que opinamos que es uno de los mejores dibujantes del género todavía activo. 

Davis no solo narra visualmente la historia  propuesta por Farmer con elegancia y desparpajo sino que además mediante su primoroso y cuidado estilo potencia sus diversos aspectos y no solo logra caracterizar a los numerosos legionarios que aparecen en sus páginas sino además otorga a cada uno de ellos su dosis de protagonismo en el desarrollo de la historia con lo que la Legión se vuelve más coral y variopinta que nunca.

Superboy: Legión” es uno de los mejores tebeos que se puede leer para volverse irremisiblemente fan de la Legión de Superhéroes. No estaría de más, que ECC tomara nota y no tardara demasiado en ofrecernos más material del que para muchos es el mejor grupo de DC Cómics. ¡¡ Larga Vida a la Legión!!

lunes, 25 de noviembre de 2013

“JLA: El Clavo”, de Alan Davis y Mark Farmer.




En estos tiempos que corren en que la actual línea editorial del NUDC genera tanta polémica entre el fandom, conviene cerrar filas, volver la vista atrás y recordar el porqué los superhéroes DC eran tan divertidos y nos gustaban tanto, aprovechando la reedición por parte de ECC Ediciones de “El Clavo”, una miniserie de tres números que Alan Davis realizase como autor completo para la línea Elseworlds a finales de los noventa, y quizás sea la última obra significativa que reivindicó y reprodujo el sentido de la maravilla y espectacularidad  de la DC de la Silver Age.
En una Tierra paralela, en la que Luthor se presenta como el alcalde de Metropolis y Jimmy Olsen es su mano derecha, se está orquestando una campaña de prensa en contra de los metahumanos presentados como la avanzadilla de una secreta conspiración alienígena para dominar el planeta. Con una JLA desorientada y a la expectativa y cuenta con Lois Lane como agente de prensa para limpiar su imagen, poco a poco irán descubriendo que los supervillanos han sido diezmados y numerosos superhéroes están desapareciendo acosados por un enemigo que se mantiene oculto. La confundida y dividida JLA en este momento de necesidad necesita de Superman para que tome el liderazgo de la situación, pero… ¿quién asumirá su papel en un mundo en el que no existe el Hombre de Acero?.

Un Alan Davis pletórico, quizás en el momento más dulce de su fructífera carrera y perfectamente secundado por un Mark Farmer en el entintado,  retornó a DC para ofrecer su homenaje a los héroes de la Silver Age en una historia evocadora de aquellos cómics de los setenta. Para conseguirlo, Davis aprovechó la libertad que le ofrecía la línea Elseworlds para reconstruir un universo superheroico en el que Superman no había sido criado por los Kent y no asumió su papel protagonista para construir una entretenida historia  evocadora en parte de “Legends” o el Universo Mutante marvelita para marginar a los superhéroes pero manteniendo su esencia luminosa y sin caer en el tratamiento oscuro, adulto y atormentado que tanto les limitó en los ochenta.

Davis construye una historia entretenida y fluida que se lee  con gran agilidad gracias a su inigualable sentido del ritmo, desarrollando una trama que hoy en día habría dado para un macroevento de tres años y que finiquita en una miniserie de tres comic books. El magnífico dibujante despliega su talento no solo desarrollando la historia desde un planteamiento en que prima el aspecto gráfico sobre el literario eliminando todo tipo de cartela y cuadro de texto sino que además evoca la esencia de clásicos  como JLA 200 y los clásicos encuentros con multitud de personajes de JLA/JSA  introduciendo en la historia multitud de personajes y grupos clásicos del Universo DC a los que rinde su particular homenaje sin que por ello la historia se resienta ni las viñetas resulten sobrecargadas ni pierda la historia el vertiginoso ritmo ni la espectacularidad que sabe imprimirles en todo momento

Davis en esta obra se sitúa al nivel de excelencia de un George Perez en su habilidad para introducir multitud de personajes en la historia pero frente al estatismo de este además se beneficia de su conocimiento de los mismos para ofrecer perfectas y dinámicas caracterizaciones de los héroes icónicos propias de la Silver Age, demostrando como su estilo ha evolucionado a partir de lo mejor de los Kane, Aparo, Adams, etc que tanto influyeron en su desarrollo.

En ese sentido, “El Clavo” es una obra construida para su lucimiento como dibujante y la entretenida trama está pensada precisamente para conseguir ese lucimiento, pero mérito de Davis es saber encontrar el equilibrio entre los dos aspectos. “El Clavo” es un tebeo retro y nostálgico, evocador de los “buenos viejos tiempos”, que a las alturas de su publicación habían quedado atrás en busca de adaptar a los personajes a unas formas y modas que no casan especialmente bien con la idiosincracia de los personajes DC pero que, en una historia con el tratamiento que les es propio, como es esta lucen de maravilla. 

En fin, “El Clavo” es el homenaje y alegato de Davis  a una forma de entender el género y los héroes DC que ha sido progresivamente arrinconada por los editores pero no olvidada por los aficionados y que solo precisa de autores con la libertad creativa, el talento, cariño  y sabiduría que le puso Davis a este tebeo para volver a brillar. Tal y como están las cosas no es poco, pero si queréis saber la razón porque seguimos fieles a los superhéroes DC, leeros “El Clavo”.

jueves, 4 de abril de 2013

“Vengadores Secretos: VvsX”, de Rick Remender y Renato Guedes.





A veces, en la periferia  de los cacareados y mediocres megaeventos con los que las grandes editoriales mainstream basan sus estrategias comerciales, aparecen pequeñas historias accesorias que son mucho mejores que la panacea mediocre con que nos quieren embelesar. Últimamente, a mí me ha pasado con los tres números de la serie Los Vengadores Secretos interrelacionados directamente con la historia de  “Los Vengadores VS La Patrulla X” que ya comenté por aquí. Y es que la  historia titulada “Operación Fénix”, guionizada por Rick Remender y dibujada por Renato Guedes, y recogida en los números 21 a 23 de la edición en grapa de Panini de LosVengadores Secretos”  es mucho más ilusionante  y atractiva que el blockbuster palomitero que tanto se han esforzado en ensalzar. 
Un grupo formado por los más poderosos Vengadores parte al espacio exterior para intentar desviar o capturar la destructiva Fuerza Fénix que se dirige hacia la Tierra.  Tras el fracaso de la misión, unos mermados vengadores tienen que hacer un aterrizaje de emergencia en Hala, el planeta natal de los antaño orgullosos Kree, sin saber que estos, manipulados por uno de sus líderes, pretenden que el Fénix les devuelva su anterior poderío aunque para ello hayan tenido que devolver a la vida al más grande de los héroes Kree y antiguo vengador, el Capitán Marvel.
 “Operación Fénix”  ha conseguido que por primera vez me parezca realmente notable la labor de Rick Remender en "Los Vengadores Secretos" y confirme que tiene madera para ser un gran guionista. Y es que, más allá de la superficialidad bobalicona que supone el enésimo amago de resurrección del muerto más muerto del panteón Marvel, en el primer número de esta aventura  Remender caracteriza perfectamente a los personajes y logra crear la atmósfera heroica que la historia planteada precisa con un conocimiento, sutileza y profundidad que no he percibido por ningún lado en el dichoso megaevento escrito a pachas por los Aaron, Bendis, Brubaker, Fraction, etc
Remender realiza un cuidado y coherente estudio de la personalidad de los distintos personajes que maneja, enfrentados a una misión que saben suicida y para la que aun así se han presentado voluntarios, aislados en la doble soledad del espacio profundo y el Quinjet que tripulan. A partir del punto de inflexión, marcado por ese número la historia transita con habilidad y con oficio lastrada por su asumido carácter tributario del megaevento programado y dejando la sensación que Remender podría haber sacado mucho más partido a la resurrección de un Capitán Marvel que por sí misma de haberse mantenido habría supuesto el verdadero bombazo editorial. De este modo, la conclusión de la historia con resultar más que correcta me dejó la sensación de ser a la fuerza algo aturullada y precipitada frente al control narrativo mostrado en la brillante primera entrega aun cuando cumpliera sobradamente con su objetivo.

Buena parte del encanto y el éxito de este “Operación Fénix”  se debe al descubrimiento –para mí- del dibujante brasileño Renato Guedes quien le da una estética completamente contracorriente a la historia más entroncada con el prerrafaelismo de los Barry Windsor Smith o Mike Kaluta setenteros y la tradición europea de hipnótica Ciencia Ficción europea derivada del "Métal Hurlant" que a la espectacularidad superheroica de tradición kirbiana y su derivación actual en personajes huecos con anatomías imposibles. No creo que Guédes se haya documentado mucho para la historia y gracias a ello ha logrado un resultado fascinante y original al recrear un Hala más emparentado con los mundos fantásticos de Moebius que con los  planteamientos clásicos de los Starlin, Kirby, Heck, y dando a la historia un acabado pop original y contracorriente con lo que se lleva ahora en el género…Las portadas de un tal Alan Davis, tampoco son moco de pavo, majetes.

En fin, creo que en muchos aspectos, esta “Operación Fénix” es una obra mucho más conseguida e interesante que la obra mayor de la que deriva que logra que le dé un voto de confianza a las capacidades de Remender. Eso sí, mucho más disfrutable si de fondo se escucha  al tiempo el  Space Oddity” de Bowie.

viernes, 22 de marzo de 2013

“Grandes autores de Batman: Mi Principio…y mi probable fin”, de Alan Davis y Mike W. Barr.




Hoy he desempolvado de mi colección de Batman de Zinco los números en los que se publicó  la corta etapa del exquisito dibujante británico Alan Davis en la serie de “Detective Comics” a mediados de los ochenta y que ECC Ediciones acaba de reeditar en un apañado volumen. A pesar que llevaba bastantes años sin releerlos, me han vuelto a enganchar como hace tantos años gracias no solo al trabajo del por aquel entonces joven Davis sino sobre todo por las sencillas y amenas tramas ideadas por el siempre efectivo y generalmente poco valorado Mike W. Barr.

En estos números que van del 569 al 574, Barr construye unas tramas detectivescas más tributarias del pop inocentón de la serie televisiva  protagonizada por Adam West que del oscurantismo justiciero que impondría Frank Miller. De este modo, Barr construye un conjunto de historias frenéticas en la que el dúo dinámico formado por Batman y el segundo Robin, Jason Todd se enfrentan a algunos de sus enemigos clásicos como el Joker, el Espantapájaros y el Sombrerero Loco.

La versión de Barr de Batman es bastante amable y humana, mostrando a un superhéroe que resuelve sus casos tanto con los puños como con la inteligencia, constantemente preocupado por la educación de Todd y que incluso se permite más de un guiño humorístico y sentimental. Especialmente curiosa resulta la historia correspondiente al número 572 en la que se celebraba el 50 aniversario de la publicación y en la que Barr monta una historia en la que aparecen algunos de los principales personajes que fueron protagonistas de la cabecera aparte de Batman, apareciendo en ella el Hombre Elástico, el detective Slam Bradley o el mismísimo Sherlock Holmes.

En el aspecto gráfico, nos encontramos con un Alan Davis al inicio de su aventura norteamericana y antes de su salto en la fama tras su irrupción en Marvel bien secundado como entintador por Paul Neary. Davis, que ya conocía perfectamente la idiosincrasia del personaje al haber dibujado previamente la serie de “Batman y los Outsiders”, se compenetra perfectamente con el estilo de historia detectivesca y naif planteado por Barr, consiguiendo  aportarle un tono eisneriano -más allá que la referencia más evidente en su Batman sea quizás la de Gil Kane- que se referencia directamente en “The Spirit”. Es cierto que quizás no sea uno de los trabajo más personales de Davis pero el dibujante cumple con efectividad y elegancia (porque este hombre no sabe dibujar feo) e incluso en el último número se suelta para desplegar todo su talento gráfico en una historia, marcada por los flashbacks, en la que rompe con el encorsetamiento típico en los cómics de la época y se acerca a los planteamientos estilísticos de otro de sus grandes modelos, Neal Adams.

El tomo publicado por ECC Ediciones no incluye todo el material realizado por Davis para Batman ya que no incluye la estupenda historia de “Batman: Año Dos” de la que Davis dibujase el primer capítulo  y acabase otro pipiolo llamado Todd McFarlane, pero es de suponer que ECC la reeditará en breve. Con todo, este tomo incluye un excelente material, que marcó a los que lo leímos en su momento y que hará las delicias de todos los seguidores de ese maravilloso dibujante llamado Alan Davis.

domingo, 11 de noviembre de 2012

“Capitán América: Impotente”, de Ed Brubaker y Alan Davis.




Tras el decepcionante pasode Steve McNiven por la serie del “Capitán América” y un epílogo a “MiedoEncarnado” dibujado por el aplicado pero limitado Butch Guice que no hace más que poner en evidencia la intrascendencia de ese poco afortunado y publicitado megaevento, la serie sorprendentemente recupera algo de los mejores momentos de la etapa de Brubaker en “Impotente”, el arco argumental que se desarrolla durante los números 19 a 21 de la numeración de Panini.

La nueva Reina Hidra aliada con Zemo se la hacen pasar canutas a un Capitán América más vulnerable que nunca tras sufrir la reversión de la fórmula del Supersoldado y volver a ser de nuevo un enclenque. Mientras buscan una cura, sus amigos y aliados intentan frenar el caos que se produce en Nueva York cuando el Escuadrón Serpiente se dedica a activar una serie de bombas locas que desata la locura entre los civiles pero será Sharon Carter la única capaz de detener al villano que ha provocado el actual estado del Capi, aunque para ello tenga que jugarse su propia vida.

Ains…Que bien me lo he pasado con esta historia en la que Brubaker da buena muestra de su talento para el género de los superhéroes, en general, y el Capitán América, en particular. Mezcla de conceptos y personajes antiguos tomados de la rica historia del personaje con nuevos introducidos por Brubaker a lo largo de su etapa construye un arco trepidante pleno de acción y muy divertido.

Claro que si Brubaker se pinta la cara color esperanza y luce más es porque por fin cuenta tras bastante tiempo con un dibujante de altura que conoce las teclas del género como pocos y cuenta con un estilo que aúna elegancia con espectacularidad, nada menos que un Alan Davis que se lo pasa pipa dibujando una historia que Brubaker concibe para su lucimiento. Con un estilo que no pierde frescura que ha evolucionado de una manera natural desde sus tempranas influencias a Adams o Gil Kane, Davis aporta una expresividad a los personajes y una luminosidad a la serie que no habíamos visto desde hace mucho tiempo en la serie. Lástima que lo bueno dure apenas cinco números yanquis.

En fin, a disfrutar de este entretenidísimo arco en el que Bru y Davis ponen todo su talento en común para construir una historia muy agradable para leer y que tanto los viejos como los nuevos seguidores del Capi apreciarán.