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jueves, 26 de enero de 2017

El motel del voyeur. Gay Talese


     "Conozco a un hombre casado con dos hijos que hace muchos años se compró un motel de veintiuna habitaciones cerca de Denver a fin de convertirse en su voyeur residente."

     Posiblemente uno de los libros más polémicos por su contenido que también lo ha sido por su publicación, esperado por mucho y firmado por Talese, un periodista cuya fama traspasa fronteras. Hoy traigo a mi estantería virtual, El motel del voyeur.

     Conocemos a Gerald Foos, un hombre que se pone en contacto con el propio Gay Talese para relatarle su historia. Este hombre compra un motel a las afueras de Denver, con la firme intención de espiar la conducta sexual de los inquilinos, para lo cual habilitó una zona en un falso techo. Talese, recoge el testimonio de este hombre, sus anotaciones, da unas referencias sobre su vida, incluida una cierta obsesión sexual con la imagen de una familiar de Foos, e incluso llega a visitar al hotel acompañando al propietario.

     La naturaleza humana es algo que ha suscitado la curiosidad de escritores, periodistas y mirones desde siempre. Cuando Foos se puso en contacto con Talese es de suponer que al escritor y periodista se le presentó la oportunidad como algo irresistible: observar a un voyeur, su patología, y también las limitaciones que dicha patología le producía en su vida diaria. Y aceptó. Normal. A partir de aquí comenzó una historia paralela. Un periódico publica el primer capítulo y el Post se lanza a investigar descubriendo la poca fiabilidad del testimonio de Foos que había vendido el motel durante ocho de los años que figuraban en el libro. Talese afirma que ya sabía de la poca fiabilidad del propietario, revisa el libro (y no olvidemos que no estamos ante un artículo de investigación, es un libro) y advierte al lector en diversas ocasiones de que está ante un libro, y de la fiabilidad del protagonista. entonces, ¿qué nos encontramos?
     Bien, el lector se encuentra con una fascinante narración repleta de datos y fechas en la que, efectivamente se relatan encuentros sexuales de personas que no sabían estaban siendo observadas. Personas adúlteras o no, del mismo sexo o no... e incluso se habla de un asesinato. Pero más allá de este relato en el que vamos desgranando la personalidad de Foos, realmente perturbadora e interesante, descubrimos los límites del periodista, si los tiene, a la hora de acercarse al motel. Saber hasta dónde se llega y dónde se para uno, los límites de lo ético, lo personal, lo privado... Y descubrimos que esos límites que aparecen en el libro son reales como la vida misma. El juicio del lector que en este caso, y debido a la polémica, afecta doblemente al autor. En un primer momento, por lo que realiza, sus actos... y en un segundo por esas omisiones de las que se le acusan a la hora de comprobar datos y fechas.

     El motel del voyeur no me cabe duda que es uno de los libros del año. Spielberg y Mendes están detrás de los derechos para llevarlo al cine. Y no me extraña. La naturaleza humana puede ser un laberinto perturbador, y, como todas aquellas cosas perturbadoras, una vez empiezan a mostrarse, es difícil que el lector aparte la vista de ellas. A ello ayuda el lenguaje utilizado por Talese, la parte biográfica, las fotografías, los relatos que se presentan de forma frontal pero sin ofender al lector más sensible. Todo ello otorga al libro una unidad que, como dice el propio protagonista, habla también de una suerte de revolución sexual vivida en esa época. O tal vez esa sea una de las excusas utilizadas por Foos para justificar su carácter voyeur. En nuestras manos está juzgarlo. En mi caso, no puedo hacer otra cosa que recomendar vivamente su lectura.

     Y vosotros, ¿os gusta leer hechos reales, o sois más lectores de ficción?

     Gracias.