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lunes, 1 de septiembre de 2025

La desconocida. J. D. Barker & James Patterson

 


     Las vacaciones son para el verano y el verano para las novelas de no pensar. Al menos la parte del verano que se pasa en la piscina. Hoy traigo a mi estantería virtual, La desconocida.

     Viajamos a Hollows Bend. Todo empezó un día cualquiera, bastante antes de la grabación del primer capítulo en realidad. Empezó con la aparición de una chica desnuda y sucia en el bar local más popular. Además de aparecer ella, un montón de cuervos empezaron a chocar contra las ventanas. A partir de ahí todo fue de mal en peor en ese pequeño pueblo de New Hampshire, ya que sus habitantes entraron en una suerte de terrorífica espiral marcada por la sangre. El sheriff desaparece y la joven Riley quiere saber qué sucede en un pueblo en el que madres matan a sus hijos, se suicidan o automutilan. Mientras, la joven muda aparecida, tiene unas marcas en los brazos. Y recordemos, todo empezó con ella.

     Bueno, vayamos por partes. En esta novela el dúo de actores han demostrando haber leído mucho terror en los años 70/80. Tanto, que la lectura nos traslada a esa época, lo cual no sería malo salvo porque las escenas de impacto ya las hemos visto muchas veces (la entrada es muy teatral en plan Carrie, seamos serios) y ahora nos sentimos ante una película de serie Z. Para paliar esto, no olvidemos que sus autores son pesos pesados, lo único que tienen que hacer es el tándem habitual de capítulos cortos y siempre-están-pasando-cosas como si de este modo el lector no fuera capaz de pensar en lo que está leyendo. Sin embargo logran el efecto contrario y uno se encuentra pensando eso de "ya solo falta que me digan que..." (¿lluevan pájaros muertos?) para adelantarse justo a lo que sucede en el siguiente capítulo. O dentro de dos. Y es que si la primera premisa es pueblo idílico en el que llega alguien y empieza a pasar todo malo (¿Salem's Lot, dices?) ya partimos de una base poco original. La comparación con King se veía venir de lejos en este batiburrillo con aspiraciones a terror leído en la postadolescencia y recordado con nostalgia que llega, cuanto menos, con década y media de retraso a las librerías. (Por cierto, el pueblo... La Cúpula...).

     Supongo que lo fácil es decir que es una novela impredecible, pero es que hay cosas que son imposibles de adivinar y, seamos sinceros, no se puede ni se debe sacrificar una novela buscando esa palabra. El final acaba siendo más desconcertante que otra cosa. Como en este caso.

     La desconocida es una novela perfectamente prescindible. Y mira que me gustan mucho ambos escritores pero todo el mundo puede echar un borrón.

     Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?

     Gracias.

lunes, 22 de junio de 2020

El club de lectura del final de tu vida. Will Schwalbe


     "Mi hermana, mi hermano y yo disfrutamos de conversaciones y momento extraordinarios con mi madre a lo largo de toda su vida, y también durante sus últimos años. Mi padre pasó con ella más tiempo que nadie -en el transcurso de décadas de matrimonio y al final-, y tanto su manera de cuidarla como el amor que se profesaban nos sirvieron de inspiración a todos nosotros." 

      Durante este confinamiento he aprovechado a releer. No todo ha sido nuevo ni todo ha sido digital, y es porque disfruto de las relecturas. Hoy traigo a mi estantería virtual una de esas relecturas, se trata de El club de lectura del final de tu vida. 

      Mary Anne, la madre del propio Will, regresa de un viaje con lo que parece una hepatitis. Sin embargo no tardará en descubrir que se trata de un cáncer de páncreas, además ya bastante avanzado. Durante sus dos últimos años la acompañaremos junto a su familia y, sobre todo, descubriremos las lecturas que hace junto a su hijo y como las utilizan como vía de comunicación para lo que no saben expresar con sus propias palabras.

      Me suele costar acercarme a este tipo de libros por miedo a encontrarme sentimentalismo fácil, pero al final todo me empujaba a ello. Y me lo leí sabiendo que era un homenaje del autor a su madre en un libro que recordaba esas conversaciones en una sala de espera que comienzan para aligerar el tiempo y terminan siendo una parte casi vital en la relación. Lo primero que me encontré es que ya de entrada descubre a la enfermedad de ese halo de dramatismo tan habitual. No busca la lágrima del lector sino que nos cuenta una historia cuyo final ya conocemos de antemano para poder entrar de lleno en la verdadera historia: la de los libros. Libros leídos, libros compartidos, libros comentados... todos ellos. Convierte de este modo el libro en un homenaje también para los lectores que verán los títulos y las sensaciones que provocaron durante su lectura. De hecho, los capítulos comienzan con el título de un libro.

      Nos acerca así temas como el ateísmo, el valor o la calidad humana mezclados entre títulos ya leídos y otros que nos apresuraremos a apuntar. Larsson, Bolaño, Tolkien, Wallace, todos ellos desfilan por este club de lectores que disfrutan con los libros al que bien puedo pertenecer yo y, a buen seguro muchos de vosotros. A fin de cuentas quien no ha preguntado eso de "¿qué estás leyendo?".

     Es un libro sencillo, de esos que van calando hondo y que contagian esa admiración que siente un hijo por su madre y la pasión que ambos sienten por la literatura. Un libro que nos demuestra que hay historias hermosas en los lugares menos esperados. Historias que nos hacen pensar y nos acompañan durante mucho tiempo. Justo como esta.
     Como comenzaba diciendo los libros que tocan estas temáticas me cuestan, los miro con recelo, casi temor a la forma en que los traten. En este caso me encontré una historia cercana contada por un hijo que añora a su madre y que comparte con un amigo esa relación especial que todos tenemos con nuestras madres. Y lo hace a través de las letras.

      Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?

     Gracias.

lunes, 14 de agosto de 2017

En un bosque muy oscuro. Ruth Ware


       "Corro.
     Corro a través de los bosques iluminados por la luna: las ramas me desgarran la ropa y los pies se me enredan en los helechos cargados de nieve."

     Este año parezco empeñada en encontrar el boom del verano antes de que me lo cuenten, y por eso voy leyendo aquí y allá esas novelas que se venden como adictivas con mayor o menor fortuna. Hoy traigo a mi estantería virtual, En un bosque muy oscuro.

     Leonor se despierta arañada y magullada en un hospital. No tiene muy claro lo que le ha sucedido, pero sabe que ha sido algo serio. Su cerebro le envía recuerdos fragmentados de una despedida de soltera en una casa extraña con gente a la que apenas conocía. A la novia hacía diez años que no la veía. Y sin embargo fue. Y ahora está en un hospital escuchando hablar en voz baja sobre un muerto.

     Esta novela, contada en dos tiempos, comienza en el hospital y va utilizando el recurso del flash back para relatarnos la historia hasta llegar al punto de partida y, a partir de ahí, dar la resolución. Sigue la moda actual de poner personajes femeninos (y en este caso un hombre homosexual también), que empiezan a superpoblar este tipo de libros, como si de este modo, consiguieran más lectores del género aunque sean novelas que suelan quedarte en la superficie de lo que yo considero un argumento sólido. En este caso, la historia es intrigante y el misterio es desvelado en las últimas páginas, buscando así que el lector  necesite un capítulo más antes de cerrar el libro. De hecho, la autora juega a los misterios, empezando por el de "qué es lo que realmente sucedió", pasando por "a quién le sucede qué" y finalizando por "quién es responsable de cada cosa". Los personajes, definidos a golpe de cliché y con una clara intención de captar al público joven en una novela adulta, satisfacen al lector poco exigente que pronto conoce lo necesario para diferenciarlos y avanzar, aunque en realidad sus motivaciones no son más que pequeños bocetos superficiales. De este modo, y como si estuviéramos en el último curso de instituto, tenemos a la popular, su sombra, el gay, la sarcástica gay y la apocada. Y con eso y unas referencias poco sutiles a Hitchkock y Christie, Ware consigue la atmósfera teatral que parece ir buscando desde el principio. Y es que, evita deliberadamente el realismo, utilizando un escenario con una casa a medio describir que no terminamos de comprender del todo y que a mi me ha recordado a aquella llena de cristales que salía en una película titulada 13 fantasmas.

     Tengo que decir que el argumento no está mal llevado y que Ware busca, desde las primeras páginas, ir dejando pistas para que no tengamos la sensación de estar ante un final de esos que parecen sacados de la chistera de un mago. Y lo consigue, apetece leer y continuar página tras páginas desvelando los misterios sobre lo acontecido ante una protagonista que parece no poder recuperar la memoria sobre sus últimas horas. Incluso el final es matemáticamente correcto. Sin embargo, la literatura y las matemáticas son materias diferentes y no podemos evitar la sensación de que la autora alarga esa pérdida de memoria para conseguir veinte o treinta páginas extra en un libro, por lo demás correcto. Exactamente igual que sucede con su final, ya que, una vez terminado, cuando uno hace esa revisión general de la novela y piensa en el conjunto... ahí es cuando pierde puntos. No por agujeros en la trama, sino por credibilidad. La historia de Ware se tambalea y su novela se queda en una lectura más para pasar los días estivales junto a la piscina. Uno de esos libros que salen todos los años, y que en algunos casos incluso podemos ver en la gran pantalla, pero que se leen con la misma facilidad con la que pasan al olvido..

     Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?

     Gracias.