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viernes, 4 de abril de 2014

SIN CONTROL



Es en la noche cuando pierdo el control de mi ser,
Es en la noche cuando pierdo lo que queda de mí,
Las luces de la ciudad me embriagan,
Las luces del día caen aciagas otrora...

Y me busco o quizás me pierdo un poco más,
Otro día que se escapa de la sal de mis manos,
Otro día en el que tuve que pelear duro,
En el que tuve que capturar el sueño
Para más tarde...

Y son sólo momentos,
Taladran mi cerebro con fuego,
Pero por fin cae, me dejo atrapar
Y sólo pienso en que nunca se irá.

Ya no hay mañana, no quiero que termine este tiempo,
Los días dejaron de llenarme, con su cenicienta monotonía,
Sólo aguardo con la luz apagada, viendo los ciclos jugando.
¿Juegan conmigo, quizás con todos? 
¿A quién le importa?

La luz de la farola llama a mi puerta,
Y me estremezco por dentro,
Caigo calle abajo como ella,
Más y más profundo,
Proyectado entre las sombras.

Ya no hay mañana, no pienso en el fin,
Me detendré en el reino sin respuestas,
Los dominios de mi subconsciente,
Que me arrastran a lo prohibido.

Cegado por tu misterio,
Absorto por tu belleza,
Sigo la melodía sin letra,
Que me lleva al abismo,
A la furia contenida...

Y me confundo con las criaturas de la noche,
Las que nunca contemplaran el amanecer,
Y navego en un sueño de máscaras felices,
De risas sin rostro, de temores encerrados.

Te persigo escaleras abajo, 
Todos bailan hipnotizados,
No puedo dejar de mirarte,
¿Eres tú a quien buscaba,
Por quien el espacio cedió?

La presión es insoportable,
El sudor comienza a rodar.

Quizás sea la última noche,
En la que pierda todo el control,
Y me abandone a la sed de mi alma.
 
Quizás sea otro sueño más, 
Bajo neones artificiales,
Entre paredes purpúreas.
 
Quizás me tomes ahora,
¡Haz lo que quieras de mí!
Ahora es mi mundo también.
 
Quizás los días se esfuman,
Y la batalla emprendida perdida,
Pero mi mente vulnerable escapó... 

Mis nuevos amigos me rodean, 
Tiran de mí en todas direcciones,
Me deshago en crueles pedazos,
Transportado en tus rieles sin posos
Vuelo como nunca lo hice, sin límites...

Bajo el lento conjuro de la Luna,
Enmudecida de deleite y locura,
Ardo en tu hoguera perfecta,
Entre quimeras de seda.

El piano sin teclas

Juan M Lozano Gago ©
 
 
 
Ultravox - Vienna
 

sábado, 22 de marzo de 2014

EL DESAPEGO DEL LOBO



SÓLO UNA VEZ/ LOS OPUESTOS 

Sólo necesito de tu cobijo,
Que seas la aguadora de mi desierto,
Que me enredes el pelo cuando me quiebro,
Me hables de lo que sientes cuando me miras,
Sabes que me convertí en dique seco por ti.

Entre tú y yo los ángeles erigieron un puente,
Que salvamos noctámbulos y ciegos cada madrugada,
Cual marinero que recala en tus labios bravíos.

Somos espíritus volubles y efervescentes,
Subiendo y bajando los peldaños de nuestros años,
Brincando por un pedacito de paraíso en el cielo.

Destellos efímeros y pasajeros de un tren sin destino...

Sólo necesito sentir tu calor,
Que me eches tu aliento de deseo en el pecho,
Me lleves al mundo que encubres bajo tu piel.
Sabes que he bramado este dolor por ti.

Porque me duele saberte tan cerca y lejos a la vez,
Porque me siento pequeño atrapado en la pared,
Que construimos callados sin darnos cuenta.
Cada mordisco nos alejaba de la orilla,
En la deriva de las noches en vela.

Cuando me contabas tus secretos,
Aquello que te hacía sentirte bien,
Lo que reunía a dos desconocidos,
Sintonizados en la misma onda,
La que no se puede modular...

***

Sólo necesito volar lejos,
Donde no me alcancen silencios,
Que me destrozan por dentro.

Sólo necesito un traje inédito,
Que me haga forastero de mis memorias,
De cómo me hiciste creer singular en tus labios.

Fueron meses, años ahogados de tinta,
Prometiste estar allí para siempre, ¿no?
Sosteniendo puntales en la vorágine.

Y creí que el quebranto de mi aplomo podía pegarse,
Que la traición podía olvidarse en un pozo muy hondo,
Y caminar hacia ti de nuevo con la mirada de un niño.

Pero ahora sé que el tiempo no borra caídas,
Las afloja con su humilde soplo,
Nada regresa a lo que fue.

Mas me esforcé en darlo todo,
Bajo llave de portones de cedro,
Que ni mi corazón podía tumbar.

Dejé de ser quien era,
O quizás aprendí a ser el que siempre fui,
Mi alma aprendió a gemir, reír, aceptar
Y... Renunciar.

A la vereda de mis recuerdos,
Mis pensamientos rebeldes me arrastran,
Pero mi corazón sereno ya no entiende de
Pretextos y ahora late para otros:

Los auténticos y gloriosos,
Los que siempre estuvieron,
Los que sin dudar no renegaron.

Los que nunca me fingieron,
Los que nunca usaron máscaras,
Ni sembraron esperanzas,
Soterrando mi energía,

Aullando tempestades,
Entregados al abismo

Juan M Lozano Gago ©

(oyendo este tema musical)
 

 
Audiomachine - The Truth