"Boceto de un apunte para un intento de ensayo misceláneo"
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lunes, 8 de julio de 2024

Encuentro con Loco Estrambótico II

Sala de espera de consultorio médico, colmada. 
Frodo aprovecha el tiempo leyendo La Batalla de José Luna de Leopoldo Marechal (1). Pasan los minutos y también los pacientes.
Un hombre de contextura física titánica y caminar cansino, tapando la luz de la sala, se detiene delante y señala el libro.

Titán: ¡¿Marechal?! ¿Te gusta Leopoldo Marechal?
Frodo: Si, por supuesto.
T: Vení, seguime pibe.

Frodo guarda el libro y sigue al hombre, a quien los trabajadores del lugar saludan con solemnidad. Arrastrando los fanguses con pachorra, el gigante va por grises pasillos que decantan en una oficina privada, apartada, y desordenada de papeles, comidas y una botella abierta de los ocho hermanos (2). El titán se desploma sobre una silla de escritorio emitiendo un bufido de queja y cansancio. Con la palma abierta invita a Frodo a tomar asiento.

T: Decime, ¿y por qué leés a Marechal? ¿Sos católico?
F: No. Sólo me gusta mucho su obra, porque...
T (interrumpe): Sabés que Marechal me ha ayudado mucho. Soy devoto de San José Obrero, y la parentela de Leopoldo me dió una mano para poder traer de Italia una estatua que había comprado y que por cuestiones burocráticas los tanos tenían retenida. Lamentablemente, por otras cuestiones que no vienen al caso quedó varada en Panamá, donde hacía escala. El trámite con Argentina estaba forfai, pero también gracias a la parentela pude hacer la gestión para que San José le llegara a un amigo muy creyente en Nicaragua. Se lo regalé. Pero podés creer que la convirtió en una estatua de San Ramón Nonato (3) ¡¿podés creerlo?! ¡El tipo le puso candados a mi San José y lo hizo San Ramón!

Ríe estrenduosamente varios segundos. Golpean la puerta.

T: ¿Quién vive?

Una secretaria se asoma, da a entender que sólo quería asegurarse que todo estuviese bien. Cierra.
En ese momento, suena el teléfono de oficina, varias veces. El Titán se queda mirando uno de los ángulos superiores de la oficina, ahí donde anidan las arañas. Por fin, atiende.

T: Si... si, si está acá. Ok, perfecto, terminamos algo urgente y ya te lo mando. Si, andá llamando a otros pacientes.

¡Clic! Corta.

T: Es la médica que te está buscando. ¿En qué estábamos?
F: Pero es que...
(vuelve a interrumpir, bruscamente):  Ah, si ¡San Ramón Nonato! ¡Le metió un candado! ¡Agarró mi San José, le piantó el martillo y le clavó un candado! Una genialidad.
F: Claro, pero es que tengo que...

El Titán comienza un monólogo que tornará por arroyos de chamuyos subalternos y que volverán siempre al afluente del candado pero jamás llevarán a algún cause de fundamento principal de la reunión.
El pusilánime de Frodo siente que allí se va su tarde, a la vez quiere saber cómo termina la historia. Si es que termina. Piensa en lo irónico de no tener un candado. 


***********
1. La batalla de José Luna es un sainete que trata de un ex boxeador devenido en vendedor de biblias. Ambientado en un conventillo de Buenos Aires de principios de Siglo XX, allí se darán varios enfrentamientos terrenales, pero también enfentamientos amorosos, metafísicos y celestiales.

2. El licor de Anís de los 8 Hermanos tiene 36° alcohólicos. Fue muy popular en la época dorada del tango, las nuevas generaciones nunca lo adoptaron. Cuesta 3,5 en guita gringa (unos 3,2 euros, hoy)

3. San Ramón Nonato lleva ese nombre por haber nacido por cesárea, luego de que su madre falleciera. Es el santo patrón de niños, partos, embarazadas y personas falsamente acusadas. Siendo cautivo, sus carceleros musulmanes lo martirizaron colocándole en los labios un candado para impedir su prédica.


Por si se cruzan con el Titán, este es un identikit aproximado.


domingo, 13 de diciembre de 2020

La grieta y el Adán Buenosayres

Cuando Leopoldo Marechal publicó el Adán Buenosayres en 1948, por su militancia y apoyo al modelo peronista, la novela recibió las críticas más atroces. El ensañamiento de antiperonistas, de sus ex camaradas literarios (satirizados como personajes de la novela) y de un abanderado Borges que se encuadra en estas clasificaciones, le valió a Marechal un proceso de ostracismo intelectual y marginado de la vida cultural argentina fue luego empujado al olvido con el Golpe militar de la Revolución Libertadora Fusiladora de 1955. El autor del Adán sufrió la proscripción del justicialismo en carne propia y el libro fue rescatado del silencio recién décadas después, con la publicación de sus últimas obras.

Algunos llevaron aún más lejos la crítica despiadada, y al ataque político le sumaron el odio religioso (o anti religioso) ya que Marechal era un ferviente católico.

La única crítica literaria que desde un lado de la grieta tendió un puente y apuntó más bien al estilo y contenido del Adán fue la de Julio Cortázar en 1949, que recomiendo leer completa.

"La aparición de este libro me parece un acontecimiento extraordinario en las letras argentinas, y su diversa desmesura un signo merecedor de atención y expectativa [...]  Su resonancia sobre el futuro argentino me interesa mucho más que su documentación del pasado [...] A los más jóvenes toca ver si actúa como fuerza viva, como enérgico empujón hacia lo de veras nuestro. Estoy entre los que creen esto último, y se obligan a no desconocerlo."

Quien quiera entender el por qué de la actualidad política argentina (o al menos acercarse) deberá verse obligado a leer esta obra con la mirada crítica cortazariana.

domingo, 27 de enero de 2019

Epopeya Porteña

óleo sobre tela
100 x 80 cm


"...llevando a pulso un ataúd de modesta factura 
(cuatro tablitas frágiles)
cuya levedad era tanta, que nos parecía llevar en su interior,
no la vencida carne de un hombre muerto, 
Adán Buenosayres, Leopoldo Marechal.


"La idea evasiva del puerto ganó aquí una batalla.
Y los habitantes de la ciudad que debieron llamarse "trinitarios",
ahora se llaman "porteños".
Megafón, o la Guerra, Leopoldo Marechal. 



Pueden visitar el blog de El Matado, "La Mirada Flâneur"
o seguirlo en su cuenta instagram Flaneurok

sábado, 11 de septiembre de 2010

LA SUTIL MATERIA DE UN POEMA CONCLUIDO

El Adán Buenosayres de Leopoldo Marechal se divide en siete "libros", los cinco primeros forman la novela y los dos restantes, el VI ("El Cuaderno de Tapas Azules") y el VII ("Viaje a la Oscura Ciudad de Cacodelfia") funcionan como apéndices.
Tiene mucho de autobiográfico, con nombres en clave (Pereda es Jorge Luis Borges, Samuel Tesler es Jacobo Fijman, Schultze es Xul Solar, el petiso Bernini es Raúl Scalabrini Ortíz, Solveig Amundsen es Norah Lange, etc). Fue escrito entre las décadas del ´30 y ´40 del siglo pasado y generó un lenguaje particular, una forma totalmente nueva de escribir por estos pagos, llevando a la obra por los terrenos del humor, la tragedia o el sainete. Marechal declaró que tomó a la novela como lo "sucedáneo legítimo" de la epopeya y que al escribirlo no entendió salirse de la poesía.
En el relato una gran angustia signa el andar de Adán...la misma que caracteriza a los argentinos, eso que algunos llaman melancolía y otros resignación. Así Cielo y Tierra se convocan en el Villa Crespo de la década del ´20: ángeles de cemento, incubadores de barrio, neocriollos y numerosos personajes que sólo Marechal, "el francotirador literario", pudo crear. Homenaje al barrio, a ese lugar que es así porque es para uno; a esas cuadras que siempre se recorren y se redescubren, esas que son sagradas y que encierran el sentido de la vida.
Y en la novela son las cuadras que van desde Monte Egmont al 300 (hoy Tres Arroyos), Gurruchaga hasta Triunvirato (hoy Corrientes) y Canning (Scalabrini Ortíz) hasta Warnes.


Al leer el Adán por primera vez y siendo muy joven, Tornillo quedó obnubilado con el lenguaje que manejaba y el tipo de cosmovisión que presentaba. Pero con la relectura la oscura nube se hizo presente sobre su cabeza. Y hasta Villa Crespo se fue con la esperanza de realizar un bonito trabajo antropológico: recorrió las calles, hurgó los umbrales, giró en las ochavas mitológicas. Pero para llegar hasta Él es necesario un trabajo arqueológico mucho más intenso. El barrio está allí; Adán está ahí...sepultado, pero esperando.












Como dijo Cortázar en 1949: "...a los más jóvenes toca ver si actúa como fuerza viva, como enérgico empujón hacia lo de veras nuestro. Estoy entre los que creen esto úlimo y se obligan a no desconocerlo".