Cuentos reales de familia
Esta vez nos reunimos por el santo de mi padrino, Héctor. Casi todos de sus hermanos estaban. Faltaba Eduardo que no aparece fácilmente porque su esposa aparentemente por celos no le deja ni respirar. Ella iba varias veces a visitarlo en su habitación. Le presentó a sus padres (le hizo corralito) y a los pocos años se casaron. Resultado de estar con una mujer que quiere todo el control y media machona (como le decía mi abuela) es no ver ni a su familia. En fin. A lo que estamos. En las reuniones familiares, siempre nosotros hacemos un brindis. Mi tío Jorge aprovechó la ocasión de contar la historia del por qué se llama brindis. En la antigua Roma, los compadres no confiaban entre ellos y, por esto, chocaban con fuerza sus vasos que tomaban su bebida para que se mezcle. Así, si es que alguno intentaba envenenar al otro, no tomaría su bebida. Esto tan sólo empezaba. Mi otro tio empezó a contar los problemas que vivían de niños por travesuras. Jaime y Jorge se fu...