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lunes, 29 de octubre de 2012

Bernard Krigstein, el maestro moderno.



El 23 de noviembre se pone a la venta el libro Mensajes en una botella, lo mejor de Bernard Krigstein publicado por Diábolo Ediciones. No soy muy aficionado a adelantarme a la salida de las publicaciones en nuestro país pero esta vez haré una excepción teniendo en cuenta la magnitud de la propuesta. Si hacemos caso de la publicidad se trata de un libro de casi 400 páginas, con más de 280 en color, el tamaño es de 17x24 y el precio de casi 35€.
El asunto del tamaño, que suele crear polémica, parece ser que se ha resuelto con relativo éxito. Los comic books de EC tienen un tamaño de 17'5x26, sin embargo la mancha (el espacio dedicado al dibujo propiamente sin márgenes) es de 15'5x21. Por lo tanto, y a falta de ver la edición, podemos suponer que no habrá reducción de las páginas y se publicarán en su tamaño original al menos las historias producidas por William Gaines en los 50. El resto dependerá del material seleccionado.
Para hacer la medición he tomado como modelo dos revistas de EC como Crime Suspenstories #25 que incluye la historia Key Chain y también Piracy #1 donde podemos encontrar Master Race ambas dibujadas por Krigstein.

(Key Chain  pag01 Crime Suspenstories #25,  1954) 

Otro tema trascendente es la selección de las historias. El libro incluye historias de EC y entre ellas la magnífica Master Race como muy acertadamente se encargan de publicitar los de la editorial. También podemos encontrar  - según las imágenes del pdf de promoción - In the bag de Shock Suspenstories #18, la impresionante The Catacombs de Vault of Horror #48 como además, ya lejos de la editorial de Gaines, The last look! de Marvel Tales #157.  Estamos por lo tanto, si nos atenemos a las pistas y con todas las reservas previas, ante un acontecimiento histórico en el pequeño mundo de la historieta española.

Bernard Krigstein (1919 -1990) sigue siendo uno de los artistas más influyentes e importantes de la segunda mitad del siglo XX. Más interesado por la pintura encaró su carrera profesional en el medio de manera adulta intentando explorar todos los recursos que ofrece el arte de la historieta. Su obra se desarrolló en un período muy determinado de tiempo durante casi 20 años en las décadas de los 40 y 50. Su principal contribución la realizó en la editorial EC de William Gaines - de 1953 a 1956  - siendo el último autor que se incorporó al grupo.

(Bellyful  pag03  Weird Sciece-fantasy  #25,  1954)

Allí probó todo tipo de géneros, tanto el bélico como el histórico, ciencia ficción, suspense e incluso el humorístico. Obtuvo la mayor repercusión en sus relatos de suspense y terror donde dejó algunas obras maestras como las citadas Master Race y Key Chain pero también More blessed to give..., Pipe-dream, Monotony o Prairie Schooner también destacó en las revistas de ciencia ficción con relatos como Bellyful, The flying machine o Fulfillment y finalmente en las revistas bélicas con The mascot, The good luck piece, Drummer of Waterloo y Revenge. En todas estas historias Krigstein demuestra su increible talento narrativo, su moderno estilo de diseño y su maravilloso dominio del dibujo. También  participó en la revista Mad a las órdenes de Harvey Kurtzman donde firmó tres historias paródicas Bringing back father, Crash McCool y From eternity back to here.

 (Prairie Schooner  pag02  Tales from the Crypt #40,  1954)


(From eternity back to here.  pag03  Mad #12,  1954)

Antes de su paso por EC colaboró con diversas editoriales como Ziff-Davis, DC, Hillman, Marvel o Harvey donde realizó diversos trabajos de aprendizaje partiendo de su principal influencia del mundo de la historieta que fue Frank Robbins. Algunos de estos trabajos son varias historias del personaje llamado Wildcat para la revista Sensation Comics en 1948 y también varios relatos para Strange Adventures, Adventures into Terror, Airboy ComicsBattle, Crime Detective Comics y otras más.

(Captain Splint's hairy helper pag05  Airboy Comics v8 #4, 1951)

Sin embargo su segunda etapa gloriosa la encontramos tras abandonar EC. Esta editorial se hundió casi totalmente, a mediados de los 50, debido a una caza de brujas instigada por algunos de sus competidores en connivencia con los sectores más reaccionarios del país.
Krigstein intenta trabajar en otras compañías y seguir perfeccionando hallazgos como el panel breakdown, el distanciamento, la elasticidad temporal y el sentido racional del diseño. Sin embargo cada vez se encuentra con guiones más estúpidos y de menos páginas por lo que a principios de la década de los 60 decide dejar el comic book para dedicarse a la ilustración comercial y a la enseñanza en la High School of Art and Design de Nueva York.

(Blind's man bluff pag12  87th.Precint  #1309,  1962)

La importancia histórica de Bernard Krigstein radica en su aproximación adulta al medio del comic, a su tremenda calidad formal y a su afán artístico y de experimentación que le emparenta a otros grandes innovadores del medio como Winsor McCay, Will Eisner, Harvey Kurtzman o Cliff Sterret. Su influencia ha sido decisiva en autores tan importantes como Jim Steranko, Jack Kirby, Art Spiegelman, Paul Gulacy, Howard ChaykinDavid Mazzucchelli o Chris Ware. Su legado permanecerá disponible como fuente de inspiración para las próximas generaciones de autores de todo el mundo.

(Master Race pag01 Impact #1,  1955)

La edición de este recopilatorio ha de suponer una auténtica conmoción en el renqueante mercado español. Prácticamente inédito en este país sólo ha sido convenientemente publicado en enciclopedias y revistas especializadas. Desgraciadamente la aparición de la Biblioteca Grandes del Comic: EC editada de manera infame por Planeta deAgostini supuso un atentado cultural de enorme calado. Su tamaño enano y la ausencia del color - fundamental para la completa comprensión de las historias y el exacto disfrute del arte - desvirtuó la obra de maestros como Harvey Kurtzman, Johnny Craig, Wallace Wood, Jack Davis, George Evans, Reed Crandall... y el mismo Krigstein. Esperemos que por fin la edición de Diábolo este a la altura del autor elegido y podamos disfrutar plenamente y por primera vez en castellano del arte de un maestro tremendamente desconocido y moderno.
Quedan poco más de tres semanas para ver el resultado. Seguiremos informando.



Salut!

domingo, 19 de junio de 2011

El asombroso (y maravilloso) arte de Floyd Gottfredson.


Últimamente el mercado depara pocas sorpresas y casi ninguna alegría; Scalped, el Julia de Berardi, algún que otro album de Taniguchi o Peeters y poco más. Por eso me refugio muy a menudo en el floreciente mundo de la edición de clásicos norteamericanos. Desde Terry and the pirates y Polly and her pals de IDW, Prince Valiant de Fantagraphics, a los tomos casi suicidas de Feininger o Warren Tufts de Manuel Caldas. Es un mercado maravilloso pero con pocas sorpresas; uno juega sobre seguro y normalmente gana. Por eso cuando he abierto el primer tomo de la edición de las tiras de Mickey Mouse de Floyd Gottfredson editada por Fantagraphics la sorpresa y el asombro han sido mayúsculos.



Y es que uno se esperaba un recopilatorio de aventuras canónicas y primorosamente narradas al estilo de la época clásica de Gottfredson (años 40) en la serie. En su lugar me ha estallado en ojos y manos un torrente de furia, una riada de gags, un vendaval de persecuciones y una erupción de talento que me ha arrastrado primero hacia la sorpresa para más tarde llevarme al entusiasmo. Race to the Death Valley recopila, sobre todo, los dos primeros años del dibujante de Utah en la serie estrella de la factoría Disney y comprende las 14 primeras aventuras que abarcan del 13 de enero de 1930 al 9 de enero de 1932. Gottfredson se incorpora a la serie ya empezada la segunda historia precisamente la que da título al recopilatorio.


El arte de Gottfredson se muestra en todo su esplendor; desde un dibujo ágil, suelto y vigoroso a encuadres originales como el de la primera viñeta de la tira superior a soluciones narrativas de maestro como el diálogo de hasta 5 personajes montados a caballo perfectamente resuelto en una sola viñeta como podemos ver abajo.


No es dificil ver en las influencias del autor norteamericano una pizca de Herriman, un poquito de Billy deBeck y un mucho de Rudolph Dirks. Contemporáneos y muy cercanos a él serán el primerizo Hergé y el más experimentado E.C.Segar y su Thimble Theatre pre Popeye. Sus seguidores son legión. Desde los que lo reconocen como Franquin y Jesús Blasco, los que aprenden de sus enseñanzas tipo Ángel Puigmiquel, Benito Jacovitti o Josep Coll a los que directamente lo homenajean como Robert Crumb, Rick Griffin, Javier Mariscal o Vaughn Bodé. Esto por no hablar de los centenares que simplemente lo copiaron en multitud de paises.


El Mickey Mouse de los primeros años es un personaje radical, sin trabajo que sobrevive en un mundo muy duro fiel reflejo de la depresión consecuencia del crack del 29. No es el personaje edulcorado de décadas posteriores. Por eso conectó muy fuertemente con las clases populares que se vieron reflejadas en este aventurero que busca cualquier medio para subsitir y ser feliz con su querida Minnie.


Gottfredson empezará a dibujar la tira el 5 de mayo de 1930 por lo que el primer mes de la segunda historia corre a cargo del entintador habitual de la strip Win Smith que realizó un trabajo excelente como podemos ver en la tira de abajo correspondiente al 16 de abril.



(tira de 05 05 1930. Primera de Floyd Gottfredson) (tira del 16 04 1930 de Win Smith)Leer esta serie es un placer extraordinario ya que se suceden los gags sin parar, se encadenan las persecuciones y el puro slapstick se combina con guiones cada vez más elaborados y cada vez más convincentes. La persecución de Pete y su ayudante a Mickey y Minnie en el tren será dificilmente superada por Hergé en años posteriores. La escena del desierto, las de la granja y el circo entre muchas otras son ejemplos de como narrar y como divertir al lector sin caer en la redundacia.


Una de las escenas más curiosas de este período es la del reiterado intento de suicidio del protagonista, que acaba siempre en fracaso. Con toda naturalidad Gottfredson utiliza un desengaño amoroso de Mickey para hacer una serie de gags sobre el tema que seguramente no escandalizaron a nadie en su época. Una muestra de la extraordinaria naturalidad de estos primeros años de la serie.


Finalmente el album de Fantagraphics recoge la primera historia de Mickey Mouse en comic de prensa con argumento de Walt Disney y realizada por Ub Iwerks. Se titula Lost in a desert island y abarca el período comprendido entre el 13 01 1930 al 31 04 1930. Son 61 tiras del creador gráfico de Mickey que realmente dan fe del talento de este maestro de la animación que acompañó al bueno de Walt los primeros años de su carrera.



En definitiva nos encontramos ante un primer tomo recopilatorio de una serie fundamental en la historia del comic realizada por uno de los más grandes genios del medio; el gran Floyd Gottfredson. Una tira maravillosa que eso sí nunca firmó. Pero esto ahora a quien le importa.