Mostrando entradas con la etiqueta reseñas. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta reseñas. Mostrar todas las entradas

domingo, 10 de febrero de 2013

Lo añoras. Reseña de "Saliendo de la estación de Atocha" de Ben Lerner.

“era como verme mirándome hacia abajo a mí mismo mirando hacia arriba” 

Sigue la risa sofocada, una marcha fúnebre de las pastillas blancas y las pastillas amarillas, el cóctel molotov vitaminado con dosis excesivas de café, vino y dope.
El proyecto picaresco de un becario yanqui proclamado “El Poeta”, la mentira de Adán y el fraude de Adam Gordon, promoción 2x1, ese agrio pastiche bipolar que todavía resuena en mis oídos. Todo eso y nada de novela llena de vida e hilarante.


Sinopsis: Adam Gordon, el joven protagonista de Saliendo de la estación de Atocha, disfruta de una prestigiosa beca en Madrid para llevar a cabo lo que él grandilocuentemente llama "proyecto poético". Sin embargo, también trata de desentrañar su identidad, así como su relación el arte. Animado por cantidades ingentes de café que rebaja con tranquilizantes que él mismo se prescribe, la búsqueda de Adam le llevará a conocer una ciudad que está a punto de vivir un importante capítulo de su historia.
"Hilarante y endiabladamente inteligente, una novela llena de vida." Jonathan Franzen


En una trama pachucha, demasiado vistosa y “hip”, debajo de los escombros del arte moderno, hallamos a un farsante que se niega a ser bilingüe. Los personajes se desvanecen en la crème bohême de Madrid, queda borrado el trágico día de 11-M y posteriores gritos de protestas - todo eso se mezcla con la humareda de un porro y así, se nos antoja irreal, despojado de su verosimilitud. 
"Saliendo..." es una novela que se sufre, desde párrafos pomposos sobre el sentido de arte y el potencial de lenguaje, hasta dadaísmos nocturnos del Poeta que demasiado ebrio comete un asesinato verbal tras otro. Se especializa en asesinar verdades, sobre sí mismo, para ser exacto.. Adam es un mentiroso, condenado a auto-victimizándose en su patética soledad.

“Lo tienes pero no lo tienes.

Lo añoras, te añora.
Os añoráis”

Ashbery


Llegué a odiar el personaje, aborrecerlo, desearle lo peor...
Llegué a maldecir su incomunicación, su vergüenza, su miedo a decidir y a convertirse. Llegué a odiar su temor del futuro, de "ser"... y la tendencia regocijarse en “estar”. Hasta me di cuenta que también yo sufro ese estigma de la temporalidad; el miedo a lo real, el querer ser la ficción...
El pánico a ser uno de tantos es la comadrona en el nacimiento de  nuestra inconexión con la realidad y con los acontecimientos históricos, empuja el estar al lado, observar, no implicarse, no sentir, “merodear”, desvanecerse y diluirse con el fondo.
Tendemos a vivir la vida desde detrás de un cristal empapado, incapacitados por el miedo a traspasar el umbral...
Aunque nos tiente el hecho de hacerlo, las ganas de empezar de nuevo, arrojarse al azar del destino, jugar con posibilidades...
Nos topamos con que a veces el arte no sirve de cura...
La incapacidad de palabras de describir la realidad, de captar la autenticidad de las cosas y los sentimientos. La incapacidad del ser humano, venga de dónde venga... La esquizofrenia de un inmigrante bilingüe y la mente bipolar de un artista...



Cuan ligero/pesado es el ritual de tomar las pastillas blancas:

“Era un rito eucarístico de abnegación en el que me reconocía a mí mismo que era incapaz de enfrentarme al mundo sin medicación de diseño y de ese modo me absolvía de parte de mis actos; era un poco humillante y un poco liberador”

viernes, 28 de diciembre de 2012

"Glaciares" de Alexis M. Smith. Reseña.

Sobre un deshielo que se acerca en sigilo. 

Glaciares, Alexis M. Smith


"Glaciares" es mucho más que un cuento romántico sobre los lunáticos modernos levitando en Portland.  Ella, Isabel, la chica con un armario lleno de vestidos vintage, dueña de un gato sin nombre y una caja de memorabilias, que desciende de los glaciares de Alaska. Él, Spoke, un joven roto y... “herido de guerra”, el chico con camisa de botones anacarados. Cada día comparten un té en la cocina de la biblioteca donde trabajan. Sin intercambiar apenas palabras.
Isabel es como una reliquia, un espacio reservado en un tiempo abandonado. Llena su soledad con recuerdos, viejas fotografías y nostalgias prosaicas. 

“Isabel siente todas sus zonas abandonadas – el interior de la boca, la inclinación de la parte inferior de la espalda, el fondo de sus pulmones – pero no logra llenarlas”.

Intentando reconstruirse a sí mismos, rebuscando entre los fantasmas del pasado, se dedican al culto de los detalles, veneran la fragilidad... Los dos temen a la vida pero al mismo tiempo están hambrientos de mundo.

“Es un extraño producto de enamoramiento, piensa, lo de contarle a alguien cosas prosaicas. Tomar conciencia de otra persona de repente te agudiza los sentidos, de modo que la atención se focaliza en las cosas pequeñas y el mundo parece ser más bello y complicado”.

En su efímero relato, Alexis M. Smith consigue atrapar la esencia de las cosas pequeñas y vislumbrar el alma de la vida de esos dos jóvenes que cruzan un mundo frenético y despiadado cual dos satélites perdidos en el tiempo y el espacio.

El texto de "Glaciares" no corre, pasea. Respira hondo, coge grandes bocanadas del aire. Susurra, se queda en silencio, espera el deshielo que se acerca en sigilo, para luego brotar en un manantial de sinceridad y sentimientos hasta entonces contenidos. 

En una composición de capítulos cortos, llenos de símbolos aunque nada pretenciosos, vislumbra un pasado que se derrite, historias que gotean en grandes palabras sobre una habitación vacía. Porque solo las historias sobreviven.

Y es cuando la autora nos devuelve a nuestra casa: amar en tiempos revueltos todavía es posible. Tropezar para ver y sentir. Abrazar un glaciar, observar como se derrite ante el calor de nuestro cuerpo. Un libro para releer en momentos de angustia cual guía original de sobrevivir en el círculo polar de la cumbre del caos moderno. 

“(…) es una especie de luto por las cosas que no perduran.
Nosotros no perduramos, reflexiona. Al final, sólo sobreviven las historias”.

viernes, 5 de octubre de 2012

La ciénaga de la desilusión. Reseña de "Tierra de Caimanes" de Karen Russell.

Karen Russell: Tierra de Caimanes, Tusquets Editores

sinopsis
El parque temático que la dinastía de los Bigtree, domadores de caimanes, posee en una de las pantanosas Diez Mil Islas frente a las costas de Florida sufre un duro revés con la muerte de Hilola Bigtree. Ésta, madre de tres hijos, era la estrella del parque gracias a sus arriesgados y espectaculares números con los caimanes; para colmo, a unos kilómetros, acaba de inaugurarse un sofisticado competidor, el parque temático Universo Oscuro. La familia empieza a desmoronarse: el Jefe Bigtree, ahora viudo, parece ausente… y acaba, efectivamente, ausentándose; Kiwi, el hijo mayor, se pasa a la competencia en un intento por mantener a flote el negocio familiar, y Ossie, la segunda, empieza a tener extrañas visiones. De modo que Ava, la pequeña, una adolescente de trece años, queda a cargo de noventa y ocho caimanes en medio del vasto y desolador paisaje de su dolor, pero con una conmovedora energía para afrontar cualquier peligro.
***
En los pantanos tenebrosos de Swamplandia, un entorno natural convertido en un parque de atracciones, Karen Russel cuece historias estremecedoras pero a la vez conmovedoras. No es un libro apto para todos los públicos, la autora se regocija en los oscuros rincones del alma humana, toca temas duros, complicados e, incluso, incómodos. 
El libro plasma el peculiar paso por el infierno de la pequeña Ava y sus hermanos. Plagada de fantasmas, espectros e ilusiones es la profunda, húmeda espesura de las ciénagas de Diez Mil Islas, situada en la costa de Florida. El mundo imaginado emerge como la respuesta y la defensa de los adolescentes ante la muerte y el cáncer, el aislamiento y la crisis. 

momentos en vista de...

El más preciado tesoro de los Bigtree, sin duda alguna, es: Hilola, la madre de los niños, su heroína, la susurradora de los monstruos de la Ciénaga y la santa patrona de los pantanos de Swamplandia. Después de su muerte, su leyenda es lo único que les queda a Ava, Kiwi y Ossie. Con el tiempo, pierden hasta esto y se aventurarán por los oscuros senderos hacia la madurez. El espectáculo de los horrores de niñez les cobrará caro, desde el miedo, la inseguridad y la falta de amor, trazarán una odisea anegada y salvaje. Siniestra y exenta de esperanza. 

momentos en vista de...

El regusto que deja la novela de Karen Rusell es bien amargo: de las tierras pantanosas solo hay una salida... y lleva al universo oscuro. Un cuento triste, horripilante de cómo la realidad se come a la fantasía. Los niños aprenderán que las fauces de la desilusión son todavía más desgarradoras y peligrosas que las de un caimán.

momentos en vista de...

El lenguaje magistralmente bordado de la novela puede resultar demasiado denso en ciertas ocasiones. Contiene frases y párrafos que constituyen una obra de arte en sí mismos. Pero a veces no es lo suficiente. Hay momentos, que la lectura se atasca, agobia. He de reconocer que un repaso del escalpelo del editor le haría un gran favor. 

Rasposo, definido por los críticos como un ejemplo de "estilo gótico sureño", el libro de Russel es un retrato agotador de la ciénaga del alma humana, apto, sobre todo, para los amantes de la exuberante prosa americana. Me recordó "El laberinto del fauno", eso sí: bañado en la salsa sureña. 

Para los interesados, lectura breve, cortesía de Tusquets Editores. 

Si queréis conocer otras opiniones sobre "Tierra de caimanes",  clic en las reseñas de los blogs del #Cafe Literario:

10.15 Saturday Night
El blog de la HierbaRoja
Galletas chinas
Leer sin prisa
Offuscatio

domingo, 17 de junio de 2012

"Caminos ocultos" de Tawni O'Dell. Reseña.

Tawni O’Dell… Caminos ocultos.


Caminos ocultos de Tawni O'Dell

En épocas de caparazón emocional, es complicado dar con un libro que lo atreviese y rompa esas protecciones que tanto esmero construimos alrededor de nosotros mismos.
Comprar un libro por su portada, sí, tan trivial como esto y tropezar con lo que llegará ser una de las mejores lecturas de los últimos meses.

La novela de Tawni O’Dell es a la vez tierna, verdadera, conmovedora pero también despiadada y cruda.

Sunday Wandering

Aborrezco americandas y tampoco gusto en novelas sobre adolescentes o niños, pero la letanía de la familia disfuncional que encontramos en “Caminos ocultos” me hizo ponerse de rodillas. Es una historia de inexplicable pureza que la autora convierte en un libro simplemente extraordinario. De una manera maravillosa entrecruza varios componentes – desde adoquines de violencia domestica, via piedra lisa de primeros deseos, hasta césped verde de la feliz infancia… Los caminos de Tawni nos conducen a través de una América salvaje y feroz, cuyas garras pueden incluso con la inocencia y el afecto de un niño.

Día_positivas 1.

La edad de los personajes no pesa tanto sobre la novela, aunque, he de reconocer que cada personaje fue tejido de una manera excepcional y muy verosímil. La historia de violencia y obsesión con la que nos topamos en Caminos Ocultos es muy propia del mundo adulto, sin embargo, el hecho que se encarne a través de esos entrañables personajes jóvenes e inexpertos, hace del libro no solo una lectura total y crucial sino también desemboca en una amarga canción sobre la fuerza de la vida cuyo estribillo se quedará con nosotros para siempre.


"Porque sobrevivir requiere talento".


Cuenta cómo madurar en un entorno hostil, cómo hallar su propia identidad, cómo descubrir la sexualidad. Es un cuento boscoso, trepidante e inolvidable. Una lectura diferente, muy auténtica que me caló hondo.

Leía ese libro, sentía temblor y hormigueo en las puntos de los dedos; 
sí, la señal que mi sangre bailaba, que el libro conectaba conmigo, 
que conectaba con lo más esencial: mi humanidad. 

Who Will Play This Melody?


domingo, 18 de marzo de 2012

Flujos del yo. Reseña personal. "El fin del mundo..." de Haruki Murakami.



'Que fuerza puede poseer un corazón que ha perdido de vista su propio yo'

Haruki Murakami: "El fin del mundo y un despiadado país de las maravillas" 


Murakami me habla y yo escucho atentamente. Murakami me guía con un surco de palabras llenas de gracia a través de la dualidad de nuestro universo, entre lo que arriba y lo que abajo - yo le dejo ser mi guardián. Permito que me arranque de lo cotidiano y arrastre hacia un inseguro quizás. 
"El fin del mundo y un despiadado país de las maravillas" de Haruki Murakami, sin duda alguna, fue una de las tres mejores novelas que leí en 2011. 

Mi propia sombra

Aparte de una experiencia lectora exquisita, (considero este libro la mejor creación del japonés), la recuerdo como un TODO a nivel personal – un viaje de mi misma hacia mi misma. 

---
En "El fin del mundo..." la dicotomía de lo real y lo surreal se realiza a pasos lentos, creando una oda a dos realidades: laberinto de cibernética hard boiled y fantástica pradera de vacío de la memoria. 
Esa narración a dos realidades, a dos solitudes y dos excentricidades, hace que nuestro paladar se regocije en la sumersión total en lo onírico. Nuestros ojos empapados de lágrimas siguen el descenso a túneles de subconsciencia… al mundo de sombras. Atraviesan los cauces del cruel río de maravillas. Flujos del yo...

País de Maravillas
.
Yo... tropiezo con mis propios pies, me pesa mi sombra, una única identidad me escuece, la realidad no me basta. A los protagonistas de Murakami tampoco, y ese dolor de la existencia sangra en maravillosas creaciones de protagonistas masculinos en Pinball, La caza del carnero salvaje, Dance Dance Dance... En "El fin del mundo..." el autor japonés nos sorprende con un boku todavía más curioso e interesante, una controversia explayada entre poesía y mates, un cerebrito licuado hacia los versos líricos de la gran misión contra el olvido.
 ---
Murakami es un hechicero de palabras y un gran mago del ritmo que con su estilo llano inquieta nuestra conciencia. Siempre será mi número uno.

 Yo Camino

Cuando él me dice: desciende al pozo, bebe de su sabiduría - Yo vengo. En pos del corazón viajo, entro en el universo de calaveras blancas de memoria. Entonces: ¿hallo el núcleo de la verdad y... me detengo antes de descubrirlo?
Puede que lo asimile, puede que vuelva a enterrarlo. El acto de desplazamiento se defiende por sí mismo, en su esencia yace su grandeza. 

Dice el Narrador: camina… arrastra tu sombra y no pierdas de vista tu propio yo. Hazle compañía, cuando hace falta purgar realidad en código matemático: purga, cuando hace falta empaparse de silencio y crujir con pesados pasos la nieve del país de la nada – cruje. Sigue y viaja. Sin maleta. Hacia la auto-conciencia. Cruza fronteras, pierde la noción de tiempo en los pasadizos secretos, ama y recuerda.

***

Me acuerdo esos momentos cuando el manto "dorado nacía como el color del oro en este mundo y existía en este mundo como tal". Estaba segura de palpar la ternura de los unicornios a través de rugosidad de papel.
Sunset Limited

jueves, 29 de diciembre de 2011

A mí... Paul Auster no me llega. "El palacio de la luna"

¿Y si os digo que el señor Paul Auster me aburre?

Me sentí inexorablemente sola durante la lectura de “El palacio de la luna”, porque, a pesar de esa prosa tan densa, esa voz narrativa tan charlista y ese tuerce tan mágico y casual a la vez....  yo por nada en el mundo conseguía conectar con la obra. 


No me conmovieron ni hilos de esos grandes personajes que esboza el neoyorquino ni la perfectamente llevada encrucijada de casualidades en la que el autor los envuelve. No sentía nada a pesar de lo desgarradores que resultaban los relatos. Me parecían inverosímiles – ese carrusel del azar en el que mete Auster sus personajes cuan marionetas no me sorprendía, más bien - me daba pena. Había momentos en los que sufría por abundancia – como si el relato, demasiado adornado con palabras de tan detalladamente descrito, se hiciese pesado cayendo en una oscuridad viscosa. Todo era tan escrupulosamente conectado y planificado que me asfixiaba. Ese compuesto filigrana no me dejaba respirar y a la vez me parecía soporífero.



He de hacer justicia a la novela y no me despediré sin alabar la capacidad de Auster de parir frases maestras. Frases poéticas que, de vez en cuando, camufla en esa prosa suya falta de diálogos, totalmente dominada por un testimonio monótono.A pesar de ser un tomo lleno de monólogo tan repetitivo, cansino...  Auster se luce durante unas páginas, y nos regala unos pasajes magistrales, originales y llenos de esencia. Pero esto no es suficiente para que me concilie con él. 

Luna de Chema Madoz
Os confieso que me preocupa el hecho que no sepa apreciar un autor tan reconocido como Paul Auster. Le he dado ya muchas oportunidades: he leído Trilogía, he leído Viajes por el Scriptorium y ... ahora este. Me siento niña tonta... me siento inculta, pero tengo que ser sincera (como una buena lectora que soy) y confesar que: sufro sus novelas. 

Ahora sí: ya me podéis crucificar. 
***
Como bien sabréis, la lectura conjunta de "El palacio de la luna" de Paul Auster la organizamos entre unos cuantos amigos del #CafeLiterario.  

En sus blogs podéis apreciar las reseñas del libro: mucho más favorecedoras que la mía aunque no exentas de crítica. 

domingo, 25 de septiembre de 2011

"After Dark" de Haruki Murakami. La reseña - Zoom in.

Cuando quiero "volver a mi misma" y sentirme como en casa, cuando siento angustia y quiero ahuyentarla, cuando me siento fuera de paréntesis... leo a Haruki Murakami.  Me zambullo en su mundo, una trenza de los mundos mejor dicho, cierro los ojos y "duermo" en sus historias. Hace un par de semanas volví a re-leer "After Dark" y me sentí como si estuviese visitando unos buenos amigos que desde varios años no había visto. Cuanto les echaba de menos.


Ajusté las agujas de los relojes, tic tac, tic tac... y dejé que el libro respirase a través de mí.

Sinopsis de "After Dark" 
Cerca ya de medianoche, en esas horas en que todo se vuelve dolorosamente nítido o angustiosamente desdibujado, Mari, sentada sola a la mesa de un bar-restaurante, se toma un café mientras lee. La interrumpe un joven músico,Takahashi, al que Mari ha visto una única vez, en una cita de su hermana Eri, modelo profesional. Ésta, mientras tanto, duerme en su habitación, sumida en un sueño «demasiado perfecto, demasiado puro». Mari ha perdido el último tren de vuelta a casa y piensa pasarse la noche leyendo en el restaurante;Takahashi se va a ensayar con su grupo, pero promete regresar antes del alba. Mari sufre otra interrupción: la encargada de un «hotel por horas» pide que le ayude con una prostituta agredida por un cliente. Dan las doce. En la habitación donde Eri sigue sumida en una dulce inconsciencia, el televisor cobra vida y en la pantalla empieza a distinguirse una imagen turbadora... pese a que el televisor no está enchufado.


Eri y Mari pueden ser hermanas solo de noche - en la luz del día brilla la fluorescencia de las rectas obvias que se convierten en curvas redundantes. El velo de oscuridad es lo que hace más cercanas las relaciones humanas, su falta de certeza las habilita, en la penumbra iluminada por tímidos neones se olvidan las diferencias y crecen los lazos. La invisibilidad que une a los seres humanos esparcidos por la ciudad  carnívora, les guía entre la sensación del peligro cruzada con el accidente y la oportunidad. La charla entre seres que desde las tinieblas y lo incierto construyen sus seguridades. “After Dark” es un libro del que emana una juventud disipada en dudas y estigmatizada por efectos secundarios de la soledad. Mari y Takahashi... los incomprendidos que salen de noche. Ya hace mucho dejaron de temer las tinieblas. Su joven vida tocada por la duda existencial añora el desenlace, la confrontación. Busca una conexión, quiere conjuntar, desea proceder de algún sitio, tener raíces…


El ritmo de "After Dark", una sonata nocturna, no decae ni un momento. Es una historia nacida de una serie de coincidencias entre diálogos lentos e incidentes curiosos sin embargo violentos. Murakami sirve una peripecia urbana escrita en forma de un guión, observada desde las alturas como si de un plano de película se tratase: el abanico de los puntos de vista, los numerosos ángulos y escenarios. El reloj que marca las fases de la noche y un televisor que sirve de médium que conecta los dos mundos: el onírico y el real, los solapa de tal manera que bien entrada la noche no sabremos si lo que vemos es una grabación, una vista en vivo o un reflejo.


Creo que el maestro Murakami como nadie consigue plasmar la inquietud humana crecida de la soledad entre la multitud - la soledad de incomprensión, la soledad del miedo;proveniente de outsiderismo. El autor japonés describe sensaciones oníricas en términos universales, escribiendo desde la experiencia colectiva, integrante, al mismo tiempo volviendo, dirigiéndose hacia ella. En el desvanecimiento, la agitación y el temblor de pensamiento genera la transición hacia un tiempo y un lugar distinto. ¿El refugio? El sintiempo.


Siempre cuando me sumerjo en sus novelas, estoy bien alerta para no perderme ese momento de conjugación de tiempos y superficies. A veces es como esconderse en una especie de armario giratorio, ese softspot que aparece en cada uno de su libro, 180º y gama de colores distinta. En “After Dark” es la pantalla del televisor, por ahí se desciende al submundo: 
“Dondequiera se hallen los propósitos de cada uno, también nos vemos transportados juntos, a la misma velocidad, hacia el flujo subterráneo del tiempo”.
"After Dark" es una pieza maestra. En esa melodía de jazz improvisado de mundos paralellos y paisajes espejos, donde cada el tono resuena dualismo de la fantasmagoría y el  realismo crudo, Murakami cuenta  historias de luz y sombras, de ambigüedad de la vida humana. Esas melodías  pretenden ser una definición del mundo propio, un mundo autofabricado de piezas encontradas, donde uno pueda escaparse de la soledad e inseguridad y huir hacia la tranquilidad y la autoconciencia. Somos viajeros eternos. Dice una de las protagonistas del libro que vivir es “hacer carreras con mi propia sombra….”. Todos buscamos encontrar en nuestras vidas un lugar seguro, donde sentirnos a gusto, tranquilo, en casa. Un refugio entre las tinieblas. 


Las fotos que aparecen en el post pertenecen al fotógrafo japonés Araki Nobuyoshi, son de varios albumes,"Tokyo Still Life", "Elegy" y "Tokyo Nostalgia".Fuente

lunes, 1 de agosto de 2011

Murakami y #ElFin. La reseña de @gancedo.


Abajo encontraréis, mis queridos lectores, la más esperada reseña escrita por un gran amigo @gancedo. La reseña es el fruto de nuestra lectura conjunta del libro "El fin de mundo y el despiadado país de las maravillas" del adorado Haruki Murakami, un autor que hizo realidad nuestra amistad. Me ha encantado la reseña - es muy "gancediana";) Disfrutad. 

#ElFin


***

@gancedo: #ElFin

“Ignoramos el sentido del dragón, como ignoramos el sentido del universo, pero algo hay en su imagen que concuerda con la imaginación de los hombres, y así el dragón surge en distintas latitudes y edades.”
 El libro de los seres imaginarios, Jorge Luis Borges/ Margarita Guerrero

Murakami termina de escribir El fin del mundo y un despiadado país de las maravillas en 1985. Y en esta obra, la influencia de 1984, de George Orwell ,es evidente, sobre todo en el esfuerzo por determinar el poder del individuo y de su conciencia. Contra la policía del pensamiento de 1984, nos encontramos con un científico loco que, supervisado por el Estado, modifica cerebros humanos buscando el núcleo del pensamiento.

El texto de Haruki Murakami alterna dos historias aparentemente distintas: El despiadado país de las maravillas y El fin del mundo. En la primera, real, se describe la distopía en una futurista ciudad de Tokio: Sistema y Factoría, calculadores y semióticos, científico loco y tinieblos, enano y gigante…, seres que, en un continuo enfrentamiento, desarrollan un discurso al límite de la supervivencia. Mientras, en El fin del mundo se nos muestra el purgatorio, la aldea amurallada donde sus habitantes humanos (sin alma, conciencia, amor ni sombra) trabajan en la recolección del cráneo de los unicornios. 

De la misma manera que un pianista utiliza sus manos, Haruki Murakami maneja esas dos líneas argumentales para construir una historia sobre el ser humano y su individualidad, que se entrecruzan de forma que perdemos las referencias de principal y secundario en la interpretación. Por una parte, una mano representa una ciudad del futuro, con claros elementos de la narrativa utópica (totalitarios -de Fahrenheit 451-, e hipertecnológicos, como en ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?), o rasgos inocentes sacados de 1984 y de Un mundo feliz. Por otra, la izquierda, aparentemente de acompañamiento, describe un purgatorio donde el protagonista vive un ritual iniciativo de separación de su sombra. Esta, con voluntad propia, se rebela ante su inevitable muerte chantajeando emocionalmente a su anverso. 

Todos los personajes están bien diseñados, resultan verosímiles, a pesar de ser seres difusos, despersonalizados, sin nombre. Su identidad la definen sus actos, esos hechos que forman la frágil conciencia de ser. De este modo, resultan más creíbles, pues son seres imaginarios que viven en la conciencia del hombre, que viajan sin maleta, acompañados únicamente del bagaje interno de su memoria y de sus sentimientos.

Se trata de una novela entretenida, con grandes dosis de imaginación, que logra convertir la vida cotidiana en un relato fascinante, misterioso. Con un estilo muy sugerente, esta aparente historia de aventuras con tintes de ciencia-ficción se convierte en una metáfora de los sentimientos humanos en la que se invita al lector a una profunda reflexión: “Quizás el tiempo solo sea una herramienta creada por nuestro celebro para ordenar las experiencias vividas”, como dijo Stephen Hawking.



jueves, 10 de marzo de 2011

Un escritor que es fotógrafo. Reseña de la 2ª parte de 1Q84 de Haruki Murakami.

A los lectores asiduos al blog ya les sonará mi tendencia de comparar los libros a los objetos y/o las sensaciones. Cada libro que leo inspira en mi alma lectora… una metáfora – más o menos pintoresca y compleja. Hoy quería presentaros la reseña de la segunda parte de 1Q84 de Haruki Murakami, una novela imprescindible y frágil, una aventura literaria multidimensional y peligrosa. Quería hablar de su aparición metáforica. Será una reseña dual – os guiaré por mi idea de la trama para pasar a la percepción del laboratorio del arte de Murakami. 



-trama-

Pienso en 1Q84 y no puedo quitarme de cabeza  ni cuerpo la sensación de caminar por un estrecho túnel.  Durante la lectura de la primera parte de 1Q84 daba pasos pequeños, me adentraba en la aventura,  mis ojos hambrientos palpaban el camino, sentía el frío de las paredes, temía la oscuridad y no quería alejarme de la entrada. Avanzaba poco a poco, me introducía en la historia. Cuando pasé a la segunda parte de la trilogía 1Q84 ya estaba acostumbrada a la escala de grises del libro, caminaba por el túnel más segura, conocía la distancia entre las paredes, no chocaba ni tropezaba, me hice amiga de Tengo y Aomame, Tamaru fue mi guardián. Me concentré en el argumento, me devoró el ambiente. En cierto momento perdí la sensación, despegué los pies de suelo – ya no era yo quién caminaba por el túnel, era el túnel que se adentraba en mí. El libro abrió una brecha en mí hasta llegar a la capa más profunda. Se apoderó de mi imaginación y  mi sensibilidad. A esa invasión la acompañó una delicada sensación de desorientación hasta el túnel se recompuso y me regaló la luz, destelló en la visión de una salida.
Hacia ahí vamos, los protagonistas y yo. 
¿Podremos encontrar la puerta  de salida en la tercera parte de 1Q84?

He de reconocer que hasta ahora no me encontré con una obra literaria que pudiese tener este poder sobre mí - de impregnación total.  Cuidado, no sabréis cuando  y el libro os succionará. Igual un día os vais a dormir en 2011 y el otro os despertáis mirando el cielo del 1Q84.

BCN 1Q84

- arte -

La técnica de Haruki Murakami desborda arte, es multidisciplinar. En la saga 1Q84 reafirmó lo que ya sabía anteriormente: este autor tiene un don especial - él de fotografiar la trama que ingenia… con palabras. Su cámara literaria capta las ideas y las historias para plasmarlas en instantáneas. El escritor japonés utiliza la doble exposición, solapa negativos de varias historias – hace escenas a lo bokeh nocturnos – con su pluma enfoca los protagonistas para diluir  sus siluetas el entorno…  Le añade una banda sonora  cuidadosamente seleccionada a esta serie de foto-litera-grafías.  Gracias a su buen ojo y su mejor pluma obtiene resultados de lo más increíbles y geniales. Es un maestro de retrato femenino – las ilustra bellas, sensuales y complejas, pero con orejas al descubierto. Hace narrativas masculinas interesantes - con un toque gastronómico y deportivo. Tuerce suavidad y alisa rugosidades. Balancea el libro, le da una ligereza a los diálogos, pero siempre con granulado bien visible – para mostrarnos los trazos de leer entre líneas y de buscarle otra lectura a lo más obvio. Es un artista que posee una técnica magistral -  daría mucho por poder visitar algún día su laboratorio.



-*-
Cierro la tapa del libro. Cierro los ojos, veo los héroes y las heroínas en escenas llenas de expresión, retorcidas por una mueca de surrealismo. Medio-sonrío y enjuago las lágrimas, no me despido de Tengo y Aomame, ya los llevo dentro de mí. Los hice mis aliados, los reclamé y atesoré. Estarán ahí, cuidados por mi crisálida  hasta que las editoriales nos traigan la tercera parte de 1Q84.
Suspiro una infinidad de veces.
[Deleite] 


jueves, 3 de marzo de 2011

Perlas que son diamantes. "Desayuno en Tiffany's" de Truman Capote.

Nostalgia vestida de elegancia puede dar unos resultados magistrales. Si le añadimos una capa de añoranza y un botón rubí de humor llegaremos a obras de tamaño y eco de "Desayuno en Tiffany's" de Truman Capote. 


Hace un par de meses me sumergí en la re-lectura de esta obra maestra. Lo había leído bien pequeña, a los 15 años y no entendí nada - lo constaté ahora al devorarlo por la segunda vez a la edad de 28 años. Es curioso que hace esos casi 15 años era para mi nada más que una lectura curiosa, intrigante y muy elegante. Se podría decir que he madurado y a través de la vuelta a esa novela he podido rellenar una grieta que se produce en cualquier persona que abandona su pueblucho para ir a empaparse del mundo. Como lo hice yo. Como lo hizo Holly Golightly, la viajera. 

Sinopsis:
Holly Golightly es, quizás, el más seductor personaje creado por este maestro de seducción que fue Truman Capote. Atractiva sin ser guapa, tras rechazar una carrera de actriz en Hollywood, Holly se convierte en una estrella del Nueva York más sofisticado; bebiendo cócteles y rompiendo corazones, parece ganarse la vida pidiendo suelto para sus expediciones al tocador en los restaurantes y clubes de moda, y vive rodeada de los tipos más disparatados, desde un mafioso que cumple condena en Sing Sing y al que visita semanalmente, hasta un millonario caprichoso de afinidades nazis, pasando por un viejo barman secretamente enamorado de ella.

El libro desborda un mar de diálogos picarescos, encierra páginas que podríamos aprendernos de memoria, escenas rompe_corazón, instantáneas color pastel y melodía de versos.  Capote capta de una manera excepcional el outsiderismo, la sed de aventura y la necesidad de ser amado/a. Hay personas que añoran ser pulidas por la vida hasta llegar a la singularidad reconfortante y esa es Holly, la mujer-diamante. Esos somos tantos de nosotros que encerramos nuestros almas-diamantes  bajo la gruesa capa de la vida cotidiana. 


Hear The Wing Sing...II


Entendí esa frase  hasta la médula cuando últimamente caí en una especie de trampa peligrosa de la vida moderna: la de prisa, saturación digital y tensión. Sería mi personal versión de la"malea". Desconecté el enchufe que me conectaba con una infinidad de pantallas. Viví un fin de semana rico y precioso de la vida en analógico.  Me dí cuenta que estamos cada vez más ocupados y cansados para irnos al nuestro Tiffany's, muchos ni nos acordamos dónde está ...o nunca lo tuvimos. 

Como podéis apreciar, mi segunda lectura de "Desayuno en Tiffany's" fue personal, especial, algo triste pero mágica.
Se merece 5 suspiros o, en realidad, 5 diamantes