Mostrando entradas con la etiqueta madrid. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta madrid. Mostrar todas las entradas

lunes, 16 de abril de 2018

Cristina Oria

Aunque de jovencita rara vez me arriesgaba más arriba del Retiro, en los últimos años le estoy cogiendo el gusto al barrio de Salamanca. Conforme me adentro inexorablemente en la cuarentena las aceras anchas, las calles arboladas, las tiendas exclusivas y los restaurantes finos cada vez ganan más enteros a mis ojos. Supongo que es ley de vida.
El caso es que el nombre de Cristina Oria me era familiar y lo había visto más de una vez en publicaciones especializadas. Lleva en el sector de la restauración desde 2009 y su servicio de catering es archiconocido. A esta empresaria, formada en la prestigiosa escuela parisina Le Cordon Bleu, le viene de familia la iniciativa empresarial, ya que sus padres fueron los fundadores de las ya desaparecidas tiendas "Musgo" allá por los años setenta.
 
Lo que aún no conocía era su soberbio establecimiento de la calle Conde de Aranda, situado en una casa palaciega de ensueño. Allí tiene su tienda en la planta baja, donde ofrece una amplia variedad de artículos relacionados con la cocina, el servicio y la decoración de la mesa pero sobre todo un abanico de productos gourmet que te hacen la boca agua: quesos, embutidos ibéricos, foie, salsas, infusiones, aceites, vinos, panes, dulces... Sus bolsas y cajas de regalo que puedes encargar a través de la web se distribuyen por toda España. 
En el piso de arriba, al final de la escalera señorial está el comedor pequeñito y acogedor. Te recomiendo que reserves con tiempo y mejor para una comida o una merienda, ya que cierran a las nueve y media. Cristina Oria presume de ofrecer lujo a precios razonables y es cierto que todo está cuidado al milímetro, desde el mobiliario hasta el más mínimo detalle del servicio de mesa. El ambiente es más bien refinado, el típico lugar donde quedan para comer los grupitos de amigas tras de una mañana de compras por el barrio. Y yo con mi camiseta y mis vaqueros más gastados seguro que no pego allí ni con cola. En casa me arreglo más pero cuando viajo siempre voy de trapillo porque mi maleta se ciñe a lo esencial; si a eso le añades que mi punto de fusión, como buena asturiana, anda por los treinta grados, hazte cargo, no esperes que me maquille y me suba al tacón en Madrid en pleno verano.
Como buena cocinera educada en Francia, Oria ha hecho del foie su buque insignia, tanto es así que en 2011 su foie mi cuit a los tres vinos con gelatina de Sauternes ganó el primer premio en Madrid Fusión. Reconozco que el foie me encanta, aunque si algún día lo prohíben no seré yo quien se atreva a protestar porque respeto a los animales y su sistema de elaboración no es muy ético que digamos. Entretanto seguiré tomándolo con placer culpable. Vamos con " Nuestro foie mi cuit con dos tipos de gelatinas y pan de pasas y nueces." Aunque la casa recomienda maridarlo con Sauternes yo prefiero una copita de cava.
Seguimos con la "Tabla de salmón de dos cocciones con blinis, salsa de eneldo y mantequilla"; la presentación en forma de flor no puede ser más esmeralda y la forma de trabajar el salmón no le va la zaga. Para terminar nos decidimos por un plato caliente, las patitas de bogavante con panko. Desgraciadamente estas alturas ya estaba demasiado llena para probar la tarta de limón, especialidad de la casa; me dio mucha pena pero a la vez  me proporciona la excusa perfecta para visitar Cristina Oria en mi próximo viaje a Madrid.
CRISTINA ORIA
C / Conde de Aranda, 6
MADRID
Reservas:  914356621

sábado, 11 de febrero de 2017

Tino Casal, el arte por exceso


La única ventaja de mi Ford Fiesta de principios de siglo es contar con un fantástico radio-cassette de serie en el que escuchar mis viejas cintas de camino a la oficina.
"Stop, mi hada, estrella invitada, víctima de desamor...
Stop, mi bruja, con tacón de aguja, olvida tu mal humor"
Tú, que ahora vas de hipster, apuesto a que también tienes un pasado ochentero de hombreras, guardapolvos y pelo cardado. 
Tú has bailado con Tino Casal, y si no lo has hecho es porque eres insultantemente joven o no tienes sangre en las venas.
A decir verdad, a mí aquella época me pilló a la edad de jugar con muñecas y no de romper pistas, pero como tengo una hermana que me saca ocho años, el panorama musical de los ochenta me es bastante familiar. 
Una reliquia de aquellos tiempos es la cassette "Etiqueta Negra", el segundo disco de Tino Casal, publicado en 1983.
Así que en cuanto leí en la prensa que el Museo del Traje de Madrid preparaba una exposición sobre el de Tudela-Veguín allá que me fui cámara en ristre; ya era hora de que alguien se decidiera a homenajear a este ilustre paisano mío para el que el apelativo "adelantado a su tiempo" se queda muy corto. "Tino Casal, el arte por el exceso" puede visitarse de forma gratuita hasta el 19 de febrero.
La muestra, comisariada por Juan Gutiérrez y Rodrigo de la Fuente y con un fantástico montaje a cargo de Artec, se ocupa de todas las facetas en las que destacó el artista. Incluye prendas de vestir de su colección particular, bisutería, diseños en cuero, esculturas, fotos y pinturas de artistas de la época.
Casal tuvo una vida corta pero ancha en la que además de desarrollar una carrera musical tocó muchos otros palos. Fue escenógrafo, decorador de interiores, escultor, pintor, productor y hasta diseñador de moda.
Llegó a Madrid muy jovencito, de la mano de su grupo de entonces "Los Archiduques", que le prometieron a sus padres llevarlo a misa todos los domingos.
La iglesia no sé si llegaría a pisarla, pero el chaval vio el cielo abierto al zambullirse en el ambiente bohemio y vanguardista que le ofrecía la capital. Pronto se integró en el círculo de personajes como: los Costus, Fabio Mac Namara o Pablo Pérez Mínguez.
Y para una vida como la suya, era necesaria una imagen única e impactante. Casal creó su propia iconografía: superposiciones, hombreras, estampados en leopardo, sombreros, flecos, grandes joyas en forma de salamandra. Todo ello contribuyó en gran medida a crear el personaje.
Era plenamente consciente de como el vestuario y la puesta en escena podían influir en su trabajo: "Si yo quiero vender mis discos, tengo que tener una imagen que responda a lo que está sonando". "Cada día me aburro de mi imagen pero no puedo cambiarla al ritmo que quisiera, porque el mercado español no lo asimilaría".
Un concepto éste que ya dominaban los británicos Bowie o Boy George creando su propio personaje y reinventándose en cada disco, pero que en España era totalmente innovador y seguramente no fue ni comprendido ni valorado como se merecía.
Casal se movía por Londres como pez en el agua, frecuentaba las boutiques más punteras, como la mítica Biba, compraba prendas ya de por sí innovadoras y las customizaba a su gusto. Sus trajes son un legado maravilloso de lo que fue el postmodernismo y el glam, de una de las décadas más locas y divertidas de nuestras historia reciente.
Una de las partes más emotivas de la exposición es la gran pantalla en la que se proyectan de continuo los videoclips de Tino Casal, con una puesta en escena de lo más sofisticada para aquellos tiempos.
El fotógrafo y yo nos quedamos un buen rato allí de pie, en silencio, reviviendo recuerdos del adolescente y la niña que fuimos en los ochenta.
El lunes  de camino al trabajo le daré la vuelta a la cinta, porque por no tener no tengo ni auto-reverse:
"Etiqueta negra, porque negro es mi color,
etiqueta negra, nunca sopla el viento a favor..."

lunes, 5 de diciembre de 2016

Santa y Señora

A mí me pasa igualito que a Oscar Wilde, que puedo resistirme a todo menos a la tentación. Y así es, que es la clave del mes de Visa y mis ahorrillos más que colchón son un jergón de paja.
Pero es que cuando voy a Madrid y me doy una vuelta por el Rasladeño, me gustan las cosas bonitas en un escaparate, cómo no voy a entrar ... Sería un pecado.
Gracias a este reclamo conocí Santa y Señora, un local con escaso año y medio de andadura ubicado en la salida de artistas del antiguo Teatro Novedades, considerado uno de los más bellos de Madrid hasta su destrucción mecánica por incendio en 1928.
Y digo trágica no solo porque se perdió un inmueble singular, si no porque la cifra de muertos llegó a ochenta, vamos, que no quedó ni el apuntador. (Perdona, me cuesta resistirme a un chiste macabro).
Aunque el Novedades ya es historia, el gusrero sabe que Santa y la Señora ha recogido el testigo y que allí hay representaciones teatrales y otros eventos de lo más variopinto. Puedes conseguir entradas en Atrápalo
El resto del tiempo funciona como una tienda normal, que no hay corriente, donde puedes encontrar figuritas, cuadros y espejos antiguos, porcelana, ropa vintage y hasta las sevillanas de las que se ponían sobre la tele cuando yo era pequeña y la tele grande como una mesa camilla
Los objetos modernos compartidos espacio en perfecto armonía con todas estas reliquias del pasado, de hecho.
Sin duda la obra de Visual Shopper, seudónimo tras el que se oculta el diseñador gráfico y escaparatista Andrés J. Blázquez, juega un papel protagonista en el catálogo de la tienda.
Blázquez ha creado su propio universo estético de objetos curiosos, como los collages de popklóricas que fusionan iconos pop con artistas de la España, cañeros o marineros tatuados confeccionados a partir de una simple figura de madera que se puede usar como modelo de los estudiantes de dibujo .
En el centro de ese universo se encuentran las cabezas de maniquí intervenidas. Visual shopper dota de personalidad propia a los bustos de fibra de vidrio que vea en cualquiera de los soportes de soporte de sombreros o bisutería.
Un poco de pintura, unas pestañas postizas y la magia de este artista las convierten en Liza Minelli, Esther Williams o Josephine Baker. Por obra y gracia de Blázquez estas chicas cobran vida y rompen el molde en el que un día fueron fabricadas en serie.
Con tanto arte como se respira en Santa y Señora ya te imaginarás que no una no se puede ir con las manos vacías. De hecho, como las novias, me compré algo nuevo y algo viejo que paso a mostrarte a continuación:
Un despertador de cuerda de los setenta que no puede ser más analógico, que se puede atar y cambiar la fecha a mano y emite un tic-tac que se oye desde la calle, aun así me encanta.
Y por supuesto, esta cabecita que me trae de ídem, Kiki de Andrés J. Blazquez. Nada más llegar a mi casa esta señora ya se ha ganado un puesto en el rincón de los trofeos de mi salón junto a algunas de mis cosas favoritas.
SANTA Y SEÑORA
Calle Santa Ana, 6
Madrid

miércoles, 16 de septiembre de 2015

Verano en Madrid

Hoy me he puesto botas de agua y además era el último día de horario de verano en la oficina. ¿Sabes lo que quiere decir esto, no? Pues sí, llega el otoño. Así que toca consolarse recordando los buenos momentos del verano, muchos de ellos durante esas escapadas a Madrid que tanto disfruto:
1.- Este año inauguré temporada de la mejor manera posible, asistiendo al primero de los CONCIERTOS que ofreció ACDC en Madrid; sin duda una de esas cosas que una debe hacer antes de morir, o antes de que se retiren, cosa que parece poco probable en vista de la energía que derrocha esta banda.
Ir a un Gran Concierto de Rock, así con mayúsculas, es una experiencia única. No hablo sólo del impecable directo de los australianos que está fuera de toda discusión ni de esa espectacular puesta en escena que incluye luces, proyecciones y hasta cañonazos; me refiero a ese ambiente que se crea cuando juntas a cincuenta y cinco mil personas celebrando los solos de guitarra, cuando miras atrás y ves un mar de camisetas negras y cuernos rojos brillando en la oscuridad. Sin duda fue una noche memorable.
2.- No soy de ésas que se pasan horas buscando tesoros en las tiendas de discos, pero de vez en cuando me una vuelta por DISCOS LA METRALLETA, un clásico madrileño donde los haya. Este sótano ubicado en el  número 1 de la calle del Postigo de San Martín lleva vendiendo y comprando discos, cassettes y películas desde 1965.
Además de novedades y rarezas, si vas con tiempo y ganas de revolver puedes encontrar grandes chollos en la sección de ocasión. Para que te hagas una idea la última vez me compré la película "El Apartamento" por cincuenta céntimos. Por ese precio no merece la pena delinquir en las páginas de descargas gratuitas.
3.- Como ya te he comentado en alguna ocasión, hoy en día el que se infla de grasas trans en vacaciones es porque quiere. Cada vez hay más posibilidades de comer barato, rico y sano. Francamente, me gustan las porquerías como a la que más, pero mi estómago no es el mismo que a los veinte y al segundo día de alimentarme de pizza y hamburguesas ya me empieza a doler la tripa.
Una opción que nos gusta mucho a mi compañero de viaje y a mi es NIGIRI, en Fuencarral 91, un japonés que sirve en local y también reparte a domicilio. 
Seguramente una Geisha te tiraría a la cara este sushi sacado de la nevera, pero no está mal para un apaño. Lo puedes acompañar de una ensalada, una sopa de miso o unos noodles y ya estás lista para seguir de compras.
4.- Y es que si algo me gusta de Madrid es aprovechar para curiosear en esas tiendas que no tengo en Asturias; en las rebajas de Julio mi objetivo fue emplearme a fondo en la de la firma sueca "& OTHER STORIES" , presente en el Paseo de Gracia de Barcelona desde hace un par de años y en la capital desde las Navidades pasadas.
Sólo ver el local de la calle Hermosilla, 15, el antiguo Teatriz, ya merece la pena por el encanto de este edificio de los años veinte con techos altísimos y suelos de mosaico. El establecimiento ocupa novecientos metros cuadrados y ofrece ropa, calzado, bolsos, bisutería, lencería y cosmética. Pertenece al mismo grupo que "h&m" pero sus productos no tienen nada que ver; aunque son más caros también superan a los de la cadena en calidad y diseño.
Es posible que ir de compras en pareja sea una experiencia fantástica para algunas. No es mi caso, yo sólo consigo estresarme y salir con las manos vacías. Este sitio es más bien del tipo "Cari, dame la mañana libre y ya quedamos luego para tomar el vermut"; de esta manera me puedo probar todo lo que me de la gana y salir con un buen botín: una blusa negra de crepe, un LBD de esos que siempre vienen bien, un anillo y una barra de labios roja.
5.- Nunca me canso de ver las fotos de CHEMA MADOZ, y mira que le han salido imitadores que lejos de hacerle sombra ensalzan aún más su talento.
La última edición de Photoespaña reunía en la sala Alcalá 31 obra del fotógrafo de lo últimos seis años bajo el título LAS REGLAS DEL JUEGO.
Además tuve la suerte de coincidir con el propio artista cuando estaba visitando la exposición un Domingo por la mañana.
6.- La VINOTECA VIDES, en Libertad, 12 ha sido un descubrimiento reciente pero este local ya me ha ganado como clienta desde el primer día. Vides es un oasis de buen producto en el mar de postureo que rodea al mundo del vino en general y Chueca en particular.
Vicente Herrero David es un gran experto en vinos manchegos y el mejor embajador que puede tener La Mancha, para la que reclama el título de tierra del vino alegando que otras zonas pueden tener más presupuesto o más publicidad pero no más variedad y calidad. 
No obstante, en Vides se pueden encontrar más de cien referencias por copas de todas las denominaciones de España y también algunas internacionales. Mi recomendación: una copita de Mainetes y una ración de queso manchego con ocho años de curación, uno de los mejores que he probado nunca.
7.-Olvídate ya de los smoothies que eso está  muy visto. Ahora lo que mola son los POLOS ARTESANOS, como los que hacen en LOLO, Espíritu Santo, 16, el primer local de este tipo en Madrid.
Más naturales no pueden ser porque se elaboran diariamente con fruta fresca. Lo mejor son los sabores, mucho más arriesgados que el naranja o limón de toda la vida: albaricoque con manzanilla, pepino con violeta, piña y coco...
Yo me atreví con el de sandía, limón y trocitos de hoja de menta, a la izquierda en la foto, que a cuarenta grados que estábamos me supo a gloria bendita. Ya tengo ganas de volver para seguir probando, me voy a resarcir de todas las veces que mi madre me decía en la playa: "Te compro un helado, pero que no sea de hielo".
8.- Lo que más envidia me da de los madrileños es la oferta lúdica y cultural de la que disfrutan. En el Ateneo siempre hay algo interesante que hacer: cursos, ciclos de cine, conferencias, exposiciones o simplemente tomarse un café con amigos en su acogedor café.
El nombre completo de esta institución, fundada por un grupo de románticos liberales en 1835, es Ateneo Científico, Literario y Artístico de Madrid. Como curiosidad te contaré que su primer socio del género femenino fue nada menos que Emilia Pardo-Bazán y pronto la siguieron otras como mi admirada Carmen Burgos. Otros Ateneístas de pro fueron: Enrique Tierno Galván, Joaquín Rodrigo o Rosa Chacel.
Si viviese en Madrid me encantaría hacerme socia, como me queda un poco lejos me conformo con darme una vuelta por allí de vez en cuando o como mucho realizar una de las visitas guiadas que se organizan para recorrer su sede de la calle Prado 21.
9.- Gracias a Dios que hay locales como MACERA que vienen a liberarnos de la tiranía del Gin Tonic, que ya estoy un poco harta, parece que no existen más combinados. En este bar-coctelería los preparan muy bien pero también ofrecen muchas otras opciones.
La seña de identidad de este espacio (perdón por la manida palabra de marras) es que hace sus propios destilados artesanales a partir de licores comprados a granel y aromatizados con fruta natural y especias.
En Macera se puede tomar una copa, un café, una cena informal e incluso hacer un encargo para llevarse una botella a casa. Los puedes encontrar en la calle San  Mateo, 21
Yo conocí esta propuesta por una reseña en la revista Icon y me pasé por allí a verlo casi a la hora de cerrar por lo que todavía no he podido degustar ninguna de sus maceraciones. Pero no pasa nada, siempre hay que dejarse algo en el tintero, es la excusa perfecta para volver pronto a Madrid.