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martes, 7 de febrero de 2012

Foie en el Mercado de San Antón

Ya os he hablado en otras ocasiones del Mercado de San Antón, en Madrid. No me canso de recomendarlo, me parece un sitio ideal para ir a comer o tomar el aperitivo. Lo prefiero al de San Miguel, que aunque es precioso, ya está demasiado lleno de turistas y curiosos para mi gusto.

Hoy os voy a descubrir mi puesto favorito del mercado, Puturrú de Foie, en el que venden diferentes tapas que tienen el pato, y sobre todo el foie como protagonistas.Parece mentira que un sólo producto de juego para tantas formas de preparación y combinaciones distintas.
Además del sabor, aquí se cuida muchísimo el montaje del miniplato, no tenéis más que ver este risotto con foie y setas, que se presenta en una bañerita.
El milhoja de manzana, suprema de pato y queso de cabra.

Micuit con reducción de vinagre de Módena servido sobre una cucharita comestible.

Hamburguesa de pato con huevo de codorniz.

Si eres un clásico, te recomiendo la tosta de foie a la plancha. Sin embargo, si como a mí, te gusta experimentar y atreverte con algo nuevo...

No puedes perderte este "helado": cucurucho de chocolate y crocanti, relleno de deliciosa crema de foie y queso y con un toque de mermelada de frambuesa.

Sin duda, es uno de los pinchos más redondos que he probado, y creedme, he probado muchos. Esos tres sabores no podrían casar mejor.

Y el maridaje perfecto, por supuesto, es una copita de vino tinto de la taberna de al lado.

Puturrú de Foie

c/Augusto Figueroa, 24

Chueca-Madrid

miércoles, 27 de julio de 2011

Junio en Madrid (I)

Ya os he contado en otras ocasiones que cada verano Madrid se convierte en una especie de campamento base donde paso unos días aclimatándome antes de volar a destinos más lejanos. Esos días son preludio de muchas aventuras que están por venir.




Será por eso que disfruto tanto de la primera caña que me tomo en la capital, fresquita, bien tirada y acompañada de una tapa o una bolsa de patatitas de las de toda la vida, nada de Lays ni Pringles, patatas fritas como Dios manda, como las que me hacía mi abuela.




En este post y el siguiente quiero compartir con vosotros algunas de las cosas que vi el pasado mes de Junio durante la semana que pasé en Madrid, y es que siete días bien aprovechados dan para mucho.



MERCADO DE SAN ANTÓN


Inaugurado en 1945 en la calle Augusto Figueroa, tuvo su época dorada en la que surtía a los vecinos del barrio de Chueca, pero sus puestos se fueron vaciando debido a las jubilaciones y la competencia de las grandes superficies hasta que tuvo que cerrar en los 90.


Hace apenas dos meses se reinauguraba totalmente remodelado con un éxito rotundo. Conserva sus puestos de productos frescos en la parte de abajo: quesos, pan, carnes, fruta... la mayoría de ellos bastante selectos. Para que nos entendamos: es más bien para darse un capricho, no para hacer la compra del mes.
La parte de arriba y la terraza, a las que se accede por unas escaleras mecánicas, se dedica a puestos de bebidas y comidas ya preparadas. Te puedes tomar desde un gazpacho, un zumo natural o un salpicón de marisco hasta una hamburguesa gourmet acompañada de un buen vino, pasando por un sushi o una mussaka. Un lugar altamente recomendable.

LA FERIA DEL LIBRO
Como siempre, hasta los topes de gente. Pero es una buena excusa para darse un paseo por el Retiro, hojear alguna novedad y ver a los autores que acuden a las firmas de libros: Elvira Lindo, Muñoz Molina y... Joaquín Reyes promocionando "Ellos mismos" en la caseta de Panta Rhei. Si como yo, sois fans del humor de la Hora Chanante y sus secuelas, no dejeis de leerlo.
EXPOSICIÓN DE ANTONIO LÓPEZ

¿Qué quereis que os diga? El Thyssen siempre nos ofrece exposiciones interesantes; la de Mario Testino en Septiembre, fue sencillamente alucinante... pero esto es Arte con mayúsculas. A López, a diferencia de muchos artistas contemporáneos, no le hace falta montarse películas en torno a su obra y explicarla con frases grandilocuentes que nadie entiende, ésta habla por si sola y a juzgar por las entrevistas que he leído, este hombre es la persona más sencilla del mundo. Se considera a sí mismo más un artesano que un genio.

Y además se nota que Antonio López, aparte de uno de los mejores pagados, es nuestro pintor más valorado porque las colas para sacar las entradas eran interminables, al menos los primeros días. Como siempre os digo, mejor comprarlas por internet, tenéis hasta el 25 de septiembre para visitarla.

15-M INDIGNADOS

Después de verles por la tele durante tantos días, aguantando en la calle unas veces con calor y otras con lluvia, quien más quien menos le ha cogido cariño al movimiento 15-M y lo considera un poquito suyo. Así que ¿cómo no iba a acercarme a la Puerta del Sol para ver lo que allí se cocía?

Llegué justo el Sábado 11 de Junio, el día en que empezaron a desmontar el campamento para trasladarse a los barrios. Aún a tiempo de ver las últimas asambleas y de encontrarme a un viejo conocido, el fotoperiodista Walter Astrada, que os presenté hace dos veranos con motivo de los encuentro de Fotoperiodismo de Gijón, por si alguno quiere tirar de archivo.



CASA LUCIO


Supongo que Lucio es uno de esos sitios en los que hay que comer al menos una vez en la vida. Pues yo, aunque frecuento algunos establecimientos de la Cava Baja, en Lucio no había estado nunca.
Así que decidí que de esta vez no pasaba el probar los famosos huevos rotos. El trato me pareció exquisito y el lugar muy pintoresco, como anclado en los 70. Pero los huevos... normalitos, los he probado mejores. Y lo peor de todo, esa noche no había ninguna celebrity, que después de todo, es lo que una va buscando en estos sitios.

(continuará)

jueves, 10 de diciembre de 2009

Essaouira: de la mar al plato

Cuando un asturiano vuelve de viaje, una de las primeras cosas que le preguntan sus familiares y amigos es qué tal ha comido. Es así, lo reconozco, ralla la obsesión.



Si has comido mal, has perdido el tiempo; y ese destino ya no será digno de visita para gran parte de tus conocidos, que ya de entrada opinan que como en casa no se come en ningún lado.

Pero si has descubierto algún restaurante interesante o un nuevo manjar, ay de ti si se te olvida coger una tarjeta del establecimiento o tomar nota mental de su nombre y ubicación: El que encuentra semejante tesoro, está en la obligación de compartirlo.





Si además se trata de un lugar barato, poco frecuentado por los turistas y de difícil acceso, la información cobra aún más valor. Ahí te has apuntado un tanto, los gourmets de la pandilla empezarán a mirarte con respeto y admiración a partir de ahora.


Por eso hoy quiero enseñaros un lugar que me recomendó Jorge, mi casero de Essaouira. Está en el centro del pueblo, en el zoco, al otro lado del arco que señala el mercado de especias.


Nada más cruzarlo verás varios puestos al aire libre que venden todo tipo de pescados frescos. Aunque hay muchísima variedad, lo más típico y abundante en Essaouira, son sus sardinas, famosas en todo el Mediterráneo.
Pues bien, en cualquiera de estos puestos, puedes elegir las piezas que más te gusten y llevarlas al pequeño establecimiento que hay justo al fondo.


Apenas se le puede llamar un bar, es un lugar muy modesto: un tejadillo de uralita, varias mesas cubiertas con hule, unos fogones y una parrilla donde te preparan en el momento el pescado que acabas de comprar. Más fresco imposible, eso sí que es cocina de mercado.



Se come en platos de plástico y al estilo marroquí, es decir, los cubiertos y las servilletas brillan por su ausencia. De hecho, será difícil que veas otro europeo en la mesa de al lado, la gran mayoría son familias marroquís.


Pero vamos a lo importante: yo, que soy de puerto de mar y adoro el pescado, jamás he probado unas sardinas más frescas ni unos calamares más sabrosos, hasta el pan está riquísimo. Y todo ello a precio de varita del Capitán Pescanova, un verdadero lujo para el viajero. ¡Qué diría algún amigo de Candás si supiese que las mejores sardinas las he encontrado en Marruecos...!

sábado, 26 de septiembre de 2009

Mercado de San Miguel, Madrid


Desde su reapertura el pasado mes de mayo, no hay programa de cocina o revista de moda que no hable del Mercado de San Miguel. Tan buena ha sido su acogida en Madrid, que ya le han otorgado el Premio Millesime a la mejor iniciativa turística del año, junto con la Noche en Blanco.









El monumental mercado de hierro, a un paso de la plaza Mayor, ya desde su inauguración en 1916 surtía a las casas más selectas de la capital, y tras su remodelación, sigue conservando el espíritu gourmet, porque cada uno de los treinta y cuatro puestos es una tentación irresistible.

San Miguel ofrece de todo: Floristería, zumos, pescadería, panadería, cervecería, café, pasta fresca, quesos, frutería, carnicería... Pero no es precisamente un lugar donde hacer la compra del mes, sino más bien darse un capricho o comprar algún producto especial para una cena romántica.
Muchos de los puestos son sucursales de casas archiconocidas en Madrid:

Las salazones, ahumados y conservas de La Casa del Bacalao.

Los platos preparados de LHardy, un nombre vinculado a la Casa Real desde hace casi dos siglos.

Los pasteles, bombones y macarons del Horno La Santiaguesa.Los libros de cocina de Laie.


El mercado está de bote en bote para la sesión vermout y los vinos de antes de la cena. La última moda es ir a tomar champán y ostras a "Daniel Sorlut", no en vano esta empresa francesa es proveedora del restaurante Sacha y el hotel Ritz.


Aunque esta opción me parece estupenda, me quedo con el producto español y os aconsejo degustar uno de los exquisitos jamones de Guijuelo acompañados de un Rioja.


Un consejo: antes de decidiros por un producto, pasead sin prisa viendo, con los ojos y la nariz bien abiertos, admirando todas las maravillas que nos ofrece el mercado. Sólo eso, ya es una experiencia que vale la pena.