lunes, 26 de diciembre de 2011
RITMO CERO (Marina Abramovic & María Salvador)
ritmo cero
la percusión marca el inicio del ritual: demasiados dedos para un espacio tan pequeño, demasiada sangre para el arte. el cuchillo, cerca del ombligo, sitúa su firma con trazo rudimentario.
la voz se apaga; los intrusos
componen su voz con alcohol y ceniza.
[de El origen de la simetría, 2007]
miércoles, 14 de octubre de 2009
una acción de Ana Mendieta
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La representación de los símbolos es fiel a una tradición, ya sea patente y objetiva o inmersa en la marea del inconsciente colectivo. Así sabemos leer y escribir el idioma del silencio, el que hace que entendamos mejor lo que no se nombra pero nos define. La pared blanca: un infinito en dos dimensiones. Un todo-es-posible. La nada, siendo. La pared blanca como lienzo donde exponer lo exacto una vez escanciado lo superfluo. Esa esencia puede ser un trazo, y un trazo puede ser un grito. Alto. Rotundo. Que dice: soy mujer, y no quiero pagar tributo por ello. Traza la curva con el rojo menstrual, conforma el gineceo de la planta, la cadencia del útero animal. El eterno femenino, sin rendir cuentas. Yo soy la vida. Parece decir. Una mujer de espaldas frente al lienzo blanco, sus manos sangran ciclo de siete lunas, sus palmas resbalan y dejan constancia de su condición contra el escandaloso silencio del muro. Repite conmigo: soy mujer. Mujer. Mi nombre hoy es Ana Mendieta. Traza conmigo la curva de las cosas, resbala signo adentro. déjate caer. Allí mismo, donde se acumula todo el dolor.