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jueves, 30 de marzo de 2017

Nuevo libro: HIJO

La contraportada del libro dice lo siguiente:

"En algún lugar de este libro, Raúl Quinto lo define como «anotaciones a la perplejidad»: un intento de traducir a palabras el impacto sin nombre que le produjo el nacimiento de su primer hijo. Hijo es una obra imposible por definición, porque intenta hablar desde una conciencia de lo anterior a las palabras, hundiéndose en las raíces de la sangre y del universo. Sobre esa paradoja Raúl Quinto ofrece un libro de prosa híbrida —en la línea de Idioteca o Yosotros—, en el que se encuentran la autobiografía, el ensayo, la narrativa y la poesía. Con estos mimbres, Hijo propone un viaje desde la emoción de la experiencia íntima a la historia familiar, y al mismo origen de la especie y del universo; un método para explicar qué es su hijo y aquello que siente al verlo nacer, cuestionando siempre la capacidad del lenguaje —y de la literatura— para poder decir. Un libro que insiste en varios asombros diferentes: el de la literatura, el de la realidad. Al lector —o lectora— le tocará escoger y definir."

La portada es obra de Miguel Vallinas.

Book trailer:




miércoles, 23 de abril de 2014

La semilla milagrosa.

Hoy es el Día del Libro y La Voz de Almería lo ha celebrado conmemorando a doble página la figura de Ana Santos Payán. Ocho personas (Carmen Fernández Agudo, Ana Amezcua, Laia Arqueros, Óscar Santos Payán, Isabel Giménez Caro, Juan Manuel Gil, Juan Pardo Vidal y yo) hemos querido dejar constancia de lo mucho que significó para nosotros y para tantos, ha sido difícil pues la herida está reciente, pero creo que se ha conseguido expresar algo del mucho cariño, del infinito respeto y de la mayor de las gratitudes hacia esa Gaviera sin la que la mayoría no seríamos, ni de lejos, lo que somos. Gracias a Evaristo Martínez y Marta Rodríguez por todo el calor y la dedicación que le han puesto a este trabajo.


La semilla milagrosa

Hablar de Ana Santos es hablar de milagro y compromiso. Milagro porque un día decidió plantar semillas en este desierto y acabaron brotando en forma de modernidad, y decir vanguardia y Almería se empezó a decir por todas partes Ana Gaviera. Milagros teñidos de compromiso, el primero, siempre, con la literatura y el riesgo, y por eso se atrevió con libros como los de un  mejicano, David Meza, desconocido incluso en sus país pero dueño del secreto de la poesía, o con el libro más extraño que nunca he escrito; pero también con los que luchan, sufren y aspiran a un mundo mejor, porque un milagro fue publicar a Fatena Al-Gurra, una poeta palestina que vivía exiliada en Bélgica entre casa de acogida y casa de acogida: la publicó y consiguió que cumpliera su sueño de venir a España. Por cosas así había que admirar a Ana, a su entusiasmo milagroso. Por su compromiso, y por su lucha. Cuando en mayo de 2011 se llenaron las plazas del país para reclamar democracia real y dignidad en la política Ana fue una de las primeras personas en pisar la Plaza del Educador y no precisamente como espectadora. Yo llegué al 15M a través de ella. Fueron muchas lecciones, y sobre todo un orgullo: haber aprendido y luchado al lado de una mujer extraordinaria. Tuvimos tanta suerte de tenerla. Ana Santos Payán hizo de esta ciudad un sitio mejor, empezando por las personas que tuvimos el privilegio de crecer a la sombra de sus milagros. Por eso este texto debería titularse simplemente gracias.

viernes, 3 de agosto de 2012

Varias cosas sobre Ruido Blanco y la poesía y la ciencia.

Últimamente han salido varias notas sobre Ruido Blanco. Voy a poner aquí los enlaces para no saturar excesivamente vuestro monitor con tanto autobombo. Por ejemplo, Agustín Fernández Mallo dijo unas palabra en su blog y Guillermo de Jorge escribió una columna par el Diario de Almería donde no solo hablaba del libro.  También os dejo este interesante reportaje sobre Ciencia y Poesía que ha realizado la periodista y poeta Rebeca Yanke. Y ya sí, no me puedo resistir a copiar directamente la reseña que David Refoyo ha colgado en su blog sobre Ruido Blanco. Buen verano.

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Después de devorar con saña, durante meses y de forma repetitiva, su anterior libro: Idioteca (El Gaviero, 2010), volver a leer material nuevo de Raúl Quinto era una necesidad poética de primer orden, quien además, para mi sorpresa, lanzaba su última creación en la editorial que publicó mi querido Odio: La Bella Varsovia.

Que Raúl es un buen poeta pocos lo ponían en duda después de La Piel del Vigilante (DVD, 2005), que se trata de uno de los mejores creadores de imágenes poéticamente hablando, también. Porque es capaz de elaborar con precisión y fluidez a raíz de la anécdota, del comentario, de un nocturno programa de televisión del año 98, porque lo hace bien, con la palabra adecuada, concreta, sin grandes aspavientos, pero cargado de simbolismo.

Este poeta, nacido en Cartagena en 1978 es ya uno de los poetas a tener en cuenta dentro de panorama nacional. Pese a su juventud, ha conseguido una voz propia, interesante, compleja y necesaria en el anquilosado sistema poético español. Desconozco sus influencias, pero contemplo a Riechamnn tras algunos versos y, en esa estela, me veo a mí mismo dentro de algún tiempo.

Raúl Quinto ha conseguido transmitir, como dirían los rockeros de antaño, el mensaje. Su discurso cala, pero el lector no se da cuenta del calado hasta que termina el libro, hasta que ha detenido el tiempo para reflexionar en torno a conceptos atemporales como el ruido, la conversación, la interferencia, la comunicación o la televisión.

La Bella Varsovia sigue apostando por libros de autores jóvenes, con sus ediciones cuidadas, metódicas, donde todo se predispone para que el autor termine felizmente contento de su aportación a esta editorial, cada día que pasa, más necesaria. Porque con la que está cayendo, que haya editoriales que sigan apostando por poesía joven y española, es digno de ser reconocido. Y aplaudido.
 
David Refoyo."

martes, 26 de junio de 2012

Idioteca según Sofía Castañón.


(más de dos años después de salir publicado Idioteca sigue sorprendiéndome con nuevas reseñas y lecturas inteligentes como esta que realiza Sofía Castañón en su blog).

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Encontrar las palabras para hablar de

Idioteca, Raúl Quinto (El Gaviero, 2010)


Ahora que llego al último poema de Ruido blanco (La Bella Varsovia, 2012) como quien llega de un paseo largo en el que el paso de los días importa poco porque nosotros secuenciamos de otra forma, ahora me atrevo a hablar de Idioteca. Tras casi dos años de lectura y relectura desde que llegó a mis manos. De imposibilidad para. De escasez para decir que. Todo este tiempo asumiendo que hablar de aquello que nos importa es mancharlo, distorsionarlo, aburrirlo. Como con todo, siempre, destrozamos al tocar. Pero con aquello que nos importa no queremos, no sabemos. Qué contar, por más que el entusiasmo grite “compartir”. Los lectores entusiastas no somos buenos para hablar de los libros que nos entusiasman. O no siempre.
Entrar en Idioteca tiene esa cosa de museo virtual, muy blanco, en el que nos paramos frente a pantallas. Como una sala con vídeoinstalaciones en la que perder la noción del tiempo y de las distancias para con el tiempo. El modo en el que los ítems, los temas, se hipervinculan en la mente de Quinto y cómo lo cuenta. La épica que hay tras el Coyote como un Sísifo con piedra ACME, como la metáfora del American Way of Post-industrial Life. Aprender y desaprender con Itten, un limón, un campo abrupto y amarillo, porque la representación de las cosas es representación. El autor dobla las cuerdas del tiempo para decirnos que Goya escuchaba “Shadow of a doubt” de Sonic Youth mientras pintaba su Perro ahogándose en la arena, la más angustiosa y al tiempo sensata de sus pinturas negras.

Si pensamos en el arte como elemento explicativo del mundo, las cronologías no son eje sino opción. Dice Alberto Santamaría en el prólogo “hologramas”, y no le falta razón, porque el recorrido a pies descalzos que el lector hace por Idioteca no puede ser en soportes analógicos. Sin rebobinar con esperas, todo se activa con la mirada, (si queremos decir digital, con la yema de los dedos, pero no). Esta galería de seres que lo son por lo que hacen, pintan, dicen, aguanta como funambulistas cuando cae sobre ellos la mirada de Quinto. Cuestionar sin miedo al anacronismo porque eso también es un constructo.
Por dónde andará Saussure piensa esta lectora, entre tanto pulso de significante y significado. Lo que es y lo que decimos. Y lo que entendemos y. Dónde andará el tipo y qué diría frente un café con los del círculo de Viena y Raúl Quinto. Lo que hay y su forma representativa, la elección de una forma y no otra para.
Cómo no pensar, después de cerrar el poemario Ruido blanco, que Quinto lleva tiempo diciéndonos que no nos entendemos. Y que no nos entendemos porque no nos da la gana, porque seguimos pautas que. Porque forzamos análisis y no miramos otros análisis. Se titula Idioteca y sin embargo es un libro tremendamente político éste que (como siempre) publica con cuidado y gusto El Gaviero Ediciones. Como si quienes pueblan las páginas de este texto híbrido estuviesen aislados del mundo, pero no la mirada.
A Raúl Quinto le preocupa el mundo en el que vivimos desde las formas en que lo interpretamos y expresamos. Es el verbo el que nos hace carne. Y qué hacemos entonces con el verbo, su plasticidad, su código. No todo vale, pero todo lo que vale puede, por un momento, intercambiarse. 
Sofía Castañón "

viernes, 9 de diciembre de 2011

Idioteca según Babelers e Idioteca según Jorge Díaz Martínez

Surfeando por la red he encontrado esta ¿reseña? de Idioteca, que comparto con vosotros. Me alegra ver que el libro sigue dando sombra y fruto. Y justo después una reseña fotográfica que realizó Jorge Díaz Martínez.




"Raúl Quinto, Idioteca y el museo imaginado


Idioteca de Raúl Quinto es uno de esos raros libros tocados por la gracia y el esplendor. A medio camino entre media docena de géneros y subgéneros, los veintidós textos de Quinto se internan en un camino intermedio y a menudo más interesante (y menos previsible) que una mera hibridación genérica.

Sin duda, lo que le otorga a la obra un valor propio, y que la haría destacar en una librería de sus compañeros de estante, es la impresión continua que el lector recibe al comenzar cada micro-ensayo de estar ante las puertas de un catálogo de un museo imaginario, de una guía de viajes de un país interior.

No es casual que el primer texto reciba el nombre de “pórtico”; ya que la puerta se convierte aquí en la metáfora por excelencia de la maquinaria que hace girar cada texto (cada forma de mirar la realidad).

El eclecticismo, así como la exuberancia de temas y tratamientos, nos lleva desde la antigüedad a la pantalla del televisor, en un camino inédito, lejos de las aburridas superposiciones de imágenes a que nos tiene acostumbrados la literatura última. En estos textos el autor se despereza y reinventa a Goya, a Lovercraft, a Cave, toma pulso y los hace convivir en un espacio común con Sonic Youth, con Kepler y hasta con la selección de Dinamarca, en un fino hilo de pensamiento.

Pero insistimos que no debe el eclecticismo ocultarnos el valor sustancial de la obra, que nos es más (ni menos) que el de encontrarnos ante una puerta, ante una búsqueda entre materia y realidad, ante el descubrimiento constante en la reelectura; y lo más importante ante la posibilidad de hacer del mundo un lugar menos previsible.

Acuda a su librería más próxima, encárguelo, insista si la distribución no es rápida, acuda a su casa, cierre la puerta tras de sí: deje el prólogo para más tarde si quiere, vaya a la página 17, meta la nariz entre el texto y respire a pulmón abierto. Se sentirá mejor. "



martes, 21 de junio de 2011

Idioteca según Agustín Fernández Mallo

Agustín Fernández Mallo, el autor del proyecto Nocilla, recomienda en su blog una serie de lecturas para el verano, entre ellas mi libro Idioteca, en los siguientes términos:

"IDIOTECA, de Raúl Quinto, (edit El Gaviero). Este libro extraño y brillante del poeta almeriense, cuyo título alude a la memorable canción Idioteque, de Radiohead, se editó en 2010 y no lo había leído hasta ahora. Las concatenaciones teóricas, derivas emocionales, discurso acerca del sentido de las imágenes -imágenes que en otras manos serían imposibles, como la relación entre la pintura de Goya y el ruidismo de Sonic Youth, y que Raúl Quinto convierte en plausible-, así como el pulso narrativo del excelente poeta que es el autor, lo convierten en uno de los libros más interesantes que he leído en mucho tiempo. Una feliz mezcla de pensamiento audaz, narrativa de precisión y poseía sintética en lectura transversal de la contemporaneidad. Ah, se me olvidaba decirlo: es ficción. (Prólogo a cargo de Alberto Santamaría"

domingo, 30 de enero de 2011

Idioteca en Madrid / Idioteca en El Síndrome Chéjov

Este martes 1 de febrero a las 19:30h presento Idioteca en Madrid. Será en la librería Traficantes de Sueños, del barrio de Lavapiés. Aquí os dejo la web donde podéis localizar la dirección y si todo va bien bichear la presentación online. El maestro de ceremonias será el escritor Javier Moreno, y procuraremos que nos acompañen la música y las imágenes que plagan el libro. Si la tecnología no nos juega una mala pasada.

Eso el martes. Mientras tanto os dejo un capítulo del libro que ha salido en El Síndrome Chéjov, ese blog que lleva Miguel Ángel Muñoz y que es indispensable para saber qué ocurre con el relato corto en este país. Ya, Idioteca no es relato corto; y algo de eso explico al comienzo de la entrada. Luego viene El limón de Itten, tal vez mi fragmento favorito del volumen. Si te apetece leerlo pincha AQUÍ. Espero que lo disfrutéis y espero que eso acabe convenciendo a alguno que otro de asomarse por Traficantes de Sueños

martes, 25 de enero de 2011

Idioteca según Luis Bagué (en su blog)

El poeta y crítico Luis Bagué ha inaugurado su blog recientemente, es reconfortante que uno de los primeros libros de los que hable sea el mío. Diciendo esto:
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Idioteca (pasen y vean)

Leo, de un tirón, la Idioteca de Raúl Quinto. Recuerdo que hace poco Luis Magrinyà describía su Habitación doble como una “instalación narrativa”. La referencia viene al caso porque el último artefacto de Quinto se podría definir como una “instalación poética” o como una “performance literaria”. En el prólogo del libro, Alberto Santamaría habla de la plasticidad de las imágenes que Quinto proyecta en el lienzo de sus páginas y en la retina de sus lectores. Sin embargo, la hipnosis colectiva de Idioteca no solo se debe a los espectros culturales invocados ni a la peculiar alquimia verbal del autor. Los aquelarres pictóricos de Brueghel, los acordes visionarios de Sonic Youth, las peripecias animadas del Coyote y los monstruos soñados por la razón alucinada de Gordon Lewis, Lovecraft, Goya o Zeuxis de Heraclea demuestran que Scheherezade sigue devanando una y otra vez la madeja de sus mil y un relatos. En el museo de Idioteca conviven la memoria deductiva del ensayista, la mirada empírica del poeta y el pulso del narrador, ese croupier que siempre esconde un as (o un cuchillo) bajo la manga. A los visitantes de esta galería privada no les quedará más remedio que dejarse atrapar por el infinito juego de espejos orquestado por Raúl Quinto. Mientras tanto, apaguen los teléfonos móviles y permanezcan atentos.

Luis Bagué."

martes, 18 de enero de 2011

Idioteca según Alberto Santamaría (en su blog)

El prologuista escogió Idioteca como una de las novedades más sugestivas del pasado 2010. En este post. Aquí pego sus palabras:

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Idioteca (El gaviero), de Raúl Quinto. Vale. Aquí hice yo el prólogo, pero eso nada tiene que ver para sostener que es uno de los mejores de 2010. Quiero decir, de los que más me han gustado de 2010. ¿Por dónde empezar? Se trata de un libro alucinado y alucinante, pero en el sentido que le gustaba a José Hierro, es decir, como intromisión de elementos opuestos en un universo reconocible. ¿Qué universo pueden compartir Sonic Youth y Francisco de Goya? De eso se ocupa el museo fantasmal que nos ofrece Raúl Quinto. Dejo un fragmento del prólogo: “ONCE. Introducirse en esta Idioteca, que ahora tiene el lector entre sus manos, es como entrar en un viaje alucinado, en una fascinante conjunción de tiempos, en un museo sin paredes, en una furgoneta llena de pasado y presente, en un cine donde el Coyote protagoniza junto Brueghel una película gore, en donde alguien manda un mensaje en una botella, en donde Newton y William Blake son apariciones perfectamente trenzadas sobre un estadio de fútbol, en donde Nick Cave espera en alguna frontera, en donde Fuseli dibuja su pesadilla sobre la camilla en la que una mujer intenta dormir rodeada de electrodos, en donde… Podría leerse de múltiples formas este libro, y regresarse una y otra vez a él como quien regresa a un museo para ver de nuevo el mismo cuadro, aquél que ha visto tantas veces, y darse cuenta de que nunca es el mismo, o como el que ve de nuevo una vieja película —esa que ha visto ya varias veces— pero ante la cual siempre tiene la sensación de estar viendo otra cosa. Y sin embargo, lo que muta no es el objeto —el mismo siempre: el cuadro, la película, la imagen— sino el relato que nosotros creamos y en el cual nosotros nos miramos. Esto es la Idioteca: un relato entendido como una forma de mirar y habitar las imágenes.” Un libro que no dejará indiferente.
Alberto Santamaría."

miércoles, 5 de enero de 2011

Idioteca según Vicente Luis Mora (Diario de lecturas)

El escritor y crítico Vicente Luis Mora ha escrito en su blog estas palabra sobre Idioteca:


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Raúl Quinto, Idioteca; El Gaviero, Almería, 2010

Lanzarse a la representación es lanzarse al vacío. Tras dejar atrás el absurdo o al menos limitado intento de mímesis, el artista se encuentra con que ha abandonado lo real sin tener muy claro a dónde tiene que llegar. El texto “El limón de Itten” de Quinto explora ese hiato y apunta a la angustia como forma de sintetizar la experiencia del artista que da el salto y se expone a la caída de la representación. Frente a otras caídas metafísicas en lo real narradas por la filosofía occidental, Quinto se centra en la caída en lo irreal, o en esa nueva forma de realidad en que la obra de arte consiste. “Y donde digo arte se entienda que hablo también de literatura, de estas mismas palabras que ahora estoy escribiendo” (p. 78). El libro de Quinto es un elemento extraño, situable en un difícil lugar entre la escritura angélica y la infernal. Su género, si tiene alguno, es la distopía cultural, el momento en que un libro comienza a preguntarse, tomándose a sí mismo por ejemplo, sobre los límites de la representación y la muerte de la cultura, o la cultura de la muerte. De lo mejor del año que acaba.




Vicente Luis Mora"

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Idioteca en el periódico Ideal de Granada.

Al hilo de la presentación de Idioteca en Granada ayer por la tarde, el periódico Ideal ha sacado este artículo. Contesto las preguntas del periodista y explico un poco mi propia opinión sobre el libro y otras cosas. El enlace AQUÍ.

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La 'Idioteca' cultural


El poeta Raúl Quinto publica un libro en el que reflexiona sobre «el significado invisible de los fenómenos culturales»


El poeta Raúl Quinto (Cartagena, 1978) presentó ayer el libro de relatos-ensayos 'Idioteca' (Ed. El Gaviero), «un compendio de veintidós pequeños ensayos a medio camino entre el texto científico y el relato poético, donde se analizan diferentes fenómenos culturales desde una óptica un poco delirante», explicó el autor.

El lector encontrará en esta 'Idioteca', entre otras cosas, «un análisis antropológico sobre el Coyote y el Correcaminos, la historia del último concierto del compositor Robert Schumann que al parecer le dictaron espíritus del más allá, el significado oculto de deportes como el fútbol o el parkour, la relación entre el cine gore y la poesía, entre la escultura egipcia y las partidas de póker», destacó Raúl Quinto. «Es una búsqueda de respuestas sobre el arte y la vida a base de plantear más preguntas, todo con un tono ligero y de amena lectura», añadió.

Consideró que estos textos son más ligeros que su poesía, porque «no hay tanto afán de decir mucho en poco, aunque también suceda». «En este libro -aclaró- se abre un abanico de intereses más amplio que en mis poemarios, que suelen ser más cerrados en un mundo propio». Quinto afirma que en 'Idioteces' deja «a la vista cuáles son mis obsesiones y muchas de mis ideas».
En la trastienda de este título se encuentra una reflexión sobre «la escritura, pero también sobre el arte y su relación con la realidad». Lo que le interesa plasmar en este libro es «el significado invisible de los fenómenos culturales, lo que a primera vista no se ve de las manifestaciones artísticas, porque Idioteca quiere ser una guía alucinada de la historia de la cultura, o al menos, una pequeña muestra de lo que se oculta tras la superficie de las cosas».

A lo largo de todo el libro hay una intención de crítica social, «desde el momento en que denuncio la superficialidad e intento profundizar», indicó. «Es cierto que vivimos en un mundo de eslóganes y no de literatura, donde todo lo que se produce es para consumo rápido, directo y sin matices. Propongo detenerse un momento y mirar, y pensar», comentó. «Propongo los rayos X frente a la cultura de la superficialidad», concluyó Raúl Quinto.
'Idioteca' no responde a un género determinado, porque Quinto estima que «el libro es un animal híbrido, donde me he dejado llevar y el resultado es una mezcla entre relato, ensayo y poema en prosa».

Este híbrido del poeta cartaginense, pero granadino de adopción, manifiesta cierta proximidad a una nueva tendencia literaria española, la de 'Nocilla dream', aunque Quinto dice no sentirse identificado con grupo alguno. Se muestra admirador de Mario Cuenca Sandoval, de esta nueva línea narrativa, «cuyas dos novelas considero de lo mejor que ha salido los últimos años». «Lo que sí es cierto es que soy fruto de una generación que ha asimilado una serie de motivos literarios y audiovisuales comunes», afirmó.
Juan Luis Tapia..
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miércoles, 27 de octubre de 2010

Correr


Correr. Forzar las piernas en concordancia con los brazos y el sudor, la aerodinámica y el esfuerzo. Sin mediación entre el cuerpo y su fuga. Correr. No para huir, si acaso de algo que está dentro y que jamás se desprende. Yo intento salir a correr cuando puedo, entre otras cosas porque intento huir de mí mismo y mis incoherencias. Corro, y nada cambia realmente, todo sigue en el mismo sitio. Pero mi mente lo enfoca todo de distinta forma. Corro y todo es diferente, aunque nada cambie. No hay records que batir, es cierto, pero la carrera siempre es infinita. Hay algo agónico en una persona que exprime su cuerpo hasta el límite, hay algo inmenso en un hombre que busca volcar la inmensidad en el movimiento de sus pies. Una vez hubo un hombre así, alguien que corrió más que nadie, que corrió de una forma que nadie había corrido, que pulverizó lo humano e instauró un nuevo reinado, una nueva especie que bien pudo llevar su nombre. Emil Zatopek fue un héroe de la antigua Grecia nacido en Chequia, el mejor corredor de todos los tiempos, un revolucionario del arte del cuerpo-máquina-y-su-velocidad. Lo ganó todo, y acabó de barrendero por defender la dignidad del hombre frente a la maquinaria brutal del totalitarismo. Zatopek corrió, y nadie podía alcanzarlo. Jean Echenoz ha escrito un libro maravilloso sobre el corredor, sobre la inocencia, sobre el siglo XX acelerando en una vieja pista de ceniza. Correr. Un libro pequeño y necesario. Con cierto aire de familia con algunas composiciones de mi Idioteca. Leer ese libro como se corre, para que todo siga siendo igual pero cambie, tras el sudor y la tinta, nuestro enfoque sobre el mundo.

jueves, 21 de octubre de 2010

Idioteca según Mario Cuenca Sandoval (Culturamas)

Culturamas es uno de los portales web más completos y seguidos de la red, y allí ha tenido la suerte de caer una reseña de Idioteca, una inteligente lectura por parte de Mario Cuenca Sandoval, el autor de el magnífico El Ladrón de Morfina. La copio aquí:
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Esto no es un libro, pero no se asuste. Siga mis instrucciones. Antes de entrar en Idioteca, tendrá que atravesar un pórtico. Deberá ingresar en el estado mental propicio, poner entre paréntesis el mundo exterior, ajustar su ritmo cardíaco, aceptar la apuesta. Porque Idioteca no es una novela, ni un conjunto de relatos, ni de poemas en prosa, ni siquiera el catálogo de una exposición. Es, como acierta Alberto Santamaría en su espléndido prólogo al libro, un extraño museo, hecho de fantasmas que se alzan alrededor de nosotros, de hologramas. Y es sabido que se precisa de cierto estado de sugestión para ver fantasmas.
Si quiere ver fantasmas, haga epoché, ponga entre paréntesis el hecho de que hay un mundo fuera del texto, y ponga entre paréntesis que el texto forma parte de ese mundo. Entonces, las piezas que componen esta cámara-libro, o caverna-libro, comenzarán a girar a su alrededor, veintidós textos en prosa con los que, diseccionando la vida y obra de ilustres convidados como Goya, William Blake, Klein y los artistas del Nuevo Realismo, etc. Raúl Quinto (Carboneras, 1978) disecciona para usted las particulares obsesiones e intereses de Raúl Quinto, su mundo propio, su idion, de ahí el título que el poeta toma en préstamo de Radiohead.
Pero, insisto, no se asuste: no se trata de aceptar obsesiones en préstamo; usted ha sido convocado a la cabina central del panóptico. La imagen del panóptico de Bentham, eliminadas sus connotaciones punitivas, viene como anillo al dedo a esta colección de fragmentos: todo gira alrededor de una conciencia que ocupa la cabina central, o que no la ocupa. En el segundo caso, ocupe usted el asiento. Una de las ventajas del panóptico, a juicio de Bentham, era que los presos circundantes se sentirían siempre vigilados, sin que hubiera necesariamente un vigía en la cabina. Ahora conoce el secreto: tal vez en el corazón de Idioteca no haya un yo, un sujeto, una identidad firme, sino sólo un centro imaginario en torno al que giran veintidós proyecciones, un narrador convertido en ojo, «un texto entendido como una forma de mirar» (p. 12), escribe Alberto Santamaría en su prólogo. El puesto vacante le pertenece; reclámelo.
A esta altura estará usted implicado en el enigma fundamental de la poética de Raúl Quinto: el problema de la representación, la relación entre el mundo y la mirada, entre pintura y realidad, entre palabra y realidad. Pero no en el sentido de que el lenguaje sea un espejo, no en el sentido del lenguaje-retrato del que hablaba Wittgenstein: la pregunta es qué le hace la representación a la realidad, qué daños provoca, qué heridas, o qué fantasmas pone en pie. La pregunta no es cómo el arte retrata lo real, sino cómo lo real es manoseado, mimado o lacerado por el arte. Por eso sostiene Quinto que la pintura nació «para hacer más real lo real» (p. 21). A Raúl Quinto le interesa peculiarmente la materialidad de la palabra, incluso el carácter orgánico de la palabra, y de ahí su preocupación por el arte pictórico, en donde representación y carne se aúnan, a diferencia de lo que sucede en el lenguaje, la casa del ser, decía Heidegger, pero su casa inmaterial, su palacio en el aire. El de Raúl Quinto, insisto, es un lenguaje que querría ser materia. Se pregunta cómo nació la representación pictórica; tal vez no fuera cosa de los hombres ni los dioses, sino que esté relacionada con la materia orgánica: con la «saliva, heces, sangre menstrual, orina, esperma, heridas abiertas, barro en las pezuñas, baba blanquecina en las quijadas» (p. 22).
Bienvenido, entonces, a un texto híbrido, a medio camino entre la narración, el ensayo, la estampa, el texto de catálogo artístico, donde alta y baja cultura, si existen esas dos alturas, se dan la mano y «Goya y Sonic Youth son intercambiables, al menos durante un instante» (p. 32).

Mario Cuenca Sandoval. "

jueves, 30 de septiembre de 2010

Idioteca según Óscar Curieses+fiebre mediterránea+el fake de Quimera

Llega el otoño y el calor poco a poco se va fugando como las horas de luz. Aquí en Almería menos, para qué mentir, aquí llega el otoño y es una estirada natural y sin traumas del verano, no se sabe cuándo termina y cuándo empieza ninguna estación por aquí, la luz siempre es sobrenatural. Pero son ya fechas de menos playa y de un ludismo distinto, otros movimientos. Por ejemplo, para gusto de los aficionados y tormento de los reacios, ha comenzado la nueva temporada futbolística. La primera tras la formidable resaca de saberse campeones del Mundo. Digamos que yo también ando contribuyendo a esta inquietante fiesta del balón y el despilfarro económico y emocional que es el futbol; desde la segunda jornada de liga publico una columna de crónica distinta en el periódico La Voz de Almería. Se llama Fiebre Mediterránea e intenta explicar(me) qué es lo que hace cada partido la UD Almería, ese equipo de rayas rojas y blancas que juega en un estadio donde el otoño vendrá cuando nadie le espere y el verano es una certeza y un enigma. Suele salir un par de días después de cada encuentro, o así ha sido hasta ahora. Ni idea de lo que durará el asunto.


Por otro lado la vuelta a los horarios razonables y medidos, a la rutina laboral y sus rituales, hace que vuelva también la actividad sedada durante el veraneo. Idioteca da nuevas señales de vida, concretamente el escritor Óscar Curieses realiza en su blog un alegato, breve, intenso e inmerecido, a favor del libro que copio aquí:

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IDIOTECA de Raúl Quinto (El Gaviero, 2010) es uno de los libros más originales e innovadores que he leído últimamente. En él por fin cuajan todos los registros culturales posibles, no es un collage, es una fusión total. Es genial una obra en la que lo pop (no "lo canónico pop") se unta y confunde con lo que algunos consideran la tradición canónica. Sonic Youth y Miguel Ángel por fin juntos de paseo por el libro... y de la manita (cortada)... Y además, el Correcaminos, la tele, Goya, y muchos otros. Como decía Superrratón, "no se vayan todavía... aún hay más":

http://idioteconomia.blogspot.com/
http://www.koult.es/2010/05/raul-quinto-idioteca/"
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También en el blog de Curieses se ha colgado íntegro uno de los capítulos del libro, por si alguno no lo conoce y quiere abrir boca. Puede leer Arena y distorsión. AQUÍ.
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Y pocas más novedades publicables aquí puedo recordar, si acaso recomendar el último número de la revista Quimera dedicado a falsificaciones y literatura, que ha resultado ser un divertido e intrigante ejercicio de talento por parte de Vicente Luis Mora, quien ha suplantado íntegramente a toda la redacción de la revista, inventando escritores, libros a reseñar, etc. en un secuestro en toda regla de muchas de las nociones de autoría, credibilidad y rigor que damos por sentadas. En su blog él mismo se justifica, y da poderosas y sugerentes razones. Esa Quimera se me antoja el primer golpe de aire fresco del incipiente otoño. Vendrán más, espero. Volveremos a asomarnos al interior del vértigo como ya es costumbre o condena.

jueves, 3 de junio de 2010

Idioteca según Javier Moreno + Firma invitada en DVD con collage idiota e incluso un poema inédito

La web de la editorial DVD Ediciones tiene una sección llamada Firmas Invitadas donde se les presta una habitación a distintos autores de alguna forma relacionados con el sello para que la decoren a su gusto. Aquí os dejo el enlace donde podréis disfrutar (o sufrir) un collage con fragmentos de Idioteca, para ir abriendo el apetito, más dos poemas de La flor de la tortura y una completamente inédito que deja ver un poco por dónde voy tirando en el campo de la poesía.


Y siguiendo con la recepción de Idioteca, ló último es una interesante lectura del escritor Javier Moreno en su muy recomendable blog. A continuación os dejo con la reseña:


"Idioteca o retrato del artista incubado


Desde la antigua Grecia el filósofo o el pensador ha necesitado de ese fenómeno denominado incubación –apartamiento físico, que no espiritual- para acceder a la verdad o a sus sucedáneos. Se cuenta que Parménides se retiró a una gruta de donde salió entonando las preces de su famoso poema, Descartes se encerró en su habitación e incluso intentó cerrar las ventanas de sus sentidos para madurar el fruto de su cogito y no imaginamos al Montaigne de los ensayos de otro modo que enclaustrado en su torre. Pues bien, Raúl Quinto, iniciado en los misterios de la sabiduría, comienza su Idioteca proponiendo su propio encierro, un encierro en el salón, todas las luces apagadas salvo la fantasmagoría del televisor. El pensador atiende a la pantalla como a la nueva caverna platónica. Ahora la verdad es aliada del zapping. La pitia délfica se manifiesta a través de una echadora de cartas o –lo mismo da- de una actriz porno.


El método que usa Raúl Quinto en este libro es similar al que Warburg intentó en su Mmemosyne, la primera enciclopedia visual. Warburg coloca en uno de sus paneles (es un ejemplo) una imagen de un dado astrológico de origen egipcio junto a un juego de preguntas y respuestas con el fin de establecer entre ellos resonancias y analogías que operen más allá de las diferencias cronológicas, ejemplificación de lo que el historiador del arte llamaría pathosformel. De igual modo el Perro ahogándose en la arena sirve a Quinto para poner en relación a Goya con Klee al tiempo que se establecen secretas analogías entre el esfero parmenídeo y el balón de fútbol o entre las pinturas jeroglíficas egipcias y las posturas del jugador de póker. Se trata de un juego estético, pero quizás, elidida la metafísica de la pathosformel warburgiana, se trate del único juego que un ensayista con alma de poeta (y viceversa) como sin duda es el caso de Raúl Quinto puede tomarse en serio. La imagen dialéctica de Benjamin (que tanto debe a Warburg) se llena aquí de ironía, una mezcla explosiva para la que la teórica del arte (o, deberíamos mejor decir, de la imagen) Mieke Bal usa el concepto de preposterous, algo que tiene que ver con el ‘tiempo compartido’ (inversión o cortocircuito de la causalidad temporal) propio del barroco.


Esoterismo lúdico (‘así es arriba como es abajo’ o, más bien, ‘así fue antes como es ahora’) e investigación minuciosa y poética en el mundo del arte (donde aquí arte abarca un abanico extenso que va desde una obra perdida se Schumann hasta la satánica existencia de Ingwe Ohlin, cantante de Mayhem, pasando por el Nuevo Realismo o los personajes de la Warner). Esta Idioteca es, en definitiva, un panóptico, una especie de aleph donde los tiempos y las escenas se confunden, donde la única ley es la poesía y la tensión desplegada entre imágenes que se persiguen de forma inacabable sin origen o final posible.


Javier Moreno.

lunes, 17 de mayo de 2010

Idioteca según Juan Pardo Vidal (Koult) y presentación en Almería

Seguimos con la invasión idiota. Este próximo jueves día 20, a las 20h en el Teatro Apolo de Almería y dentro de las actividades de LILEC, celebraremos el bautismo de Idioteca. Hará las veces de maestro de ceremonia el profesor de la UAL Miguel Gallego Roca. Habrá proyecciones y música. El teatro es enorme, así que no sobráis ninguno.

Si alguno todavía no sabe de qué va este libro puede hacerse una idea leyendo la reseña que el escritor Juan Pardo Vidal ha realizado para la revista Koult (una de las más frescas y buenas noticias que nos ha dado la red en los últimos tiempos). Nos vemos el jueves.


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En un mercado donde la obra en prosa se vende al peso y las novelas no te hacen más grande al leerlas sino al subirte sobre ellas, me encuentro de bruces con Idioteca de Raúl Quinto y me estremezco. Me da por pensar en el manido debate sobre el modelo galdosiano caracterizado por el realismo frente al modelo cervantino de tramas imposibles, heterogéneas, discursos que requieren esa complicidad del lector. Pero pronto lo abandono, porque la arquitectura que Raúl Quinto propone, aunque se apoya sobre esa tradición tan hispana, está más allá: un libro híbrido en el sentido ético y estético, un libro que se debate entre el ensayo, el libro de cuentos y la poesía.

La diferencia entre una novela y un cuento radica en que en el primero el autor intenta perfilar la psicología de los personajes hasta el punto de que el lector los haga suyos, los conozca personalmente y se identifique con ellos, y por lo tanto, con su destino. En cambio, en el cuento lo trascendente no es a quién le ocurra la vida, sino qué es lo que sucede, cuáles son los acontecimientos que han de precipitarse, lo neto, lo apuntado, lo sintético, lo justo, en palabras de Juan Ramón Jiménez.

En Idioteca no importa ni una cosa ni otra, no importa provocar la certeza sino la duda, importa la poesía como imaginario y la posibilidad de que algo ocurra, imaginaos por un momento que… Convendréis conmigo en que no estoy loco, en que todo esto que yo, Raúl Quinto digo, es la pura verdad imposible. Lo sabréis con certeza si os lo imagináis así. Fantasmas dice Alberto Santamaría en el prólogo, y yo digo que sí. Que certero.

Pero Idioteca es también una arenga que se dirige directamente al lector, a su línea de flotación, la realidad sí, la referencia cultural de un imaginario biográfico sí, pero y si… piensa, imagina, enciérrate en el salón de tu casa y haz esto, o tira un dado, ya verás. La cuestión es “y si…”. Supón que tuviéramos rayos X, supón que el horror que nos causa repulsa es sólo miedo a nuestra voluntad… ¿cuál es el lugar en el que la experiencia vital y el arte se encuentran? ¿en qué punto confluyen la Ciencia y un chico haciendo parkour o viendo un partido de fútbol por televisión? La Ciencia ha matado a Dios, pero sigue sin poder controlar la ubicuidad del arte. Gracias a dios que la Ciencia sigue teniendo al Arte como enemigo. La pintura se volatiliza y se mete en nuestras estructuras moleculares, los dibujos animados son hijos de Dada. ¿Y si nada es lo que parece? ¿y si nada es como nos lo han contado? ¿y si, tal y como sospechamos, todos somos el Coyote?

Si Einstein tenía razón y todas las fuerzas interactúan, si hay un budismo esquizofrénico y delicioso en Idioteca, que venga Dios y lo lea, porque merece la pena. Raúl consigue infectarnos con el virus de un universo que, a medida que avanza el libro, parece más real, entramos al trapo como el lector de El Quijote entraba y entra en el universo disparatado y real de la locura. Este soy yo dice Raúl, y seguramente, quizás vosotros también seáis yo. Y si he podido ver más allá que otros es sólo porque me he apoyado en los hombros de gigantes, dijo Newton modestamente, gigantes cervantinos y homéricos. Desde Idioteca se ve otro mundo.



Juan Pardo Vidal"

sábado, 8 de mayo de 2010

Idioteca según Antonio J. Alías (Afterpost)

Reseña aparecida en la revista Afterpost. Muy recomendable, la revista.

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Lo que usted quiso saber sobre arte y nadie le explicó: “Idioteca”, Raúl Quinto


El fantasma es un fenómeno de superficie, y además un fenómeno que se forma en un cierto momento del desarrollo de las superficies.

Gilles Deleuze, Lógica del sentido

Raúl Quinto se confirma como un escritor iconoclasta con la publicación de Idioteca. En primer lugar porque escapa del verso como forma de expresión poética para instalarse en una aparente narrativa y, segundo, porque lo hace corrompiendo al arte entendido como lugar de representación, pero arrastrando también toda esa literatura crítica que le acompaña (mitos, anécdotas). De esta manera se articulan las veintidós piezas en el libro: una serie de relatos ficcionales que parten de imágenes artísticas conocidas con el fin de llegar a otro sitio. Por esa misma razón, y con el objetivo de ofrecernos algo distinto, la escritura de Idioteca no se establece ni en el ensayo ni en la ficción, puesto que es el suyo un discurso propio. Esta disconformidad se entiende bien no sólo por la existencia de fronteras entre discursos, sino porque también dentro de sus límites es donde se conforman los lugares comunes. Y estas convenciones son las que, de una manera u otra, afectan directamente a la creación, limitándola.

Sin hacer explícitamente un ejercicio contrahegemónico, Raúl Quinto se centra entonces en algunos lugares reconocidos y conservados por el arte institucional, en provecho de su propia obra. Esto es, iconografías reconocibles por cualquier ojo que han pasado a ser hitos artísticos y modelos que seguir, pero que él desmonta en su intento de explicar que el arte también se reescribe página tras página. Una trans-cripción de imágenes, en todo caso, a la única imagen que aparece en el libro: la escritura. Y aquí una de las claves de Quinto: hablar de imágenes desde otra imagen. Estas, en la obra, se cuentan pero no están; al menos no ilustradas en el libro. Por eso esta idioteca no se puede confundir con un museo al uso, ni siquiera comparar con un catálogo. Acaso sería –como sugiere Alberto Santamaría en el prólogo- una escritura que se constituye, exactamente en eso, en la presencia de una ausencia (phantasma-phantasía) y en la fabula que de allí surge.

Así, el arte es tan solo un medio, una excusa recreativa. Y este obra no es más que la pátina engañosa que cubre el acontecimiento verdaderamente poético de Quinto: “No se trata de mímesis sino de crear algo más perfecto que el modelo”. Si no entendemos esto, es que somos tontos, aunque esto es ya un problema de recepción.

1. Lo que usted quiso saber (es Historia del Arte). Como pasa en todas las disciplinas académicas desde que la Ilustración decidió poner orden –y conservar- el conocimiento, la Historia del Arte ha ido emancipándose de la Historia general para crear su propio discurso sistematizado. Basado igualmente en hechos (demasiadas fechas) el arte institucionalizado es lo que contemplamos en los museos y lo que aprendemos superficialmente a nuestro paso por el sistema educativo: una sucesión de diapositivas a destiempo, una mitología asociada a cada una de ellas y, detrás de todo, las ocurrencias del artista atormentado. Y esto es lo que se ha convenido. Sin embrago, cada una de las páginas de Idioteca nos da una lección en arte mientras desarma la inútil metodología científico-positivista que prevalece en los dominios de lo propiamente fenomenológico:

“Todo esto lo sabemos por la Historia y su prospección de documentos y fuentes primarias y secundarias, lo sabemos por los rayos x y su electromagnetismo indiscreto, y también lo sabemos porque el pintor tuvo hijos pintores que pintaron sus pinturas. Y ese hecho no debe invalidar la posibilidad de que la verdadera Historia de la pintura pueda estar oculta bajo las capas de colores y formas que hoy estudiamos y aplaudimos.”

Raúl Quinto juega, pues, con un lenguaje crítico establecido (a veces ordena las ideas y sus partes en diversos puntos) para destrozar con su parodia irónica el sentido pedagógico sobre aquello que, en ocasiones, es indemostrable: la póiesis artística. Frente a lo que la Historia determina, lo crítico se manifiesta como elemento desestabilizador. Por eso, todas las imágenes que se nos describen en los textos del libro, inician el recorrido desde su plano fijo (lo que es reconocido por el Arte, en mayúsculas) hacia un plano menos referencial y, por tanto, menos evidente, incluso desconocido. Se podría afirmar que éste es un ejercicio de desconocimiento, que lo que trata es, justamente, de buscar maneras de ser más de lo que se es, crear una violencia contra lo establecido o aprender desaprendiendo: “Queremos volver a la realidad. Dilapidar herencias”. Al final, este desplazamiento de la imagen representada hasta el encuentro con su acontecimiento es la propia escritura (lenguaje) fabulosa del poeta murciano, o lo que es igual, un nuevo lugar que se escinde de la Historia del Arte.

2. Lo que nadie le explicó (es poética). En el relato “Arena y distorsión” Raúl Quinto usa dos representaciones artísticas materialmente diferentes y distantes en el tiempo: una pintura, Perro ahogándose en la arena, de Goya y la canción de Sonic Youth Shadow of a doubt. Y las hace coincidir en una sola imagen: “mientras Goya pinta a su perro en la arena lo que escucha en su cabeza es Shadow of a doubt”. Ese momento en el que ambas confluyen, en el que se hacen intercambiables e, incluso, un mismo instante creativo (más allá de espacio y tiempo) es el acontecimiento de su escritura en Idioteca. Y éste es tan solo un ejemplo de los muchos con los que cada relato abre grietas y busca nuevos espacios para la ficción. Reescribiendo las referencias de nuestro imaginario cultural, Raúl Quinto enseña una silenciosa poética: dañando sin incomodar, sacando poesía de donde sólo hay dato. Que esto sea un relato de ficción, es una realidad. Es una imagen (poética) hecha en el lenguaje de imágenes que no vemos. Es un acontecimiento que deviene fábula y que se escribe contra los hechos históricamente acaecidos, contra lo que oficialmente conforma nuestro acervo cultural (de hechos).

La complejidad de Idioteca como libro reside, precisamente, en la negación de una idea muy extendida: el libro no es una imagen representativa del mundo; el libro se hace mundo, dice su autor, “hilado en sutiles correspondencias” con este otro mundo que habitamos y desde el cual (lo) leemos. Aquí o allá, lo que acontece pone en conexión cualquier parte con ningún sitio a la vez. Como sucede en cada verso de estas pequeñas narraciones que se escriben a modo de ensayo. Todo eso puede estar ocurriendo. La presencia de las imágenes ausentes también, pero eso dependerá ya de la imaginación del lector, de su memoria [externa].

ANTONIO J. ALÍAS

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martes, 4 de mayo de 2010

Idioteca según Antonio J. Rodríguez (Ibrahim Berlín)

En su muy recomendable blog de crítica y creación el escritor Antonio J. Rodríguez nos trae la primera reseña sobre nuestra criatura recién nacida a la que llamaremos Idioteca.



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Raul Quinto y la teoría de los seis grados de separación


Regresamos sobre Pynchon y su descripción de la paranoia como «the onset, the leading edge, of the discovery that everything is connected, everything in the Creation» (Gravity’s Rainbow); una idea que conecta, a su vez, con la esencia del ensayo en el siglo XX: la reaparición del pensamiento por analogías y la indagación en las posiciones relativas que los elementos ocupan dentro de un sistema.

(O con el hecho de que todo esté conectado con Pynchon.)

O, parafraseando la teoría de Frigyes Karinthy, digamos, la percepción de que toda metáfora dista a un máximo de seis eslabones de separación de otra metáfora.

Raúl Quinto lo sabe bien.

«El análisis etimológico de la raíz griega de la palabra idioteca nos dice que idios significa uno mismo. Entonces una idioteca es una cárcel-museo de uno mismo. Es un espejo roto en mil pedazos recompuesto en la bóveda del cerebro.»

Prologado por un lúcido Alberto Santamaría, Idioteca (El Gaviero, 2010) interviene en esa dimensión del pensamiento basada en el trazado de pasadizos: el establecimiento de un orden dentro del caos que define a cualquier bulímico cultural. Ello, avalado por una prosa cuidada, manipulada como si de material radioactivo se tratase, y, cómo no, el tema de la autobiografía a partir de la clasificación de conocimientos y el gusto por el fragmento defendido por Barthes.
Con ciertos ecos de la semiología lúdica presente en la poesía de Javier Moreno, en este texto híbrido hay cabida para el correcaminos como animal mitológico, la relación entre el hieratismo en el arte y el jugador de póquer, el espejo que separa el concierto maldito de un Schumann neurótico —interesado en las teorías espiritistas de Allan Kardec, y cuya historia aparece resucitada por el iii Reich— y la literatura que envuelve el black metal noruego, o el ejercicio con que Johannes Itten sometía a sus alumnos para cuestionar las proximidades entre forma y contenido: tras pedirles que dibujaran un limón,«Por favor, introdúzcanlo en sus bocas. Saboreen, palpen con su lengua y sus encías, mastíquenlo. Y ahora díganme si realmente creen haber representado correctamente este limón.»

Idioteca está llamado a ser uno de los ¿ensayos? más suculentos del año.

Presten atención al pasaje que sigue:
«¿qué sucede si dos traceurs se encuentran frente a frente en su camino? Puede ocurrir, a mayor número de practicantes mayor riesgo de colisión. Ocurre, se encuentran, y saben que no pueden retroceder, jamás. Deben saltar o esquivarse, una decisión en apenas un instante. En ese punto consideremos que ambos resuelven igual el enigma, que no se esquivan sino que precipitan aún más su encuentro. Entonces un cuerpo atraviesa al otro, y penetra su sangre. Mezclarse una milésima de segundo como dos olas en un mar de carne líquida. Y después proseguir su fuga, pero sin ser ellos, ni ser otros, sino un doble cuerpo del mismo aliento, separándose como las ondas sísmicas se alejan simétricas del epicentro de un terremoto, en línea recta, adentrándose en los circuitos de la ciudad.»

Really Good Sh*t, ya saben.

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Antonio J. Rodríguez.

lunes, 26 de abril de 2010

semana

Esto ha estado muy parado últimamente. Podemos decir que he estado atravesando mares de reflexión, a veces literalmente. Pero esta semana que hoy empieza va a estar cargada de actividades en las que sacaré mis narices a pasear. Para empezar hoy lunes voy a tomar entre mis manos por primera vez un ejemplar de Idioteca, lo acunaré y le cantaré nanas a la espera de que seáis vosotros los que lo hagáis.



Mañana martes 27 a las 19h en la Biblioteca Municipal de Villanueva del Arzobispo (Jaén) tengo una lectura dentro del circuito del CAL, si alguno anda perdido por esos lares que se asome un rato, imagino que leeré poemas y estrenaré algunas páginas de la Idioteca. ÚLTIMA HORA: EL ACTO SE HA SUSPENDIDO HASTA NUEVA ORDEN.



El miércoles 28 a las 20h en el Museo Arqueológico de Almería participo en la mesa redonda Y PARA QUÉ + POETAS, junto a Juan Manuel Gil, Begoña Callejón y Luna Miguel, presentará y moderará el evento Antonio Lafarque. Y según me dice habrá que leer algún poema inédito, así que será el momento de sacar a la luz alguno de los textos en los que he estado trabajando estos meses.




Finalmente el jueves 29 a las 21h en el Bar La Tertulia de Granada, estoy invitado a participar en un homenaje dentro del ciclo abierto para conmemorar el 30º aniversario de este local tan importante en mi vida. Espero poder ir, aunque no es seguro al cien por cien que pueda. No obstante allí estarán algunos de los compañeros que pernoctamos interminables entre poemas, dados y fiebre durante cerca de cuatro años, como Rubén Martín, Andrea Perciaccante, Javier Bozalongo o Daniel Rodríguez Moya. El caso es que si no voy ya dejaré algo que haga de mí, que me represente y que me exprese. Porque el acto lo merece, porque no habría sido el mismo sin ese bar.



El viernes supongo que me echaré una siesta...

lunes, 5 de abril de 2010

Idioteca: cuenta atrás

Se acerca, se aproxima. Idioteca ya está en imprenta, así que esto es ya una cuenta atrás para que algún despistado acabe leyéndolo. Mientras que aún no llega a las librerías, os dejo este enlace de una noticia de anticipo que han sacado en web (obviar mi fotografía cuasicadavérica, por favor), y la página que la revista Calle 20 le ha dedicado al libro en su sección Galeradas. Ahí mismo podéis encontrar un extracto de uno de los textos que componen el libro con una estupenda ilustración de Eva Vázquez. Va tomando cuerpo la cosa.


pincha sin miedo