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| Peluqueras descansando, 1966. Ph.: Robert Doisneau |
No confundamos los términos, pasar del chiringo o la tumbona al puesto de trabajo sea cual sea la modalidad provoca mayúscula pereza, de la siesta con baba al horario riguroso, o de la chancla a ese zapato que provoca más rozaduras que a Tarzán unos castellanos con borlas. Raro es que estemos deseosos de ejercer 40 horas laborales mínimo el castigo divino, salvo afines al
sado-maso, y que tengas una necesidad imperiosa de compartir tus aventuras y desventuras estivales con nuestro amadísimo jefe explotador, pero salvo estos extraños comportamientos -que hay gente pá to- tampoco debemos excusar nuestra natural pereza y resistencia a no quitarnos el bañador con sufrir un síndrome postvacacional.
Hay métodos efectivos para desenvolverse con soltura, ánimo y vencer esa crisis anímica en el entorno laboral... ¿Cómo?
Pues quítate el "uniforme" y baila.
:)
Foxygen. "
How can you really (
2014)
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"Nadie necesita más unas vacaciones que el que acaba de tenerlas".
Elbert Hubbard (1856-1915). Filósofo y escritor estadounidense