Superar un monumento de álbum como el "Lucinda Williams" de 1988 era tarea harto complicada, así que lo que viniese después iba a ser analizado pormenorizadamente por crítica y público. Y efectivamente así fue, porque "Sweet Old World", publicado en 1992, fue una auténtica decepción en su momento, pero como cualquiera de los trabajos de Lucinda Williams tiene mucho encanto en su interior, tal vez demasiado, un encanto que probablemente no entra a la primera escucha, pero que se va haciendo un hueco en el oyente a medida que estas se suceden.